Guía de lectura

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Guía de lectura: “Reencuentro”
SOLUCIONARIO
Fred Uhlman
Reencuentro
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Guía de lectura: “Reencuentro”
SOLUCIONARIO: por Agnès Iranzu
CAPÍTULO PRIMERO
1. El narrador dice que desde entonces ha transcurrido “más de un cuarto de siglo…
más de nueve mil días” (p. 13). Debemos situarnos, por tanto, a finales de los
años cincuenta o principios de la década de 1960.
2. Si en 1932 tenía dieciséis años, ahora debería encontrarse en la cuarentena.
3. El profesor Zimmermann se describe en la página 14 como un hombre de “rostro
cetrino… cabello, bigote y perilla” de color gris, “voz cansada y desilusionada” y
que parecía “condenado a enseñar a perpetuidad”, cuya condena acoge “con triste
resignación”, mirando “el mundo a través de unos quevedos montados sobre la
punta de su nariz, con la expresión de un perro vagabundo en busca de comida”.
4.
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5.
•
“1521, el año en que Lutero compareció ante Carlos V, santo emperador y
rey de España” (p. 13).
La cita hace referencia a la llamada Dieta de Worms. Se trata de la
asamblea que los príncipes del Imperio Germánico llevaron a cabo en la
ciudad de Worms en 1521 y que presidió Carlos V, recién nombrado
emperador. Su momento más relevante tuvo lugar cuando se reclamó la
comparecencia de Martín Lutero para obligarle a retractarse de sus tesis
heréticas. Pero en lugar de ello, Lutero defendió enérgicamente su postura
crítica que acabaría dando lugar al protestantismo.
•
“en otra época, antes de la revolución, habían colgado los retratos del
káiser Guillermo y del rey de Württemberg” (p. 14).
En noviembre de 1918, un motín de marineros de la flota de guerra se
extendió por las clases obreras de toda Alemania en una revolución que
culminó con una nueva Constitución y la creación de una república. De
este modo acabó la monarquía constitucional que había regido el país
hasta entonces. Sus últimos representantes fueron Guillermo I (1797-1888,
káiser) y Guillermo II (1848-1921, el rey de Württemberg).
•
“murieron después en las estepas rusas o entre las arenas del Alamain”
(p. 14).
La cita hace referencia a las matanzas que sufrirían los soldados durante la
segunda guerra mundial en batallas cruentas como las desarrolladas en
Rusia (Dniéper, 1941, o Stalingrado, 1941-1942) o en el Alamain (1942).
6. A los demás alumnos, que se visten con prendas de diferente origen que combinan
de cualquier manera porque sobre todo importa que abriguen y sean duraderas, les
impresiona la elegancia del nuevo estudiante, de “aire aristocrático…, pantalones
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largos, pulcramente cortados y planchados…, traje… de color gris claro, de punto
espigado” (p. 16).
7. El nuevo alumno es el conde Konradin von Hohenfels.
8. VOCABULARIO:
Quevedos: Lentes de forma circular con armadura a propósito para que se sujete
en la nariz.
Cetrino: ‘amarillo verdoso’.
Semialetargado: ‘en estado de somnolencia profunda y prolongada’.
Aplomado: ‘plomizo, gris y pesado como el plomo’.
CAPÍTULO SEGUNDO
1. En todos los tiempos, las clases privilegiadas se han distinguido en seguida del
resto porque sus apellidos indicaban sus lugares de procedencia, es decir, su casa
solariega. De aquí que la mayoría de sus apellidos comiencen con la preposición
“de”. Por ejemplo, en nuestro contexto actual una de las personalidades
aristocráticas más conocidas fue Cayetana de Alba, representante de uno de los
linajes más importantes de España y que en última instancia remite a lo que era el
ducado de Alba de Tormes. Del mismo modo, los vástagos de la aristocracia
alemana se distinguen porque a diferencia de los demás “hijos de comerciantes,
banqueros…, sastres o funcionarios del ferrocarril” (p. 19) inician sus apellidos
con la preposición von (‘de’ en alemán).
