LA REVOLUCION DE JOSE MARIA MELO EN LAS PROVINCIAS DEL CAUCA Alonso Valencia Llano Profesor Universidad del Valle La consolidación del liberalismo en el poder El sometimiento de las fuerzas conservadoras rebeladas en 1851, tuvo profundas repercuciones políticas que se dejaron sentir en dos órdenes. Por una parte en las provincias del Cauca los miembros de las sociedades democraticas, consideraron como definitiva la consolidación de las ideas liberales y el sometimiento de los conservadores. Esto significó que los desmanes y abusos cometidos por los "perreristas" bajaron en intensidad hasta casi desparecer. Por otra parte está el hecho de que el triunfo sobre los conservadores consolidó a los jefes militares que los habían sometido como los principales candidatos presidenciales del liberalismo. Esto llevó a que Tomás Herrera fuera candidatizado por el sector "gólgota" del liberalismo, mientras que los "draconianos", los "democráticos", propusieron a José María Obando, quien resultó electo por una mayoría impresionante de votos: 1.462 frente a 263 y unos cuantos votos obtenidos por Ospina Rodríguez a 1 pesar de que el conservatismo se había abstenido 1. Este triunfo consolidó el liberalismo en el poder, lo que, se paso, significó también la continuidad para los caucanos en la presidencia de la República, que ya se había dado sucesivamente con los Presidentes Tomás Cipriano de Mosquera y José Hilario López. Esta continuidad llevó a que el nuevo gobernante liberal pudiera enfrentar el ejercicio del poder con un discurso de convivencia entre los diferentes partidos, y con una propuesta de reforma constitucional que significaría la consolidación de las reformas liberales 2. Los buenos augurios del gobierno duraron poco, puesto que la renuncia de su vicepresidente, José de Obaldía, mostró que los viejos odios que existían entre los "cachacos" y los "guaches", es decir, entre los gólgotas y los draconianos, no habían sido depuestos. La situación se ve mucho más compleja si se piensa que los gólgotas eran mayoría en el Congreso y que desde allí ejercieron tenaz oposición al gobierno, que se vio obligado a recurrir a la movilización de las masas populares, lo que terminó en enfrentamientos callejeron y en desórdenes en Bogotá. 3 1 . Gustavo Arboleda: Historia Contemporánea de Colombia, tomo VII, Bogotá, Banco Central Hipotecario, p. 103. 2 . Una buena y desapasionada narración de estos hechos es la que realiza Diego Castrillón Arboleda: Tomás Cipriano de Mosquera, Bogotá, editorial Planeta, 1994, pp. 384 y ss. 3 . Ibíd., p. 187 y ss. 2 Gracias a la presión popular Obando logró que el Congreso aprobara la Constitución de 1853, con la que le dió a las provincias la posibilidad de que expidieran constituciones propias y de que desarrollaran procesos electorales tendientes a la participación ciudadana en la elección de los gobernadores que antes eran elegidos por el Presidente de la República. Aunque la Constitución de 1853 contó en un principio con la oposición conservadora, lo cierto es que ella abrió canales de participación para este partido, que finalmente vio en ella la posibilidad de retomar el poder en las Provincias donde tenían mayorías. El significado del nuevo ambiente político para este partido salta a la vista si se tiene en cuenta que en adelante ellos mismos no se llamaron conservadores, sino "constitucionales". La aprobación se la nueva Constitución y lo que ella significó para el liberalismo fue sin duda un mal cálculo político, pues dicho partido no salió favorecido, sino que por el contrario, vió ampliamente reducida su capacidad de convocatoria. Las elecciones para gobernadores y las expediciones de las respectivas constituciones para las diferenes provincias caucanas confirman lo anterior. Así, mientras en Barbacoas, Cauca y Túquerres las elecciones se realizaron sin mayores problemas, a pesar de que en 3 la última resultó electo un conservador, en las de Buenaventura, Pasto y Popayán el proceso fue mucho más complicado. El triunfo conservador en las provincias caucanas Las elecciones habían venido precedidas de un