Una noche para no olvidar jamás David Roper Asignación de lectura núm. 34 VII. LA ÚLTIMA SEMANA DEL MINISTERIO DE JESÚS (continuación). H. Viernes : el día en que Jesús murió (continuación). 1. La última cena (continuación). c. Se hace demostración de humildad (Jn. 13.2–20). d. Se anuncia la traición y la negación (Mt. 26.21–25, 31–35; Mr. 14.18–21, 27–31; Lc. 22.21–23, 31–38; Jn. 13.21–38). e. Se instituye la cena del Señor (Mt. 26.26–29; Mr. 14.22–25; Lc. 22.19–20; 1era Co. 11.23–261). INTRODUCCIÓN Fue una noche para no olvidar jamás. Esa noche comenzó a la hora en que Jesús y Sus discípulos comieron la Pascua en el aposento alto. Siguió con las oraciones de Getsemaní. Los eventos de esa noche culminaron con un remedo de juicio, al cual fue sometido Jesús en el patio del sumo sacerdote. Esta lección abarcará la primera parte de los eventos relacionados con la comida de la Pascua. No podemos tener certeza del orden de los eventos de esa memorable noche.2 La secuencia que sigue es una forma de ordenarlos.3 UNA ACCIÓN SORPRENDENTE (JN. 13.2–20) La lección anterior concluyó con el momento cuando los apóstoles disputaron sobre quién de ellos sería el mayor (Lucas 22.24). Esa disputa puede haber provocado la ocurrencia de un singular evento durante la comida:4 1 Se incluye 1 era Corintios 11.23–26 aquí porque constituye el relato más completo de la institución de la cena del Señor por parte de Jesús. Es probable que este pasaje sea el relato escrito inspirado más antiguo de este evento. Es parte de una epístola que se escribió durante los años cincuenta del siglo primero, mientras que los evangelios sinópticos se escribieron probablemente durante los sesenta. 2 Compare los evangelios y notará usted que difieren mucho en la secuencia de los eventos. Como se ha hecho notar a menudo, la secuencia cronológica no fue lo más prioritario para estos autores. Afortunadamente, la secuencia exacta carece de importancia. 3 Notaremos algunas de las posibles variaciones en las notas al pie de página. 4 Vea un análisis más profundo de este incidente, en «Lecciones sacadas de la toalla», de «Conozca al Maestro, 2», La Verdad para Hoy. … Jesús […] se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido (Juan 13.3–5). En aquellos tiempos, era un gesto de elemental cortesía lavar los pies de un invitado cuando este entraba en la casa. Este acto hospitalario aliviaba los pies del visitante, pero también tenía su aspecto práctico. La gente usaba sandalias y andaba sobre caminos muy sucios. Cuando se reclinaban para comer, los pies de un invitado no quedaban lejos del rostro de otro.5 Es probable que los apóstoles se hubieran bañado para prepararse para la comida de la Pascua (vea vers.o 10); sin embargo, para la hora en que ellos entraron por la puerta del aposento alto, sus pies habrían estado sucios a causa del polvoriento camino por el que habían andado. Todo lo que se necesitaba para el lavamiento de los pies estaba disponible (vers. os 4–5); sin embargo, al estar aquellos hombres preocupados por ser cada uno de ellos el mayor, no estuvieron dispuestos a lavar los sucios pies de sus iguales discípulos. Después de todo, ¡esa era una tarea que por lo general hacían los siervos! Jesús les había informado anteriormente que la grandeza en Su reino no se basaba en la posición, sino en el servicio. Les había dicho: «… yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Lucas 22.27). En esta ocasión ilustró qué significaba servir: mediante la realización del trabajo de baja categoría de un 5 Vea el sermón «Amor, lágrimas, y perclón» de «La vida de Cristo, núm. 4». 