VOLUMEN 4, NÚMERO 1 SEPTIEMBRE DE 2005 HERMANOS – RIVALIDAD Y REALIDAD Cuando una familia tiene más de un hijo – lo cual es el caso de la mayoría de las familias de los Estados Unidos – uno que otro conflicto entre hermanos es inevitable. Los niños pueden discutir sobre casi cualquier cosa – artículos prestados, tener su propio espacio, privacidad, quién controla el control remoto, quién se sienta en algún lugar y, con mayor frecuencia, quién recibe el mayor grado de atención. Al mismo tiempo, los niños también pueden ser cariñosos, serviciales y fuentes de apoyo entre sí. Los hermanos que parecen siempre estar luchando pueden crecer y convertirse en amigos auténticos. Las relaciones con los hermanos ejercen un fuerte impacto en el desarrollo; sientan las bases y proporcionan un modelo para las relaciones en el futuro. ¿Cuándo y por qué da inicio la rivalidad entre hermanos? La rivalidad entre hermanos puede empezar a una edad muy temprana, con frecuencia al nacer un hijo menor o un poco después. Los niños en edad preescolar y los un poco más chicos, al no estar acostumbrados a la competencia, podrían sentir que están recibiendo menos atención por parte de su madre, y es probable que respondan exigiendo atención o haciendo algo “malo” para recibirla. Algunos niños pueden regresar a comportamientos de cuando eran más chicos, tales como querer dormir en cuna, mojar la cama o volver a hablar como bebés. Debido a que todos los niños desean y necesitan el amor y la atención de sus padres, tener que compartirlos con los hermanos puede ocasionar celos. Para los padres de familia, atender las necesidades de un niño sin ser negligentes con sus otros hijos es un complicado acto de equilibrista. La rivalidad entre hermanos tiene beneficios Los padres ejercen una gran influencia como modelos a seguir, y pueden demostrar cómo encontrar soluciones a los problemas y desacuerdos diarios de formas respetuosas y no agresivas. A través del “toma y daca” en las relaciones con los hermanos, los niños aprenden muchas habilidades que transfieren a sus relaciones con sus compañeros en la escuela y en otras situaciones de sus vidas. Con la guía de los padres, los niños aprenden a: • Compartir objetos y la atención de los padres. • Enfrentarse a conflictos y desacuerdos. • Comprender y respetar el punto de vista de otra persona. • Exhibir un comportamiento empático. • Hacer concesiones, negociar y controlar la agresión. Las relaciones entre hermanos y el temperamento Los niños, inclusive los de la misma familia, son diferentes, y si los padres son sensibles a los temperamentos individuales de sus hijos, pueden evitar conflictos. Algunos niños tienen un temperamento ligero y se adaptan fácilmente a nuevas situaciones; otros tardan en acostumbrarse a la situación; y otros son melindrosos, se frustran fácilmente y se tensan en nuevas situaciones o al efectuar cambios. A este último grupo pertenecen los niños que tienden a experimentar fricciones con sus hermanos. Este también es el caso de algunos niños que presentan áreas de debilidad (en el lenguaje, atención o interacción social). Cuando lo padres están en sintonía con los temperamentos y necesidades de sus hijos, se dan cuenta de que algunas situaciones pueden provocar conflictos entre hermanos. Por ejemplo, en una situación nueva o de transición, los padres pueden prevenir la fricción mediante estrategias tales como preparar al niño con anticipación sobre lo que pueden esperar, permitir que se ajuste gradualmente o hacer una representación en juego de roles de las posibles situaciones. El entorno familiar también tiene un efecto. Si los padres de familia son empáticos y trabajan juntos, constituyen modelos de cooperación y resolución positiva de problemas. Por otro lado, si los padres tienen problemas matrimoniales o si la composición de la familia cambia como consecuencia de un divorcio, de que alguno de los padres se vuelva a casar o por cualquier otra circunstancia, la relación entre los hermanos podría tener un mayor número de conflictos. ¿Qué deben hacer los padres? Sugerencias generales: • Establecer y hacer cumplir la regla familiar de que la agresión física y los insultos son inaceptables. • No permitir que los sentimientos de los padres sobre sus propios hermanos interfieran en sus reacciones. • Promover situaciones, incluso pequeñas, de cooperación entre hermanos y reforzarlas con elogios. • No comparar a los hijos y hacer de un hijo un ejemplo para los demás. • Alentar a los niños a pensar en soluciones y no depender de su