TERMINAR CON LOS BANCOS CENTRALES Y CON LAS RESERVAS FRACCIONARIAS. LA PROPUESTA DE (UNA PARTE DE) LA ESCUELA AUSTRÍACA PARA FINALIZAR CON LAS CRISIS ECONÓMICAS. Miguel Duranti (UBA-UBACYT) La reserva federal americana ha venido expandiendo la oferta monetaria prácticamente desde su creación. El proceso se ha acentuado fuertemente desde el abandono final de la convertibilidad del dólar en 1971. A partir de la reciente crisis financiera de septiembre-octubre de 2008 y en lo que va de 2009, el proceso de expansión parece haberse salido de control 1 incrementándose en dicho período la base monetaria en un 158 %. Sin embargo la posibilidad de un colapso de la moneda americana apenas figura dentro de las posibilidades barajadas por 2 los analistas. En este trabajo se argumentará que si bien dicha posibilidad parece muy remota en realidad no es así. Aún de no producirse el mencionado colapso, es innegable que el permanente deterioro del poder adquisitivo del dinero y la permanente recurrencia de ciclos económicos son de por sí problemas graves. Para la escuela austríaca el ciclo económico está indisolublemente unido a la práctica bancaria de mantener reservas fraccionarias, pudiendo los bancos insertar en la economía medios de pago que no tienen un correlato de ahorro real previo. Además el ciclo tiende a acentuarse cuando entran en escena los bancos centrales, manipulando monopólicamente la cantidad de moneda en circulación, fijando la tasa de interés y obrando como prestamistas de última instancia. El proceso bancario de expansión crediticia 3 Comencemos por considerar un contrato de depósito en una cuenta a la vista con un encaje del 100% en un banco privado aislado, si bien no monopolista. Un individuo X deposita 1.000.000 de unidades monetarias (UM) en el banco A para tenerlas bajo su disponibilidad en cualquier momento. El banco le cobra digamos un 3% anual por la custodia de ese dinero. Por hipótesis el banco mantiene en reserva el 100% del monto depositado, de modo que su beneficio en este caso particular asciende a unas 30.000 UM. Si descontamos un 2% anual en concepto de gastos operativos, unas 20.000 UM, el beneficio neto del banco por el ejercicio, derivado de sus servicios de custodia, es de unas 10.000 UM. Lo importante aquí es notar que no se han creado medios de pago adicionales dentro del proceso de gestión bancaria. La oferta monetaria total sigue siendo de 1.000.000 de UM. 1 2 Peter Schiff es el analista más destacado que no solo no descarta esta posibilidad sino que la considera altamente probable. 3 Jesús Huerta de Soto, Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, Unión Editorial, Madrid, 2006, Cap. IV. 1 Consideremos a continuación el caso del mismo banco pero manteniendo ahora una reserva fraccionaria. Supongamos un encaje de un 10%. El banco recibe de X 1.000.000 de UM en depósito a la vista, pero sólo mantiene en reserva unas 100.000 unidades y presta a otro individuo Z las otras 900.000 UM cobrando un interés del 15% anual. En este proceso han aparecido dos fenómenos nuevos a destacar. Por un lado se ha expandido sustancialmente la oferta monetaria sin un correlato de ahorro real previo. En efecto X sigue teniendo bajo su plena disponibilidad su depósito a la vista de 1.000.000 de U.M. y Z cuenta en su haber con unas 900.000 UM. Estas 900.000 UM corresponden a sustitutos monetarios, cheques que pueden ser librados por X o por Z, creados de la nada por el banco. De modo que la oferta monetaria total se ha expandido de 1.000.000 UM a 1.900.000 UM, es decir un incremento de un 90%. Por otro lado el banco tiene ahora la posibilidad de expandir sustancialmente sus ganancias. El banco no sólo obtiene el beneficio neto de 10.000 UM derivado de la custodia de los fondos de X sino que además obtiene el pago de intereses de Z. Al cobrar un 15 % de interés a Z por el préstamo, el banco obtendría unas 135.000 UM. Manteniendo nuestra hipótesis anterior de un 2% de gastos operativos, el banco se quedaría con un beneficio neto al final del ejercicio de la operación con Z de unas 132.300 UM. Sumando lo obtenido por operar con X, el beneficio neto asciende a 132.300 + 10.000= 142.300 UM. Los beneficios totales del banco, en este caso simple, se han expandido pues en un 1423 %. Para este caso simple hemos visto que el banco A puede expandir la oferta monetaria total en un 90% dado un encaje del 10%. Sin embargo el límite para la expansión monetaria es aún más elástico, dado un