No es oro todo lo que reluce

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PUBLICIDAD DE LOS
PRODUCTOS FINANCIEROS
No es oro todo

lo que reluce
Es normal que las entidades financieras utilicen las
campañas de publicidad para promocionar sus
productos (cuentas, depósitos, préstamos personales e
hipotecarios, seguros, productos de inversión…); el
problema surge cuando esta publicidad no es completa u
omite datos fundamentales para el consumidor.
Para que esté informado y sepa lo que
realmente hay detrás de esa publicidad,
en este artículo hemos recogido algunos
ejemplos claros de lo que se puede
encontrar en el mercado.
Pero, en primer lugar, tiene que saber
que, en teoría, la publicidad de los
productos financieros esta regulada:
• Por un lado, por la Ley General de
Publicidad. Ésta considera que una
publicidad es engañosa cuando:
– de cualquier manera (incluida su
presentación) induce o puede inducir a
error a sus destinatarios pudiendo
causarles un perjuicio económico;
– silencia datos fundamentales de los
bienes, actividades o servicios que
induzcan a error de los destinatarios.
• Por otro, por el Banco de España, que
tiene que autorizar la publicidad de los
bancos, las cajas de ahorros y las
cooperativas de crédito que haga
referencia, implícita o explícita al coste o
rendimientos de un producto (es decir, a
la TAE).
A pesar de que, como vemos, en teoría el
consumidor está protegido por la ley, en la
práctica, salvo casos excepcionales en los
que el perjuicio económico sea muy grande,
es muy raro que el afectado por una
publicidad engañosa acuda a los tribunales.
Además, tampoco conocemos casos en
los que el Banco de España haya
sancionado a una entidad por
incumplimiento de la normativa de
publicidad. Todo esto facilita que las
entidades oculten información
importante en su publicidad con el fin de
atraer más clientes.
Bonos Bolsa Argentaria
El caso de los Bonos Argentaria es un claro ejemplo de publicidad engañosa.
Todo comenzó en el año 1994, cuando la entidad Argentaria realizaba publicidad de unos
"bonos bolsa" que garantizaban el reembolso del capital inicial y, además, pagaban el
150% de la revalorización del índice bursátil Ibex 35 al cabo de los tres años de vida del
producto. Sin embargo, lo que no se dejaba claro en esos anuncios es que se trataba de
una revalorización media (más perjudicial para el inversor) y no de la total. Con esa fórmula de cálculo, los inversores recibieron por cada bono 3.767 ptas (22,64 euros) de intereses en lugar de las 30.937 ptas (185,94 euros) que, según los cálculos realizados les
habrían correspondido.
Después de un largo y tortuoso camino (cuatro años de pleitos y una sentencia desfavorable en primera instancia), la Audiencia Provincial de Madrid en septiembre de 2002 declaró que Argentaria realizó una publicidad engañosa, ya que ocultaba datos fundamentales del producto que podían inducir a error. En consecuencia, la Audiencia condenó a BBVA
(como responsable actual tras la fusión de las entidades) a indemnizar a los 32 socios
afectados representados por la OCU, con 163,30 euros por cada bono, a los que hay que
sumar los intereses legales desde la reclamación judicial (unos 23 euros más por cada bono), por lo que la indemnización total asciende a más de 300.000 euros.
A la izquierda, el
anuncio inicial
denunciado por la
OCU, que sólo habla
de la diferencia entre
la referencia inicial y
final del Ibex 35. A la
derecha, el corregido,
que habla ya de la
media aritmética de los
valores del Ibex 35;
con este cálculo resulta
una rentabilidad menor.
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Cuentas vivienda:
No se fíe del nombre
La TAE:
Preste atención
Algunas entidades, entre las que se encuentran Patagon o ING Direct, realizan campañas agresivas de publicidad en las que se
ofrecen depósitos con unas TAE extraordinariamente elevadas con respecto a la media
del mercado; pero ¡ojo! que tiene su "truco".
Nuestro consejo es que no se deje
llevar por anuncios que prometen
una TAE elevada, si las condiciones
de la inversión son para un plazo
corto que después no se van a
mantener. Tome sus decisiones
siguiendo los consejos que le da la
OCU en esta revista, ya que,
además de la rentabilidad, tiene en
cuenta el plazo de la inversión, el
riesgo y la fiscalidad.