2. Como bien añade el narrador, el título no lleva necesariamente consigo ninguna
virtud. De ello son ejemplo otros estudiantes que a pesar de contar con un von en
sus apellidos ni son ricos (el padre de Freiherr von Gall apenas podía comprar
margarina a sus hijos), ni distinguidos (el barón von Waldeslust había recibido el
título nobiliario de manera dudosa), ni inteligentes (la estupidez del príncipe
Hubertus Shcleim-gleim-Lichtenstein provocaba que fuera el hazmerreír de
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todos). Es ahí donde radica la diferencia que se va a establecer entre Konradin y el
resto de los alumnos:
Por una parte, su linaje sí es de los más ilustres de Alemania. El narrador sitúa en
la página 20 el castillo de procedencia (“entre Hohenstaufen, el Teck y
Hohenzollern”), los inicios de sus hazañas históricas en el siglo
Barbarroja, en el siglo
XIII
junto a Federico II en Sicilia, en el
XVI
XII
con
combatiendo
contra Francisco I de Francia, durante las guerras prusianas del Ochocientos o en
Verdún, una de las principales batallas de la primera guerra mundial.
Por otro lado, sus maneras y movimientos sí parecen mucho más distinguidos,
cuidados y estudiados que los de cualquier estudiante de su edad, según se
describen sus manos “blancas e inmaculadamente limpias”, el “esmero” con que
coge el lápiz, la forma “erguida” de sentarse (p. 21), su manera de ser tan
“extraordinariamente cortés” que llegaba al extremo “de mantener la puerta
abierta cuando alguien quería salir” (p. 23).
3. Todos los rasgos anteriormente descritos contrastan con los propios de nuestro
protagonista, que no tiene von (se llama Hans Schwarz), ni un gran ascendente
histórico: es hijo de un médico judío y procede “de un linaje de pequeños
mercaderes y traficantes de ganado” (p. 22).
4. Precisamente las formas distinguidas del alumno, tan distintas de las de los
demás, provocan extrañeza. Solo dos grupos de estudiantes se atreven a acercarse
a él. Son quienes se creen también privilegiados: los primeros, “los von”, porque
comparten con él el apellido aristocrático; otros, los denominados “Caviar de la
Clase”, porque se creen más cultos: son los que van al teatro y a la ópera, hablan
de poesía y filosofía, fuman, acuden a entornos literarios o artísticos minoritarios,
y, como maliciosamente añade el narrador, “por supuesto”, se admiran unos a
otros (p. 24).
5. VOCABULARIO:
Apocamiento: ‘cortedad y encogimiento de ánimo’.
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Plétora: ‘Gran abundancia de algo’.
Hilaridad: ‘Risa y algarabía que excita en una reunión lo que se ve o se oye’.
CAPÍTULO TERCERO
1. Nuestro protagonista asegura que a la edad a la que se remontan los hechos que
rememora, es decir, a sus dieciséis años, mantenía un férreo “ideal romántico de
la amistad” por el que se sentía dispuesto a dar y también exigir “confianza,
lealtad y abnegación totales” (p. 27). Según la descripción que ha dado hasta el
momento, Konradin le parece una persona que sí podría responder a este ideal.
Por eso cree que podría darle y también obtener de él toda su atención y
dedicación.
2. Respuesta libre.
CAPÍTULO CUARTO
1. Para atraer la atención de Konradin, Schwarz comienza a destacarse del resto
interviniendo y participando activamente en la clase. De este modo consigue que
los demás, incluido el nuevo alumno, vean que no es uno más en el aula, sino que
cuenta con opinión propia para hablar sobre literatura, razonar en torno a la poesía
alemana e incluso traducir algunas escenas de Fausto y Hamlet (pp. 30-31). Como
segundo paso en su intento de aproximación, se ofrece para imitar a su profesor en
la clase de gimnasia. Su actuación no consigue ser del todo perfecta, pero provoca
necesariamente que las miradas de los demás (y sobre todo la de Konradin) se
fijen solo en él (p. 34). Finalmente, acude un día a clase con una muestra de la
colección numismática que había comenzado a reunir. Esto provoca, por fin, que
ambos hablen el uno con el otro.