acelerado proceso de reorganización de las Sociedades Democráticas, considerado como el único medio de detener el entusiasmo conservador. En el caso de Buenaventura, la Sociedad Democrática de Cali propuso como candidato a la Gobernación de la Provincia al doctor Rafael Caicedo y Cuero, mientras que los conservadores lanzaron a Manuel María Mallarino. Reviviendo los viejos métodos tumultuarios los liberales, se dieron a escribir en las paredes letreros que daban clara cuenta de lo que podría ser el futuro inmediato y que recordaba hechos terrible no muy lejanos en el tiempo. Baste un ejemplo: Abajo Mallarino, arriba Caicedo, y vivan los puñales del 1º de enero. 4 Lo que esto presagiaba llevó a que el liberalismo se dividiera, cuando el doctor Avelino Escobar, Gobernador de la Provincia, formó una sociedad denominada "Republicana", con los liberales que no habían participado en la escogencia del candidato. 4 . Ibíd., p. 237. 4 De hecho la Provincia de Buenaventura era marcadamente conservadora, a pesar de que la ciudad de Cali era la cuna del liberalismo en el suroccidente del país. Esto es fácil de entender si se tiene en cuenta que dicha provincia estaba compuesta en su mayoría por cantones y distritos abiertamente conservadores como el Rosario (Jamundí), Vijes o Roldanillo, y que el anterior dominio liberal se debía a la capacidad de movilización que este partido había logrado democráticos. gracias Esta a mayoría la violencia conservadora, desplegada unida a la por los división liberal dieron el triunfo a Mallarino. Acostumbrados a las vías de hecho, los democráticos, no aceptaron de buen grado la derrota e hicieron correr rumores acerca de una insurrección Gobernador conservadora Escobar. mediante También la circuló cual el se rumor depondría de que al los democráticos se rebelarían apoyados por las armas oficiales, puesto que contaban con el apoyo del Gobierno Nacional. Agravaba las cosas el hecho de que los democráticos, como miembros de la Guardia Nacional, tradicionalmente habían manejado las armas oficiales, por lo que no extrañó que, el 6 de diciembre, unos 600 hombres asaltaran el parque nacional y se armaran, auxiliados, según se dijo, por el gobernador y por el presidente Obando. 5 En Pasto la situación fue igualmente difícil, pues los conservadores lanzaron como candidato al Dr. Vicente Cárdenas y los liberales a Juan Antonio Arturo, quien dempeñaba el cargo por designación hecha por Obando. La diferencia en los resultados de la elección fue mayúscula, puesto que el conservador triunfó con 700 votos frente a 300 del liberal. Como en Cali, la derrota no fue aceptada por los liberales quienes dijeron que los conservadores habían ganado armados de pistolas, palos, puñales y apelando al asesinato. Lo que siguió después fue similar a lo de Cali, pues el 26 de septiembre los liberales penetraron al cuartel de la Guardia, hiriendo a varios soldados y matando a uno, en actos tan escandalosos que en el Ecuador se temió que hubiera estallado otra revolución en la Nueva Granada. Estos desórdenes se repitieron los días 11 y 12 de octubre, pero fueron rápidamente controlados. Finalmente la Legislatura Provincial declaró legales las elecciones y pudo debatir y aprobar la Constitución que fue expedida el 4 de noviembre. 5 No fue diferente la situación en Popayán donde el debate electoral fue bastante reñido, pues los divididos liberales lanzaron dos candidatos: al Dr. Rafael Diago, que en esos momentos desempeñaba 5 . Ibíd., p. 268. 