www.iglesiadecristoenquezaltepeque.com Cultivando El Alma… CUIDANDO TUS OVEJAS He tenido la oportunidad de ver ovejas pastando en verdes prados, y luego ver el cuidado que el pastor tiene para con ellas. David es un bello ejemplo, a lo mejor hasta nombre les había puesto; con su bastón de pastor estaba listo cuando ellas no se daban cuenta que podrían caer en un abismo, o cuando algún salv aje animal quería hacerles daño; a lo mejor con su flauta también podía controlarlas. Evidentemente que tenía una gran responsabilidad el pastor. Dios en su iglesia ha puesto a hombres, para que tengan sumo cuidado de las ovejas que pastorean. “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños…” (Proverbios 27:23). Sucedió algo tan doloroso en una congregación, muy lamentable, como cincuenta hermanos fueron prácticamente echados por el predicador de la congregación, el motivo fue, problemas de liderazgo, fue un día del Señor. Me imagino que tuvo que ser lo más desagradable para Dios, pues se reunieron para lo peor, uno de los hermanos que se fue, marchó con toda su familia que se componía de padre, madre, abuelos, hijos, tíos, primos, y a lo mejor hasta amigos. Este hermano es un hombre que le gusta el evangelismo, pues podemos ver la cantidad que se reunían en esa congregación, ya que ellos venían de un pueblito; entre semana se reunían en casa de sus abuelos una pareja que sabía perfectamente la verdad, pues habían obedecido el verdadero evangelio. Fue triste cuando escuchamos de ellos todo lo sucedido, claro estaban muy dolidos, pero todo ha sido para bien, ya que ahora se reúnen en ese lugar un promedio de más de cien hermanos que son de la Iglesia de Cristo. Tengamos cuidado que el deseo de ser un líder en la iglesia, no cause este daño. Palabras del Maestro. “Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:43-45). Desde el Antiguo Testamento, a través de Ezequiel grita por el cuido que ha querido Dios que los buenos pastores hagan. “No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la NOTA: puedes leer y descargar todos los artículos publicados por Silvia de Castellanos aquí: http://goo.gl/941Ydh www.iglesiadecristoenquezaltepeque.com perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.” (Ezequiel 34:4). Nosotros tenemos al mejor pastor, el que vela por nuestras vidas. “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador.” (Juan 10:1). El que entra por la puerta principal, el que enfrenta con amor, el que cura, el que ama a pesar de muchas cosas que como humanos tenemos. . “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.” (Juan 10:14-17). Mis Amados de Dios, que Su Palabra nos conmueva a ser mejores cuidadores de las ovejas a las cuales apacentamos. Que no olvidemos que dependemos de un solo Pastor de nuestras almas. “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:27,28). No olvide todos los beneficios de tener un buen pastor. De manera que concluyo con el bello Salmo 23. 23:1 Jehová es mi pastor; nada me faltará. 23:2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 23:3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. 23:5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. 23:6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días. Silvia de Castellanos Iglesia de Cristo El Salvador, Centro América alexsil@telesal.net www.iglesiadecristoenquezaltepeque.com NOTA: puedes leer y descargar todos los artículos publicados por Silvia de Castellanos aquí: http://goo.gl/941Ydh