36 EL MINERO DEL SCHALKE 04 QUE MONTÓ UN ESTANCO Y SE ENFRENTÓ AL NAZISMO GOLEADOR. Marcó 265 goles en 350 partidos oficiales. “Pudo llegar a los 1.000 tantos en total”, aseguró su compañero Kalwitzki. Si hay alguien que marcó el paso en el conjunto de Gelsenkirchen fue él. La figura más relevante del afamado ‘Schalker Kreisel’ y una historia única labrada en la mina. El orgullo y el trabajo. El gol y el regate. La leyenda que todavía permanece viva.. EN SU ESTANCO. Nunca soportó el trabajo en la mina y con 21 años decidió abrir un coqueto estanco en el barrio de Schalke. 37 EL PERSONAJE. Fue todo y más en el Schalke 04: jugador, entrenador, directivo, consultor... Falleció el 1 de enero de 1990. 38 JAVIER SILLÉS / C SU ESTRENO. Debutó con la camiseta del Schalke 04 con tan solo 17 años. El 22 de abril de 1923 deslumbró ante el Sportfreunde 07 con victoria ‘minera’ 4-1. uando Raúl puso rumbo a Qatar, la junta directiva del Schalke 04 resolvió retirar su dorsal, el ‘7’, e incluirle en el ‘Salón de la Fama’ del club como homenaje. Se convirtió en leyenda y pasó a formar parte del elenco de figuras más significativas en la trayectoria de la institución minera: Willy Gies, Klaus Fischer, Stan Libuda, Olaf Thon... y Ernst Kuzorra, el protagonista de nuestra historia. Helmut Schön, hombre juicioso y prudente y el mítico entrenador de la Alemania Federal de Maier, Beckenbauer, Vogts, Breitner, Netzer o Müller que se proclamó campeona en la Eurocopa de 1972 y en el Mundial de 1974, diagnosticó la magnitud de la silueta de Kuzorra: “Para mí fue el mejor futbolista de su tiempo”. ‘Clemens’, conocido así entre sus compañeros del Schalke 04 al haber dos Ernst más en el equipo, era mucho más que eso. Todo el mundo que compartió ciertos momentos con él le recuerda como una persona entrañable, agradecida, orgullosa y trabajadora fruto de una personalidad labrada entre las minas de carbón que emergen en Gelsenkirchen, en la cuenca del Ruhr. Nacido el 16 de octubre de 1905, era ya reconocido en el barrio de Schalke cuando apenas era un niño debido a las grandes dotes que demostraba con el balón en los pies. “No podía dejar de dar una patada a cualquier piedra que veía”, rememoraba muchos años más tarde. Sin embargo, su padre Karl, minero siguiendo la tradición familiar, no imaginaba otro futuro para su hijo que no estuviese vinculado a los pozos de carbón. El empecinamiento paterno y los sueños de fútbol del pe- Hijo de minero, su historia siempre estuvo vinculada a los pozos de carbón tan simbólicos en Gelsenkirchen queño Ernst provocaron más de un enfrentamiento entre padre e hijo. La necesidad de un trabajo remunerado y la ilusión de la pelota. Conciliar aquel binomio antagónico era una apuesta mayúscula. Kuzorra tuvo que empezar a bregar en la mina, pero se aplicaba para que su genuino talento no pasase inadvertido para nadie. La casualidad trajo consigo una oportunidad única. Estando en la grada para presenciar un partido entre el primer y segundo equipo del Schalke, le preguntaron si quería jugar al no asistir uno de los chicos que debía hacerlo. No lo dudó. Se calzó las botas viejas (cada vez que iba al campo las llevaba con él) que le regaló Félix Unkel, hijo del presidente del club, y saltó con brío al terreno de juego. Jugó de asombro e hizo cuatro goles. Tenía 14 años. Así comenzaba su historia en ‘Die Königsblauen’... Firmó su ingreso definitivo casi al instante y con 17 años disputó ya su primer encuentro con el primer equipo. El 22 de abril de 1923 el Schalke ganó 4-1 al Sportfreunde 07 de Essen. Kuzorra sentó cátedra y exhibió su poderoso y fulgurante regate. De ahí en adelante no se entendería la evolución de ‘Die Knappen’ (Los Mineros) sin él. Era el capitán, el corazón y el líder único. “Siempre tuvimos un entrenador, pero yo hacía las alineaciones y decidía la preparación del equipo. Cuando un técnico era cambiado, alguno me rogaba: “Ernst, déjame un año más”. Y yo contestaba: “De ninguna manera”. Su influencia era tal que el Borussia Dortmund le fichó como técnico en 1935, en una época en la que la rivalidad entre ambos clubes no era tan pronunciada. Jugaba con el Schalke y dirigía al Borussia. Aquella aventura apenas duró un año. Lo hizo exclusivamente por