1 siervo. Les lavó los pies. El hecho de que Judas fue uno de aquellos cuyos pies fueron lavados, recibe especial atención en el texto (Juan 13.2, 10–11, 18–19). De este modo el Señor demostró en qué consiste el mandamiento de «[amar a nuestros] enemigos» y hacerles bien6 (Mateo 5.44–45; vea Romanos 12.20). Después que Cristo terminó de lavar los pies de los discípulos, les desafió a seguir Su ejemplo (Juan 13.14–17). ¿Significa esto que Él estaba estableciendo el lavamiento de pies como un ritual que debe llevarse a cabo como parte de nuestra adoración?7 La respuesta es no. J. W. McGarvey escribió: Jesús no instituyó el lavamiento de pies; este acto ya era costumbre común de la tierra, y la usó simplemente como la forma más apropiada de demostrar el espíritu correcto del servicio humilde […] El lavamiento de pies como acto de cortesía o de hospitalidad jamás fue una costumbre entre la gente occidental, y adoptarlo por causa de estas palabras de Cristo equivale a no haber entendido un ápice de él.8 John F. Carter hizo notar que «no hay prueba de que alguna de las iglesias del Nuevo Testamento practicara alguna vez tal acto [el lavamiento de pies] como ordenanza». Este autor informó de que «la mención más antigua que de tal práctica se hace en la historia de la iglesia, se encuentra en los decretos de un concilio de obispos reunidos en Elvira, España, cerca del 306 d. C., en el cual se censuró». 9 H. I. Hester dijo: «Jesús no estaba instituyendo aquí una ordenanza como la de la cena del Señor, sino que estaba dando una lección ejemplar de la verdadera humildad de espíritu».10 A Cristo no le preocupaba primordialmente la suciedad de los pies de los apóstoles; le desvelaba 6 En el momento en que Jesús lavaba los pies de Judas, los discípulos, que no sospechaban de este, no habrían visto esta lección; pero nosotros sí podemos verla hoy. 7 Vea más análisis de este asunto, en «Conozca al Maestro, 2», La Verdad para Hoy. 8 J. W. McGarvey y Philip Y. Pendleton, The Fourfold Gospel or A Harmony of the Four Gospels (El evangelio cuádruple o una armonía de los cuatro evangelios) (Cincinnati: Standard Publishing Co., 1914), 650. 9 John Franklin Carter, A Layman’s Harmony of the Gospels (Armonía de los evangelios para laicos) (Nashville: Broadman Press, 1961), 285–86. Carter dio tres razones para concluir que el lavamiento de pies jamás tuvo como propósito ser «una ordenanza de la iglesia». Citó a Albert Henry Newman, A Manual of Church History (Manual de historia de la iglesia) (Philadelphia: American Baptist Publications Society, 1904), 1:140. 10 H. I. Hester, The Heart of the New Testament (La esencia del Nuevo Testamento) (Liberty, Mo.: Quality Press, 1963), 197. 2 más la ambición egoísta de sus corazones. Se ha insinuado que este suceso puede haber sido el último esfuerzo de Jesús por llegarle a Judas. El Señor pudo lavar los pies de Judas, pero tristemente el corazón de este siguió siendo impuro (13.27). ANUNCIOS SORPRENDENTES (MT. 26.21–25, 31–35; MR. 14.18–21, 27–31; LC. 22.21–23, 31–38; JN. 13.18–19, 21–38) Anuncios relacionados con Judas (Mt. 26.21–25; Mr. 14.18–21; Lc. 22.21–23; Jn. 13.18–19, 21–30) Cuando Cristo lavaba los pies de los discípulos, Él hizo el sorprendente anuncio de que sería traicionado, traicionado por alguien allegado a Él. Dijo que se cumpliría la Escritura: «El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar» (Juan 13.18; vea Salmos 41.9). «En tierras orientales, el hecho de que dos comieran juntos daba a entender que entre ellos había un pacto o compromiso de amistad.11 Pero Judas participaba tranquilamente de esta sagrada comida con el Maestro aun después de haber acordado con los enemigos de Jesús, que les entregaría a Este por un precio».12 Cristo dijo que Él les estaba diciendo a los apóstoles acerca de la traición «antes que [sucediera], para que cuando [sucediera, creyeran que Él es]» (Juan 13.19). El hecho de que les dijo con anticipación reconfirmaría que Él era divino. También protegería la fe de ellos al tranquilizarlos con que la traición no lo tomaría por sorpresa ni alteraría Sus planes. Cuando Jesús hablaba «se conmovió en espíritu» (Juan 13.21a). Los discípulos no sabían qué terribles cosas había adelante, pero Cristo estaba muy consciente de ellas. También le preocupaba la falta de madurez de los apóstoles. Además, Su corazón había de ser destrozado por la traición de Judas. Jesús les habló con franqueza a los doce, diciéndoles: «… uno de vosotros me va a entregar» (Juan 13.21b; énfasis nuestro; vea Mateo 26.21). Se desconcertaron (Juan 13.22) y «comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto» (Lucas 22.23). «Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?» 