18 ❖ 13 de septiembre de 2003 REPORTAJE U Gaceta n i v e r s i t a r i a El poder terapéutico de las manos Mientras que la quiropráctica en Europa y EU es una ciencia médica, en Guadalajara esta práctica no está reglamentada; no obstante, ante la demanda de tal medicina alternativa, hay desde masajistas con estudios al respecto, hasta sobadores tradicionales, que aprendieron de sus padres. Ricardo Ibarra ricardoi@libertaddigital.net FRANCISCO QUIRARTE U sar las manos para sanar al otro es un procedimiento tan antiguo como la humanidad. Sin embargo, en los últimos años los conflictos entre medicina popular y científica, han reaparecido, en particular entre sobadores tradicionales (a quienes respalda el reconocimiento del pueblo) y los quiroprácticos (amparados por un reconocimiento académico). Pero en México no hay escuelas de quiropráctica. Es más, ni siquiera está legalizado el ejercicio de la quiropráctica, por lo que quienes estudiaron en el extranjero tienen que trabajar en el país con el título de terapeutas o masajistas quiroprácticos. De igual forma, quienes no tienen estudios al respecto (si acaso algunos cursos), se dan a conocer como terapeutas o masajistas. Lo cierto es que, tanto charlatanes como virtuosos, reciben el apoyo o el descrédito de sus pacientes. El psiquiatra y antropólogo de la UdeG, Sergio Villaseñor Bayardo, comentó: siempre hay charlatanes, médicos y sobadores charlatanes, pero siempre los hay buenos, aunque no gocen de reconocimiento científico. El pueblo es el que se los da. Los sobadores tienen una autoridad peculiar que saben manejar con bastante sabiduría”. Villaseñor Bayardo, jefe del Departamento de Ciencias Sociales, del CUCS, y responsable del área de hospitalizados psiquiátricos del Hospital Civil de Guadalajara “Fray Antonio Alcalde”, puntualizó que el poder terapéutico de las manos resulta evidente, “pero se Reciben el apoyo o el descrédito de sus pacientes necesita que el enfermo esté convencido de este poder y deposite su fe en el sobador o terapeuta. Hay una oposición entre lo formal y lo popular, pero esto no quita popularidad o resta demanda a los sobadores”. ¿QUÉ DICE EL MÉDICO? El doctor Jesús Ignacio Cardona Muñoz, ortopedista con especialidad en medicina del deporte, aseguró que cuando las medicinas alternativas, como los masajes y las sobadas, son transmitidas de generación en generación, están consideradas como conocimientos empíricos, aunque no por ello pierden prestigio. “Como profesional de la salud no puedo rechazar totalmente la práctica de estas medicinas, porque tienen reconocimiento en la comunidad internacional. Lo que sí desaprobamos es la práctica no autorizada de estas actividades, realizada por personas que carecen de los elementos mínimos al respecto”. Cardona Muñoz, jefe del Departamento del Movimiento Humano, del CUCS, argumentó que el sobador es un masajista, mientras que el quiropráctico forma parte de una comunidad con bases científicas y reconocimiento profesional en el mundo. “En nuestro país no hay escuelas para formar quiroprácticos, por lo que existen quienes se ostentan como tales sin tener estudios formales”. El masajista quiropráctico Joaquín Fábregas afirmó que esta carencia tiene su origen en que somos tercermundistas: “La quiropráctica en Europa es una ciencia médica. En Estados Unidos no hay equipo universitario o profesional que no tenga a un quiropráctico”. Joaquín Fábregas, a pesar de poseer estudios quiroprácticos, se autonombra masajista, por la falta de reglamentación en dicho asunto. Algo similar sucede en España. Allá existe un vacío legal en torno a esta profesión, de modo que cualquier persona puede ofrecer consulta quiropráctica y hacerse llamar quiropráctico, independientemente de la formación que haya recibido. LA COLUMNA DE LA HUMANIDAD Cuando la columna vertebral está bien y la persona lleva una vida sana, el cuerpo humano puede curarse a sí mismo, pero cuando padece alguna alteración, las manos sanadoras son indispensables para evitar achaques y mantener el bienestar corporal. En Guadalajara hay sobadores tradicionales, hueseros, masajistas, quiroprácticos y hasta “mecánicos” de huesos. Todos cumplen la función de mantener en su lugar a vértebras, discos, nervios, músculos, ligamentos e incluso la energía vital. Todas las sensaciones, movimientos y funciones del organismo humano son controladas por la médula espinal y su red nerviosa. Cualquier desviación en las vértebras o discos de la columna, envía señales para indicar fallas en su funcionamiento. La columna vertebral protege a la médula y los nervios espinales. Su desviación o disfunción genera malestar. U Gaceta n i v e r s i t a r i a En términos energéticos, la espina dorsal funciona como un canal por el cual fluye la energía de la vida. Cualquier bloqueo de este flujo provoca una patología que