La Enseñanza de la Demostración Matemática Parte 3 del Diagnóstico de la situación actual: Análisis de las concepciones de los docentes de Matemática sobre la demostración de proposiciones y su enseñanza Macías, Dora A. - Nápoles Valdés, Juan E. -Caputo, Silvia G. - Acosta, Julio C. Espinoza, Ricardo R. - Jorge, María J. - Vilotta, Diego F. Facultad de Cs. Exactas y Naturales y Agrimensura - UNNE. Av. Libertad 5450 - (3400) Corrientes - Argentina. Tel./Fax: +54 (03783) 466509 - E-mail: dmacías@exa.unne.edu.ar ANTECEDENTES Una línea ampliamente trabajada en la investigación en educación es la relacionada con el conocimiento profesional del profesor, constituído por una trama de ideas, valores, reglas de actuación, principios, etc. que fundamenta y justifica la toma de decisiones que realiza en su actuación (Macchiarola, 1998). Se han realizado numerosos estudios sobre las concepciones de los docentes sobre la ciencia que enseñan, el aprendizaje de los alumnos, el papel del profesor, el rol de la institución y sobre las relaciones entre estas ideas y la forma en que el profesor enseña. Por otra parte, Gimeno Sacristán (1995) señala que “la práctica profesional depende, desde luego, de decisiones individuales, pero dentro de normas colectivas adoptadas por otros profesores y en el seno de marcos organizativos muy reales que regulan de alguna forma las actuaciones.” Desde la perspectiva analítica de Pierre Bordieu (1994), los docentes desarrollan una práctica social concreta que se inserta en el campo educativo, históricamente construido, y realiza una serie de opciones condicionadas por éste y por su habitus, es decir por sus “sistemas de esquemas generadores de percepción, de apreciación y de acción que son el producto de una forma específica de acción pedagógica y que vuelven posible la elección de los objetos, la solución de los problemas y la evaluación de las soluciones”. Los estudiantes interiorizan el campo concreto de relaciones sociales en que se están formando, adoptando modos de pensar, entender y actuar socialmente validados en él, los cuales ellos mismos validan, adoptan y comienzan a reproducir. Consideramos por ello importante conocer la cultura instalada en la institución con respecto a la demostración ya que, como destaca Gimeno Sacristán (1993) los centros educativos definen “un curriculum que si no se explicita no puede gobernarse reflexivamente.” En este trabajo nos concentramos en el estudio de dos aspectos: las concepciones acerca de la demostración de los profesores del Departamento de Matemática de la FACENA y sus ideas sobre cómo se aprende a demostrar, lo que permite también caracterizar sus concepciones sobre la enseñanza. Para el primer aspecto, las concepciones se analizan a partir del concepto de demostración explicitado por Müller (1980): “Sea un sistema de expresiones X. Una demostración de la expresión Q es una sucesión finita de expresiones Q1, Q2,...., Qn, Q que terminan en Q y que satisface para cada término Qi una de las condiciones siguientes: Qi pertenece a X, o Qi puede deducirse de expresiones precedentes, o expresiones de X mediante una regla de inferencia”. “Esta definición expresa claramente que una demostración no es una “cadena lineal” de expresiones Q en que cada término Qi resulta exactamente del término precedente Qi-1”. “Además se reconoce también que la definición del concepto demostración, naturalmente no indica de qué forma puede encontrarse una demostración de un teorema especial”. Tenemos en cuenta también lo que Bogart (1998) explica respondiendo a la pregunta de carácter amplio ¿Qué es una demostración?, diciendo: ...