conjunto de supuestos adicionales. Supongamos que bajo el mismo encaje el porcentaje de disponibilidad de los depósitos prestados es de un 80%, quedando el restante 20% depositado en otra cuenta a la vista dentro del mismo banco A. Este importe, aún en manos del banco, puede ser represtado manteniendo el encaje correspondiente. A partir de las 900.000 U.M prestadas a Z, Z mantiene en caja unas 180.000 U.M de las cuales pueden ser prestadas unas 162.000 a otro individuo Y. El proceso puede repetirse teóricamente cuantas veces sea necesario, hasta que la última U.M entera haya sido prestada. En cualquier caso es obvio que la capacidad de expansión crediticia es 4 bastante mayor a la pensada adicionalmente incluso para el caso más simple . ¿Qué sucede entonces en el caso de un banco monopolista que mantiene reservas fraccionarias? En este caso los prestarios del nuevo dinero no tienen más remedio que operar con dicho banco, redepositando en cuentas a la vista la totalidad del importe que les ha sido prestado. Esto habilita la posibilidad de que la oferta monetaria aumente aún más, incluso a niveles insospechados. Si Z al recibir en préstamos 900.000 U.M. las redeposita en su totalidad en el banco A, ahora monopolista, dicho banco puede ahora represtar unas 810.000 U.M (900.000-10%=810.000) a Y. El proceso puede repetirse nuevamente hasta que la última unidad monetaria haya sido prestada. Al final la expansión crediticia total que el banco A monopolista puede realizar a partir del millón de U.M depositadas originalmente por X, alcanzaría las 9.000.000 U.M. Esto quiere decir que la oferta monetaria total se ha expandido 5 en un 900%. Los efectos en la economía real de la expansión crediticia de medios fiduciarios. La tasa de interés dentro de un mercado no interferido refleja la intensidad de las preferencias temporales de las personas que interactúan dentro de ese mercado. Es decir, reflejan la mayor o menor intensidad que el consumo presente tiene para ellas: una preferencia temporal alta por el presente, implicará menos ahorro para períodos temporalmente alejados y en consecuencia una tasa de interés de mercado más alta; una preferencia temporal más baja, implicará un mayor grado de ahorro disponible para la inversión de largo plazo y tasas de interés más bajas. 4 Jesús Huerta de Soto, op. cit., pág. 167. A partir de 1.000.000 de U.M pueden crearse hasta un 1.097.560 U.M de la nada (dado un encaje del 10% y un coeficiente de no disponibildad de los depósitos del 20%), es decir un incremento de la oferta monetaria total superior al 100%. 5 Huerta de Soto, op. cit., pp. 172-176. 2 El crecimiento económico es explicado por los austríacos como consecuencia de la progresiva caída de las tasas de preferencias temporal y el subsecuente aumento del ahorro y posteriormente de la inversión. ¿Qué sucede entonces cuando medios de pagos creados de la nada dentro del sistema bancario se emplean dentro de la producción en la economía real? Lo primero que sucede inicialmente es una caída de las tasas de interés: hay más dinero disponible para créditos que antes, lo que empuja hacia abajo el interés de los créditos. Sin embargo esta caída de la tasa de interés es sólo artificial ya que no procede de un incremento del ahorro real dentro de la economía, esto es de una caída en las preferencias temporales de las personas, las cuales hubieran decidido disminuir su consumo presente y ahorrar más, sino de la mera generación espontánea de un asiento contable por parte de un banco emisor. Lo importante ahora es notar que los empresarios que reciben los créditos no tienen manera directa de saber que el ahorro en la sociedad se ha incrementado. Lo único que saben es que hay dinero barato disponible y que el mismo permite encarar proyectos productivos bastante más largos, los cuales al tenor de los actuales intereses de mercado resultan rentables. Al caer artificialmente las tasas de interés entonces, los empresarios se lanzan a producir como si la caída hubiese sido generada por un incremento del ahorro real. Los empresarios son así inducidos a invertir en los sectores de bienes de capital. De este modo se da cuenta del error masivo en que caen los empresarios en una época de expansión crediticia, así como del mayor pronunciamiento del auge en los sectores de bienes de capital. Esta tendencia a la mal inversión continuará mientras continúe la expansión artificial del crédito. Ahora bien ¿cómo es que exactamente el proceso