La TAE de una inversión mide el rendimiento que se obtendría transcurrido un año, suponiendo que el tipo de interés se mantenga
durante todo ese año. Sin embargo, estos depósitos se contratan por cantidades limitadas
a unos plazos muy cortos, que suelen ser como máximo de un mes. Si lee la letra pequeña, puede ver que dicho depósito no es renovable al vencimiento, sino que su dinero pasa
a una cuenta con un tipo de interés inferior.
Por ejemplo, si usted invirtiera 1.000 euros
en el Depósito mensual de ING al 5% TAE,
transcurrido un mes, su dinero (1.003,47 euros, descontando la retención) pasaría a la
Cuenta Naranja (con una TAE del 2,65%).
Por tanto, al final del año, el saldo de su cuenta sería de 1.024,14 euros y le habrán retenido 4,26 euros. Esto supone una rentabilidad
real, antes del pago de impuestos, del 2,84%
TAE, en lugar del 5% que decía la publicidad.
Tarjetas:
Con ventajas
El negocio de las tarjetas de crédito está en
plena expansión. Es habitual recibir información en la que las entidades ofrecen unas
tarjetas con grandes ventajas. Un ejemplo, es
la tarjeta American Express Blue, que anuncia entre sus beneficios una bonificación del
1% sobre las compras efectuadas. Sin embargo, para conocer la realidad el consumidor tiene que leer la letra pequeña del contrato (que no aparece en la publicidad), en la que
se encuentra con que sólo se abonará este
descuento a aquellos titulares que aplacen el
pago de sus transacciones (pagando, por supuesto, un elevado interés: 15,95% TAE). De
esta manera, la ventaja anunciada no es tal,
ya que para poder beneficiarse es necesario
que se endeude a un tipo de interés elevado,
una opción nada recomendable.
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DINERO Y DERECHOS Nº 82 MAYO-JUNIO 2004
Para hacer más atractivos sus productos, muchas entidades financieras utilizan nombres
que pueden llevar a la confusión. Uno de los
ejemplos más habituales son las cuentas con
denominación de "cuenta vivienda".
Las entidades utilizan esta denominación
comercial para atraer a los clientes que quieren comprar su futura vivienda ofreciendo a
veces una rentabilidad menor que la que podrían obtener con otras cuentas o depósitos
sin dicha denominación.
Lo que tiene que saber el consumidor es que
el concepto de cuenta vivienda es exclusivamente fiscal (es decir, que las cantidades que
se depositan tienen derecho a una deducción
del 15% siempre que se destinen íntegramente a la adquisición de la primera vivienda habitual y en un plazo de cuatro años) y
que puede utilizar cualquier depósito (siempre que no sea un depósito financiero) en una
entidad de crédito, aunque no reciba este
nombre, para ahorrar en su futura casa.
También puede pasar lo contrario: hay cuentas o depósitos de alta remuneración con la
denominación comercial de cuenta vivienda
que la gente no los contrata porque cree que
Seguros:
Cuidado con el interés
Nuestro consejo es que, si es
socio de la OCU, utilice la Visa
OCU, que es una de las pocas
tarjetas que ofrecen verdaderas
ventajas al usuario: no tiene
comisiones de emisión ni de
renovación anual y, además, le
devuelven el 0,7% del importe de
las compras que realice con ella,
sin ninguna condición oculta.
Vea en este mismo número (pág.
12) el artículo Servicios
negociados para socios.
Las compañías de seguros venden sus productos de ahorro ofreciendo "un interés garantizado" o "una rentabilidad asegurada".
Sin embargo, la rentabilidad real que el consumidor puede llegar a obtener será, en muchos casos, inferior a lo que dice la publicidad.
Un ejemplo de lo que decimos puede encontrarlo en la publicidad del Plan de Previsión
Asegurado de Vitalicio Seguros, que habla del
4,75% de rentabilidad garantizada.
En primer lugar, el dinero que usted invierte
en un seguro de ahorro se destina a diversos
fines. Así, una parte se destina a pagar un seguro de vida, que cubra su fallecimiento durante el tiempo que dure la póliza; otra es para gastos y comisiones; y la parte restante es
la cantidad que la entidad invierte y sobre la
que le pagarán la rentabilidad pactada.
Nuestro consejo es que no se fíe
sólo del nombre y analice todas
las características del producto
financiero que más le interese.
En nuestra sección Hilo Directo
(pág. 33) encontrará los mejores
productos de ahorro e inversión,
así como los mejores préstamos.
sólo se pueden utilizar para ahorrar en la futura vivienda, cuando en realidad puede
contratarse como cualquier otra cuenta.