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2. VOCABULARIO:
Fruición: ‘gran complacencia, goce’.
Circunspección: ‘Seriedad, decoro y gravedad en acciones y palabras’.
CAPÍTULO QUINTO
1. La obra ha comenzado situándose en febrero de 1932. Hasta el momento ha
transcurrido, por tanto, menos de un mes. Y tan solo “tres días” (p. 37) desde que
nuestro protagonista enseñara sus antiguas monedas griegas a Konradin.
2. Por una parte, el hecho de que el narrador recuerde exactamente la fecha, como
casi solo un amante tiene fijada en la mente tantos años después. Por otro lado, el
entorno primaveral que se describe justo antes de producirse el encuentro entre
ambos jóvenes: “los almendros estaban en pleno florecimiento, los azafranes se
habían abierto y el cielo tenía un color azul pastel y verde marino” (p. 37).
Finalmente, la jubilosa reacción del protagonista después del encuentro y su
posterior preocupación, durante la noche, temiendo que el todo sea algo fugaz que
no pueda repetirse más (pp. 38-39).
3. VOCABULARIO:
Tedioso: ‘que produce aburrimiento extremo’.
Evasiva: ‘salida, recurso o medio para eludir una dificultad’.
CAPÍTULO SEXTO
1. Los Dioscuros, Cástor y Pólux, fueron en la mitología dos famosos héroes
mellizos (también conocidos como Gemini en latín) que han sobrevivido en la
literatura como modelo de amistad y compenetración. Por eso Bollacher compara
a los nuevos amigos con estos, si bien modificando el nombre griego Pólux para
darle una terminación más “germánica” y parecida a polaco (Pólak).
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2. Por un lado, como ya ha hecho en el capítulo anterior, el narrador describe el
entorno de forma poética. En esta ocasión es el propio terreno y sus edificios
quienes configuran una escena tranquila, placentera, “de confianza en el presente
y de esperanza en el futuro” (p. 42). Los elementos del paisaje se acompañan de
epítetos: “los bosques umbríos”, “las lágrimas de resina ambarina”, “la lejanía
azulada”, “los Vosgos de color azul lavanda” (p. 43). Los ríos se personifican y se
recurre a los versos de Hölderlin para presentar al Neckar “tentando” a los
paseantes con sus suaves brisas o al Danubio con sus “árboles de flores blancas”
(p. 43). Finalmente, el propio Hölderlin se rememora al final del capítulo cuando
los dos amigos acuden a Tübingen.
3. Hölderlin (1770-1843) fue un poeta romántico también originario de Würtenberg.
Estudió teología, literatura y filosofía clásicas. En 1796 acudió a Nürtingen para
trabajar en casa de Jakob Gontard, en donde se enamoró perdidamente de su
esposa Susette, a quien dedicó varios escritos, entre ellos el famoso Hiperión. En
1798 tuvo que abandonar el lugar y se trasladó a Hamburgo en donde comenzó la
redacción de su tragedia La muerte de Empédocles. Sobre todo desde 1801 los
problemas mentales, siempre presentes en la vida del poeta, fueron en aumento
hasta el punto de que en 1806 tuvo que ingresar en una clínica psiquiátrica de
Tübingen. Allí se le declaró enfermo incurable. Pero un ebanista de la ciudad,
admirador del Hiperión, accedió a acogerlo en su casa y la madre del poeta
asumió la manutención. Ahí permanecería treinta y seis pacíficos años, hasta su
muerte en 1843.
4. El poema favorito de los dos amigos es el que se recita al final del capítulo. Lleva
por título “Mitad de la vida”.
5. VOCABULARIO:
Ostracismo: ‘Exclusión voluntaria o forzosa de los oficios públicos, a la cual
suelen dar ocasión los trastornos políticos’.