de auge comienza a revertir en una recesión? Jesús Huerta de Soto divide el proceso producido por la expansión crediticia en la 6 economía real en seis etapas . I – Suben los precios que hay que pagar por los factores originarios de producción (trabajo y recursos naturales). Si dividimos el análisis de la oferta y la demanda vemos que: A) Por el lado de la demanda, se demandan más recursos originarios por disponer de crédito nuevo y su precio sube. B) Por el lado de la oferta, como no hubo incremento del ahorro real no hay liberación de factores originarios de las etapas productivas más cercanas al consumo final. En otras palabras la oferta de factores originarios de producción permanece relativamente estática. II- Suben los precios de los bienes de consumo. Esto es así porque: A) Suben los salarios (visto en I) lo que presiona la demanda de bienes de consumo y su precio sube. Pero los bienes de consumo suben más que los salarios porque B) Como consecuencia de los nuevos procesos productivos encarados temporalmente más largos de completar, se ralentiza la producción en los sectores de bienes de consumo. Esta ralentización dura hasta que se completen los procesos de producción más intensivos, y nuevos bienes de consumo lleguen al mercado. C) Además la expansión crediticia produce también no sólo un aumento artificial de los salarios, sino también un incremento artificial de los beneficios empresariales, presionando también a la demanda de bienes de consumo y generando una tendencia de sus precios a aumentar. Juntos B) y C) determinan que: III- Comience un gran incremento relativo de los beneficios contables de las empresas más próximas al consumo final, respecto de los beneficios existentes en las empresas productoras de bienes de capital. Ya empiezan pues a notarse la caída en los beneficios de los productores de bienes de capital. IV- Efecto Ricardo invertido. Dado que en II vimos que los precios de los bienes de consumo se incrementan, esto implica un aumento del costo del nivel de vida, lo que implica un abaratamiento relativo de los salarios. Los empresarios tienen ahora un fuerte incentivo entonces para sustituir maquinaria y equipos de capital por trabajadores. Pero el incremento de 6 Huerta de Soto, op. cit., pp. 289-299 3 la demanda de trabajadores perjudica también a las industrias productoras de bienes de capital, las cuales derivan sus beneficios justamente de vender equipos de capital. Los beneficios de estas empresas tienen por este lado también una tendencia a deteriorarse. Para explicar los puntos V y VI siguientes supongamos que la expansión crediticia se detiene o se ralentiza, tal vez porque el gobierno comienza a temer a la inflación sobre el nivel general de precios, o porque los bancos temen colocarse en una posición de insolvencia de continuar expandiendo el crédito sin respaldo ¿Qué sucede entonces cuando ¨se corta el chorro¨? V- Aumenta la tasa de interés de los créditos a un nivel incluso superior al de antes de la expansión artificial. Esto es así porque: A)- Por el lado de la oferta, los prestamistas (bancos, depositantes, etc.) tienden a querer recuperar en términos reales su inversión y por lo tanto indexan los créditos por inflación. B)- Por el lado de la demanda, los empresarios, sobre todo aquellos que comenzaron a producir en la última etapa del auge, estarán dispuestos a pagar tasas de interés más altas si esto les permite terminar su inversión; en caso contrario perderían su inversión casi por completo. VI- Aparición de pérdidas contables considerables en las empresas de las etapas relativamente más alejadas del consumo. CRISIS propiamente dicha. Se vuelven insostenibles los intereses a pagar por las deudas necesarias para adquirir los créditos para culminar una gran parte de los proyectos emprendidos durante el auge. Además se ha evidenciado que el grueso de los consumidores no está dispuesto a sacrificar consumo presente en la medida necesaria para financiar la culminación de la totalidad de los proyectos productivos más largos. La crisis se manifiesta como un exceso de inversión en las etapas más alejadas del consumo. El efecto final de la sostenida expansión crediticia es entonces más tarde o más temprano una recesión económica, tanto más grave y pronunciada cuanto más larga y aguda haya sido la inflación anterior. Sin embargo el proceso de la recesión en cuanto tal constituye el retorno a la proporción ahorro-inversión deseada por los consumidores. Se han evidenciado los errores cometidos por los empresarios y los recursos económicos deben ser relocalizados, en general, desde las industrias de bienes de producción hacia las de bienes de consumo. El proceso recesivo es un proceso de reordenamiento del mercado y no debe ser obstaculizado o impedido. Consignemos brevemente cuatro cosas que el Estado no debe hacer: 1- Seguir inflando durante el auge. 2- Nunca rescatar a empresas insolventes o relevar a las empresas de la obligación de cumplir con las obligaciones asumidas con el público (en particular la obligación de los bancos de restituir los depósitos). 