Archivos de Medicina del Deporte Volumen XIV. Numero 58 1997 Págs 135-140 REVISION EFECTOS DEL EJERCICIO FÍSICO EN SUJETOS INFECTADOS, POR EL VIRUS DE LA INMUNODEFICIENCIA HUMANA-l EFFECT OF PHYSICAL EXERCISE ON HUMAN IMMUNODEFICIENCY VIRUS-l INFECTED SUBJETS Iván López Fernández, Pedro Almendral Lara Cruz Roja Española. Granada. INTRODUCCION La enfermedad relacionada con la infección por el virus de inmunodeficiencia humana puede considerarse una enfermedad crónica con tres etapas claramente definidas, representando el SIDA la última de esas etapas (11): 1ª etapa (infección inicial): la infección inicial pasa normalmente desapercibida y el individuo tarda en convertirse en seropositivo de 4 a 12 semanas; esta etapa es asintomática y puede durar hasta 10-15 años, durante los cuales el sujeto puede transmitir el virus. Durante este tiempo el virus VIH-1 ataca los receptores superficiales de la membrana de las células reguladoras de la respuesta inmunológica CD4, lo que da lugar al desarrollo del virus y la muerte de la célula (3). 2ª etapa (pre-SIDA): aparecen síntomas como pérdida de peso, fiebre y diarrea, asociados a menudo con infecciones oportunistas menores como candidiasis oral, herpes zóster y otros rasgos como dermatitis seborreica y manchas algodonosas retinianas. 3ª etapa (SIDA): hay un desarrollo de infecciones oportunistas importantes, como la neumonía por pneumocystis carinii, candidiasis oral grave, meningitis criptocócica, etc., que reflejan una deficiencia subyacente en la inmunidad mediada por células (normalmente células CD4 < 200/mm3 ). Además de las secuelas físicas, los sujetos infectados por VIH-1 están sometidos a muchos factores estresantes, como pueden ser el mismo hecho de recibir la noticia de que uno es seropositivo(9), la marginación social, la pérdida de la salud, del trabajo, de la independencia, de compañeros de tratamiento, etc. Todos estos factores suelen conllevar estados de ansiedad y depresión que han sido asociados con una bajada de la respuesta inmunitaria, que podría influir en la velocidad con que la enfermedad progresa (11). Los esfuerzos en el tratamiento del SIDA se han concentrado en la búsqueda de una sustancia viricida con la que tratar a enfermos y portadores, y la de una vacuna que permita frenar la expansión de la enfermedad. El escaso fruto de estas dos líneas de investigación ha impulsado el estudio de numerosos factores, considerados hasta ahora en un segundo plano, que puedan, al menos, mejorar la duración y calidad de vida de los sujetos infectados por VIH-1. Uno de los factores que se han barajado ha sido la practica regular de ejercicio físico. CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTUDIOS SOBRE SUJETOS VIH-l + Y EJERCICIO En la Tabla I recogemos algunas de las investigaciones que han estudiado los efectos del ejercicio físico en sujetos seropositivos, señalando quiénes fueron los sujetos experimentales, el tipo de diseño experimental empleado, el programa de ejercicio que se aplicó a los sujetos, las variables medidas y los resultados obtenidos. La escasez de los trabajos realizados sobre los efectos del entrenamiento físico en los parámetros inmunológicos y psicológicos de sujetos VIH-1 seropositivos se debe no sólo a la corta historia de este campo de estudio sino también a los problemas que conllevan este tipo de experiencias. Rigsby y cols.(18) señalaron que no pudieron medir el consumo de oxígeno en los sujetos infectados con VIH-1 porque el director médico consideró que podía existir una posibilidad de contagio. Por las mismas razones, no se han realizado hasta la fecha pruebas de esfuerzo midiendo el lactato sanguíneo. Esto indica que existen algunas limitaciones en cuanto a las pruebas a realizar y el instrumental a utilizar, debiendo extremarse las precauciones. Por otro lado, el tratamiento debe ser bastante motivante para evitar un número excesivo de abandonos. Macarthur y cols.