Gablete: ‘Remate formado por dos líneas rectas y ápice agudo, que se ponía en
los edificios de estilo ojival’.
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Ambarino: ‘semejante al ámbar, una resina fósil de color amarillo oscuro, opaca o
semitransparente, muy ligera y de buen olor’.
CAPÍTULO SÉPTIMO
1. El Partido Nacionalista Obrero Alemán (Partido Nazi) se formó y desarrolló
durante la posguerra como partido que defendía el nacionalismo extremo, así
como el anticomunismo y antisemitismo. A finales de la década de 1920 y
principios de los años treinta, el Partido Nazi consiguió el apoyo electoral
suficiente como para convertirse en el primer partido político del Parlamento
alemán. El 30 de enero de 1933 era nombrado canciller Adolf Hitler y en marzo
de ese mismo año se aprobaría la ley de plenos poderes, que le otorgaba,
constitucionalmente, un poder casi dictatorial. Todo esto ocurre de forma
contemporánea al momento en que se sitúa nuestra narración. No son de extrañar,
por tanto, las primeras muestras del odio hacia todo aquel distinto al hombre
alemán de raza aria (el comunista o el judío, por ejemplo) que acabarían con el
estallido de la guerra en Europa.
2. La muerte de los tres niños, calcinados por el fuego en el jardín de su casa, le
parece a Schwarz tan injusta y virulenta que le lleva a cuestionarse por primera
vez de forma clara la existencia de Dios.
3. Aunque no es un hombre creyente, el padre de Hans es de ascendencia y
formación judía. Por eso conoce bien a los profetas (Jeremías o Ezequiel) y tiene
a Jesús como uno más de ellos. La idea (católica) de que ese “Jesús histórico”,
como él sostiene, pueda ser “Hijo de Dios” es lo que le parece fuera de lugar (pp.
46-47). Casi una blasfemia, es decir, un insulto a la propia idea de divinidad: Dios
no podría “rebajarse” a tener un hijo-hombre, mucho menos a dejarlo morir en
una cruz sin tener siquiera la voluntad de protección propia de un padre-humano.
Por estas mismas creencias, el padre de Hans no parece negar totalmente la
divinidad. Por eso sostiene su hijo que no es ateo (quien niega la existencia de
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Dios) sino más bien agnóstico (quien, sin negar la existencia de Dios, lo considera
inaccesible, imposible, para nuestro entendimiento humano).
4. La madre de Hans parece no cuestionarse demasiado las creencias que vayan más
allá de la existencia de un Dios. Por eso convive pacíficamente con todos y aúna
sin ningún reparo las costumbres judías (como ir a la sinagoga el Día del Perdón)
con las cristianas (cantando durante la Nochebuena). Desde luego, esta postura se
parece bastante a muchas de nuestro entorno actual laico en el que, sin embargo,
celebramos festividades religiosas católicas (como la Semana Santa o la Navidad)
o incluso ajenas a nuestra tradición (como el Halloween).
5. Konradin ha sido educado en la “estricta fe protestante” (p. 50) y, al contrario que
su amigo, acepta las aclaraciones que le ofrece su pastor sin cuestionarse nada
más allá. Para él, los caminos de Dios a veces son ininteligibles para nuestra
mente humana, pero debemos aceptarlos, también porque el mal es indispensable
para poder apreciar el bien (p. 52).
6. Justamente en este momento de crisis, Hans descubre las nuevas teorías e
investigaciones sobre la creación del Universo. Esto le lleva a pensar que su
nueva convicción de la no-existencia de Dios tiene una base científica. Ahora,
pues, ya no se trata tanto de “saber lo que era la vida, sino en resolver qué hacer
con esa existencia despreciable y sin embargo singularmente valiosa” (p. 52).
Desde luego, la actitud de Hans respecto a lo que le rodea es muy crítica y ha
cambiado desde que se inicia el capítulo. Nuestro protagonista está madurando.
