Lic. Verónica Freidkes Escuela de Clínica Psicoanalítica La escucha en Psicoanálisis, procesos y transformaciones. Lic. Verónica Silvina Freidkes 1 Lic. Verónica Freidkes La escucha en Psicoanálisis, procesos y transformaciones. El interés de la escucha en psicoanálisis se centra en procesos y transformaciones, más allá del contenido de lo que el paciente verbaliza. Esta oración contiene añares de teorización psicoanalítica, que incluye a los mayores exponentes y hasta al padre mismo de la disciplina que nos ocupa. Para comenzar, dichos procesos y transformaciones remiten a conceptos Freudianos como el de proceso primario, inconciente, desplazamiento, condensación; tanto como a las teorizaciones Lacanianas respecto de la metáfora y metonimia, el sujeto del lenguaje y otras. Cuando el paciente habla, la palabra queda despojada del sentido de comunicación en tanto algo de la verdad del sujeto aparece en su discurso. Y en cuanto ésta emerge, lo hace de manera sorpresiva, inesperada para él. A esto se refería Lacan cuando hablaba del inconciente como algo evanescente, pulsátil. Algo que se abre y se cierra. Por su parte Freud teorizó que el inconciente se rige por las leyes del proceso primario, que incluye la capacidad de condensación y desplazamiento del material psíquico, y la no contradicción ni temporalidad. Esto permite que ciertos elementos puedan aparecer en el discurso del sujeto (o en sus sueños, lapsus, fallidos, y demás formaciones del inconciente) a condición de hacerlo de manera desfigurada, venciendo así la barrera de la censura. De lo contrario, permanecerían inaccesibles a la conciencia por encontrarse reprimidos, dado lo intolerable de su admisión en la conciencia. La escucha analítica puede entenderse, a su vez, como un trabajo artesanal, que implica el caso por caso excluyendo la posibilidad de generalizaciones o recetas que guíen el trabajo del analista. 2 Lic. Verónica Freidkes “La poética trabaja en reconocer la historicidad propia del discurso, le interesa más el valor y el ritmo que el sentido o signo”1. En esta cita de Meschonnic, si bien se refiere a la poética, es posible pensar lo que Lacan enuncia respecto de la metáfora en tanto selección virtual, es decir en ausencia, de un término que se relaciona asociativamente con lo que el sujeto va diciendo. Podemos pensar en esta frase de Meschonic, como un equivalente de la frase inicial que dispara el presente trabajo. Dentro de las funciones esenciales del significante, se encuentra el eje sincrónico, en el cual sólo puede decirse una palabra por vez. Mientras que en el eje diacrónico las palabras se suceden unas a otras, formando cadenas de sentido, el cual sólo se puede desplegar en el discurrir temporal. Esto último tiene que ver con la metonimia. “Si bien la dimensión diacrónica es esencial, también está implicada una sincronía, evocada por la posibilidad permanente de sustitución inherente a cada uno de los términos del significante (…) combinación y sustitución siempre implícita en toda articulación significante”2 Según Lacan somos sujetos del lenguaje. Este nos preexiste, nos aloja y “se crea la posibilidad no sólo de desarrollos del significante sino también de surgimientos de sentidos siempre nuevos, los cuales siempre depuran, complican, profundizan, dan su sentido de profundidad a lo que, en lo real, no es más que pura opacidad”3. Para llegar a esto, Lacan primeramente tomó los desarrollos Saussureanos en lingüística y modificó el signo. Formuló que el inconciente tiene que ver con el lenguaje, con la estructura del significante, con la palabra. Rompió con la unidad hasta entonces unívoca entre significado y significante, invirtió los lugares de estos, dándole así mayor relevancia al significante. Realizó estos cambios fundamentales, dio primacía al significante y 1 Meschonnic, H. La poética como crítica del sentido. Marmol/Izquierdo Editores. 2007. Pág. 12. 2 Lacan, J. Las formaciones del inconciente. Capítulo II. 1957-1958 Ediciones Paidós. Buenos Aires, Argentina. Pág. 33. 