(14) informan en su investigación que de los 170 seropositivos que fueron informados del experimento y a los que se les dio la oportunidad de participar, sólo 32 se presentaron voluntarios firmando el consentimiento por escrito; de esos 32 comenzaron el programa de ejercicio 25 y lo completaron sólo 6. Esa dificultad para conseguir sujetos experimentales, la falta de REFERENCIAS SUJETOS DISEÑO Schlenzig y cols. (20) 28 hombres VIH-1+ Varios niveles de progresión de la enfermedad. Intergrupo: 1 grupo ejercicio. 1 grupo control. Spence y cols. (22) 24 hombres VIH-1+ episodio previo de pneumonía con pneumocystis. Intergrupo: 1 grupo ejercicio. 1 grupo control. Laperrie re y cols. (9) Laperriere y cols. (10) 39 hombre homosexuales VIH-1+ y VIH-1-, asintomáticos, sanos y con una forma física media -baja. Florjin y Geiger (4) Solomon (21) Rigsby y cols. (18) Macarthur y cols. (14) PROGRAMA DE EJERCICIO Duración 8 semanas. Frecuencia: 2 sesiones/semana de 1 hora. Tipo de ejercicio: deportes. Duración 6 semanas. Frecuencia: 3 sesiones/ semana. Tipo de ejercicio: de resistencia progresiva en máquina hidráulica (rodilla, pecho y hombros). MEDIDAS RESULTADOS COMETARIOS Inmunológicas: células CD4. Psicológicas: ansiedad-depresión. Aumento del recuento de células CD4 en el grupo experimental. Disminución de los signos de ansiedad-depresión en el grupo experimental. Sesiones de entrenamiento con un componente social importante. Fuerza muscular. Parámetros antropométricos. Mejora de todas las variables medidas en el grupo experimental y disminución en el grupo control (diferencias no siempre significactivas). Intergrupo: 1 grupo ejercicio VIH-1-. 1 grupo control VIH-1-. 1 grupo ejercicio VIH-1+. 1 grupo control VIH-1+. Duración 10 semanas. Frecuencia: 3 sesiones/ semana de 45 min. Tipo de ejercicio: entrenamiento interválico aeróbico en bicicleta ergométrica. Inmunológicas: CD4, CD8, CD4/CD8... Psicológicas: tensiónansiedad y depresión abatimiento. Forma física: VO2max. 42 VIH-1+ Intergrupo: 1 grupo ejercicio. 1 grupo control. Inmunológicas: CD4, CD8. Psicológicas. Calidad de vida. VIH-1+ 1 Ancianos Atletas 37 hombres VIH-1+ 1 200<CD4/mm3<400 aprox. Prueba única. Duración indeterminada. Frecuencia: 2 sesiones/ semana de 90 min. Tipo de ejercicio: gimnasia, juegos y relajación. Ejercicio máximo en bicicleta ergomética. Incremento de células CD4 en grupos de ejercicio, sobre todo en VIH-1Disminución en grupos control. Aumento de la tensión-ansiedad y depresión abatimiento en grupos control VIH-1+ tras la notificación. Mantenimiento en grupos de ejercicio. Aumento del VO2max en los dos grupos. Estabilización de CD4 y CD8 en el grupo de ejercicio y bajada en el control. Disminución de fatiga y signos depresivos en el grupo de ejercicio. Tratamiento paralelo con AZT. Se produce una adaptación fisiológica durante el periodo subagudo de la enfermedad que puede frenar la atrofia muscular. El ejercicio aeróbico puede ser una herramienta eficaz para controlar el estrés en sujetos infectados por VIH-1. Intergrupo: 1 grupo ejercicio. 1 grupo charlas (sobre hábitos de vida saludable. Duración 12 semanas. Frecuencia: 3 sesiones/ semana de 1 hora. Tipo de ejercicio: bicicleta ergométrica (resistencia aeróbica), flexibilidad y fuerza. 24 hombres VIH-1+ 1 1 mujer VIH-1+ Intergrupo: 1 grupo ejercicio de baja intensidad. 