6 el cargo, y a Juan Neponuceno Cobo quien fue propuesto por un grupo minoritario. Los conservadores, por su parte, lanzaron al Dr. Manuel de Jesús Quijano, quien logró movilizar la opinión en su favor con un discurso que era absolutamente diferente a los que hasta el momento se habían escuchado, basado en el hecho de que la nueva Constitución había creado un clima político que era ajeno a las antiguas divisiones de partido. Respecto a esto decía al general Obando, el Dr. Quijano: Yo les propuse a los jóvenes progresistas lo siguiente: ¡Abajo el perrero, abajo la camándula!, a fin de hacer aborrecibles y alejar del combate los odios o los extremos de los antiguos bandos. La idea cundió con rapidez y hoy tiene usted que los más fanáticos y retrógrados ya no quieren aparecer en clase de camanduleros ni los rojos más encendidos y amigos de los retozos democráticos convienen en aceptar a los "perreristas"... Verdad que las elecciones se resienten en un algo de la antigua conserva: ¿será porque en efecto esté en mayoría? Yo creo que sí, y que la tiene considerable en esta provincia; pues a duras penas hemos podido pillarles votos conservadores en favor de uno que otro candidato de los antiguos liberales, que ahora los aceptamos por sus buenos principios, capacidad y mérito personal. 6 Las cosas siguieron tensas en todas las Provincias hasta el 1º de enero de 1854 cuando se posesionaron los nuevos gobernadores. El caso más diciente es el de Pasto donde Pedro Vela, quien se posesionó como Gobernador sustituto porque el titular se encontraba en el Congreso, se presentó a su posesión acompañado por 40 hombres armados de temor a la reacción liberal. Por el contrario, en Popayán, Quijano se posesionó en perfecta calma y para conservarla 6 . Ibíd., p. 269, resaltado en el original. 7 mantuvo en sus puesto a todos los funcionarios de libre remoción, lo que hizo que en esta Provincia hubiera el número más altos de conservadores en cargos públicos. Esta conducta fue similar a la que siguió Mallarino en Cali, quien nombró como Secretario a su contendor Caicedo y Cuero, estableciendo de esta manera la armonía entre los dos partidos que hasta el momento se habían enfrentado violentamente. Esta manera de actuar de Mallarino le granjeó el apoyo de los democráticos, a pesar de ser duramente criticado por los conservadores quienes querían hacer un gobierno de partido. Las consecuencias de este tipo de accionar conservador fueron visibles durante las fiestas populares que se realizaron a comienzos de enero de 1854, pues conservadores sectarios movilizaron gentes de las cercanas poblaciones de Jamundí y Candelaria que se caracterizaban por ser marcadamente conservadoras y que de tiempo atrás habían amenazado con tomarse la ciudad. Aunque Cali no fue tomada, lo cierto es que partidas de conservadores armados la recorrían a caballo, castigando con sus látigos a los democráticos que encontraban en las calles y gritando vivas al conservatismo y mueras a los rojos. La reacción de los democráticos no se hizo esperar y destruyeron los tablados y los cercos de la plaza de toros que se habían 8 levantado en la plaza principal, sitio de reunión de los conservadores, quienes a su vez amenazaron con destruir el teatro de San Nicolás, donde celebraban su fiesta los liberales. El día nueve de enero se presentó el primer muerto liberal, lo que llevó a que el gobernador suspendiera las fiestas, dejando muchos heridos y más de 30 caballos muertos, animales en los que se habían ensañado los democráticos. La prohibición de las fiestas exaltó los ánimos de los liberales, quienes rompieron los bandos en medio de una frase que sería pronunciada muchas veces en el futuro: "¡Aquí nadie manda sino el pueblo!". De nuevo, la Provincia de Buenaventura se enfrentaba a la guerra. Ante esto el gobernador Juan de Dios Borrero Costa, quien había reemplazado a Mallarino mientras asistía a las sesiones del Congreso, se vio obligado a acuartelar las tropas de Jamundí y a pedir la Guardia Nacional de Caloto, también compuesta por conservadores que habían mantenido un tradicional enfrentamiento con Cali. Ante estos hechos, Quijano, el Gobernador de Popayán envió el Batallón 5º de la Guardia Nacional para que auxiliara a Cali. La tropa llegó con la pérdida de un solo hombre y luego de la renuncia del Dr. Borrero, quien fué reemplazdo por el Dr, Luis Tobar, se lograron calmar los ánimos. Cuanco los militarres conspiran 9 La alteración del orden público no se daba únicamente en el Cauca, puesto que en Bogotá los choques entre conservadores y liberales había llegado hasta la Cámara de Reprentantes y el Senado de la República, donde se acusaba principalmente a la Comandancia de la