13 (Mateo 26.22). Es probable que «creyeran que Él estaba dando a entender que uno de ellos haría algo inconscientemente lo cual daría 11 De esto se dan muchas indicaciones en el Nuevo Testamento. Vea, por ejemplo, Apocalipsis 3.20. 12 Carter, 287–88. 13 La forma de la pregunta en el griego, da a entender una respuesta negativa. como resultado que Él fuera apresado por Sus enemigos».14 Por lo tanto, cada uno de ellos dijo: «¡Por supuesto que yo no haría eso!». Juan, que estaba a la derecha de Jesús, preguntó: «Señor, ¿quién es?» (Juan 13.23–2515). «Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es.16 Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón» (Juan 13.26; vea Mateo 26.23). Uno pensaría que, después de aquella acción tan puntual, la identidad del acusado habría resultado clara a todos. Sin embargo, no estuvo clara para todos los discípulos (Juan 13.28–29). Es probable que a Judas le tuvieran mucho respeto. Al ser el único apóstol de Judea, tal vez era más culto que el resto. Había sido honrado al ser escogido para servir como tesorero de ellos (Juan 13.29; vea también 12.6). Tenía la importante responsabilidad de distribuir limosnas en nombre del grupo (Juan 13.29). Es probable que muchos de ellos pensaran que si había algún discípulo que jamás traicionaría al Señor, ese sería Judas. La mayoría de los apóstoles no entendieron el significado de las palabras y las acciones de Jesús, pero Judas sí lo entendió. Fue hipócrita al unirse al resto de ellos con la pregunta: «¿Soy yo, Maestro?» (Mateo 26.25a), y Cristo respondió: «Tú lo has dicho»17 (Mateo 26.25b). El hecho de que se le descubrió su complot debió de haber estremecido a Judas hasta el alma; sin embargo, si le perturbó, no fue algo que se observara claramente. Así como la exposición al aire endurece el lodo, la exposición de Judas ante Jesús endureció el corazón de él aún más (Juan 13.27a18). Cristo le dijo a Judas: «Lo que vas a hacer, hazlo más pronto» (Juan 13.27b). Jesús no había querido que el traidor se fuera antes porque todavía tenía muchos propósitos que realizar esa noche. Ahora podía dejarlo ir sin ningún problema, sabiendo que había tiempo suficiente para lo que quedaba por hacer. «… luego [Judas] 14 Carter, 288. La mayoría de los autores creen que cuando Juan escribía acerca del discípulo «al cual Jesús amaba», se estaba refiriendo a sí mismo. 16 Según McGarvey, se consideraba una señal de respeto mojar pan y darlo a un invitado (McGarvey y Pendleton, 653). 17 La expresión «Tú lo has dicho» era una forma categórica de responder afirmativamente (vea Mateo 26.64). En mi país tenemos una expresión parecida: «¡Lo dijiste tú, no yo!». 18 Se aseveró anteriormente que «[Satanás entró] en Judas», incitándole a ir al concilio (Lucas 22.3–4). Aquí se dice que Satanás entró nuevamente «en él». Es posible que Judas se haya conmovido momentáneamente por las palabras y las acciones de Jesús, pero luego sucumbió nuevamente ante el diablo. 15 salió;19 y era ya de noche»20 (Juan 13.30).21 Hay quienes han tratado de defender las acciones traicioneras de Judas,22 pero Cristo dijo: «… ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido» (Mateo 26.24; vea Marcos 14.21). McGarvey escribió: «Las palabras de Jesús le tapan la boca a los apologistas de Judas. Cuando el juez habla así de condenación, ¿a quién se le ocurre debatir por la mitigación de esta?».23 Anuncios relacionados con Pedro y los demás apóstoles (Mt. 26.31–35; Mr. 14.27–31; Lc. 22.31–38; Jn. 13.31–38) En algún momento posterior a la salida de Judas (Juan 13.31a),24 Jesús se volvió a los demás apóstoles. Habló de ser glorificado25 (Juan 13.31b, 32) y dijo: «Hijitos,26 aún estaré con vosotros un poco» (Juan 13.33a). ¡Tenía tanto que hacer y tan poco tiempo para hacerlo! Repitió palabras que había dicho anteriormente (Juan 13.33b; vea Juan 7.33–34;27 8.21) y 19 Algunos creyeron que había salido a comprar provisiones para «la fiesta» (Juan 13.29). La fiesta de la Pascua que duraba un día era seguida por la fiesta de los panes sin levadura de una semana de duración. Tal vez creyeron que Judas estaba haciendo preparativos para la fiesta posterior. 