Hambre de justicia en Guantánamo Amy Goodman es locutora, periodista, columnista y escritora progresista estadounidense. Ha surgido información desde la prisión militar estadounidense de Bahía de Guantánamo de que la mayoría de los prisioneros están en huelga de hambre. Ciento sesenta y seis hombres permanecen detenidos allí, a pesar de que el gobierno de Obama ha autorizado la liberación de más de la mitad. Sin embargo, allí languidecen (en algunos casos desde hace más de diez años) en un infernal limbo legal, presos, sin ningún tipo de acusación. El incumplimiento del Presidente Barack Obama de su decreto ejecutivo del 22 de enero de 2009, mediante el cual prometió cerrar Guantánamo, y el deterioro de las condiciones en la prisión bajo su mando constituirán una enorme mancha en su legado. Desde Guantánamo, el prisionero yemení Bashir al-Marwalah le escribió a su abogado: “Corremos peligro. Uno de los soldados le disparó a uno de los prisioneros hace un mes. Antes de eso, enviaron fuerzas de emergencia con rifles M-16 a unos de los sectores de la prisión. … Nos quieren hacer regresar a la era más oscura del gobierno de Bush. Eso es lo que nos dicen. Por favor haz algo”. La declaración de Al-Marwalah constituye el primer registro de que guardias de las fuerzas armadas estadounidenses dispararon balas de goma contra un prisionero de Guantánamo. Según Pardiss Kebriaei, una de las principales abogadas del Centro por los Derechos Constitucionales (CCR , por sus siglas en inglés), su cliente Ghaled al-Bihani es uno de los prisioneros de Guantánamo que está actualmente en huelga de hambre. Al-Bihani le contó que “hay una huelga de hambre de grandes proporciones en el Campamento 6, que es la sección más grande de Guantánamo. Esa prisión alberga alrededor de 130 hombres. Afirmó que casi todos, salvo unos pocos que están enfermos o tienen edad avanzada, están en huelga de hambre. Él ha perdido más de 9 kilos. Es diabético y sus niveles de glucosa en sangre están fluctuando en forma descontrolada. Me dijo que el personal médico de Guantánamo le informó que su vida corre peligro. Él y otros prisioneros quieren que difundamos esta información”. Mientras tanto, en Washington D.C., el gobierno de Obama tuvo que defender esta semana su política en Guantánamo ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un organismo que forma parte de la Organización de Estados Americanos. Uno de los compañeros de Kebriaei en el Centro por los Derechos Constitucionales, el abogado Omar Farah, afirmó durante la audiencia: “Represento a Tariq Ba Odah, un joven yemení que ha estado en huelga de hambre ininterrumpida desde febrero de 2007. Todos los días, los guardias de Guantánamo lo alimentan por la fuerza. En este preciso momento es probable que lo estén sacando de su celda, lo estén atando a una silla de sujeción y le estén introduciendo un tubo de goma por la nariz para bombear un complemento alimenticio líquido a su estómago. Tariq sostiene que esa es la única forma en que puede comunicar a quienes somos libres lo que significa estar detenido injustamente, que lo coloquen a uno en una celda durante diez años sin acusación. Es su único modo de comunicarnos la barbarie de esa conducta”. El gobierno de Obama ha afirmado que tan solo seis o siete prisioneros están en huelga de hambre. Sin embargo, cartas desde la prisión y testimonios de los abogados que han sido testigos de lo que sucede apoyan la afirmación de que más de 100 de los 166 prisioneros de Guantánamo están en huelga de hambre desde hace al menos más de un mes. Otra abogada que representa a prisioneros de Guantánamo, Kristine Huskey de la organización Médicos por los Derechos Humanos, también declaró el martes. Más tarde explicó que la detención por tiempo indeterminado provoca “un trauma psicológico severo y duradero, que es provocado por estados crónicos de estrés, ansiedad y miedo, básicamente debido a que estas personas en Guantánamo no saben si algún día serán liberadas. No saben si serán acusados. No saben si volverán a ver a sus familias. De modo que toda esta incertidumbre y falta de control provoca un estrés excesivo en el sistema inmunológico y el sistema cardiovascular. Provoca asma, diabetes, trastornos gastrointestinales, la propagación del células cancerígenas, infecciones virales, hipertensión, depresión, suicido y síndrome de estrés postraumático”. Durante la audiencia, el gobierno de Obama negó que detenga a personas por tiempo indefinido. Michael Williams, uno de los principales asesores de la política sobre Guantánamo de la Oficina del Asesor Jurídico del Departamento de Estado de Estados Unidos, afirmó: “Estados Unidos solamente detiene a individuos cuando dicha detención es legal, y no pretende detener a ningún individuo por más tiempo del necesario”. En su testimonio, el abogado de CCR Omar Farah, replicó: “En vista del tormento existencial que la detención por tiempo indeterminado provoca a los prisioneros de Guantánamo y de los riesgos físicos que plantea; en vista del hecho de que el propio Estado ha admitido que ya no tiene interés en detener a más de la mitad de los prisioneros que están allí mediante las absoluciones que mi compañera acaba de describir; en vista de que nueve prisioneros murieron en Guantánamo en custodia de Estados Unidos, y después de once años, ¿cuándo van a decir basta?” La huelga de hambre de los prisioneros de Guantánamo es un acto de desobediencia valiente y desesperado, que pone en riesgo sus vidas, algo que Obama debería resolver de inmediato al cumplir con uno de sus primeros decretos ejecutivos como presidente: cerrar Guantánamo.