3 Íbidem. Pág. 34 3 Lic. Verónica Freidkes complejizó la teoría psicoanalítica, al tomar este enfoque. “También desaparece la elipse, que garantizaba la unidad del signo y marcaba la relación positiva que Saussure llamaba significación. Ya no se trata de las dos inseparables caras del signo sino de dos etapas del algoritmo. La barra, entonces, lejos de indicar relación indica separación de dos órdenes diferentes”4. De esta manera nos acercamos un poco más a comprender cómo es que el contenido de lo que el paciente dice no reviste la mayor de las importancias, sino las sustituciones, nexos, asociaciones y desviaciones que éste haga en el discurrir de su discurso. Y la barra de la censura diferenciará qué significados podrán aparecer en las cadenas asociativas y cuáles quedarán por debajo de ella. Lo novedoso entonces, reside en el hecho de que, tal como lo explica Norma Misgalov, el sujeto está “sujetado a un lugar de decisión que no encuentra su centro en el pensamiento racional. El ´pienso, luego existo´ se transformará en Lacan en ´soy donde no pienso, y pienso donde no soy´”5. No hay inconciente si no hay alguien que lo escuche y descifre el mundo de significaciones que el sujeto despliega al hablar. En referencia al witz, al chiste y la agudeza, Lacan explica que “si nadie se da cuenta, si famillionaria es un lapsus, no constituye una agudeza. Es preciso, pues, que el Otro lo codifique como agudeza, que se inscriba en el código mediante esta intervención del Otro”6. El Otro, en tanto Tesoro del Significante, sanciona retroactivamente el decir como mensaje. Si nos referimos a procesos y transformaciones, el desarrollo más claro y detallado lo obtendremos en las conceptualizaciones Freudianas respecto del sueño. Él lo entendió como la vía regia de acceso al inconciente. Basándose en la idea de un inconciente eficaz, 4 D´Angelo, Carbajal y Marchilli. Una introducción a Lacan. Lugar Editorial. 1984. Capítulo IV, pág. 27. 5 Misgalov, N. (ficha) Una introducción a la obra de Lacan. Pág. 6. 6 Íbidem pág. 27 4 Lic. Verónica Freidkes productor de efectos, logró que, siguiendo la regla fundamental, que implica el par asociación libre – atención flotante, se logren desentrañar incógnitas y desarmar síntomas. En el sueño es donde más claramente se ve el trabajo psíquico del proceso primario. “El sueño nos prueba que lo sofocado persiste también en los hombres normales y sigue siendo capaz de operaciones psíquicas. El sueño mismo es una de las exteriorizaciones de eso sofocado. (…) Eso sofocado que hay en el alma, cuya expresión es impedida en la vida de vigilia (…) encuentra en la vida nocturna y bajo el imperio de las formaciones de compromiso los medios y caminos para abrirse paso hasta la conciencia”7. Así, los procesos y transformaciones que se dan sobre el material psíquico y que se verbalizan en el decir del sujeto, cobran una importancia capital, mayor aun que la que pueda tener el contenido específico de lo que el paciente dice. Lo determinante es el movimiento del deseo, que exista circulación de energía psíquica que, en las múltiples vueltas del decir, en las repeticiones, aparezca alguna diferencia, algo se vaya ligando, tramitando. Así es como el analista, al dejar un lugar vacante y no responder a la demanda, facilita la posibilidad de que el paciente lo incluya en su serie psíquica, generando la transferencia necesaria para el tratamiento. 7 Freud, S. La interpretación de los sueños. (1900) Capítulo 7. Amorrortu Ediciones. Pág. 596-597. 5 Lic. Verónica Freidkes Bibliografía - D´Angelo, Carbajal y Marchilli. Una introducción a Lacan. (1984) Lugar Editorial. - Freud, S. La interpretación de los sueños. (1900) Amorrortu Ediciones - Lacan, J. Las formaciones del inconciente. Capítulo II. (1957-1958) Ediciones Paidós. Buenos Aires, Argentina - Meschonnic, H. La poética como crítica del sentido. (2007) Marmol/Izquierdo Editores. - Misgalov, N. (ficha) Una introducción a la obra de Lacan. 6