95 LATERCERA Sábado 13 de junio de 2015 ños, la miserias y las promesas, la pobreza y la explotación. El material está registrado en su novela Tierra amarilla (2014). El escritor nacional regresó a inicio de los 90 a Chile, luego de pasar la dictadura de Pinochet en España. Bordeando los 60 años, Marín irrumpía en la escena local dominada por el fenómeno editorial de los autores de la Nueva Narrativa, con nombres como Jaime Collyer, Gonzalo Contreras, Carlos Franz, Arturo Fontaine, entre otros. “Estaba en estado de ebullición ese grupo. Era interesante como expresión de una nueva literatura después de tantos años de opacidad en las letras chilenas. De esos autores, el que me parece más interesante es Alberto Fuguet, sobre todo su producción posterior a sus primeros dos libros”, señala Marín, quien en los 90 publicó sus más elogiadas novelas: El palacio de la risa (1995), las dos primeras partes de su trilogía, Círculo vicioso (1994), Las cien águilas (1997), e Idola en 2000. Esta última, protagonizada por un escritor sesentón fra- casado que llega del exilio sin trabajo y termina haciendo guiones para películas pornográficas, ahora es reeditada por el sello Hueders con prólogo del poeta y editor Matías Rivas. “La prosa de Marín se apropia de los giros y términos de la época postpinochetista. Los envuelve en su cadencia espesa para sacudirlos de su sentido único”, escribe Rivas al inicio del libro, que llega la próxima semana a librerías. Además, agrega Rivas que Idola es “su obra más oscura y brutal”. LA FICHA SALUD Y ENFERMEDAD “Estuve a punto de tirar las patas. Estuve hospitalizado bastante mal. Fue muy duro”. NUEVA NARRATIVA Idola [GERMAN MARIN] Hueders 240 págs. $ 12.000 “De esos autores, el que me parece más interesante es Alberto Fuguet”. Germán Marín Escritor chileno Los Chanchos El narrador de Idola, que arrastra una obra inconclusa y está obsesionado con la pintura El origen del mundo de Gustave Courbet, conoce a Sofía, cajera de una fuente de soda. Ella le presenta a Ruiz, quien lo introduce a una red criminal de pornografía. Waldo, el hermano taxista de Sofía, será el compañero de juerga del autor que recién se está ambientando en un Santiago destruido. A las pocas página de iniciar el ejemplar ocurre un terremoto ante una realidad perversa. “Son elementos permanentes que están en la sociedad chilena. No siempre sale en los titulares de prensa, pero es una suerte de descomposición que encontramos en diferentes ámbitos. El sentido del terremoto en Idola es la devastación de una sociedad”, señala Marín, quien se inspiró en dos amigos para los personajes de su libro: el cineasta Raúl Ruiz y el poeta Waldo Rojas. “Nos conocimos el 66, incluso nos tenían un apodo. Nos llamaban los Chanchos. Eramos grandes amigos, pero el libro creó una tensión en nuestra relación. No tanto ellos como las mujeres de ambos. Yo nunca entendí por qué se enojaron ellas, podrían haberse enojado ellos...”, dice el escritor que fue actor secundario de cintas de Ruiz como Tres tristes tigres. Del cineasta nacional recuerda que quiso hacer una película sobre su novela El palacio de la risa, que reconstruye la historia del centro de tortura Villa Grimaldi. “Quería hacer un cambio del libro, pero yo no acepté. Consistía en vaciar su contenido político. El quería que la gente que llegaba a Villa Grimaldi por motivos políticos fuese por motivos musicales. Quería que la gran lucha que había en Chile era por el imperio de la ópera. Ahora con los años él filmó esa película con otro nombre, pero quedó inconclusa”, comenta. Trilogía Marín también fue uno de los grandes amigos del poeta Enrique Lihn (1929-1988). Este y Raúl Zurita no congeniaban en la escena literaria de los 80, lo que en su momento influyó en la posible cercanía entre el poeta de Anteparaíso y Marín. “Leyó la trilogía, Zurita me descubrió, me dijo que le gustó mucho”, cuenta el autor, cuya saga cierra con la novela La ola muerta (2005). Los ejemplares de Historia de una absolución familiar serán reeditados este año por Alfaguara. Estarán disponibles en octubre en la próxima Feria del Libro de Santiago. Bajo tapas y formatos nuevos, las novelas llevarán prólogos distintos. Uno será del crítico español Ignacio Echevarría, el otro del escritor argentino Alan Pauls, y un tercero de Zurita. “Un autor maestro, identificable por todos, a la vez que se esfuma detrás de cada una de sus frases, de cada palabra, de cada letra”, escribe el autor de Purgatorio sobre el trabajo de Marín. Este último baja la vista. Mira sus apuntes y anuncia dos títulos para el 2016. Uno es Bolígrafo o los sueños chinos por Ediciones UDP. “Es un diario que se comienza a novelizar, porque van entrando personajes relacionados con este hombre que está escribiendo el diario. Transcurre en Santiago y es la historia de un vendedor de alimento para perros”, señala. El otro es Adiciones palermitanas. “Es sobre un personaje que escribe un libro sobre un hotel. El tiene un amor, quien le dice vamos a un hotel que conozco en Catedral, cerca de la Plaza Brasil. Y ahí descubre que es el mismo hotel del que ha estado escribiendo. Una ficción que se conjuga con la realidad”, dice apagando un cigarrillo. b