Sólo los que quieran utilizarlos como cuenta vivienda tendrán que reflejarlo así en su
declaración.
Ejemplos de esto son la Cuenta Vivienda
Naranja de ING Direct (en febrero de 2004
ofrecía un 3,10% TAE) o la Cuenta Ahorro
Vivienda de bancopopular-e.com (un 3%
TAE), con una rentabilidad superior a la
de otros productos de estas mismas entidades.
Fondos garantizados:
Grandes promesas
En una época de bajos tipos de interés, las entidades buscan captar a sus clientes ofreciendo
atractivas rentabilidades, sin correr el riesgo de
perder capital. En esto se basa la publicidad de
los fondos garantizados; sin embargo, no es
oro todo lo que reluce y, en la mayoría de los
casos, la promesa de una elevada rentabilidad
está condicionada por el cumplimiento de una
serie de requisitos. Además, aunque el fondo
garantice, si se mantiene hasta el vencimiento
establecido, el capital invertido, si no está satisfecho con el fondo y desea recuperar su dinero antes, se encontrará con que no se garantiza la recuperación del 100% de la inversión
que ha hecho; por lo que puede obtener pérdidas. También, en algunas ocasiones, le cobrarán una elevada comisión por reembolso.
Un ejemplo es el fondo garantizado Banif 6
Plus, que anunciaba que se puede superar
una rentabilidad del 6% anual. Sin embargo,
la única garantía que ofrecen es que al cabo
del sexto año se dará por vencido el fondo
cobrándose, en el peor de los casos, un 95%
del capital invertido. Antes de esa fecha existen tres vencimientos anticipados en los cuales sí podría ganar ese 6% anual que anun-
cian, pero para que se produzcan estos vencimientos anticipados han de darse una serie
de condiciones, que según nuestros cálculos,
resultan muy improbables. Para que se haga
una idea, el vencimiento en noviembre de
2006 sólo se producirá si las seis acciones
que peor se comporten de un conjunto predeterminado de treinta (entre las que se encuentran valores con fuertes altibajos como
Nuestro consejo es que, si quiere
saber cómo obtener la mejor
rentabilidad para su dinero, consulte
la sección Hilo Directo (pág. 33) y los
consejos de nuestros boletines
financieros Dinero Quince y Dinero
y Fondos.
Nokia o Intel) presenten de media un comportamiento positivo. Algo similar ocurre
con los vencimientos previstos para 2007 o
2008. Por lo que, según nuestros cálculos, en
el 96% de los casos deberá esperar a 2009. Si
desea recuperar su dinero fuera de las fechas
en que se dé el vencimiento, deberá pagar
una comisión del reembolso del 5%.
OCU
SOLICITA
En segundo lugar, para realizar los cálculos las
entidades utilizan el llamado interés técnico garantizado, que no es indicativo de la rentabilidad
final que usted va a obtener porque sólo una parte del importe de la prima se destina al ahorro.
Como el consumidor tiene muy difícil conocer de
antemano cuál será la rentabilidad final de su
inversión, la OCU quiere ayudarle y por eso lleva
tiempo solicitando a las entidades que informen a sus
clientes de la rentabilidad mínima garantizada de su
inversión en términos de TAE, es decir, descontando la
parte de la prima que se dedica al seguro de vida y
teniendo en cuenta todos los gastos, de manera que el
consumidor tenga unos datos objetivos para
compararlos con otras alternativas de inversión.
Lamentablemente una mala decisión
inducida por una publicidad poco
clara puede costarle muy caro al consumidor, que, normalmente, sólo se
podrá resarcir de este perjuicio por la
vía judicial. Por eso, aunque el
Banco de España es el que autoriza
la publicidad de bancos, cajas y cooperativas de crédito en determinados
casos, la OCU considera que esta
normativa es insuficiente. Para la
OCU la publicidad de los productos
financieros debe contener todos los
elementos esenciales de éstos (incluyendo la TAE cuando sea posible su
cálculo) y, además, debe estar sometida a un control previo por parte de
un órgano de la administración
común y único para que se también
supervisen todos los demás
productos financieros (fondos, seguros...). Por todo ello y para incrementar la protección del consumidor, la
OCU va a solicitar al gobierno y a
los grupos parlamentarios que adopten las medidas oportunas para que
se realicen estos cambios legislativos
necesarios.
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