7. Respuesta libre.
8. VOCABULARIO:
Hostigar: ‘Molestar a alguien o burlarse de él insistentemente’.
Gentil: ‘pagano o, entre los judíos, persona o comunidad que profesa otra
religión’.
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CAPÍTULO OCTAVO
1. Para el narrador, Stuttgart es una ciudad muy rica en todos los sentidos: rodeada
de viñedos, bosques, monasterios, castillos e iglesias antiguas, con apenas medio
millón de habitantes, tiene una enorme vida cultural (“más salas de ópera, mejores
teatros, museos más importantes y una vida más fecunda que Manchester o
Birmingham, Burdeos o Toulouse”, p. 59) y muestra en sus calles la rica herencia
de poetas como Hölderlin o Schiller, o filósofos como Hegel, Schelling o Strauss.
Por todo ello merece compararse con cualquier capital de reino.
2. El narrador menciona a los habitantes de las diferentes regiones de Alemania:
Suabia se encuentra entre Baden-Würtemberg y Baviera; Baviera se sitúa en el
sureste del país, con capital en Múnich; Sajonia está en el centro-este, limitando
con Brandeburgo, Sajonia, Turingia y Baviera; Prusia finalmente fue un estado
histórico nacido de la unión del Brandeburgo con el antiguo ducado de Prusia.
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CAPÍTULO NOVENO
1. Respuesta libre.
2. A lo largo de la historia, el pueblo judío ha sido expulsado y condenado al exilio
en varias ocasiones. En la península ibérica sufrieron una primera persecución en
el siglo
VII
tras la conversión al cristianismo por parte de Recaredo, pero la gran
expulsión fue ordenada por los Reyes Católicos en 1492. Todavía en los siglos
XVII-XVIII,
sin embargo, los judíos se vieron obligados a salir de España y
Portugal. Por eso sostiene Hans que para un descendiente de familia judía resulta
difícil saber de dónde proviene exactamente. Y desde luego que ciudades como
Toledo o Valladolid podrían haber constituido su lugar de origen.
Migraciones y establecimientos diversos de las comunidades judías españolas. En
rojo: durante los siglos XV y XVI; en negro: durante los siglos XVII y XVIII.
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3. Hans está diciendo que, a sus dieciséis años, lo más importante para él era el lugar
en que había crecido, su región natal y allí de donde surgían sus principales
experiencias vitales, es decir, Suabia. También sabía, de la forma totalmente
idealizada y abstracta que puede tener un joven a su edad, que era alemán. Más
allá de eso, el hecho de que hubiera nacido en una familia judía no tenía más
importancia que si fueran católicos, ateos o mormones.
Respuesta libre.
4. El sionismo fue un movimiento político que nació en Alemania a finales del siglo
XIX
y que propugnaba el establecimiento de una patria para el pueblo judío en
Israel, de manera que los judíos extendidos por el mundo acudieran allí a poblarla
y fundar lo que finalmente, desde 1948, es el Estado de Israel. El padre de Hans
cree que esta es una idea equivocada desde la base, porque la tierra reclamada es
en ese momento la patria de otras gentes que deberán ser expulsadas para que los
judíos del mundo puedan habitarla. “Eso sólo podría desembocar en una matanza
interminable” (p. 63).
Por otro lado, el padre de Hans también la considera una postura equivocada
porque no cree que los judíos, por el hecho de compartir una religión, tengan más
en común entre sí que aquellos con quienes comparten, por ejemplo, una patria
común. Por eso se considera asimilacionista. El asimilacionismo es un proceso
derivado de una emigración, por el cual una persona o un grupo se incorpora a
otra cultura, adoptando su lengua, valores, normas y demás, a la vez que va
dejando de lado el bagaje cultural que traía consigo. El progenitor de Hans se
considera alemán y no entiende, así, por qué debería emigrar a Israel.
5. VOCABULARIO:
Catalizador: ‘capaz de producir la transformación catalítica o, figuradamente,
simplemente una gran transformación desde el propio interior de la
sustancia o cuerpo’.