3- No inflar tampoco para salir de la recesión. 7 4- No incrementar el gasto público. Aplicar cualquiera de estas medidas, en el mejor de los casos, sólo dilataría el proceso de reubicación de los recursos haciendo la depresión más duradera. En el peor de los casos plantaría la semilla de nuevas distorsiones que producirían nuevas mal inversiones que deberán ser liquidadas. Una cuestión final antes de pasar al siguiente punto. Para explicar la reversión del auge en una recesión hemos supuesto que en algún punto el estado o los bancos se asustan y detienen la expansión crediticia o bien la ralentizan. Gordon Tullock acusa a los austríacos, en particular a Rothbard de no explicar por qué la expansión 8 crediticia no puede ser continuada indefinidamente. El problema de Tullock es, como señala 7 Murray N. Rothbard, For a New Liberty. The Libertarian Manifesto, Ludwig von Mises Institute, 2002, cap. 9, pág. 196. 8 Gordon Tullock, ¨Why the Austrians are Wrong About Depressions, The Review of Austrian Economics, vol. 2, num. 4 9 Jospeh T. Salerno, sencillamente el de no haber leído más que un panfleto de Rothbard . Este supuesto no es en sí necesario, de modo que podemos preguntarnos qué sucedería si se intentase continuar indefinidamente la expansión crediticia. Lo que sucede cuando se intenta mantener la expansión monetaria indefinidamente, lo que implica obviamente la permanente aceleración del proceso es lo que Mises denomina Crack10 11 Up-Boom y Rothbard Runaway Boom . Esto acontece cuando el público en general percibe que el Estado tiene la intención de financiarse permanentemente con recurso a nuevo dinero creado ex-nihilo. Cuando esto sucede la gente comienza a desprenderse del nuevo dinero más rápido de lo que la siguiente tirada de dinero le toma llegar a la economía. Se produce una huida masiva a bienes reales (prácticamente cualquier bien) y la capacidad adquisitiva del dinero cae prácticamente a cero. La economía se desmonetiza y la consecuencia posterior es una agudísima depresión económica. Esta posibilidad tiene relevancia hoy cuando las autoridades monetarias americanas parecen determinadas a realizar todo cuanto esté en su poder para impedir que los precios caigan. 3- Cómo reformar el sistema financiero para terminar con las fluctuaciones económicas. Las conclusiones generales que tenemos que sacar del análisis anterior a los efectos de reformar el sistema financiero para impedir las crisis económicas son relativamente evidentes. Si la expansión crediticia a partir de la nada es el origen de las crisis económicas, entonces lo principal es impedir que dicha expansión de medios fiduciarios pueda tener lugar. A los efectos de lograr esto una cosa que seguro debe hacerse es abolir el banco central. Como hemos visto al comienzo, la capacidad de un banco monopolista de expandir el crédito artificialmente es enorme, mucho mayor a lo que podría realizar un banco sometido a la competencia, y por lo tanto su capacidad potencial de daño es mucho mayor. Pero no se trata tan solo de una mera posibilidad. Por el contrario el control monopólico del banco central de la oferta monetaria es intrínsecamente inflacionario. En efecto, lo que distingue al control monopólico del dinero respecto del control monopólico de cualquier otro bien es que el monopolista que controla el dinero obtiene un beneficio adicional incrementando la oferta de la cantidad del bien, y no reduciendo la oferta como en cualquier otro caso. Esto es 12 así dado el carácter no neutral del dinero . El nuevo dinero, emitido por el banco central en este caso, beneficia siempre a sus primeros usuarios, quienes pueden comprar bienes y servicios en el mercado antes que el mismo tenga efectos sobre la estructura de precios del mercado. El primer usuario del nuevo dinero es siempre el banco central y por lo tanto es el principal beneficiario