El piso de arriba Somos tres en esta madrugada Helado hasta los huesos en este desván polvoriento Silba un viento que no siento, levanto la mirada a la oscuridad Pienso que la luna ilumina la ventana, tenue y temblorosa Vislumbro la figura alargada que se me acerca Arrastra un manto y con una voz muda me dice: “tú ya lo sabes” Y se desvanece entre las sombras Trago saliva, sudando, no se cuanto tiempo llevo aquí Fría siento la pared en mi espalda y aprieto mis rodillas Un golpe cerró la ventana y unos pasos delante de mi se detuvieron Como si dentro de mi cabeza susurrara… la voz dijo “muerte” El veneno cerró mi garganta y tensó cada uno de mis músculos Dos minutos bastaron para apagar mi existencia Y allí me encontrarán, en mi ultimada sinfonía de decadencia. – N –