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CAPÍTULO DÉCIMO
1. El talismán del padre de Hans es la Cruz de Hierro de Primera Clase. Durante el
siglo
XIX
y hasta la segunda guerra mundial, esta condecoración militar era
otorgada por el ejército alemán para distinguir actos de gran valentía o méritos en
el mando de las tropas. El padre de Hans ha mencionado en las páginas
inmediatamente anteriores que había sido herido dos veces en la primera guerra
mundial (p. 65). Su participación en aquella contienda mereció, por tanto, esa
distinción. Y es ella la que de por sí convierte al médico judío de clase media en
soldado alemán condecorado durante la batalla. Por tanto, lo hace miembro de
aquella comunidad y patria a las que quiere pertenecer. En ese sentido actúa como
talismán, porque le aleja o protege de las acciones malignas.
CAPÍTULO UNDÉCIMO
1. La madre de Hans es una mujer más primaria y más aferrada al sentido común y a
la vida diaria que su marido. Por eso, como ocurría anteriormente con la religión,
también ahora las ideas ajenas y relacionadas con el antisemitismo alemán
simplemente no le resultan dignas de consideración: “sencillamente, no le entraba
en la cabeza la idea de que su ser humano cuerdo pudiera poner en duda el
derecho que le asistía a ella de vivir y morir en ese país” (p. 69). Si su padre aúna
a una vida en Alemania, la experiencia en el ejército, la madre conserva el acento
de Franconia, las amistades del lugar y la preocupación por la educación de su
hijo alemán. Nada más.
CAPÍTULO DUODÉCIMO
1. La madre de Hans se comporta de forma educada y trata a Konradin como a
cualquier otro amigo de su hijo. El padre, en cambio, aparece en la habitación del
hijo cuadrándose en posición militar, haciendo una reverencia, llamando al chico
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“herr conde” y aludiendo a su pasado militar, para contar a continuación, para
horror de Hans, una anécdota ridícula. Y es que en realidad no está actuando
como progenitor sino como el patriota alemán orgulloso de su pasado que quiere
mostrar sus respetos al descendiente de una casa como la Hohenfels. Solo el trato
continuado con el amigo del hijo hará que finalmente le llame Konradin y le trate
de forma más normal.
CAPÍTULO DECIMOTERCERO
1. Respuesta libre.
2. No. Lo significativo de este capítulo es precisamente eso: a pesar del envoltorio
externo que implica la mansión de los Hohenfels, la habitación de Konradin es la
propia de un chico de dieciséis años, con un armario en el que guarda sus mejores
tesoros, que muestran intereses coincidentes con los de Hans y que está orgulloso
de poder mostrar a su amigo.
3. VOCABULARIO:
Grifo: ‘animal mitológico muy feroz, mitad león y mitad águila’.
Sajar: ‘cortar en la carne’.
Artesonado: ‘techo conformado por molduras y adornos constructivos
característicos’.
Tanagra: ‘Estatuilla de barro cocido como las halladas en la ciudad griega de
Tanagra’.
CAPÍTULO DECIMOCUARTO
1. Por una parte, Hans vislumbra un día lo que le parece un retrato de Hitler en la
habitación de la madre de Konradin. Por otro lado, ha acudido a casa de su amigo
cuatro veces y en ninguna de las ocasiones se ha encontrado con sus padres.
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CAPÍTULO DECIMOQUINTO
1. Los Hohenfels entran de forma majestuosa en la sala, padres e hijo vestidos con
las mejores galas, atrayendo todas las miradas, por encima incluso de la del
presidente de la República, también espectador. En esa primera ocasión, Konradin
no saluda a Hans. Inmediatamente, en el descanso entre el primer y segundo acto,
el niño judío se coloca en la sala de descanso en un lugar bien visible para poner a
prueba a su amigo. Cuando llega hasta allí la comitiva de los tres saludando como
en solemne desfile y aceptando “el homenaje de los espectadores” (p. 90), pasan
de largo y después vuelven sin Konradin. Hans se siente, por tanto, totalmente
despechado y despreciado por un amigo que, según parece, se siente avergonzado
de él y por eso evita que coincida con sus padres.