por lo que difícilmente podría reprimir sus políticas inflacionistas. Históricamente nunca lo ha hecho y podemos concluir que existen sobradas razones teóricas para pensar que nunca lo hará, más aún en el contexto de un patrón fiduciario que ha perdido toda relación con un dinero-mercancía como el oro o la plata. En este contexto la expansión monetaria puede hacerse bajo virtualmente ningún costo, simplemente imprimiendo billetes y dejando que los bancos coloquen sus substitutos monetarios por encima de los billetes al ratio estipulado por el encaje legal del momento. La abolición del banco central y el retorno a un sistema de banca libre seguramente traería de vuelta la circulación de dinero-mercancía, es decir del oro y la plata que son las mercancías que históricamente han surgido libremente como dinero. El papel retomaría su rol entonces 9 Joseph T. Salerno, ¨Comment on Tullock´s ¨Why Ausrians are Wrong About Depressions¨, The Review of Austrian Economics, vol. 3, num. 1. 10 Ludwig von Mises, La Acción Humana, Sopec, Madrid, 1968, trad. Joaquín Reig Albiol, pp. 531-534 11 Murray N. Rothbard, Man. Economy and State, A Treatise on Economic Principles, Ludwig von Mises Intitute, Auburn, Alabama, 2004, pp. 1018-1021 12 Ludwig von Mises, The Theory of Money and Credit, Liberty Fund, Indianopolis, 1981, translated by H. E. Baston. 5 como un certificado dinerario y la inflación estaría severamente limitada por estar la moneda atada a una mercancía costosa de obtener. Un tercer y último elemento más delicado que debemos tener en cuenta para terminar con las crisis económicas, es la cuestión de si debemos o no continuar permitiendo que los bancos mantengan legalmente reservas fraccionarias de sus depósitos a la vista. En este punto los austríacos están divididos. Quisiera defender brevemente el caso sostenido por Rothbard, Huerta de Soto y Hans 13 Hermann Hoppe entre otros, a favor de la prohibición legal de mantener reservas fraccionarias simplemente con un argumento de prudencia política. Como hemos visto al principio, si bien la capacidad de expandir el crédito por parte de un banco privado es bastante menor a la de un banco monopolista, esto no impide que su influencia sobre la economía real sea amplia. Hemos visto además como el banco privado tiene un fuerte incentivo a expandir el crédito artificialmente, en tanto esto le permite aumentar exponencialmente sus beneficios, por lo cual exentos de una prohibición de emitir medios de pago sin respaldo seguramente se verán llevados a hacerlo en una escala amplia. Lo que intento decir es que en este caso la posibilidad cierta de la expansión crediticia no puede ser mitigada simplemente con el temor a una quiebra. Ciertamente el sistema bancario en su conjunto sería mucho más responsable de no existir un prestamista de última instancia que salve a los bancos cuando los problemas amenazan. Pero el punto aquí es que, incluso en ausencia de un prestamista de última instancia, seguramente unos cuantos bancos intentarían expandir el crédito. Lo que de por sí provocaría efectos indeseables en el conjunto de la economía, incluso perjudicaría a gente que no se encuentra ni remotamente cerca de haber operado con un banco. Esto produciría casi con seguridad el retorno de esas voces ancestrales anti-mercado que permanentemente hay que soportar. Su discurso es ciertamente predecible: dirán que las crisis económicas son intrínsecas al sistema de mercado dejado a la deriva, que es preciso el tutelaje del sistema financiero por parte de una entidad a cargo de funcionarios idóneos y sabios. Y no se detendrán ahí. Luego hablarán de la necesidad de una política monetaria flexible y solo concebirán el progreso económico como consecuencia del dinero barato, tasas de interés artificialmente bajas y precios crecientes. Por no haber concretado las reformas correctamente habríamos en parte contribuido al retorno de este discurso, que no es en realidad otra cosa que lo que Mises denominaba la interpretación inflacionista de la historia y que en nuestros días es la interpretación dominante dentro del ámbito teórico de la política económica. 13 Murray Rothbard, The Case for the 100% Gold Dollar, Leland Yeager ed., In Search of a Monetary Constitution, Cambridge, MA: Harvard University Press, 1962, pp. 94-136. Huerta de Soto, op. cit., cap. IX, pp. 557-630. Hans Hermann Hoppe, ¨How is Fiat Money Possible¨ en The Review of Austrian Economics, vol. 7, No. 2 (1994): 49-74. 6