1 grupo ejercicio de alta intensidad. Duración 24 semanas. Frecuencia: 3 sesiones/ semana. Tipo de ejercicio: entrenamiento interválico en tapiz rodante, bicicleta ergométrica, remo. adherencia al tratamiento, las bajas por infecciones oportunistas, etc. no hacen más que poner obstáculos a los investigadores que deseen realizar un estudio de este tipo. Los primeros estudios sobre la eficacia del ejercicio en los sujetos infectados por VIH-l datan de mediados de los 80 y se basaron en los numerosos estudios que confirmaban los beneficios que el ejercicio aeróbico tenía en personas sanas. En principio, se conformaban con demostrar que los pacientes infectados por VIH-l podían realizar ejercicio físico sin perjuicio para su salud y, en particular, para su sistema inmunitario. De ahí que los sujetos que se eligieran en las primeras investigaciones fueran seropositivos en la etapa asintomática de 1a enfermedad con un estado inmunológico suficientemente aceptable para que la realización de ejercicio físico no supusiera un nesgo. Inmunológicas: Actividad y recuento de células NK. Inmunológicas: CD4, CD8, CD4/CD8. Fuerza muscular: pectorales, extensión de pierna. Cardiorrespiratorias: frecuencia cardiaca y VO2max. Inmunológicas: CD3, CD4, CD8, CD4/CD8, etc... Psicológicas. Cardiorrespiratorias: VO2max, presión arterial, frecuencia. Aumento de la actividad de la células NK. Mejora de la fuerzan neuromuscular y parámetros cardiorrespiratorios sin cambios inmunológicos ni en diganóstico clínico. El grupo de charlas no mostró cambios en ninguna medica. Mejoras cardiopulmonares y psicológicas en los dos grupos sin diferencias significativas entre ellos. EFECTOS A INMUNITARIO NIVEL Los resultados son preliminares. El objetivo último es estudiar el efecto del programa de ejercicio sobre la longevidad. Si se administra naloxona los efectos se bloquean. Existe una mejora de la fuerza física sin efectos negativos sobre el estado inmunológico. Sólo 6 de los 28 sujetos completaron el programa. Mejoras comparables a las de sujetos no infectados PSICOLÓGICO E El ejercicio físico moderado puede influir positivamente en la enfermedad tanto en un plano psicológico, permitiendo un descenso del estrés, la ansiedad y la depresión, como en un plano inmunológico, frenando la progresión de la enfermedad del VIH-1(1), lo que necesariamente llevaría a un incremento en la calidad de vida. El ejercicio aeróbico ha demostrado su eficacia para controlar el estrés y como técnica de relajación capaz de reducir la ansiedad y los síntomas depresivos(16). Tras la realización de un ejercicio aeróbico aumenta la concentración sérica de opioides endógenos, conocidos por sus efectos inmunorregulatorios(5,6). Por tanto, el ejercicio aeróbico, gracias a sus efectos antiestresantes, podría atenuar el estado de ansiedad y depresión en los pacientes seropositivos. Laperriere y cols.(9,10), de la Universidad de Miami, realizaron un estudio en el que casi medio centenar de homosexuales sanos se distribuyeron en dos grupos homogéneos, uno de los cuales seguía un programa de entrenamiento interválico aeróbico en bicicleta ergométrica durante diez semanas y el otro grupo no seguía dicho programa. Ninguno de ellos tenía conocimiento de si estaba o no infectado por el virus hasta la quinta semana en la que se les notificaba su estado serológico tras realizar un análisis sanguíneo. Los sujetos que dieron positivo en el test y que no estaban realizando el programa de ejercicio mostraron un aumento significativo de la ansiedad y una disminución del número de células NK. Los que siguieron el programa de ejercicio, por el contrario, no sólo no tuvieron bajadas de sus niveles de ansiedad y depresión, sino que además aumentaron el número de células CD4, siendo este aumento mayor en los seropositivos que en los seronegativos del grupo de ejercicio. Teniendo en cuenta que una disminución en este tipo de células se ha relacionado con un empeoramiento de la función inmunológica y una aceleración en la progresión de la enfermedad, estos resultados demuestran que el ejercicio físico de carácter aeróbico puede normalizar el estado inmunitario del sujeto y, por tanto, retrasar la progresión de la enfermedad, al menos en sujetos infectados pero asintomáticos. Resultados parecidos se obtuvieron en un estudio realizado por Schlenzig y cols.