2. En este momento parece confirmarse que efectivamente la madre de Konradin
tiene un retrato de Hitler en su habitación. Ella procede de una antigua familia
aristocrática y probablemente ha sido educada para sentirse y hacerse sentir por
encima del resto de plebeyos, como ha descrito Hans previamente (p. 88). Contra
ese orden jerárquico de la sociedad se erigieron varias doctrinas. Entre ellas en la
Alemania de los años veinte surgió un bolchevismo que aunaba el nacionalismo
con el anticapitalismo comunista. Esta corriente es en realidad la más temible para
quienes en ese momento se encuentran entre las clases privilegiadas de la
sociedad. En tanto que “la judería mundial” es “un sinónimo del bolchevismo”
(p. 95) según la madre de Konradin, esta la teme igualmente. La teme en general y
la teme en particular porque cree que puede influenciar a su hijo y socavar su fe
religiosa.
3. Claramente el progenitor Hohenfels es un hombre mucho más práctico. Le
interesan menos las ideologías y mucho más el dinero (si Hans fuera judía rica
podría incluso considerar la posibilidad de una boda) porque, por encima de todo,
con su apellido se siente a salvo de toda amenaza (“un Hohenfels será siempre un
Hohenfels… sin importar… con quién trata”, p. 95).
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4. Las hojas del portón de hierro pasan a ser “una frontera” que le separaría “de su
mundo”, sus manos crispadas se ciernen a los barrotes “como las de un
prisionero” y los grifos se personifican para mirar amenazantes “con sus picos y
garras semejantes a hoces”, “alzando triunfalmente el escudo de armas de los
Hohenfels” (p. 97).
5. VOCABULARIO:
Atávico: ‘semejante a los abuelos o antepasados lejanos’.
Pórfido: ‘roca compacta y dura, formada por una sustancia amorfa, normalmente
de color oscuro y con cristales de feldespato y cuarzo’.
CAPÍTULO DECIMOSEXTO
1. El narrador recuerda el estallido y desarrollo de la segunda guerra mundial cuando
alude a la destrucción de Stuttgart, Heilbronn (septiembre) o Ulm (diciembre) por
parte de la aviación aliada en 1944 (“doce años después” —p. 99— del inicio de
nuestro relato).
2. El presente se encuentra por todas partes, pero el instituto sigue siendo un entorno
aislado dedicado a las humanidades hasta que llega un nuevo profesor de historia:
Herr Pompetzki. Él es quien comienza a hablar de cierta “historia que pronto se
materializará” y de “poderes oscuros... que socavan nuestra moral y nuestra
herencia nacional” (pp. 101-102).
3. Según su relato, en los 3.000 años de historia de la humanidad los grandes pasos
que han conducido al progreso han venido impulsados por las “tribus arias”, por
ejemplo, la civilización helena tras la llegada de los dorios a Grecia hacia el 1800
a. C. o de los emperadores germanos a Italia antes el Renacimiento.
4. La pelea comienza cuando Bolacher insulta a Hans animándole a que se vuelva a
Palestina, de donde se supone que procede. Este describe sus golpes como la
“contienda entre un nazi y un judío”, en la que él “defendía la buena causa”
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Guía de lectura: “Reencuentro”
(p. 105). Sin embargo, Bolacher alega ante Pompetzki que fue Schwarz quien le
“atacó”, y el profesor considera que lo que le dijo no era un insulto sino “un
consejo sano y cordial”, de tal modo que anima al primero a “ser paciente” porque
“pronto se resolverán todos nuestros problemas” (p. 106).
5. Todos han ido volviéndose contra Hans como si fuera un apestado. Y él cree que
acercarse a su amigo no haría sino ponerlo en un compromiso.