“demostración de una proposición significa un argumento convincente de que la proposición es verdadera”. Y en este sentido amplio menciona que las demostraciones de esta clase suelen encontrarse fuera de los libros de matemática. Expresa Bogart que al escribir una demostración, es necesario ir a través de dos procesos diferentes. El primero consiste en imaginar cuáles ideas se necesita reunir y en qué forma para llevar a cabo la demostración (qué se necesita decir). El segundo proceso consiste en imaginarse cómo escribir estas ideas para que la serie de proposiciones en el papel sea una demostración (cómo decir lo que se necesita decir). Afirma que en general las demostraciones contienen una mezcla de resultados de ambos procesos. Consideramos además las ideas acerca de lo que significa una demostración desde un punto de vista más puramente lógico de Puyau y Roetti (1976) y Copi (1962). También consideramos que la habilidad lógica “demostración de proposiciones” que, como tal, es un procedimiento propio del quehacer matemático, además de poder estudiarse como un objeto en sí mismo, permite que a partir de la elaboración, comprensión y reproducción de demostraciones, se expliquen mejor las teorías matemáticas, además de solo “probar” sus resultados. En este sentido, su tratamiento y dosificación, desde el punto de vista didáctico, tiene un gran valor, en cuanto también mejoran notablemente la calidad de los aprendizajes de los contenidos conceptuales y actitudinales. Coll, Pozo, Sarabia y Valls (1992) se refieren a estas relaciones, a las características de cada tipo de contenido, al aprendizaje y enseñanza de los mismos, como así también a su evaluación Para el segundo aspecto, las concepciones se analizan a través de la óptica particular de los tres enfoques educativos señalados por Morán Oviedo (1987), tomando en cuenta el conjunto de relaciones que se establecen entre los alumnos, el objeto de conocimiento, el docente y las acciones que él realiza para generar interacciones entre los dos primeros: • Didáctica Tradicional: la propuesta educativa consiste esencialmente en ofrecer elementos sensibles a la percepción y observación de los alumnos. La función del docente es mostrar las nociones, proveer ejemplos, transmitir los saberes, organizados de manera acumulativa y disciplinaria; la función del alumno es escuchar y atender las explicaciones para repetir los procedimientos que el maestro le ha marcado como válidos para resolver problemas, ejercitarse, aplicar lo que se le ha enseñado. Subyacen a este modelo dos concepciones principales: la del conocimiento como absoluto, acabado, verdadero y la de aprendizaje receptivista, como capacidad para retener y repetir información: aprender es un hecho individual y homogéneo, que puede estandarizarse y que consiste en apropiarse de dicho conocimiento mediante un proceso de atención-captación-retención y fijación. • Tecnología Educativa: como alternativa, se ha pretendido racionalizar los procesos de enseñanza, proponiendo la descripción de los aprendizajes esperados en términos de conductas observables y la cuidadosa programación de los medios que los hacen posible. Se privilegia la planeación y estructuración de la enseñanza y se da mucha importancia a la motivación del alumno, quien desarrolla un conjunto de respuestas ante secuencias de actividades programadas; su mayor o menor capacidad para desarrollar las conductas establecidas de antemano es un indicador del aprendizaje conseguido. Subyace a este enfoque la concepción de que la enseñanza es la causa directa y única del aprendizaje y que todo lo que se enseña bien puede ser aprendido, con técnicas que pueden ser aplicadas por distintas personas y en diferentes situaciones con resultados similares. • Didáctica Crítica: se considera que es toda la situación de aprendizaje la que educa, con todos los que en ella intervienen; todos aprenden de todos y, fundamentalmente, de aquello que realizan en conjunto. El aprendizaje es un proceso dialéctico, algo que se construye; el sujeto que aprende recorre un camino que no es lineal sino que implica crisis, detenciones, retrocesos, resistencias al cambio y en el acto de aprender pone en juego toda su historia anterior. Al planear las situaciones de aprendizaje, el profesor debe seleccionar las experiencias idóneas para que el alumno realmente opere sobre el conocimiento, para lo cual propone y organiza situaciones didácticas que permiten al alumno, a partir de sus concepciones preexistentes, reconstruir el saber socialmente constituido a través de aproximaciones sucesivas; en consecuencia, el profesor deja de ser el mediador entre el aprendizaje y el grupo de alumnos, para