MEDICAMENTOS DE USO ANIMAL VS MEDICAMENTOS DE USO HUMANO Los medicamentos de uso veterinario han sido considerados desde siempre como el hermano “pequeño” de los medicamentos de uso humano, debido, entre otras razones, a su menor importancia económica y las consecuencias que de ello se derivan, como menores recursos para investigación en el desarrollo de nuevos fármacos, limitadas fuentes de información, escasa sensibilización social y sistemas de marketing con presupuestos más “ajustados”. Hasta fechas relativamente recientes, la única preocupación en el empleo de los mismos se restringía a su eficacia en la resolución de los problemas para los que habían sido diseñado. Sin embargo, la transcendencia del uso de éstos medicamentos va más allá de su empleo directo en los animales, ya que se encuentra íntimamente relacionado con la salud pública, tanto en su vertiente dentro del sistema de control de zoonosis, como de elemento terapéutico en animales productores de alimentos y sus repercusiones dentro del campo de la seguridad alimentaria, debido a la presencia de sus residuos en dichos alimentos o en el medio ambiente. Actualmente, los requerimientos sobre la calidad de los medicamentos veterinarios, en sus diferentes aspectos, también han llegado al nivel exigido para los medicamentos de uso humano. Con ello no cabe duda que se han aumentado las cotas de seguridad y eficacia en su empleo, pero a su vez ha conllevado un aumento en los costes y en el tiempo necesario para el desarrollo farmacéutico y la fabricación. Por otro lado puede asegurarse que el medicamento de uso veterinario presenta unas particularidades desde su desarrollo hasta su aplicación, que le diferencian en algunos aspectos de los medicamentos de uso humano. Destacando especialmente la faceta referida a la seguridad, una vez que ya ha realizado su función y a la que nos referiremos mas adelante. Diferencias de empleo de los de medicamentos de uso veterinario Antes de comentar algunas particularidades en el uso de medicamentos de uso veterinario, estableceremos una cuestión previa. A grandes rasgos podríamos diferenciar dos grandes grupos de aplicación de medicamentos de uso veterinario, el que se destina a los animales de compañía, ornamentales, deporte o entretenimiento y el que se utiliza en los animales productores de alimentos. En el primer grupo las características de utilización se asemejan más a las de uso humano, en cuanto a diagnóstico, prevención o tratamiento de enfermedades (sin que ello suponga una comparación estricta, por razones obvias del carácter específico del destinatario). En un subgrupo se pueden incluir, por su especial variedad y particularidades, los empleados en animales exóticos y silvestres. El segundo grupo, en cambio, presenta un mayor grado de diferenciación pues en la mayoría de los casos los medicamentos son aplicados a colectividades, más que como a pacientes individuales, y además de las obvias consideraciones sobre eficacia e inocuidad en los animales de destino, hay que añadir las relativas al coste económico de los tratamientos, así como punto principal a la seguridad e inocuidad de cara a los posible consumidores de los productos derivados de esos animales. a.- Diferencias sobre el medicamento Pasamos a exponer algunas de estas particularidades, comenzando por algo tan evidente como es la existencia de diferencias anatomo-fisiológicas y sistemas de producción entre las distintas especies animales que son objeto de tratamiento y sus consecuencias. En este sentido deberemos tener en cuenta que nos encontramos con un campo de actuación enormemente variado, tanto en la vertiente filogenética, incluye insectos, peces, reptiles, aves y mamíferos, como en la del destino de los mismos que abarca la productiva (intensiva o extensiva), ornamental, de compañía y a animales exóticos y silvestres. En primer lugar debemos contar con unas diferencias fisiológicas que condicionan la respuesta a los fármacos, pero además y no menos trascendentes son las diferencias anatómicas, de manejo y zootécnicas que condicionan la forma y vía en que aplicamos dichos fármacos, lo que provocará la necesidad de un desarrollo galénico, unas formas farmacéuticas, vías de administración, envases y dispositivos terapéuticos que en muchos casos requerirán una singularidad que las diferencie de las especialidades farmacéuticas convencionales, dentro de un mismo grado de calidad (ver Tabla 1) Tabla 1.