üARRiBA ESPAÑAI! Cataluña aclamo al Caudillo frfT í' ?O" a'^'.la"' Cien mil hombres de nuestro glorioso Ejercito desfilaron ante el Generalísimo Franco El martes pasaJo Barcelona presenció un espectáculo jamás conocido, y que coiistiíuyó un magnífico e insuperable exponente de la fsocencialidad del Ejercito Nacional. Ha sido !a fiesta militar una lucida parada guerrera jamás conocida en Barcelona, Los edificios públicos ostentaban las banderas nacionales, lo mismo que en muchísimos particulares, viéndose eo toaos estos colgaduras y tapices. El entusiasmo, a medida que pasaba la mat^ana, _ÍDa en aumento. A las nueve de la mañana bizo su aparición, en coche descubierio y escoltado por la guardia mora, Su Excelencia el Generalísimo Franco, a quien acompaíí^ba el ministro de Defensa y general jefe del Ejército del N o r t e , excelentísimo s^ñor don Fidel Dávila. S. E. el Generalísimo, acompañado por dicho g<!neral, pasó seguidamente revista a Us formaciones militares. Serían ^ Us nueve cincuenta cuando un toque de atención señaló la llegada del Caudillo al final de la formación. Varias bandas « c música interpretaron los himnos, rnientras el público, entusiasmado y enardecido por la presencia de su Caudillo, vitoreaba sin cesar a España, al Ejército y al Salvador de la Patria. Seguido de.su íscolta el coche de Su 'excelencia, por la calzada del paseo se ^^^''gió ante Í3 casa núm. i 0 3 de la Vía •^^agona!, donde se había instalado una artística tribuna con un dosel, d o n d e se situó el Caudillo y sus acompaiíantes. ^ El público, que cubría totalmente di^^o lugar y se apiñaba en los balcones y azoteas de las casas, no cesaba de vito¡'ear entusiasmado, dando vítores d e '"raneo, Franco, Franco! contestando S. • en tono sonriente. Los momentps eran de verdadera e intensa emoción. M u c h o s ojos de los que presenciaban por vez primera este imponente espectáculo no podían contener sus lágrimas de alegría y de triunfo. Una vez instalado el caudillo en la tribuna, los jinetes de la escolta mora ejecutaron varios ejercicios ecuestres yendo seguidamente a situarse en la calle de Bal mes. Junto al caudillo se encontraban, además del general Dávila, el vicepresidente del G o b i e r n o y ministro de Asuntos Exteriores, general Jordana, con sus ayudantes; el general jefe del Ejército del Sur, el excelentísimo señor don Gonzalo Q u e i p o de Llano; ídem del C e n t r o , general Saliquet; los ministros de la Gobernación, excelentísimo señor don Ramón Serrano Suñer; el de Agricultura y secretario general del Movimiento^ excelentísimo señor don Raimundo Fernández Cuesta, y el de Industria y Comercio, señor Suances. En otros sitios reservados de la tribuna estaban presentes los miembros del Cuerpo diplomático acreditado cerca del G o b i e r n o nacional, destacándose los embajadores de Italia, Alemania y Portugal, quienes al ser conocidos fueron largamente ovacionados por el público, el presidente de la Diputación, el alcalde y otras autoridades. Se calculan en unos cien mil hombres los que han intervenido en la parada militar, unos trescientos aviones, otras tantas baterías c igual número de carros de combate. Ei Caudillo, en m e d i o del enfervorizado entusiasmo del pueblo catalán, abandonó la tribuna, siendo despedido por todos los presentes, trasladándose seguidamente a su residencia oficial escoltado p o r la guardia jalifiana. Su partida es acompañada con el estruendo de los aplausos, con vivas a España, al Ejército y al Caudillo invicto. t i socialismo aspiraba a un mundo en el que podía subsistir, únicamente, una sola clase social t ! Nacional-Sindicalismo busca la armonización de todas ellas en el humanismo crístianOj punto de confluencia para la perfección de la Sociedad, Diputació de Girona — Servei de Biblioteques IL a f a I u ñ a al luMeiraila Ibiieincito víicfiiirMftSo El Caudillo ha hablado. Y habló desde Barcelona, después del imponente desfile del Ejercito liberador de Cataluña. Estas son sus palabras: ESPAÑOLES DE CATALUÑA: E¡ grandioso desfile d e nuestro invicto Ejército por la capital de Barcelona, después de liberar hasta el último rincón de las tierras catalanas, es el acontecimiento más grandioso de nuestro renacerSon los soldados de España, que curtidos por dos anos y medio de d u r o pelear, sorprenden de nuevo al m u n d o con su pujanza, demostrándole que la España Imperial, que un día le imprimió su fe y su carácter, esta viva en esta juventud gloriosa, que supera las marcas y rebasa los cálculos para la conquista de la gloria. C u a r e n t a y cuatro días de ofensiva, sin un descanso en la batalla, bastaron para d e n o t a r al enemigo y llevar nuestra bandera hasta el último pico d e los baluartes pirenaicos. Cata! aneSj no olvid eis nunca que por la redención de esta querida tierra entregó España su mejor tesoro: la sangre generosa de su juventud, sublime ofrenda a la unidad de la Patria. H o n r a r y glorificar siempre a los caídos keroicamentc por tan alta empresa, a nuestros mejores soldados, a los que forman ya en ¡ a g u a r día, eterna, a los que en los campos de batalla, en el aire y en el mar, entregaron sus vidas alegres p o r España. Símbolo y garantía de nuestro futuro es el Ejército que hoy aclamáis; las filas apretadas y la mirada lejos, ante nada se detiene y por nada se arredra. Es la juventud en píe y organizada, que n o llora ante la ruina y la riqueza perdida p o r q u e se siente con fuerzas para crearla; que desprecia los bienes materiales, p o r q u e lleva en su corazón tesoros de espiritualidad y de grandeza, y que consagra su vida a servir al destino de España. Ejércitos de Tierra, M a r y Aire; España siente el orgullo de vuestra gloria y y o el de mandaros» Españoles; Desde esta tierra de la gran Cataluña liberada, gritad conmigo: ilArriba España!! ¡¡Viva España!!