degenera en enfermedad, dicen los místicos. Las técnicas empleadas por sobadores y quiroprácticos, fortalecen la columna y la ayudan en su trabajo, por lo que en caso de malestares en esta zona, los hacen desaparecer total o parcialmente. “MECÁNICOS” DE HUESOS Éstos dicen que el cuerpo humano es como un automotor: “necesita afinación y balanceo cada 10 mil kilómetros”, de lo contrario tira aceite y afecta a las demás partes. Javier Cabrera Luna afirmó que su papá, don Javier Cabrera, de quien recibió el conocimiento relacionado con los huesos, le comentó una vez que ellos no eran ni sobadores ni quiroprácticos, sino que deberían tener un nombre fuera de lo común, “algo nunca escuchado”, por lo que promovió la denominación de “mecánicos de huesos”. El “taller” de don Javier Cabrera e hijos, está ubicado en Tetlán, por Gigantes. Ahí reciben a alrededor de 250 personas al día, desde hace más de 30 años. Para ellos la enfermedad deriva de dos fuentes: una dislocación en la columna vertebral o una mala digestión. “Si ambos sistemas están bien, todo estará bien”, expuso Javier hijo. “Antiguamente los médicos descalzos solo se dedicaban a limpiar el aparato digestivo y a componer los huesos. La columna protege a todos los órganos vitales. Lo único que hacen los médicos de ahora es poner etiquetas a las enfermedades, pero todas provienen de donde mismo”. Mientras sostenía la muñeca de una mujer en la sala de atenciones, los pacientes que esperaban turno escuchaban atentos las palabras del hijo de don Javier. Especuló sobre la existencia de un plan mundial, secreto, que prohibe a los médicos tronar los huesos o limpiar el estómago: “Así los médicos nada más se dedican a controlar los síntomas, pero no remedian el problema desde la base, que es la columna. Solo te dan pastillas para controlar la enfermedad, pero no la eliminan. Habría gente sana y luego de qué vivirían los doctores y los hospitales. Por eso las autoridades de la salud nos niegan las licencias para hacer nuestro trabajo”. “Los gobiernos del mundo pueden detener las enfermedades, pero no lo hacen, porque no les conviene tener a tanta gente. Antes las personas vivían hasta 150 años. Ahora eso no pasa, porque nos inventan enfermedades”. La ciencia quiropráctica puede ser estudiada en Estados Unidos y otros países de la Unión Europea, al igual que en Oriente. LAS SIETE SOBADAS MAYAS Los antiguos mesoamericanos conocían a profundidad el esqueleto y su relación con los padecimientos físicos, según testimonio de una descendiente maya. De una etnia maya del sur de Chiapas REPORTAJE llegaron a Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, la tía María, Teresa Chicahualtxóchitl y su abuela, tres sobadoras según la tradición del sur mexicano, explicó Teresa, terapeuta holística y directora de la Academia de medicina indígena y terapias alternativas (Amita). Su abuela le transmitió el arte de tocar el alma de las personas por medio de las manos: “Decía que cuando tienes los pies de una persona en las manos, es su alma la que sostienes. Siempre me transmitió que esto les ayuda a armonizar sus emociones. Puedes facilitarles su proceso de crecimiento y desarrollo espiritual”. “Seguido me repetía, con sus propias palabras, un proverbio que adopté para la escuela que dirijo: ‘Solo en un estado de perfecta armonía estaremos en condiciones de transformar todo lo que recibimos en amor universal; solo así cumpliremos con el objetivo de nuestra existencia’”. Antes de que Chicahualxóchitl tuviera acceso a la sabiduría hindú, ya practicaba las siete sobadas mayas. Después llegó a la conclusión de que cada sobada se efectúa en un centro energético: los siete chakras del ser humano. Explicó la importancia de sobar cada uno de los centros energéticos diseminados a lo largo de la columna vertebral, hasta la parte superior de la cabeza. La primera y segunda sobadas son para acomodar la vejiga, matriz e intestinos. El primer sitio receptor de energía está localizado en la base del tronco, entre el ano y las partes genitales, y el segundo a la altura del vientre, debajo del ombligo. “La otra sobada es la del empacho, en el tercer centro energético: la voluntad, el sitio del poder. ¿Qué hacemos con nuestro poder? Si estamos en desarmonía con ese punto, nos empachamos. Ahí es donde se digieren todas las emociones. Al no digerirlas, hay empacho. Cuando trabajamos ahí, ayudamos a que el paciente concluya su proceso de digestión emocional”. Los masajes en el cuarto chakra curan “el susto y el espanto”, donde reside el corazón. Las “tronadas” de anginas también son importantes, porque en la garganta radica el quinto chakra, responsable de la comunicación. “El mal de ojo es producido con la mirada fuerte, capaz de descargar un exceso de energía en el sexto chakra, por encima de ambos ojos, en la frente”. Por último describió las consecuencias de la mollera caída, ubicada en el séptimo centro energético: la corona. “Hay gente adulta con mollera caída que no se muere, pero está a medio morir. Anda apendejada, como idiotizada. Fácilmente cae en las drogas y difícilmente puede salir de eso. No se da cuenta que tienen bloqueado el séptimo chakra, cuya función es conectarte con el todo, el universo o la presencia divina, como quieran llamarlo. Cuando se levanta la mollera, inmediatamente viene el alivio. Es como restaurar unas antenitas que te conectan con la información cósmica”. 