RESPIRATORIO Gripe Menor edad, mayor susceptibilidad. Los niños pequeños sanos podrían presentar mayor susceptibilidad a sufrir complicaciones debidas al virus de la gripe, de forma similar a los adultos considerados de alto riesgo. Dos recientes ensayos clínicos han estudiado la morbilidad atribuible al virus de la gripe en niños, obteniendo resultados que presentan a los niños pequeños sanos con un riesgo aumentado de sufrir complicaciones debidas al virus gripal. No obstante, es preciso realizar más estudios clínicos con antes de considerar la conveniencia de vacunación rutinaria en niños pequeños. La gripe es una enfermedad común en la infancia; la tasa de ataque durante epidemias puede exceder del 40% en niños preescolares y del 30% en niños en edad escolar. Además, los niños tienen un papel importante en la transmisión del virus de la gripe ya que los niños en edad escolar constituyen el canal principal por el que la gripe se introduce en el grupo familiar. La vacunación se recomienda en mayores de 65 años, en personas de alto riesgo a partir de 6 meses de edad y en aquellas que puedan trasmitir el virus a personas de alto riesgo. Desde hace tiempo existe la opinión, principalmente entre pediatras, que los niños pequeños sanos son más susceptibles que los niños mayores y adolescentes a padecer infección gripal grave, así como a sufrir complicaciones bacterianas y no infecciosas debidas a la gripe. La dificultad de cuantificar el riesgo de la población pediatrica se debe principalmente a que los niños pequeños son más susceptibles que los niños mayores a padecer enfermedades producidas por virus respiratorios en general y por el virus respiratorio sincitial (VRS) en particular. Las epidemias de infección producida por VRS acontecen en invierno, al igual que las epidemias de gripe y a menudo ambas coinciden. Con el fin de evaluar el efecto de la gripe en niños sanos se han publicado recientemente dos ensayos clínicos. En uno de ellos se determinaron las tasas de hospitalización por enfermedad aguda cardiopulmonar, de visitas ambulatorias y de prescripción de antibióticos durante un periodo de 19 años consecutivos en un total de 2035143 niños. Los resultados registraron un número medio de hospitalizaciones por enfermedad aguda pulmonar en exceso atribuidos a infección gripal de 104 por 10000 niños por año en niños menores de 6 meses, de 50 por 10000 por año en niños de 6 meses-1 año, de 19 por 10000 por año en niños de 1-3 años, de 9 por 10000 por año en niños de 3-5 años, y de 4 por 1000 por año en niños de 5-15 años. La media anual de visitas ambulatorias y de prescripciones de antibióticos debidas a la gripe fue del 6-15% y del 3-9% respectivamente. El otro ensayo clínico estudió la tasa de hospitalización por enfermedad respiratoria aguda en niños menores de 18 años en dos áreas diferentes: Seattle y San Francisco. Se observó que la tasa de hospitalización durante los periodos de predominio de la gripe fue de 231 por 100000 niños por mes (Seattle) y de 193 por 100000 por mes (San Francisco) para niños menores de 2 años; tasas 12 veces superiores a las de los niños sanos de 5-17 años (19 por 100000 por mes y 16 por 100000 por mes, respectivamente) y parecidas a las tasas relativas a niños con riesgo de sufrir complicaciones debidas a la gripe de 5-17 años (386 por 100000 por mes y 216 por 100000 por mes, respectivamente). En ambos estudios se intenta separar el efecto del virus de la gripe del efecto del VRS. El segundo estudio definió periodos de dos o más semanas en los que hubo circulación de al menos el 5% de todos los aislados de virus gripales de la temporada y menos del 5% de todos los aislados de VSR de la temporada, sin embargo, no se tuvo en cuenta el caso de que en un determinado periodo, el número de infecciones por VSR en un grupo de edad establecido fuese mayor en comparación al número de infecciones gripales. Asimismo, los periodos usados para establecer la comparación fueron el verano y épocas del invierno sin actividad de VSR por lo que el efecto potencial las infecciones por VSR no detectadas pueden ser un problema no considerado en los resultados obtenidos. En el primer ensayo clínico, se tuvieron en cuenta los periodos próximos a la época gripal que suelen incluir infecciones por VRS, por lo que la diferencia de los valores en estas épocas durante varios años podría anular el efecto del VRS. No obstante, en ambos estudios no es posible afirmar categóricamente que el virus gripal sea en efecto el responsable del exceso de morbilidad atribuido al mismo. Esta cuestión es crítica a la hora de considerar la vacunación rutinaria en niños pequeños sanos ya que se deben valorar cuidadosamente los riesgos y costes en este caso. Las vacunas de virus gripales inactivados no están recomendadas en niños menores de 6 meses, y los niños pequeños de más de 6 meses requieren dos dosis de la vacuna además de presentar un rango muy variado de respuesta al inmunógeno vacunal. Además, el grado de protección alcanzado en niños de menos de 3 años sólo ha sido estudiado durante una única estación y sigue cuestionándose la eficacia de la inmunización durante varias estaciones y periodos de derivación antigénica significativa en otros niños. La inmunización con vacuna gripal inactivada requeriría la inclusión de otra vacuna en el calendario de vacunación. Dado que actualmente se recomiendan más de 16 inyecciones en los primeros 2 años de vida, la introducción de otras 2 dosis de vacuna gripal a niños pequeños debe ser considerada. En el caso de que se dispusiese de la nueva vacuna con virus vivos adaptada al frío, sólo se necesitaría una dosis; esta vacuna ha demostrado ser altamente inmunogénica y eficaz en niños de más de 15 meses y existen indicios para creer que mediante una modificación de la dosis podría ser igualmente eficaz en niños pequeños. Para justificar la vacunación gripal rutinaria en niños pequeños, el cociente riesgo-beneficio debería ser muy elevado debido a la relativamente pequeña proporción de casos de enfermedad respiratoria grave que se prevendrían, a la necesidad probable de más de una dosis, a la incertidumbre relativa a la variabilidad inmunogénica y a la necesidad de inmunización durante periodos en los que se utilizan otras muchas vacunas. Antes de considerar cualquier recomendación para la vacunación rutinaria a niños pequeños sanos, se necesitan ensayos clínicos aleatorios que establezcan la eficacia, seguridad y el cociente costeeficacia de la vacunación gripal en grandes poblaciones de niños pequeños y durante varias epidemias con el fin de establecer claramente los beneficios, los efectos económicos y la existencia de cualquier riesgo de efectos adversos poco comunes. Asimismo, se deben considerar múltiples zonas geográficas debido a las diferencias entre las tasas de hospitalización en diferentes grupos demográficos. - Neuzil K, Mellen B, Wright P, et al. The effect of influenza on hospitalizations, outpatient visits, and courses of antibiotics in children. N Engl J Med. 2000; 342:225-31. Izurieta, H, Thompson W, Kramarz, et al. Influenza and the rates of hospitalization for respiratory disease among infants and young children. N Engl J Med. 2000; 342:232-9. McIntosh K, Lieu T. 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