¿Cuándo empieza tu relación con los seguros? Mis padres fundaron una correduría y desde pequeña me gustó. Así que, cuando acabé el instituto, estudié para corredora. Al terminar sólo tenía 20 años y decidí estudiar otro ciclo de Administración y Finanzas. Como mi padre estuvo delicado de salud, se jubiló y nos quedamos sin clave. Al finalizar mis estudios, entré a trabajar en la oficina. En 2012, volvimos a habilitar la clave y desde entonces, mi madre y yo nos dedicamos a los seguros. ¿Entonces eres una nueva generación? ¡Claro! Y se notan las diferencias. Mis padres trabajaban de una forma y ahora se hace de otra. Yo he aprendido a tener toda la documentación digitalizada y antes todo era papel. Las herramientas de marketing, las guías de E2K, todo lo que nos envían para las redes sociales… ¡Es una pasada! Cuando empecé hacíamos cero marketing. ¿Qué tal es eso de trabajar madre e hija? ¿Quién dice la última palabra? Nos llevamos estupendamente y yo tengo la última palabra, aunque no me hace falta ponerlo en práctica. ¿Es agresiva la competencia? Es agresiva, pero no es “súper-agresiva”. Los clientes nos traen las ofertas que les hacen en la calle y nos preguntan qué nos parece. Y les aconsejamos, ¡claro! Es un tipo de cliente que confía mucho en ti. A los que llegan a la oficina, y son nuevos, les cuesta más confiar pero en cuanto conocen todo lo que podemos llegar a hacer por ellos se quedan. ¿Cómo cuidas a tus clientes? Me gusta visitarles e invitarles a que se pasen por la oficina, les incluyo las guías de actuación y prevención de siniestros y los teléfonos de interés que necesitan en caso de accidente, que es el momento clave. El trato cercano y personal con mis clientes es fundamental en mi día a día. Para los siniestros soy muy meticulosa y, aun así, no siempre sale como yo quiero, pero ellos perciben que me preocupo por su caso. Mientras dura el siniestro les llamo habitualmente y les explico cómo va evolucionando. Aquí es cuando hay que dar la talla. ¿Cómo ves tu negocio dentro de 5 años? Sola, sin mis padres. Tendremos que cambiar el enfoque. Me veo mucho más a pie de calle, visitando y haciendo gestiones con la tablet y el móvil. La tecnología está evolucionando rápidamente y podremos hacer todo con un click. Los jóvenes somos muy tecnológicos, pero seguimos confiando siempre en las personas. Nos sigue gustando el cara a cara. En mi grupo de amigos lo demostramos cada día. Dime qué es un corredor Corredor es igual a especialista. Tenemos que inculcarlo a los consumidores. Cada vez conocen mejor cuál es nuestro trabajo, pero hay que seguir explicándolo. Tu padre fue el primer presidente de nuestra agrupación de corredores. ¿Cómo ha evolucionado y cómo ves hoy a E2K? Es indudable que debemos que estar agrupados. Ése era el espíritu de la organización que fundó mi padre y unos pocos corredores más hace más de 20 años. Cuando comencé en seguros, vi que tenía razón, que juntos se hace más fuerza. Él quería mejores productos, mejores condiciones, mejor calidad de servicio y, poco a poco, se ha ido consiguiendo. Las compañías te respetan, te miran con otros ojos, te tratan mejor… E2K la veo en el punto que él (mi padre) quería. ¿Cómo es tu día de trabajo? Mientras desayuno me gusta ponerme al día de las últimas noticias, y ya bajo a la oficina a organizarme la jornada y las visitas. Todos los días, al acabar, voy al gimnasio. Hago zumba, ciclo… Actividades distintas y muy activas para no aburrirme. Las cosas relajadas, como yoga o pilates, me ponen nerviosa. Los fines de semana intento distraerme todo lo que puedo, ya sea aquí en Ponferrada o viajando fuera para conocer nuevos lugares.