- Ejemplos de formas farmacéuticas, vías de administración, envases y dispositivos terapéuticos específicos de medicamentos veterinarios. Formas farmacéuticas collar crotal solución, emulsión o suspensión para baño solución, emulsión o suspensión para unción dorsal continua (pour-on) solución, emulsión o suspensión para unción dorsal puntual (spot-on) solución, emulsión o suspensión para baño solución, emulsión, suspensión o aerosol para baño de pezones dispositivo intrarruminal de liberación continua o pulsátil bloque para lamer premezcla medicamentosa gránulos (pellets) solución, suspensión, emulsión, candelilla y pomada intramamaria tira, papel fumígeno y bastoncillo fumígeno para colmenas solución para nebulización Vías de administración Administración por inmersión del pico Baño Punción en la almohadilla plantar Administración en el agua de bebida o en la leche In ovo Administración en el alimento Uso en las colmenas Vía intramamaria Vía intrarruminal Nebulización Vía oculonasal Vía paravertebral Unción dorsal continua (pour-on) Unción dorsal puntual (spot-on) Escarificación Uso intramamario externo Administración sobre el alimento (top-dressing) Uso en el medio acuático Punción en la membrana del ala Envases y dispositivos Inyector automático Aplicador para administración intrarruminal Dardo Pistola dosificadora Inyector de implantes Inyector automático in ovo Dispensador de dosis múltiples Jeringa intramamaria Escarificador Aplicador de esponjas vaginales List of Standard Terms. Pharmaceutical dosage forms. Routes of administration. Containers. Concil of Europe. European Pharmacopoeia Commission. Strasbourg. El hecho de tratar tanto a animales individuales como a colectividades, va a requerir unas estrategias distintas, para asegurarnos una adecuada utilización de los medicamentos. Tenemos un ejemplo en el correcto desarrollo farmacéutico de las premezclas medicamentosas, medicamentos veterinarios que se administrarán en forma de piensos medicamentosos, dentro de la ración diaria de alimento del animal. Para diseñar una premezcla será necesario un conocimiento exhaustivo de las propiedades fisicoquímicas del medicamento, que permitan una adecuada homogeneidad y estabilidad en el alimento, así como un análisis de compatibilidad y posibles interacciones con los componentes de cada tipo de pienso utilizado de forma rutinaria en las diferentes categorías de animales dentro de las especies de destino. Asimismo hay que tener en cuenta que no deben cambiarse en exceso las condiciones organolépticas del alimento para que no sea rechazada su ingesta y además que las condiciones de almacenamiento puedan ser aplicadas de forma práctica en la explotación. Por otro lado, la última fase de fabricación de estos alimentos medicamentosos queda fuera del ámbito de los fabricantes de medicamentos, ya que ésta es realizada por fabricantes de piensos legalmente autorizados de cuya capacidad depende gran parte del éxito terapéutico del producto. b.- Diferencias en las consecuencias de su utilización. Como comentamos anteriormente, además de las particularidades en el desarrollo y uso de los medicamentos veterinarios hay que contemplar una faceta muy particular que se refiere especialmente al empleo de fármacos en animales productores de alimentos. Podemos considerar que hay tres niveles o apartados que se deben tener en cuenta en la utilización de medicamentos veterinarios y que hacen referencia a su seguridad. Nos referimos a la protección sobre el 1. Consumidor 2. Manipulador 3. Medio-ambiente 1.- El hecho de que los medicamentos sean utilizados, para el tratamiento y/o prevención de enfermedades o con fines zootécnicos, en animales productores de alimentos para el consumo humano, hace que estos alimentos pueden presentar residuos de los principios activos o sus metabolitos, si proceden de animales previamente tratados. Esto conlleva unas importantes limitaciones en su uso y un profundo control sobre los mismos. En primer lugar se crea la necesidad de garantizar en estos alimentos, la no presencia de residuos o que éstos aparezcan en unas cantidades determinadas (Límites Máximos de Residuos LMR), que no provoquen efectos nocivos para la salud humana, desde el punto de vista toxicológico, farmacológico o microbiológico. El sistema utilizado para su consecución pasa por un profundo análisis de riesgo que defina claramente las sustancias que se pueden utilizar de forma segura en los medicamentos veterinarios destinados a animales productores de alimentos y un control complementario por el denominado Plan Nacional de Investigación de Residuos (PNIR), a través del cual se establece la vigilancia de determinadas sustancias y sus residuos en los animales vivos y sus productos. En este sentido el Reglamento 2377/1990 establece 4 anexos en los que se agrupan las sustancias farmacológicamente activas utilizadas en medicamentos veterinarios. Así en el anexo I se encuentran aquellas con unos LMR ya establecidos