convertirse en un promotor de aprendizajes, a través de una relación más cooperativa, alternando formas metódicas de trabajo individual con trabajo en pequeños grupos y sesiones plenarias, ya que juegan un rol preponderante en el aprendizaje las interacciones que se establecen entre los alumnos, la confrontación de los distintos puntos de vista, la elaboración de argumentaciones para defender los propios y cuestionar los de los otros. MATERIALES Y METODOS Se realizó un estudio de tipo exploratorio, aplicando una encuesta a 20 profesores del Departamento de Matemática de la FACENA, que cumplen funciones en diferentes asignaturas del plan de estudios de las carreras Profesorado y Licenciatura en Matemática. Se presentó un cuestionario integrado por preguntas abiertas, algunas de las cuales fueron: ¿Qué es demostrar? ¿Enseña Usted a demostrar? Si la respuesta es afirmativa ¿cómo? En el estudio de los resultados se utilizó una metodología mixta, analizando los datos en forma cuantitativa y cualitativa. Al analizar las respuestas, se establecieron categorías, clasificando las relacionadas con cada cuestión, según la siguiente tabla: CUESTION CATEGORIAS Qué es demostrar. Los docentes entienden Basarse en conocimientos previos. que demostrar una proposición Probar su verdad matemática significa: Empezar desde la hipótesis y llegar a la tesis. Encadenar una serie de razonamientos deductivos. Aplicar propiedades, principios o leyes. Es un razonamiento. Verificar que una proposición matemática es verdadera o es falsa. Es una cuestión lógica. ...es para que el alumno se de cuenta... que es algo que existe por lógica. En el método deductivo, la verdad de la conclusión depende de la verdad de las ideas de partida y de la corrección de los pasos lógicos empleados. Es un procedimiento. Es encontrar la validez de un razonamiento lógico. SI Enseña a demostrar NO CUESTIÓN Los alumnos aprenden a demostrar por CATEGORÍAS Comprensión de demostraciones y asimilación de procesos Imitación de los estilos deductivos del profesor Entrenamiento en los procesos de demostración Identificación de los procesos formales de prueba Adquisición de estilos heurísticos Ensayo-error Intercambio con los pares Discusión de demostraciones propias y ajenas. Reflexión sobre los propios procesos de demostración. DISCUSION DE RESULTADOS a) Qué es demostrar b) Enseñanza y aprendizaje de la demostración Al analizar el plan de estudios de la carrera es posible observar que en ningún lugar se menciona explícitamente el tema, ni como contenido mínimo de alguna asignatura ni entre las capacidades que se busca desarrollar en el futuro profesor. La idea expresada acerca de qué es demostrar, se acerca en mayor o menor medida a la definición de demostración de Müller, aproximadamente en la medida en que los docentes manifiestan que sí enseñan a demostrar, encontrándose un núcleo de ocho docentes que expresan ideas más o menos equivalentes al respecto. Algunos manifiestan no estar muy seguros de que sus ideas al respecto sean claras (los menos), y una docente expresa textualmente:... “es increíble que uno se pase haciendo demostraciones y al momento de explicar qué es demostrar, cuesta encontrar la forma de expresar”... Los que contestan con menor claridad son los que declaran que no enseñan a demostrar. Siete de los docentes entrevistados declaran que no enseñan a demostrar; dos de ellos manifiestan que hacen demostraciones en sus clases, pero que no enseñan a demostrar, lo que permite inferir una concepción sobre la enseñanza: mostrar cómo se demuestra no es la manera de enseñar a demostrar. Uno de ellos relata que ha intentado enseñar a demostrar hace algunos años en la escuela secundaria, lo cual era posible entonces porque había más interés de lo alumnos hacia la matemática, pero que en la actualidad es difícil entusiasmarlos; confiere un papel fundamental a la motivación de los alumnos, evidenciando la idea de que demostrar gusta o no gusta y que es un proceso eminentemente individual. Al hablar de la asignatura que tiene a su cargo en la Facultad, declara que no puede enseñar a demostrar porque trabaja con grupos muy numerosos; una concepción