dinero. Nunca olvidó la fatigosa labor en la mina. Seguramente ese fue el motivo principal. Kuzorra trabajó bajo tierra hasta los 21 años por mandato familiar. No soportaba aquello. En un fútbol todavía no profesionalizado, encontró una salida con el dinero recaudado de las pequeñas dietas que se daban y de su faena en los yacimientos de carbón. Abrió un estanco en el mercado de Schalke y se alejó de la dureza propia de la vida en la minería. La pelota se abrió paso y él se erigió en un ídolo en el club que dominaría el ba- 39 EN LA MINA. Ernst Kuzorra trabajó en los yacimientos de carbón hasta los 21 años. Una tradición familiar y una forma de vida habitual para los habitantes del barrio de Schalke. 40 ‘SCHALKER KREISEL’. Formó parte del mejor equipo de la trayectoria del Schalke y un conjunto que practicó el fútbol más estiloso de toda la historia de Alemania. lompié alemán en la década de los años 30 y principio de los 40. El Schalke 04 alcanzó nueve finales del campeonato germano ganando seis de ellas (1934, 1935, 1937, 1939, 1940 y 1942). La corona más emotiva fue la primera de todas. La final se disputó el 24 de junio de 1934 y el rival era el Nuremberg. El marcador era de 1-1 cuando el partido enfilaba su desenlace. Kuzorra se arrastraba casi literalmente por el campo. Había sufrido una hernia al chocar contra un adversario. Aun con todo, con arresto y con las escasas fuerzas que le quedaban, tuvo tiempo de hacer el gol de la victoria. Su imagen quedó inmortalizada para siempre. Aquel Schalke 04 no sólo fue un equipo corajudo y victorioso, también fue un conjunto innovador que marcó un cambio de tenden- El Schalke 04 ganó seis veces el campeonato alemán entre 1934 y 1942 con Kuzorra como jugador referente del equipo EL NAZISMO. Se enemistó varias veces con los órganos de poder del régimen nazi. Nunca perdonó lo que le sucedió a su padrino de origen judío Leo Sauer... cia y creó un estilo propio y elegante, con la pelota siempre en el centro del discurso. Kuzorra y su adorado amigo Frtiz Szepan (también era su cuñado) interpretaron un fútbol de pase corto, vistoso, de apoyos constantes y de ofensiva continua llamado ‘Schalker Kreisel’ (el rondo del Schalke). Para muchos historiadores practicaron el juego más bello jamás visto en Alemania y supuso un antecedente preciso al fútbol de alta escuela del Barcelona y de Espa- ña de los últimos años. Kuzorra y Szepan, junto a otros como Tibulsky, Bornemann o Kalwitzki, lideraron la edad dorada del club minero. “Me subía a los árboles con tal de verles jugar”, contaba Fritz Walter, campeón del mundo con Alemania en 1954. ‘Clemens’ era el gol y el desequilibrio, su cuñado ponía el pase y fijaba la pauta. Kuzorra marcó 265 dianas en 350 partidos oficiales. “Calculo que pudo llegar en total a los 1.000 goles 41 ONCE DE LUJO. Aquel Schalke 04, nacido y vertebrado bajo la dura faena de la mina, era un grupo equilibrado, amigo y fraternal. Kuzorra era el líder. con la camiseta azul”, dijo en su día su compañero Ernst Kalwitzki. En noviembre de 1933 le hizo 14 tantos a una selección del Langendreer en un amistoso. Fue un icono inmejorable del Schalke y del deporte alemán de la época, pero apenas tuvo peso en ‘Die Mannschaft’. Kuzorra debutó con la selección en 1927 con un empate ante Holanda. Luego vistió 11 veces más la camiseta de Alemania marcando siete goles, pero nun- ca se hizo con la titularidad. Tuvo que ver desde el banquillo los Juegos Olímpicos de Amsterdam de 1928. Es difícil encontrar explicación a tal situación. Se dice que no se llevaba bien con el seleccionador Otto Nerz. Otras voces aluden a que no era una figura bien vista en el régimen nazi. Quizá fueron ambas cosas. Las crónicas de la época ya recogían ciertas informaciones sobre algún desencuentro entre Nerz y Kuzorra. También se puede recapitular el ‘desplan- SÍMBOLO. Su leyenda permanece viva y todavía hoy existe una página web exclusiva donde se pueden adquirir todo tipo de productos relacionados con su figura. te’ que tuvo con las autoridades deportivas nazis al no querer recoger la copa de subcampeón del campeonato alemán de 1941. “Lo que nosotros hemos perdido hoy aquí es por política, no por deporte”, aseveró ‘Clemens’ nada más terminar el encuentro. El