20 «Aunque esta expresión […] no tiene otro propósito más que señalar el tiempo del día, casi todos los comentaristas sienten la extraña fuerza de ella… [Henry] Alford dice: “Comparto con [Frederick B.] Meyer, la sensación de que hay algo fatal en esta conclusión: ‘era ya de noche’”» (McGarvey y Pendleton, 654). 21 El evangelio de Lucas indica que Judas fue puesto al descubierto después de la institución de la cena del Señor (Lucas 22.19–23), mientras que Mateo y Marcos ubican ese momento antes de la institución de ese memorial (Mateo 26.25–26; Marcos 14.21–22). En este estudio se sigue la cronología de Mateo y Marcos, con la suposición de que Judas salió poco después que Jesús lo puso al descubierto. 22 Vea las páginas 4 y 5 de «La importancia de prepararse». 23 McGarvey y Pendleton, 653. 24 No está claro cuándo fue que Jesús anunció que Pedro lo negaría. Lucas y Juan ubican el anuncio (Lucas 22.34; Juan 13.38) antes que Jesús y los demás salieran del aposento alto (Lucas 22.39; Juan 14.31c). Según Mateo y Marcos, el anuncio se dio después que salieron del aposento (Mateo 26.30–34; Marcos 14.26–30). Yo me limito a expresar que fue «en algún momento». Es posible que el anuncio fuera hecho dos veces a modo de énfasis: una vez antes de salir del aposento, y otra después de salir. Aun si esto fue así, la semejanza de los anuncios permite estudiarlos a un mismo tiempo. 25 Esta fue una referencia metafórica a Su muerte, sepultura y resurrección (vea Juan 7.39; 12.16, 23, 28). 26 Hasta donde sepamos, esta fue la única vez que Jesús usó este término afectuoso. Llegó a ser un favorito de Juan (1era Juan 2.1, 12, 28; 3.7, 18; 4.4; 5.21). 27 Vea comentarios sobre Juan 7.33–34, en la lección «Rumbo a Jerusalén» de «La vida de Cristo, núm. 7». 3 luego dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Juan 13.34). Este no era un «mandamiento nuevo» simplemente porque mandara amar a otros; este precepto tenía siglos de antigüedad (vea Levítico 19.18). Antes, ¡era nuevo porque Jesús dijo que había de ser la clase de amor que Él tenía por Sus discípulos: «como yo os he amado»! Añadió: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13.35). Alguien ha dicho que a la gente no le importa cuánto sabe usted, sino hasta que se da cuenta de cuánto le importan a usted los demás. Pedro retomó las palabras de Jesús, cuando este dijo: «aún estaré con vosotros un poco» (Juan 13.33a) y preguntó: «Señor, ¿adónde vas?» (Juan 13.36a). Cristo respondió: «Adonde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después» (Juan 13.36b). Pedro no entendió que Jesús estaba hablando de morir. El apóstol preguntó: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti» (Juan 13.37). Puedo percibir la ternura en la voz de Jesús, cuando respondió, diciendo: «Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido28 para zarandearos como a trigo» (Lucas 22.31). Las mujeres zarandean la harina29 para eliminar las impurezas; el diablo estaba «zarandeando» a los apóstoles30 para poner al descubierto las impurezas y aprovecharse de ellas. Ya había logrado que desertara uno (Juan 13.2, 27); deseaba que desertaran más. Satanás habría tenido en la mira a Simón Pedro en particular, el dirigente y portavoz. Sabiendo esto, Jesús le dijo a Pedro: «… he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto,31 confirma a tus hermanos» (Lucas 22.32). El apóstol protestó, diciendo: «Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte» 28 Según enseña la Biblia, Satanás está limitado y solo puede hacer lo que Dios le permite (vea Job 1 y 2). Este tema es «alimento sólido» (Hebreos 5.12–14); use su propio discernimiento para decidir el tratamiento que le va a dar. 29 Muchos de nosotros tenemos vívidos recuerdos del tiempo cuando las mujeres zarandeaban la harina, pero puede ser necesario explicar esto a algunos oyentes más jóvenes. El mejoramiento del empaque de la harina y las mezclas preparadas han convertido el zarandeo en asunto del pasado en muchas casas de mi país. 30 El uso del plural «os» en Lucas 22.31 indica que se trataba de todos los apóstoles. 31 En la KJV se lee «convertido». Una conversión es un cambio, lo que sucede cuando una cosa «se muda» y llega a ser otra. Al usar la frase «una vez vuelto», Jesús expresó confianza en el sentido de que la caída de Pedro no sería definitiva. 