Guardia Nacional de haber permitido choques entre diferentes sectores sociales, e incluso de estimularlos. Las principales acusaciones recaían en el General José María Melo a quien se acusaba de haber cometido un crimen en un subalterno y de vivir a expensas del Erario Público. En realidad la acusación estaba dirigida a lograr la disminución del ejército permanente, algo que estaba dentro de los planteamientos dogmáticos de los draconianos y en los intereses de los conservadores, quienes veían en esta institución un obstáculo para su futuro habida cuenta que la mayoría de la Guardia Nacional estaba integrada por democráticos, lo que le daba una fuerza especial a los draconianos que estaban en el poder con el Presidente Obando como principal representante. 7 Los obandista sintieron que los ataques contra el ejército eran en realidad un ataque contra ellos y que se debían a la oposición que 7 . Este aspecto ha sido tratado con mayor profundidad en el artículo del profesor Fabio Zambrano, acerca de la Revolución de Melo en Bogotá. 10 habían mostrado frente a una Constitución que permitió que los sectores populares perdieran presencia en los espacios de representación política, ampliando el de los conservadores y los gólgotas que ellos veían como "la oligarquía". Por eso se dieron a la tarea de protegerse celebrando Juntas Revolucionarias en Bogotá, Popayán y Pasto, las que se realizaron durante los meses de julio y agosto de 1853, en las cuales se discutió una propuesta hecha al general Obando para que suspendiese la Constitución y convocase a una nueva Convención. En consecuencia, a comienzos del mes de agosto, la junta de Pasto manifestó a Melo su apoyo en un movimiento revolucionario que contara con opinión en la República. Tal opinión fue mostrada por los concurrentes, unas veinticinco personas, entre militares y civiles, que eran seguidoras de Obando. Las medidas conspirativas de los militares avanzaron también en el intento por controlar las armas oficiales -_omo en el caso del parque de Cali- pues querían evitar que en la eventualidad de una revuelta ellas cayeran en manos conservadoras como lo eran las de los funcionarios de la Gobernación de la Provincia de Buenaventura. Por otra parte, Cali revestía especial interés para los revolucionarios, puesto que allí se habían expresado anteriormente los liberales con mayor fuerza. Es por esto que la Junta 11 Revolucionaria de Bogotá le pidió informes, el 5 de marzo de 1854, a la Sociedad Democrática de esta ciudad acerca de los hombres y las armas con que contaba. La respuesta del Dr. Manuel Dolores Camacho se dio en el sentido de que ellos respaldarían un golpe de estado "que detuviera el retroceso", sólo en el caso de que la República en masa lo apoyara. También dijo, con el apoyo de Avelino Escobar, que "el Partido Liberal estaba perdido y que si para salvarlo se apelaba a la rebelión, no se haría otra cosa que sepultarlo." 8 Lo que finalmente advirtió que la revolución era inminente fue un artículo de El Neogranadino, titulado "¿Dónde no hay anarquía?, en el que prácticamente se anunció el golpe: Ellos [los militares] son los que pueden dar seguridad a los principios liberales, base perdurable a la República y garantías al pueblo; la moral exige un sacrificio en favor de la vida, del honor, de la propiedad y de cuanto al ciudadano es más caro. 9 Nuevamente, el pueblo liberal retoza 8 . Ibíd., p. 51. 9 . Citado por Arboleda, ob. cit., tomo VII, pp. 50-51. 12 Las primeras acciones ocurrieron en Popayán donde un liberal, Rafael Diago, estaba en el poder. El 9 de diciembre de 1853 se ordenó entregar más de quinientos fusiles a los Guardias Nacionales del Tambo, Timbío, Quilcasé, Patía y Almaguer, con los que se iniciaron tumultos y desórdenes que llevaron a que la Legislatura Provincial ordenara al Gobernador Diago, recoger las armas que estaban en manos de particulares y que armase a la guardia local de la ciudad para que la protegiera. La respuesta del funcionario no dejó ninguna duda acerca de lo que se preparaba, pues enfadado, manifestó que sólo cumplía órdenes superiores. 