interesante sobre la realización de demostraciones aparece cuando manifiesta que en esa asignatura se pretende que los alumnos del Profesorado resuelvan problemas más que realicen demostraciones, con lo cual se excluye a éstas de la categoría de problemas. Uno de los profesores entrevistados responde a la encuesta desde su rol de docente del nivel medio: enseña a demostrar a alumnos que participan en Olimpiadas Matemáticas (pero no dice cómo) y a los demás los inicia en el proceso deductivo a partir de formular conjeturas, verificarlas y generalizarlas y/o justificar proposiciones sencillas, o proponer contrajemplos. De los once docentes que consideran que sí enseñan a demostrar, dos no explican cómo lo hacen; las respuestas de los nueve restantes han originado las categorías antes señaladas, aunque ninguna respuesta se encuadra en una sola de las mismas. Para realizar el análisis de estas respuestas, se ha llamado P1, P2, ..... P9 a estos nueve profesores. P1 y P2 consideran que enseñan a demostrar porque desarrollan demostraciones en sus clases haciendo mucho hincapié en el procedimiento, la justificación de cada paso, etc., es decir, en la comprensión del proceso seguido por el docente. Por lo tanto, conciben el aprendizaje de la demostración como la asimilación de procesos y la imitación de los estilos deductivos del profesor, ubicándose en un perspectiva marcadamente tradicional. En particular, P2 pone en duda que se pueda enseñar a demostrar porque demostrar “no se puede transmitir”, con lo cual prácticamente explicita la concepción de enseñanza como transmisión. En ambos casos predomina la lógica disciplinar en la enseñanza de las demostraciones, pues éstas se realizan en los momentos en que los contenidos del programa lo hacen necesario. La misma concepción de asimilación e imitación aparece en las respuestas de P3, pero con la incorporación del entrenamiento en los procesos de demostración, a partir de lo que podríamos llamar “demostraciones tipo”: primero el profesor muestra una demostración y luego los alumnos intentan la realización de demostraciones análogas. En los seis restantes (P4, P5, P6, P7, P8 y P9) están presentes distintos elementos, en mayor o menor medida, de una concepción de aprendizaje activo. En todas sus respuestas aparece el concepto de aprender haciendo, lo cual es especialmente explicitado por P4 al decir que enseña a demostrar “haciendo demostrar”. Coinciden en que dan orientaciones generales (los métodos de demostración, algunos procedimientos específicos y otros especiales a partir de algunos ejemplos), proponiendo después demostraciones a los alumnos y orientando el proceso. Es decir, consideran que el aprendizaje se realiza a partir de la identificación de los elementos de los procesos formales de prueba y la adquisición de estilos heurísticos. P5 muestra una posición cercana al aprendizaje por descubrimiento: dice que propone a los alumnos pensar una demostración, luego va dando indicaciones en forma individual si los alumnos así lo requieren y si se hace necesario los “lleva de la mano” hasta llegar a la tesis. La concepción de aprendizaje como proceso individual, es destacada también por P6. P7 describe con mucha claridad cómo organiza el proceso de la enseñanza, desde una posición que puede calificarse de tecnológica: conocimiento inicial de conceptos “claves” (definición, axioma, teorema, proposición, lema, demostración, comprobación), lógica proposicional y métodos de demostración con la realización por parte del alumno, desde el inicio, de demostraciones primero muy sencillas y cada vez más complejas. Sin embargo, destaca como elementos facilitadores la no disociación entre teoría y práctica y el trabajo en grupos, para la elaboración de procedimientos en forma colectiva. P8 se extiende al describir cómo hacer que los alumnos identifiquen los procesos fundamentales: búsqueda de relaciones entre la hipótesis y la tesis, escritura de ambas de diferentes maneras para encontrar el camino que lleve de una a otra; reducción de los posibles métodos de demostración a tres “para contener un poco la ansiedad”; deducción de proposiciones a partir de la