intervención. (“Tenemos el problema de no saber qué video comprar, así que hay que pensar en alguna manera de resolverlo.”) • Apartar tiempo para pasar solos con cada uno de sus hijos. • • • Planificar actividades familiares en las que todos los miembros de la familia puedan participar y contribuir. Encontrar un área especial en la que el niño pueda destacar. No forzar la interacción y permitir que los niños jueguen sin intervención de los adultos. Cuando hay una nuevo hermanito: • Prepare al niño con anticipación, pero no demasiado; nueve meses es un periodo de espera demasiado largo para un niño pequeño. • De ser posible, evite cambios en la vida familiar, tal como mudarse, cambiar de guardería o asistir a una nueva escuela, cerca de la fecha de nacimiento del bebé. Ese tipo de eventos pueden ser abrumadores y ocasionar que el hermano asocie una experiencia o cambio negativo con el recién nacido. • Fomente la creación de oportunidades en las que pueda participar el hermanito, tal como bañar o alimentar al bebé. • Aparte tiempo para pasar solos con el niño más grande y vean juntos fotos del bebé para poner las cosas en perspectiva. Recuérdele que a él o ella lo cuidaron y mimaron exactamente igual de recién nacido. • No castigue al niño mayor si se comporta como un bebé. Acéptelo y comente que podría ser bueno para el niño sentirse como un bebé por un tiempo. Introduzca algunos privilegios especiales disponibles sólo para el niño más grande – tal como irse a la cama más tarde o pasar tiempo solo con uno de los padres. • La imitación y el juego de roles con un muñeco pueden ayudar a un niño a expresar sus sentimientos y ajustarse a la nueva situación. En el frente de batalla – cuando los ánimos se calientan demasiado: • Con los niños más grandes, involúcrese sólo si existe la posibilidad o peligro de lesiones físicas. Los niños más chicos a veces podrían necesitar una mano que los guíe para encontrar una solución. • Aparte a los niños hasta que se tranquilicen y puedan dar sugerencias sobre cómo la pelea podría haberse resuelto o evitado. No trate de decidir quién tiene la culpa. • Si los niños se pelean sobre lo mismo (tal como qué programa de TV desean ver), ayúdelos a formular un programa que indique a quién le toca elegir el programa a una hora específica. • Si con frecuencia ocurren peleas entre niños de edad escolar, organice reuniones familiares para discutir las reglas de la familia y examinar las estrategias familiares para resolver conflictos. Cuándo es necesario solicitar ayuda profesional Si los conflictos entre hermanos son tan frecuentes y severos que afectan la relación del niño con sus compañeros en la escuela, contribuyen a la creación de problemas matrimoniales, crean un peligro de daño psicológico o físico a un miembro de la familia, o están relacionados con un desorden de carácter psiquiátrico (tal como depresión o abuso en el consumo de drogas), consultar a un profesional de la salud mental sería de gran utilidad. Escrito y desarrollado por la Dra. Anita Gurian y el personal del NYU Child Study Center. INFORMACIÓN SOBRE EL NYU CHILD STUDY CENTER El NYU Chile Study Center está dedicado a la investigación, prevención y tratamiento de problemas de salud mental en niños y adolescentes. El Centro ofrece servicios de evaluación y tratamiento para niños y adolescentes con problemas de salud mental, incluyendo ansiedad, depresión, dificultades del aprendizaje o la atención, y síntomas relacionados con el trauma y la tensión nerviosa. Ofrecemos un número limitado de estudios clínicos sin costo para padecimientos específicos y grupos de edades. Si desea ver si su hijo podría participar en alguno de estos estudios, por favor llame al (212) 263-8916. Si usted o su hijo requieren ayuda inmediata, disponemos de profesionales de la salud mental a sus órdenes las 24 horas del día, los 7 días de la semana, llamando al 1-800-LIFENET (1-800-543-3638), el cual es un programa de la Asociación de la Salud Mental (Mental Health Association) de la ciudad de Nueva York. Contamos con ayuda en diversos idiomas; español: 1-877-298-3373, chino: 1-877-990-8585. Para otros idiomas, solicite un traductor. Para mayor información, guías generales y sugerencias prácticas sobre los asuntos relacionados con la salud mental y la paternidad, por favor visite el sitio Web del NYU Chile Study Center en AboutOurKids.org. Una Nueva Cara de la Salud Mental Infantil NYU Child Study Center 577 First Avenue New York, NY 10016 The Parent Letter ha recibido el generoso apoyo de Joseph Healey.