TEXTO 5: MANIFIESTO DE ALFONSO XIII Texto de contenido político y de carácter público. Su autor es el rey Alfonso XIII quien escribió este manifiesto de despedida al país tras las elecciones municipales en las que triunfaron los partidos republicanos. Fue publicado días después en el ABC. Este manifiesto fue leído por el Rey a los miembros de su gobierno en el que sería el último Consejo de Ministros de su reinado, la tarde del 14 de abril de 1931 y fue redactado siguiendo indicaciones del monarca por el ministro de trabajo de su gabinete. Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII, nació en Madrid y murió en Roma en 1941. Fue proclamado rey el mimo día de su nacimiento bajo la regencia de su madre, doña Mª Cristina. Durante su minoría, caracterizada en política por el turno de partidos, tuvo lugar la crisis de 1898. Declarado mayor de edad a los 16 años, durante su reinado tuvieron lugar entre otros hechos, la Semana Trágica de Barcelona, la crisis de 1917 y el golpe de estado del General Primo de Rivera en 1923. Tras las líneas introductorias, centrándonos en el primer párrafo propiamente dicho, el monarca encabeza el manifiesto haciendo referencia a "las elecciones celebradas el domingo" (12 de abril de 1931). Estas elecciones fueron municipales, a las que seguirían unas segundas elecciones para Diputaciones Provinciales y finalmente unas elecciones generales a Cortes de las que saldría un nuevo Parlamento. El resultado de esta consulta que en principio era solamente para componer los ayuntamientos sorprendió a todos, incluso a líderes republicanos y lógicamente al propio Rey, ya que el triunfo de las candidaturas republicanas fue mayoritario, sobre todo en las capitales de provincia e interpretado como el apoyo a la República por parte de los sectores más urbanos y libres en el voto, y expresado amargamente por el monarca en la frase "me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo", que califica a continuación como un " desvío no definitivo" . Finaliza este párrafo y continúa el segundo en un tono humilde con el que se excusa y solicita perdón público con frases como “puse el único afán en el interés público" o “Patria generosa ante las culpas sin malicia", aunque advierte al mismo tiempo que le tocó reinar en "críticas coyunturas" y que "sin duda erró alguna vez". Estos aspectos son importantes porque suponen una justificación: la primera (críticas coyunturas) se refiere a uno de los períodos más inestables de la agitada historia contemporánea de España conocido como crisis de la Restauración, en el que se agudizan una serie de problemas que ni el monarca ni el propio sistema político supieron dar cabida o resolver, entre los que destacan: la corrupción del sistema electoral, los nacionalismos, el movimiento obrero, la crisis de 1917 o el dilatado conflicto de Marruecos entre otros. En cuanto a la segunda justificación {sin duda erré yo alguna vez) reconoce que como ser humano que es, ha cometido fallos importantes y aquí podemos citar dos: ser árbitro y cómplice del fraude electoral turnista ( caciquismo) o permitir anticonstitucionalmente la subida al poder del dictador Primo de Rivera en 1923 que se presentaba como salvador y solución a los problemas de la Patria que antes hemos enumerado. Ya en el tercer párrafo cambia el tono de su discurso desde la humildad hacia otro más rotundo en el que aparece su dignidad real. Dice que es el Rey y como tal "hallaría medios sobrados " para mantenerse en la corona pero concluye esta seria advertencia con algo que lo engrandece explicando que si no lo hace es porque no quiere conducir al país a una guerra civil. Termina el párrafo haciendo saber que no puede renunciar a sus derechos ya que no le pertenecen, sino que se los ha otorgado la Historia a través de la tradición, de la sucesión dinástica. En el siguiente párrafo alude de nuevo con otras palabras a ese " desvío" que citaba al principio y nos dice ahora" espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva ", es decir, reitera la provisionalidad de estos resultados. A continuación menciona quizás la frase más importante de este manifiesto porque contiene el verdadero motivo del mismo al informar que "suspende deliberadamente el ejercicio del poder real y se aparta de España". Como puede apreciarse en su lectura, Alfonso XIII no abdica ni renuncia a la corona utilizando una original fórmula que es la de suspender deliberadamente su poder alejándose temporalmente del desorden republicano. Para concluir, también muy dignamente afirma que con esta decisión, probablemente la más dura que pueda tomar un monarca, cree estar cumpliendo su deber de Rey y que lo hace como un acto de servicio y "amor hondo" a la Patria que espera también de todos los españoles ante la grave situación. El texto nos sitúa tras la caída de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Hacia mediados de 1928 comenzó la decadencia del régimen de Primo de Rivera. Diferentes factores lo explican: el descontento del ejército, el descontento de la burguesía y el deterioro de las relaciones entre Primo de Rivera y Alfonso XIII, entre otros. Primo de Rivera consciente de la situación presenta la dimisión el 27 de enero de 1930. El monarca encarga la tarea de formar gobierno al General Berenguer. El objetivo era volver a la situación anterior a 1923, es decir, recuperar la legalidad constitucional de la Restauración y convocar elecciones. Pero los apoyos a la monarquía eran pocos. La oposición se muestra abiertamente republicana, sumándose a ella políticos de ideología derechista, grupos nacionalistas e incluso una parte del ejército. Ante esta situación Berenguer dimite y Alfonso XIII encarga al almirante Aznar formar gobierno. El gobierno de Aznar convoca elecciones municipales para sondear a la opinión pública el 12 de abril de 1931. En estas elecciones los firmantes del Pacto de San Sebastián (partidos republicanos, PSOE, UGT..) acudieron formando una coalición electoral. El sistema electoral caciquil propio de la Restauración estaba anquilosado tras ocho años de dictadura, por lo que apenas pudo controlar las áreas rurales; en estas zonas, sin embargo, los resultados fueron favorables a los partidos monárquicos. Por el contrario, en las capitales de provincia, donde los votos expresaban realmente la opinión pública, triunfaron los republicanos. Los resultados electorales sorprendieron a todo el mundo, incluso a los líderes republicanos. Su resultado va a dar lugar al derrocamiento de la monarquía y al nacimiento de la República.