negación de la tesis, para hacer aparecer una contradicción... Se detiene en la importancia de la creación de espacios de construcción colectiva del conocimiento, en el cual surjan interacciones diferentes a la tradicional profesor-alumno, elemento que también aparece en las respuestas de P9. Ambos docentes son los únicos que hablan del salón de clases como un espacio de construcción conjunta y de negociación de significados; incluso, P9 manifiesta que en numerosas ocasiones ha aprendido a partir del trabajo de los alumnos.. Pero es P8 el único entrevistado que habla de momentos de las clases destinados específicamente a este efecto, a partir de la discusión y el debate, cuando dice: “trabajar en la clase sobre las producciones, que se hagan algunos análisis de cuáles fueron los caminos utilizados, que el mismo autor de la demostración cuente que usó, cómo lo pensó” y, al referirse a las clases de otros docentes, opina que “en las clases ... se desaprovechan los puntos de vista”. Además, destaca la importancia que tiene en el proceso de enseñanza de la demostración la elaboración de ciertos contenidos actitudinales, lo que aparece igualmente en las respuestas de P4 ; ambos docentes son también los únicos que aportan elementos relacionados con aspectos metacognitivos, destacando la necesidad de promover la reflexión de los alumnos sobre sus propias ideas. CONCLUSIONES La enseñanza de la demostración no es una problemática instalada hasta el momento en la formación de los profesores de Matemática que se realiza en la FACENA. No se la explicita en el plan de estudios de la carrera, algunos docentes no la toman a su cargo y la mayoría de los que sí lo hacen, no manifiestan haberse planteado en profundidad el cómo, procediendo de una manera intuitiva. Es llamativo además, que las prácticas educativas de casi todos los profesores encuestados son muy similares, lo que relacionamos con la “impronta” del espacio en que se desarrollan. En la mayoría de los docentes parecen convivir características de diversas tendencias sobre la naturaleza de la demostración matemática, su enseñanza y aprendizaje, predominando el modelo tradicional de enseñanza por transmisión. Creemos que este predominio puede explicarse desde el hecho de que los profesores, en nuestro ejercicio profesional, tendemos a reproducir los modelos en que hemos sido formados. La elaboración del presente trabajo nos ha servido para reflexionar sobre nuestras propias concepciones y creencias, sobre nuestros propios modos de obrar en el aula, ya que al analizar el modelo de cada docente hemos re-elaborado en cierta forma el nuestro. Por eso, no consideramos este trabajo como el final de un proceso, sino que esperamos que se convierta en un punto de partida de nuevos estudios, con la participación de los profesores involucrados, que permitan la construcción de proyectos y programas para la formación de los futuros profesores. BIBLIOGRAFIA Bogart, K, ; Matemáticas discretas. Ed. Limusa, S.A. de C.V. Grupo Noriega Editores: México. 1998. Bourdieu, P. Los usos sociales de la ciencia. Nueva Visión, Buenos Aires, 1994. Coll, C.; Pozo, J.; Sarabia, B.; y Valls, E. Los contenidos en la reforma. Enseñanza de Conceptos, Procedimientos y Actitudes. Aula XXI. Santillana. 1992. Copi, I. Introducción a la lógica. Eudeba. Argentina. 1962. Gimeno Sacristán, J. Y. Perez Gomez, A. Comprender y transformar la enseñanza. Morata, Madrid, 1993. Gimeno Sacristán, J. Cultura Escolar y Profesorado. IDEAS, Buenos Aires, 1995. Macchiarola, V. Estudio sobre el pensamiento del profesor: el conocimiento práctico profesional. En: Ensayos y experiencias, N° 23, Ediciones Novedades Educativas, Buenos Aires, 1998. Morán Oviedo, P. Instrumentación didáctica. En Pansza González, Margarita y otros, Fundamentación de la Didáctica. Editorial Querencia, México, 1987. Müller, H. Inferencia lógica y demostraciones de la enseñanza de la matemática. Ed. Pueblo y Educación. La Habana, 1980. Porlan, R. y Martín, J.El diario del profesor. Un recurso para la investigación en el aula. Díada, Sevilla, 2000. Puyau, H. y Roetti, J. Elementos de lógica matemática. Eudeba. S.E. M. Buenos Aires. 1976.