10 Para comienzos de 1854, los princiapales conspiradores de Popayán eran los hermanos Antonio y Manuel Alegría, miembros de la Guardia Nacional, quienes luego de un viaje a Bogotá de donde regresaron con fusiles obsequiados por Obando fueron removidos de sus cargos por el nuevo gobernador Quijano, quien de esta manera pretendía mantener el orden público. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando en reemplazo de los despedidos se nombraron militares enemigos de la Constitución y reconocidos obandistas, lo que fue sustentado por Obando con el argumento de que los partidos estaban próximos a darse "un encontrón". La guerra de 1854 en las Provincias del Cauca 10 . ibíd., p. 79. 13 Lo que siguió fueron permanentes alarmas en la ciudad, gritos y disparos, lo que fue complementado con rumores acerca de asesinatos cometidos por los gólgotas en Bogotá sobre todos los más destacados payaneses que había en Bogotá, con excepción de Obando, quien habría logrado escapar. El resultado fue un levantamiento popular con gritos contra los gólgotas y los conservadores y en favor de Melo y Obando. El plan de los revolucionarios consistió en tomarse la ciudad para enviar unos cinco mil hombres a Bogota en apoyo de la revolución para lo que contaría con los guardias nacionales y con los indios Tierradentro. A de la Guainás cabeza que del dominaban los movimiento territorios se pusieron de el exgobernador Diago, los presbíteros Manuel María Alaix y Teodoro Sandoval, Andrés Cerón y otros antiguos amigos personales del General Obando. Aunque el Gobernador Quijano contó con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía, también debió enfrentar el desánimo de muchos habitantes que veían muy difícil enfrentar una revolución que era desarrollada por los militares quienes poseían, así mismo, todas las armas nacionales. No obstante, pudo organizar una pequeña fuerza con la que, el 13 de abril, logró vencer a sus enemigos obligando al sometimiento de los principales cabecillas quienes solicitaron indulto al presidente Obando. 14 El triunfo de las fuerzas constitucionalistas se vio opacada con la noticia de la rebelión de José María Melo en Bogotá 11, ocurrida el 17 de abril, que dio nuevos bríos a los revolucionarios y obligó a organizar tropas para sostener el orden en todo el país. Aunque las tropas se organizaron, lo cierto es que a las autoridades les tocaba estar vigilantes para que los soldados no desertaran y se unieran a los enemigos, pues eran seducidos por los democráticos quienes les decían que estaban defendiendo a los gólgotas y a los conservadores, en síntesis a los ricos. Finalmente, las fuerzas leales a Quijano lograron someter a los revolucionarios en una batalla que se dio en las calles de Popayán el 22 de abril. En Cali la noticia del golpe de Melo se recibió el 28. Una junta organizada por el Gobernador mostró que muchos liberales no estaban de acuerdo con los revolucionarios. Pero a dia siguiente los democráticos propalaban que no había tal dictadura de Melo, sino que se buscaba sacar a los conservadores del poder. Esto significó 11 . Hay muchos trabajos sobre el tema. Véase por ejemplo a Alirio Gómez Picón: El golpe militar del 17 de abril de 1854, Bogotá, Biblioteca de historia Nacional, Volumen CXX, Editorial Kelly, 1972. Gustavo M. Vargas: Colombia 1854: Melo, los artesanos y el socialismo, Bogotá, editorial Oveja Negra, 1972. Una excelente síntesis sobre la revolución de Melo, aunque referida principalmente a la actuación de don Julio Arboleda, es la que trae Gerardo Andrade González: Prosa de Julio Arboleda. Jurídica, Política, Heterodoxa y Literaria, Bogotá, Banco de la república, 1984, especialmente en el Resumen Cronológico, pp. 49 y siguientes. 