“IEMANJA: BRASIL / CUBA / HAITI / URUGUAY” Este año, el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo tiene especial relevancia, puesto que se hermana con la celebración del Año Internacional de Acercamiento de las Culturas. En 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural, y para celebrarlo proclamó al 21 de mayo como el “Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo”. En ella, se reconoce que “La cultura adquiere formas diversas a través del tiempo y del espacio. Esta diversidad se manifiesta en la originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan a los grupos y las sociedades que componen la humanidad. Fuente de intercambios, de innovación y de creatividad, la diversidad cultural es tan necesaria para el género humano como la diversidad biológica para los organismos vivos. [...]”. (Art. 1, Declaración 2001) La Asamblea General de las Naciones Unidas, teniendo en cuenta el contexto global y reconociendo que “el fomento de la Diversidad Cultural y su corolario, el diálogo, constituyen uno de los más apremiantes asuntos contemporáneos”, proclamó el 2010 como Año Internacional de Acercamiento de las Culturas. Para ello encomendó a UNESCO el desempeño del papel principal en la celebración, situando como objetivo prioritario “demostrar los beneficios de la diversidad cultural, y reconocer la importancia de las transferencias y los intercambios entre las culturas y los vínculos forjados entre ellos desde los albores de la humanidad”. En este marco, la exposición “IEMANJÁ: BRASIL / CUBA / HAITI / URUGUAY” muestra una manifestación cultural inmaterial común, con sus respectivas particularidades, a los cuatro países presentados. Tomando como hilo conductor el culto de la Reina de las Aguas o Virgen del Mar se ilustra un ejemplo de la enorme riqueza cultural de la región, fruto tanto de un pasado en ciertos aspectos compartido, como de las diversas singularidades desarrolladas. La humanidad es portadora de una inmensa riqueza cultural que se encuentra manifiesta tanto en lo material como en lo inmaterial y que se halla en constante peligro. Por ello, UNESCO ha establecido una serie de instrumentos normativos internacionales de protección y reconocimiento. Bien conocida es la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972, y de la que Uruguay tiene un importante exponente; el Barrio Histórico de la Ciudad de Colonia del Sacramento. Asimismo, más allá de lo monumental y/o natural hay que considerar otras facetas del patrimonio. La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003, aprobada por Uruguay en 2007, permite consagrar “usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas [...] que se transmiten de generación en generación” como elementos del Patrimonio de la Humanidad. Estas manifestaciones son recreadas “constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”. Los ritos y fiestas que se originan en torno a la figura de Iemanjá son un excelente ejemplo de este patrimonio vivo. A este respecto señalamos que a nivel internacional se han inscripto en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad importantes expresiones tales como el Tango y el Candombe en el Río de la Plata, la Samba de Roda de Recôncavo en Brasil, y la Tumba Francesa en Cuba, por citar solo algunos ejemplos de la región. UNESCO reconoce la gran valía de la riqueza y heterogeneidad cultural de la humanidad y sitúa su preservación y estímulo en el centro de su desempeño. En este sentido, la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de 2005, también ratificada por Uruguay en 2007, defiende su importancia como manifestación de la originalidad y pluralidad de las identidades culturales, como vector de desarrollo a través de las industrias culturales, y como garante de libertad, bienestar y desarrollo sostenible. UNESCO ha promovido y promueve una noción central de la cultura como factor de desarrollo, concordia y cohesión social. Ya en su Constitución de 1945 sitúa como uno de sus objetivos primordiales “fomentar el conocimiento y la comprensión mutua de las naciones”, alentando a los Estados Parte a “desarrollar e intensificar las relaciones entre sí y adquirir un conocimiento más preciso y verdadero de sus respectivas vidas” a través del intercambio cultural. Esta exposición muestra una realidad paradigmática del mandato de UNESCO y del Año Internacional de Acercamiento de las Culturas en el sentido en que demuestra que no existen culturas aisladas. La riqueza cultural del mundo es su diversidad dialogante, y cada cultura se nutre de sus propias raíces pero sólo se desarrolla en contacto con las demás. Por tanto, el anhelo que nutre esta muestra, en consonancia con la celebración del Día Mundial para el Diálogo y el Desarrollo, es contribuir a acercar a las culturas y los pueblos, en un afán de construir una realidad global basada en el diálogo intercultural responsable, donde la tolerancia no se fundamente en la indiferencia sino en el conocimiento del otro, única forma a través de la cual se logrará construir un mundo más integrador, justo y pacífico. Oficina Regional de Ciencia para América Latina y el Caribe Representación de la UNESCO ante el MERCOSUR Representación de la UNESCO en Argentina, Paraguay y Uruguay