Schalke ganaba 3-0 al Rapid de Viena hasta los 15 minutos finales, pero el partido acabó 3-4. Según recogen análisis posteriores, al régimen nazi le interesaba que un equipo de la Austria invadida saliese campeón. “Ganar un partido es más impor tante que conquistar una ciudad del Este”, repetía siempre Goebbels. No fue el único desencuentro de Kuzorra con el nacionalsocialismo. El Schalke 04 tuvo que publicar una carta abierta en 1934 en la célebre revista ‘Kicker’ que contenía la fecha de nacimiento y la ascendencia de los pa- Sólo jugó 12 partidos con Alemania al llevarse mal con el seleccionador Otto Nerz y enfrentarse al régimen nazi 42 PURO EN MANO. Todo el mundo recuerda su imagen con un cigarro o un puro humeante. Su ascendencia en las decisiones del club tuvo siempre gran valor. dres de sus jugadores. Nombres como Zajons, Kalwitzki o Tibulsky o el propio Kuzorra no tenían en apariencia un ‘germen ario’. Además, Kuzorra vio como uno de sus padrinos Leo Sauer, de origen judío, que le había dado dinero para sacarse la licencia de conducir y le había empleado después como conductor, fue llevado a un campo de concentración cercano a Riga. Nunca perdonó aquello. Se da la circunstancia que el Ministerio de Propaganda utilizó los éxitos del Schalke 04 para vender ‘La Nueva Alemania’. Después de la Segunda Guerra Mundial, sus apariciones con ‘Die Königsblauen’ se redujeron y decidió poner fin a su carrera en 1950 en un partido ante el Atlético Mineiro de Brasil. El viejo GlückaufKampfbahn, con capacidad para 35.000 espectadores, se llenó para brindarle una merecida despedida. Se fue a su estanco, aunque su vínculo con el club minero era indisoluble. Hizo de todo. Fue asistente técnico del entrenador A su último adiós acudieron más de 1.000 personas. “Fue un salvadidas para el Schalke”, dijo el parroco Sloban Cendic en 1971, miembro de la junta directiva, consultor... Siempre con su humeante cigarro en la mano, cualquier palabra suya adquiría un valor categórico en las oficinas de la institución de Gelsenkirchen. “Mi Schalke ya no está”, afirmó con cier to desencanto cuando se inauguró el ‘Parkstadion’, hoy ‘Veltins Arena’, en 1973 con motivo de la disputa del Mundial en Alemania Occidental un año más tarde. En 1980 fue condecorado con la Orden de Mérito de la República Federal de Alemania y en 1985 fue nombrado Ciudadano de Honor de Gelsenkirchen. Falleció el 1 de enero de 1990. Su entierro fue una muestra más de la relevancia de su figura en el Schalke 04. Más de 1.000 SU ENTIERRO. El sepelio tuvo que ser celebrado dos veces al no llegar en la primera ocasión por un atasco el entonces presidente del Schalke 04 Günter Eichberg. personas acudieron al sepelio celebrado en el cementerio de Rosenhügel. Con la bandera azul del club colocada sobre el féretro, el padre Hans-Joachim Dohm no tuvo más remedio que pronunciar un sermón cargado de referencias futbolísticas: “De quien voy a hablar tiene bien ganada la fama de su autoría. Siempre fue un salvavidas para el Schalke. El más grande”. Iba a ser su último adiós, pero el por entonces presidente del equipo de la cuenca del Ruhr, Günter Eichberg, no pudo llegar al entierro por un atasco después de haber interrumpido sus vacaciones en las Bahamas. Reclamó la repetición del acto solemne con un círculo selecto de invitados y el padre Hans-Joachim Dohm volvió a reiterar las mismas palabras. La leyenda de Ernst ‘Clemens’ Kuzorra permanece hoy viva. La afición azul no ha dejado morir a un personaje de su envergadura. La actual dirección de la oficina del Schalke 04 es Ernst Kuzorra, número 1. Existe una web exclusiva donde se pueden comprar todo tipo de productos suyos y el principal foro de seguidores del Schalke en Internet lleva su nombre. Incluso goza del honor de aparecer en una de las frases más recordadas emitida por un presidente de Alemania. Johannes Rau, jefe de estado entre 1999 y 2004, respondió así a una polémica generada por el hecho de que no hubiese ningún estadio con nombre de mujer: “¿Y cómo se deben llamar? ¿El estadio de la mujer de Ernst Kuzorra?”. 43 LOS GRANDES CUÑADOS. Compartió equipo con su amigo y cuñado Fritz Szepan. Kuzorra era el gol y el regate, mientras que su ‘hermano’ ponía la pausa y el estilo.