15 una organización de fuerzas populares que contó con el apoyo pasivo del gobernador Tobar quien se mostró como un melista soterrado. El pronunciamiento de los democráticos fue acordado para el 14 de mayo con el apoyo de Palmira de donde se ofrecieron 2.000 hombres con armas. liberales, Este en proyecto especial fue Camacho rechazado y Escobar por los dirigentes quienes intentaron maniobras dilatorias con el fin de esperar que el movimiento fuera resuelto en Bogotá. Ante tal acción, el rechazo de los democráticos no se hizo esperar pero se pospuso el golpe, que finalmente se dio el 18 cuando fue destituido el gobernador Tobar. Las fuerzas constitucionalistas se organizaron en Caloto desde le 1º de mayo encabezadas por el Jefe Político Juan Bautista Feijoo y el Coronel Manuel Tejada, quienes lograron atraer a los conservadores de Jamundí con los que organizó la "Columna Torres", con la que derrotó a las fuerzas de los revolucionarios en la Batalla de San Julián, el 23 de mayo. La noticia de esta derrota unida a la que sufrieran los revolucionarios de Popayán el 21, puso a los melistas de Cali en alerta, pues la ayuda prometida por Palmira nunca llegó. Esto significaba que Cali estaba a merced de las fuerzas constitucionales. La situación interna revolucionarios se era bastante encontraban compleja, divididos. Por puesto una que los parte, los 16 sectores populares tratando de organizar las tropas para enfrentar a los gólgotas y los conservadores y por la otra, los liberales de la élite caleña, quienes desde un principio se opusieron a cualquier tipo de levantamiento. El resultado fue un conato de combate que fue impedido por los padres franciscanos. Al final, Camacho y Escobar se impusieron y los democráticos depusieron las armas y llamaron a Tobar para que ocupara de nuevo el cargo de gobernador y restableciera el orden. Lo que siguió fue una farsa bien urdida, puesto que el gobernador que en realidad era un melista oculto envió mensajes a las fuerzas constitucionales para que no atacaran la ciudad diciendo tener controlado el orden. La farsa llegó al extremo de que los mismo democráticos se dividieron en melistas y constitucionalistas y simularon combates para mostrar cómo se preservaba la paz, para lo que contaron con el apoyo del gobernador Mateus de la Provincia del Cauca, otro obandista, quien presionó a Tejada para que no atacara la ciudad, lo que sólo fue impedido con la llegada del expresidente José Hilario López -Comandante de las fuerzas constitucionalesquien logró convencer a Tobar de que permitiera la entrada de las fuerzas conservadoras. El pueblo liberal: el gran perdedor 17 Las medidas tomadas por López son de ingrata recordación para los habitantes de Cali, quienes las denunciaron por la prensa años más tarde, ya que no esperaron que un militar y político, al que siempre habían apoyado como liberal democrático, se comportara con tanta saña con sus antiguos correligionarios. En efecto, la mayoría miembros de las sociedades democráticas fueron puestos en cárceles estrechas y en terribles condiciones higiénicas, otros fueron colgados de las manos hasta desangrarse y venerables ancianos amarrados con cerdos en chiqueros para que sufrieran la burla de los soldados conservadores; muchos fueron enrolados como "voluntarios" para luchar contra sus correligionarios y los que no lo hicieron de buen grado, fueron amarrados por el cuello y llevados a los combates. De esta manera, la rebelión de Melo fue derrotada en las Provincias del Cauca, aunque se presentaron algunos excesos en Palmira, Cartago, Roldanillo definitiva durante y Toro, el mes que de fueron controlados septiembre, a pesar en de forma que subsistieron algunas guerrillas en diferentes sitios del Valle los que reunidos por Gabriel Peñaloza intentaron una toma de Cali el 2 de diciembre, pero fueron derrotados por el comandante Antonio Boso. La retaliación de los draconianos y conservadores se dejó sentir 18 sobre los liberales democráticos de tal forma que sus principales dirigentes fueron expulsados del país, con penas de destierro que iban desde los dos a los diez y seis años. Muchos de ellos que fueron sacados esposados de Cali, murieron camino al destierro. Los gobernadores que apoyaron a los melistas -Tobar y Mateus-, después de pagar prisión en Cali, fueron enviados a Bogotá para que los juzgara la Corte Suprema de Justicia. Pero también muchisimos hombres del pueblo, que habían empuñado las armas para