por especies y tejidos. En el anexo II aquellas sustancias que no están sujetas a LMR por ser considerarse inocuas, con los datos actuales y en determinadas condiciones de uso. En el Anexo III las que están pendientes de clasificar de forma definitiva, cuyos LMR tiene un carácter provisional. Por tanto sólo se podrán utilizar medicamentos veterinarios para animales productores de alimentos que contengan sustancias clasificadas en estos tres primeros anexos. Por último en el anexo IV encontraremos aquellas para las cuales no se ha podido establecer un LMR y por tanto se encuentra explícitamente prohibido su uso en los animales de abasto. Este reglamento está sujeto a continuas revisiones y en función de los nuevos conocimientos que se vayan obteniendo, las sustancias pueden cambiar de anexo o ver modificados sus valores de LMR. Este sistema de seguridad provoca una importante limitación en la disponibilidad de medicamentos para ciertas especies o tipos de producción, sobre todo en aquellas que tiene una menor importancia económica y sobre las que la industria no ha considerado rentable la inversión en investigación que ello implica. Este es el caso de la terapéutica para conejos, abejas, ovejas de producción láctea, cabras, caballos, gallinas ponedoras, avestruces o acuicultura, considerándose actualmente como uno de los principales problemas a resolver dentro de este sector en la Unión Europea. Por ahora la única solución temporal que se aplica es la prescripción veterinaria excepcional de medicamentos, que bajo ciertas condiciones muy limitadas autoriza la utilización de medicamentos veterinarios en especies diferentes para los que se encuentran autorizados (ej. la prescripción de medicamentos de uso humano para aplicar en animales) o el uso de autovacunas, fórmulas magistrales o preparados o fórmulas oficinales de uso veterinario. 2.- Debido a la necesidad de ser aplicados por personas que pueden o deben realizar una manipulación previa a la aplicación en los animales, también se hace imprescindible valorar la seguridad para el usuario. Este punto tiene especial interés en aquellas sustancias que no son de uso mixto en medicina humana y veterinaria y que se encuentren en grandes concentraciones en los medicamentos para grandes animales o en aquellos casos en los que la exposición sobre el usuario u otras personas que puedan estar en contacto con el producto, tenga un especial riesgo, debido a su forma farmacéutica o condiciones de uso (ej. el caso de premezclas, nebulización de vacunas, aplicación de ciertas desparasitaciones externas..). 3.- De acuerdo con el concepto de desarrollo sostenible, en el uso de los medicamentos veterinarios también se debe tener en cuenta la exposición de los productos (los principios activos o los metabolitos) sobre medio ambiente. Este hecho es especialmente significativo en los tratamientos de colectividades con antiparasitarios internos y externos, en productos para la acuicultura y en los tratamientos de antimicrobianos, sobre los cuales se realizan también un análisis de riesgo/beneficio de los efectos ecotoxicológicos. Siendo necesario en este caso tener en cuenta los datos sobre los tiempos de degradación de los fármacos o sus metabolitos en el medio ambiente y el grado de impacto medioambiental que pueden originar, por la propia aplicación en el medio (ej. productos de acuicultura, baños antiparasitarios o tratamientos en apicultura), por su eliminación a través de excretas directamente o mediante el vertido de purines que contengan restos de estos productos. Por todo ello y debido a todas las especiales características del medicamento de uso veterinario, los sistemas de farmacovigilancia incluyen un campo muy amplio, ya que, aparte de las reacciones adversas derivadas de su utilización en los animales, y/o personas expuestas o que consumen alimentos con residuos, sospechas de falta de eficacia y usos no contemplados, esta farmacovigilancia incluye también investigaciones sobre la validez de los tiempos de espera, valores de LMR, posibles problemas derivados de del uso del medicamento (resistencias a antibióticos o antiparasitarios ..) impactos negativos sobre el medio ambiente, etc. que deben repercutir en la evaluación de sus beneficios y riesgos. Por ello es necesario, en algunas ocasiones, un cambio de mentalidad y una profundización en el nivel de conocimientos específicos dentro de los diferentes sectores relacionados con los medicamentos de uso veterinario, que implica una colaboración y esfuerzo necesarios para conseguir un mejor desarrollo y uso racional de los mismos de cara a obtener una optimización en la salud pública, la sanidad animal y la conservación del medio ambiente.