4 (Lucas 22.33). Es probable que Cristo sacudiera la cabeza cuando preguntó: «¿Tu vida pondrás por mí?» (Juan 13.38a; énfasis nuestro). Dijo con tristeza: «Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces» (Lucas 22.34).32 El Señor se volvió a los diez restantes, diciéndoles: «Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas» (Mateo 26.31; énfasis nuestro; vea Zacarías 13.7). Jesús añadió: «Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea» (Mateo 26.32). Tome nota de la promesa de ir a Galilea (vea Mateo 28.7, 10, 16; Juan 21.1). Después de Su resurrección, Jesús reuniría a Sus discípulos en Galilea33 como un pastor reúne su rebaño disperso. Pedro se negó a aceptar las palabras de Jesús. Declaró: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré» (Mateo 26.33; énfasis nuestro). Nuevamente el Señor le dijo: «De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces» (Mateo 26.34). «Mas [Pedro] con mayor insistencia decía: Si me fuere necesario morir contigo, no te negaré» (Marcos 14.31a). «Y todos los discípulos dijeron lo mismo» (Mateo 26.35b). Era obvio que los apóstoles no estaban preparados para las dificultades que había adelante.34 Jesús afirmó nuevamente que Él moriría, citando de Isaías 53.12 (Lucas 22.37). Advirtió a Sus discípulos que, en el futuro, no podían esperar la bienvenida favorable que habían recibido cuando los envió anteriormente (Lucas 22.35–36; vea Mateo 10; Lucas 10.1–16). Cuando les recomendó prepararse para el futuro, mencionó la compra de una espada (Lucas 22.36). Los discípulos pensaron que se refería a espadas literales y dijeron que tenían dos; Jesús les dijo que con esas dos bastaba (Lucas 22.38). El hecho de que dos espadas serían insuficientes para 32 Mateo, Lucas y Juan mencionaron solo un canto del gallo (Mateo 26.34; Lucas 22.34; Juan 13.38), mientras que Marcos mencionó dos (Marcos 14.30). Como ha sucedido con otros pasajes donde un autor mencionó dos elementos de algo y otro mencionó solo uno (por ejemplo Mateo 20.30 y Lucas 18.35) esta diferencia no es importante. No hay contradicción: Cuando se tienen dos, también se tiene uno. Marcos sencillamente añadió un detalle del cual no informaron los demás autores. Esta variación se verá nuevamente cuando estudiemos la negación de Cristo por parte de Pedro. 33 La aparición de Jesús a quinientas personas a la vez (1era Corintios 15.6) fue probablemente en Galilea. 34 En mi país diríamos que se encontraban «en estado de negación». defender a doce hombres, debió de haberles dado una pista en el sentido de que Cristo no estaba hablando literalmente.35 No obstante, no atinaron a entender Sus palabras (vea Lucas 22.49–51), del mismo modo que no habían atinado a entender lo que había dicho en cuanto a Su inminente muerte. UN PLAN PARA RECORDAR (MT. 26.26–39; MR. 14.22–25; LC. 22.19–20; 1era CO. 11.23–26) Cuando la fiesta de la Pascua estaba por concluir,36 Jesús instituyó el memorial más duradero de todos los tiempos: la cena del Señor.37 «Y mientras comían, tomó Jesús el pan» (Mateo 26.26a; vea Marcos 14.22; Lucas 22.19), el pan sin levadura que se usaba durante la Pascua. «… y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí» (1era Corintios 11.24). Cuando Jesús dijo: «… esto es mi cuerpo», Él estaba usando una figura retórica,38 la misma figura retórica que usamos cuando mostramos a alguien un retrato y decimos: «Estos son mis nietos». Cristo estaba diciendo que el pan representaba Su cuerpo, un cuerpo que dentro de poco estaría colgando de una cruz romana. «Asimismo tomó también la copa»39 (1era Corintios 11.25a). Esta era una copa que estaba llena de «fruto de la vid» (Mateo 26.29). «Y […] habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto,40 que por muchos es derramada para remisión de los pecados» (Mateo 26.27–28; vea Marcos 14.24; Lucas 22.20). Al hacer esta aseveración, Jesús reveló que el propósito primordial de Su muerte sería obtener el perdón de pecados de los que hicieran Su voluntad (vea 1era Corintios 15.3; Efesios 1.7). Esto fue lo que ordenó a los once: «… haced esto […] en memoria de mí» (1era Corintios 11.25b). Luego añadió: «Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre» (Mateo 