defender los principios liberales fueron enviados presos a Panamá. De esta manero el pueblo había sido venciso y la oligarquía liberalconservadora se entronizó en el poder para impedir que en el futuro hubiese nuevos "retozos democráticos". Para que no quedara ni sombra de los democráticos, durante todo el a{o 1855 se libró una tenaz búsqueda por todos los montes del Cauca, en particular en los Caucaseco y Guachal, para eliminar a las "bandas de foragidos o bandoleros". Como lo muestra Margarita Pacheco, ni la ciudad de Cali pudo escapar a este clima de represión, pues las partidas armadas que rondaban en las noches no permitían que los caleños concurrieran a los locales de las galleras, ni siquiera en los días de fiesta. Esto llevó a que según dijera el Alcalde Parroquial del Distrito de la Merced, Vicente Ochoa, en abril de 1855, al fin se iniciaba un período de paz y tranquilidad publicas, después de que las instituciones fueran "... 19 vílmente atacadas por infames esbirros de un presidente traidor y criminal", guiados por quienes al imponer un "reynado de terror", habían hecho del pueblo un ciego instrumento de bastardas pasiones, despertando los odios más encarnizados i una terrible persecusión contra la parte sana i sensata de la población; si en ese funesto período habían desaparecido las garantías por hallarse el gobierno en las impuras manos de una turba fanática i si las escuelas que se establecieron fueron democráticas, fue porque sólo se enseñaba el sistema más inmoral de corrupción i libertinaje... 12 Las consecuencias de la derrota para los melistas pueden ser pensadas en la frase que recuperara la profesora Pacheco y que apareció en una pared de una casa del centro de la ciudad: "A. B. C. D. ¡Liberales aprended!" 13 Pero más que la necesidad de que el pueblo liberal aprendiera la dura lección que le dejara la fracasada revolución, esta dejaba otro de tipo de triunfadores, otra vez caucanos: el presidente del senado, el payanés don Julio Arboleda, dió posesión el 1º de abril de 1855 al caleño Dr. Manuel María Mallarino, como Presidente de la república. Ambos habían sido expulsados del país como consecuencia de la pasada revolución antiesclavista de 1851 y ahora disfrutaban de los laureles del triunfo. Esta vez fue el mismo Arboleda quien 12 . Archivo Municipal de Cali, Libro Capitular 56, folios 342 y siguientes. Citado por Margarita Pacheco: La Fiesta Liberal en Cali, Cali, Universidad del Valle, 1992, pp. 178-179. 13 . Pacheco, ob. cit., p. 179. 20 desde el Senado señalaba a su amigo las ironías de la política: ¡Raras vicisitudes las del mundo, señor presidente! Pocas vueltas ha dado el sol desde el día triste en que, desterrados ya flijidos, nos apretábamos las manos, y supirábamos por la playas verdes de la Nueva Granada, tendidos ambos y cavilando sobre los arenales tostados y estérriles de un país extraño. Hoy me toca a mí presidir la primera y más respetable corporación de mi patria, y señalaros a vos, vacía, para que subáis a ocuparla, la silla de la primera magistratura... Pero que no os alucine este relámpago de dicha (si dicha puede llamarse) que en esta nación valiente y orgullosa, tan fácil es pasar del destierro al solio, como del solio a la barra del Senado. 14 14 . Discurso pronunciado por Julio Arboleda en la sesión del 1º de abril de 1855 del Congreso, para dar posesi{on de la Presidencia de la república al doctor Manuel María mallarino, Bogotá, Gaceta Oficial de la Nueva Granada Nº 177, Bogotá, 5 de abril de 1855, citado por Andrade, ob. cit., pp. 179-180. 21 Y, desde luego, daba un consejo de político, que recordaba no sólo su odio de clase, sino los errores cometidos por Obando, el Presidente de los democráticos: "No aspiréis tanto a tener los aplausos del vulgo, como a merecer los elogios de los sabios".15 Su odio de clase fue, además, expresado en las frases con que concluyó su discurso: La aficción que sufrió la república a consecuencia del crimen de abril, puede ser útil para ella. Ese crimen separó la cizaña del trigo que andaban confundidos. 16 15 . Ibíd., p. 180. 16 . Ibíd., p. 187. 22