Boletín 3 A 500 años de la Reforma LAS INDULGENCIAS Detonante de la Reforma El Cuestionamiento al Poder y Eficacia de las Indulgencias, fue el pliego publicado por Martín Lutero el 31 de Octubre de 1517. A este pliego se le conoce comúnmente como “Las 95 Tesis”, y fue el inicio de la Reforma de la Iglesia, que dicho más apropiadamente, fue una división de la Iglesia (Cisma Protestante), la Iglesia Católica no se reformó, la Reforma de doctrinas y formas fue en la Iglesia de ahí surgida.* Las Indulgencias (del latín indulgentia: 'bondad, benevolencia, gracia, remisión, favor'). La Iglesia Cristiana Evangélica o Protestante no la acepta por considerar que carece de fundamento bíblico. La doctrina de las indulgencias es un concepto católico, que no aparece en la Biblia. En el siglo III (después del año 200) la Iglesia Primitiva tenía unas penas (penitencias) fuertes contra los que pecaban de apostasía (volverse atrás) o de homicidio, de manera pública y humillante, que no ayudaba al individuo a reingresar a la Iglesia, sino que lo alejaba más. Posteriormente estas penas empezaron a cambiarse por “Indulgencias”, un documento llamado libellum pacis, extendido por un obispo a manera de recomendación en favor del castigado, para que la pena fuera menos severa y ayudara a la reconciliación. Hacia el año 800 las penas a las faltas se cambiaban por alguna penitencia, como visitar un lugar santo (peregrinación) o ayunar o dormir en lechos de ortigas. Castigos por pecados, aplicados solo a los verdaderamente arrepentidos. Estas fueron las indulgencias al principio de la Edad Media. Hasta aquí la obtención de la indulgencia no es por dinero, sino por castigos o actos devocionales por las faltas cometidas, para volver plenamente al seno de la Iglesia, no para perdón de tales pecados, aunque en la práctica esto se confundía. Hacia el año 1100 se oficializa la práctica y diferentes decretos papales establecen una distinción entre la “absolución de los pecados” que le corresponde solo a Dios, y la “indulgencia” para permitir la reconciliación plena con la Iglesia. La doctrina sigue evolucionando y poco a poco empiezan a surgir tarifas de acuerdo a la gravedad de los pecados. En Irlanda se hicieron unos “penitenciales”, que marcaban pautas para el tipo de penitencia de acuerdo a las faltas, pronto toda la Iglesia Católica las adaptó. La práctica de la simonía (venta de favores eclesiásticos) llega a las indulgencias, y los obispos otorgan las dispensas o indulgencias a cambio de un pago. El Papa también expide indulgencias con propósitos político-económicos, para financiar las guerras contra los musulmanes. En su evolución, van bajando de calidad. Ya hacia el 1200 la obtención de la indulgencia es cada vez más fácil y más extensos los motivos. Por ejemplo se podían solicitar indulgencias para comer carne en cuaresma. De este modo, con el pago de tales indulgencias se construían templos, como el conocido caso de la Catedral de Ruan, a la que se le apodó “la Torre de manteca”, por el origen del dinero para su construcción. En muchos casos se usaba el dinero para fines de construcción, obras de caridad y promover las bellas artes, pero también la curia corrupta usa el fruto de la venta de indulgencias para su enriquecimiento y lujos. Los pre-reformadores John Wicliffe (1320-1384) y John Huss (1369-1415) denunciaron la venta de indulgencias como un abuso. A Huss lo quemaron vivo. El punto más alto del comercio de las indulgencias, fue a partir de 1506, cuando se requiere cada vez más dinero para construir la Basílica de San Pedro (En el Vaticano). Para entonces ya es vulgar la recaudación de dinero por este medio, exprimiendo a la gente pobre e ignorante, ofreciéndoles la salvación de sus almas a cambio de la compra de indulgencias, aún para sacar del purgatorio a sus familiares muertos. Aún por los pecados no cometidos, pudiendo incluso insultar a la virgen María y ser perdonado. Esto pregonado por el mayor vendedor de indulgencias y enviado papal, Juan Tzetzel. Este fue el principal punto que atacó Martín Lutero en sus 95 tesis, la venta de indulgencias por los muertos y por los vivos. Decía que los muertos, muertos están, ya no están ligados con nada a este mundo. Y para los vivos, lo único que necesitan es la fe en Jesucristo y el arrepentimiento para el perdón de los pecados y la salvación de su alma. Por fe, solo por fe. Y la Gracia verdadera (la indulgencia plena), solo puede venir de Dios. Y no la vende, la otorga gratuitamente. (Gracia, favor inmerecido). * Para la Iglesia Católica no fue reforma, fue cisma, separación. Esta siguió con sus mismas prácticas y doctrinas, aunque bajó el nivel de inmoralidad y corrupción, pero en sus doctrinas nada cambio. El concilio de Trento que sería la oportunidad para autoreformarse, solo ratificó su posición respecto a sí misma y a la condena del protestantismo. En lugar de buscar su propia Reforma, endurecieron la Contra-reforma. La Reforma, fue para la parte de la Iglesia que se separó de la Católica, por ello se le llama, Reforma Protestante. Víctor Manuel García Sembradores de La Buena Semilla