6. VOCABULARIO:
Estólido: ‘Falto de razón y discurso’.
CAPÍTULO DECIMOSÉPTIMO
1. Hans parte hacia América el día de su cumpleaños, “casi exactamente un año
después de que Konradin entrara en mi vida” (p. 110). Marcha, pues, el 19 de
enero de 1933.
2. El padre de Hans llama así a Adolf Hitler, natural de Austria, a quien considera un
indeseable que pretende robarle su patria y su hogar.
3. Konradin cree que Hitler es el hombre que puede “salvar a Alemania del
materialismo y del bolchevismo” y liderar el país y el mundo hacia una nueva
etapa en la que podrá “reconquistar la influencia moral que ha perdido” (p. 111).
Esto lo cree después de haber conocido personalmente al Führer y haberse
quedado impresionado por él “más de lo que jamás habría podido imaginar”. Casi
sin darse cuenta, el joven aristócrata está describiendo el proceso que hizo que
Hitler arrastrara a millones de personas “por la fuerza de su convicción, por su
voluntad de acero, por su vehemencia demoníaca y su perspicacia profética”
(p. 112) hacia una creencia ciega, casi religiosa (“creo en ese hombre”, dice
Konradin; “Dios nos lo ha enviado”, afirma su madre), en su propio
razonamiento, hasta el punto de dar por sentadas cuestiones que el propio conde
criticaba en boca de su progenitora apenas unos meses antes.
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Guía de lectura: “Reencuentro”
CAPÍTULO DECIMOCTAVO
1. Hans ha vivido en Estados Unidos treinta años. Por tanto, nos hallamos en 1963.
2. En Hans se nota la huella indeleble de los acontecimientos. Si cuando era niño ser
judío no le importaba y se encontraba entre el último de sus rasgos definitorios,
después de lo sucedido es, en cambio, una presencia continua: es socio de varios
clubes judíos, presta ayuda económica para la construcción de aquel Israel que
tanto criticaba su padre y antes de confraternizar con un alemán verifica su pasado
para garantizarse que no se haya “manchado con la sangre de tus amigos y
parientes” (p. 116). Si antes la condición alemana era una afirmación y recitar a
Hölderlin una pasión, ahora, desde la muerte de sus padres, no ha abierto un solo
libro en esa lengua y procura olvidar.
3. Probablemente su reacción tiene relación con su anterior afirmación sobre lo fútil:
nada importa, porque al final todo es igual ante la oscuridad definitiva de la
muerte. Es el mismo final que ha alcanzado la propia ciudad, a pesar de todas sus
riquezas, a pesar de su condición pura, ella también ha sucumbido.
CAPÍTULO DECIMONOVENO
1. Respuesta libre.
2. Respuesta libre.
3. Konradin muere ejecutado por sus propios compatriotas al participar en una
conspiración para matar a Hitler. De este final puede deducirse que en algún
momento después de su ascenso, los propios actos del Führer desengañaron al
conde respecto a aquel héroe salvador que finalmente no hizo sino sembrar el
odio y la destrucción por toda Europa.
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Guía de lectura: “Reencuentro”
4. El final de la novela contiene de por sí un elemento conciliador: Konradin se dejó
engañar al principio, pero no siguió completamente a aquel embaucador e intentó
acabar con él. Esto permite a Hans cambiar la imagen que tenía de él: rompe con
el nazi y devuelve al amigo. En ese sentido puede considerarse un reencuentro
entre ambos.
Actividades complementarias
1. Las frases latinas citadas en la obra son:
Profanum vulgus (p. 25)
Dulce et decorum pro Germania mori (p. 28)
Pro amico (p. 28)
Non scholae sed vitae discimus (p. 30)
Los personajes y figuras de la Antigüedad son:
Fedro y Sócrates (p. 15)
Escipión el Africano, Aníbal, César (p. 20)
Helena de Troya (p. 21)
Creso (p. 38)
Andrómeda y Antígona (p. 54)
2. Respuesta libre.
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