Las falsificaciones en el mundo del lujo

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Las falsificaciones en el mundo del lujo
las falsificaciones solo por la anterior importante
motivación trascendente. También tienen que hacerlo
porque afecta a dos de sus más importantes patrimonios
intangibles: la satisfacción de los clientes y la imagen de
marca. Ambos se ven afectados por la existencia de las
falsificaciones.
Tema siempre de actualidad y más cuando,
lamentablemente, tenemos que sufrir noticias recientes
donde salimos muy arriba en la lista de consumo de
productos falsificados. No hay clase o conferencia sobre el
lujo donde no me surja este tema. Y es una guerra que la
industria lleva librando desde hace muchos años. La tela
monogram de LV nace para luchar contra los baúles
falsificados que ya se hacían a finales del S. XIX.
Antes de nada matizar que una falsificación no es una
copia o una inspiración. Detrás de las falsificaciones hay
delitos y violaciones de los derechos humanos, espero que
nadie piense que en los lugares donde se fabrican estas
falsificaciones se respetan las condiciones laborales, se
pagan salarios dignos o se evita la mano de obra infantil. Y
si luego continuamos a lo largo de su cadena de valor,
cuando se aprehenden grandes alijos de productos
falsificados se suelen encontrar también drogas o moneda
falsa. Tenemos que madurar y ver que detrás de la persona
que vende las falsificaciones en la calle, aunque sintamos
pena por él, se esconden mafias que se lucran. También
nos tenemos que acordar de que, a corto plazo, a quien las
falsificaciones hacen más daño es al pequeño comercio, es
con quien se compite por precio y no con las grandes
marcas falsificadas.
Y por supuesto, las marcas de lujo no deben luchar contra
Cosa distinta es la copia, entendida como inspiración en
las creaciones de otros. Aquí es donde habría que poner en
contexto las palabras de Coco Chanel donde decía que no
le importaba ser copiada. Creo que esta afirmación se
malinterpreta si lo que concluimos es que no le importaba
que sus productos fuesen falsificados. No es lo mismo que
te copien a que te falsifiquen. Para quien quiera
profundizar en este tema os dejo el link de un magnifico
artículo de mi compañera de blog Inmaculada Urrea: De
Prada a Zara.
Todos los grandes creadores han sido, si no copiados, al
menos imitados o han servido de inspiración a otros. Esto
es algo natural en cualquier corriente artística que puede
ayudar a su divulgación. Donde está el límite? En
inspirarse sin llegar a clonar un diseño de otro.
Y quién consume productos falsificados?
Según Berthon el lujo tiene tres dimensiones de valor:
-La funcional, sus atributos físicos como la calidad o
prestaciones de los productos;
-La emocional, lo que la marca y el producto supone para
uno mismo, las que experiencias intimas que me
proporciona;
-La social, lo que la marca supone para los demás, para
que otros me vean. Tal y como contaba Veblen cuando
describía el consumo ostentoso. Dejo a mis lectores que
saquen sus propias conclusiones.
Cuáles pueden ser las soluciones a este problema: por un
lado el contar con un ordenamiento jurídico que defienda
de forma efectiva la creación de los artistas. Y por otro,
una labor de sensibilización social que nos adentre en la
importancia de cuidar nuestra artesanía y talento creativo.
Cuando no hay cultura y sensibilidad social se consumen
más falsificaciones.
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