13 de septiembre de 2003 ❖ MANOS QUE ALIVIAN Teresa Chicahualxóchitl aún esta sentada en la parte trasera de su escuela. Hace calor y se acomoda bajo el tejaván. A un costado, en el rincón del patio, hay un temascal y sitio para los rituales. En el centro, una fuente y a su lado un perro xoloitzcuintle miniatura toma el sol. Otro corretea por todos lados. Sentada, expuso que las manos siempre emanan energía, pero cuando ésta no es utilizada personalmente, se convierte en medicamento para los otros. “Esta energía no es del sobador. Le entra porque hace invocaciones y ejecuta un trabajo previo de interiorización. Es consciente de que funciona como un vehículo, un canal que acomoda los músculos y los huesos en su lugar, y desbloquea las rutas energéticas del paciente. Desde la planta de la mano fluye una energía sanadora. El sobador existe para que la energía sanadora de dios, del gran espíritu, la energía universal, como cada quien le quiera llamar, fluya a través de él y cure. Si el curandero aliviara con su propia energía, lo más seguro es que moriría en cinco años. Tiene que ser un canal, sino quedaría súper agotado”. El señor Joaquín Fábregas aplica sus manos desde hace 40 años. Es masajista quiropráctico con estudios en Estados Unidos y ha ejercido su profesión en México, Colombia y el país vecino del norte. Indicó que los masajistas que utilizan aparatos, no son considerados quiroprácticos: “el que usa tecnología, deja de serlo”. Como masajista de escuela, hizo buenos comentarios respecto al trabajo de los hueseros de aprendizaje generacional, tal como labora la familia Cabrera, de Tetlán. “Unos hacen buenos trabajos, pero otros lo adoptan como un modo de vida, aunque finalmente tendrán resultados según la calidad de sus procedimientos. En la medida que quiten el dolor y eviten las operaciones innecesarias en columna y rodillas, resulta perfecto. “Lo que no está bien es cuando un médico le dice a su paciente que tiene que ser operado de la rodilla o la columna, porque según él no hay arreglo”. MEDICINA SIN PASTILLAS NI CIRUGÍAS La quiropráctica y cualquier técnica particular de masaje terapéutico evita el uso de fármacos y cirugías para aliviar trastornos como la ciática, hernias discales, vértigos, migrañas o problemas digestivos y ginecológicos, entre otros. Habría que cuestionar por qué fue hasta finales del siglo XIX que la medicina moderna redescubrió los secretos de la medicina de las manos y su aplicación en los huesos, en particular, la columna vertebral. ¿Será verdad que la salud se mantiene con una columna vertebral en buenas condiciones y un efectivo aparato digestivo? Los chinos e hindúes, masajistas tradicionales, utilizaron el té de jengibre por siglos para obtener una buena digestión.❖ 19 Crónica En el “taller” de Javier Cabrera e hijos, Rosa Margarita Campos espera turno para su “reparación”. Hace unos días se cayó de la azotea y sabe que ni el Seguro Social ni el médico particular la sacarán del apuro. La espera no es larga. La tronada dura como dos minutos y las fotos del cuarto de atenciones entretienen su mirada. En una está don Javier padre junto al cardenal Juan Sandoval Íñiguez, “un cliente”; en otra, el mismo señor, aunque más joven, alza el brazo triunfante del boxeador sinaloense Julio César Chávez. “Nadie se salva: todos tienen huesos”, dice Javier hijo. Rosa Margarita asegura que su familia se atiende con los mecánicos de huesos desde hace mucho: “ya va la tercera generación de asistir con ellos”. “Se lo recomendaron a mis padres. Mi papá tenía un problema en la columna y mi mamá siempre se ha quejado de sus rodillas. Ellos (los mecánicos) arreglan a casi todos, tronando la columna. Arreglando eso, por lógica se componen las rodillas. A mí me detuvieron el astigmatismo y ahora vengo porque me caí de la azotea”. A pesar de que vive en la colonia Moderna, Rosa Margarita dice que prefiere eso a tener que asistir al Seguro, además de que los sobadores de Tetlán no cobran: “uno les da porque sabemos que curan”. “Vimos a don Javier componer a inválidos, a niños con parálisis infantil, a un compadre lo ayudó a evitarle una operación de hígado, todo por medio de la columna. Aparte de eso, en su primera visita ya usaba un chaleco para la espalda, y ese mismo día se lo quitaron”.