26.29). Como ya se hizo notar, la manifestación terrenal del reino es la iglesia. Cada vez que la iglesia se reúne para participar de la cena del Señor, ella tiene comunión con Cristo. Pablo escribió: «La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?» (1era Corintios 10.16–17). El propósito de Cristo era que la cena del Señor sirviera como un memorial perpetuo que había de continuar hasta Su regreso (1era Corintios 11.26). La iglesia primitiva participaba de esta fiesta memorial el primer día de la semana,41 y esa práctica continúa hasta el día de hoy. 35 Jesús había usado anteriormente la palabra «espada» para referirse al conflicto que se suscitaría por causa del evangelio (Mateo 10.34). Estaba tratando de preparar a Sus apóstoles para las dificultades que enfrentarían. 36 No está claro cuál fue el preciso momento de la noche cuando Jesús instituyó esta cena. Mientras Mateo y Marcos hablan de «mientras comían» (Mateo 26.26; Marcos 14.22), Pablo indicó que fue «después de haber cenado» (1era Corintios 11.25). Aparentemente, fue poco antes del final o inmediatamente después del final de la fiesta de la Pascua. 37 Vea más comentarios sobre la institución de la cena del Señor, e información adicional sobre esta fiesta memorial, en «Haced esto en memoria de mí». 38 A esta figura retórica se le llama «metáfora». Una metáfora es una figura retórica común, en la cual una cosa o persona es comparada brevemente con otra, sin usar términos de comparación del tipo «como» o «semejante». La Biblia está llena de metáforas. Por ejemplo, Jesús llamó zorra a Herodes (Lucas 13.31–32). No dijo que Herodes era como una zorra (que podría llamarse símil), sino que era una zorra (una metáfora). 39 Hay quienes conjeturan, diciendo que esta era la tercera copa de la fiesta de la Pascua, que tradicionalmente recordaba a los israelitas la tercera promesa de Éxodo 6.6–7: «… y os redimiré». La forma como se expresa esa promesa antiguotestamentaria es apropiada para la cena del Señor, pero es difícil reconciliar la idea de que esta fue la tercera de cuatro copas con la aseveración de Pablo en el sentido de que Jesús tomó la copa «después de haber cenado» (1era Corintios 11.25). CONCLUSIÓN Hemos reconocido las primeras horas de «Una noche para no olvidar jamás».42 En la próxima lección, seguiremos esta reseña de tan memorable noche al estudiar el discurso de despedida de Jesús, que se recoge en Juan 14—16, y Su oración intercesora, que se recoge en Juan 17. Espero que este estudio le haya ayudado a hacer de este «un día para no olvidar jamás» en su vida. NOTAS Un título alternativo para esta lección es «Una noche memorable». Las divisiones principales podrían ser 1) Una memorable acción, 2) Memorables anuncios, y 3) Un memorable plan. Los encabezados de esta lección se prestan para tratamiento homilético. Vea un sermón sobre 40 Los dos pactos (o testamentos), el Antiguo y el Nuevo, se ratificaron por el derramamiento de sangre (Hebreos 9.18, 20, 22; 10.29). 41 Vea el análisis que se presenta en la página 3 de «Haced esto en memoria de mí». 42 La comida de la Pascua duraba por lo general de dos a tres horas. 5 el lavamiento de los pies de los discípulos por parte de Jesús, en «Lecciones sacadas de la toalla», de «Conozca al Maestro, 2», La Verdad para Hoy. Los anuncios relacionados con la traición de Judas y la negación de Pedro, podrían ser parte de estudios 43 Foy L. Smith, Lord’s Day Evening Sermons (Sermones para la noche del día del Señor), vol. 1 (El Dorado, Ark.: Foy L. Smith, 1944), 18–25, 53–59. 44 David L. Roper, «El distintivo del discipulado» de «El amor es cosa seria, núm. 2», La Verdad para Hoy. de personajes sobre estos hombres. Vea un sermón sobre la cena del Señor, en «Haced esto en memoria de mí». Los textos individuales de este estudio pueden usarse también para sermones. Foy Smith usó Mateo 26.21–22 para hablar sobre «El posible yo» y Mateo 26.25 para predicar sobre «Hombres que mejor les fuera no haber nacido».43 Un sermón sobre Juan 13.34–35, «El distintivo del discipulado», aparece en la edición «El amor es cosa seria, núm. 2».44 ©Copyright 2005, 2006 por La Verdad para Hoy TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 6