Una Buena Noticia para la semana Año II Nº 74 SUMMA Aldapeta Asterako berri ona Pastor y hermano Cuando tenemos que hacer una gestión, podemos encontrarnos con un empleado que vemos enseguida que se preocupa de nuestra situación y trata de buscar las mejores soluciones. Nos sentimos a gusto, acogidos y atendidos. Pero también podemos encontrarnos con quien no se interesa nada por la persona y quiere simplemente resolver el expediente de cualquier forma, sin molestarse en pensar en la mejor solución para el que ha acudido a él. Este segundo empleado no da pie a preguntas y aclaraciones, mientras que el primero se muestra disponible y deseoso de aclarar nuestras dudas. Son dos maneras muy distintas de entender la relación personal: la del que ve en nosotros una persona a la que se quiere servir y la del que nos ve como un simple número, desentendiéndose de la persona. En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: “Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas: el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil: también a esas las tengo que traer; y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para quitarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre”. (Jn 10,11-18) Emailgelio 74 del 26 abril de 2015 Cuarto domingo de Pascua (B) Hoy Jesús nos dice que quiere establecer una relación entrañable con cada uno de nosotros y afirma: Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas… A diferencia del que solo cuida las ovejas por interés y, en cuanto ve el peligro huye dejando a las ovejas a merced del lobo, Jesús insiste en que Él da la vida por las ovejas: conoce a cada una de ellas personalmente y da la vida por ellas. Nosotros no somos para Jesús meros números – uno más – sino que somos alguien importante para Él… Y a las ovejas que no son de este redil, que no le reconocen como pastor, tratará de atraerlas para que escuchen su voz. No es voz de violencia o de condena, sino de Buena Noticia, de acogida, de comprensión personal, basada en la confianza y no en el temor. La actitud del Buen Pastor debe impregnar todas nuestras relaciones, de forma que procuremos ser buenos pastores unos con otros: el padre y la madre de familia deben ser buenos pastores con los hijos; el hermano mayor con el pequeño; el profesor con su alumno; el joven con el anciano; el jefe con sus súbditos; el que está a un lado de la ventanilla o del mostrador con el que está al otro lado; el más dotado con el menos agraciado. Nuestra relación con Dios Padre y entre nosotros los hombres, no puede ser de esclavos, de dominio por la fuerza, sino de verdaderos hijos y hermanos. Nadie es por naturaleza superior a los demás, nadie tiene derecho a imponerse sobre los otros por el hecho de que haya conseguido tener más fuerza. El Buen Pastor nos conduce a caminar tras Él como hermanos. Ignacio Otaño SM