(20) en Alemania, pero esta vez entre los 28 sujetos seropositivos participantes había algunos en fases más avanzadas de la enfermedad. Una de las novedades que planteaba el estudio era que las sesiones de ejercicio se dedicaban casi exclusivamente a la realización de deportes colectivos que, aunque más difíciles de controlar que los ejercicios realizados en bicicleta ergométrica o tapiz rodante, resultaban más motivantes y socializadores para los sujetos que siguieron el tratamiento. Florijin y Geiger(4) se han propuesto estudiar el efecto del ejercicio aeróbico sobre la longevidad de pacientes seropositivos gracias a una mejora de su calidad de vida y del estado inmunológico. Los resultados preliminares concuerdan con los anteriores: los sujetos que siguen el programa de ejercicio mejoran su estado psicológico e inmunológico y estas mejoras son significativas si las comparamos con un grupo control que no realiza más actividad física de la habitual. Este programa de ejercicio, de una frecuencia de dos sesiones de noventa minutos a la semana, incluye gimnasia, juegos, entrenamiento de resistencia y relajación. ADAPTACIONES MUSCULARES CARDIORRESPIRATORIAS Y Uno de los estudios más completos es, sin duda, el de Rigsby y cols.(18), que examinaron el efecto del ejercicio practicado con regularidad sobre la forma física y el estado inmunológico de hombres diagnosticados como VIH-1 seropositivos. El programa de ejercicio se prolongó durante 12 semanas, realizando 3 sesiones de 1 hora a la semana. Cada sesión incluía 20 minutos de ciclismo al 60-80% de las pulsaciones máximas seguido de 35 minutos de entrenamiento de fuerza y flexibilidad. Se establecieron dos grupos homogéneos en cuanto a estado de salud, siguiendo uno de ellos un programa de ejercicios y el otro hacía de control. Éste último seguía un programa de charlas sobre hábitos de vida saludables. Concluyeron que los sujetos VIH-1+, incluidos aquellos con una sintomatología CRS (Complejo Relacionado con el SIDA), pueden experimentar aumentos significativos en la fuerza neuromuscular y el estado cardiorrespiratorio sin cambios en los linfocitos o el diagnóstico clínico cuando se sigue un programa de ejercicio físico aeróbico. Muchos sujetos infectados experimentan una pérdida de masa muscular significativa en alguna fase de la progresión de la enfermedad. La fatiga muscular también es un síntoma bastante frecuente de la enfermedad(14). Esto cuestiona la conveniencia de un programa de entrenamiento físico, dadas las condiciones de los pacientes. Sin embargo, la experiencia demuestra que estos sujetos siguen estando capacitados para tener una adaptación muscular como consecuencia del entrenamiento(18,22). En esta línea, McCartney y cols.(15) señalan que los ejercicios de resistencia progresiva producen un aumento de la hipertrofia y de la función muscular incluso en sujetos enfermos que padecían alteraciones neuromusculares. Spence y cols.(22) realizaron una investigación con el objetivo de determinar si ejercicios de resistencia progresiva podían desarrollar la función muscular y aumentar las dimensiones corporales y la masa corporal en pacientes con SIDA. Los sujetos eran 24 hombres voluntarios, en un estado posterapéutico por una neumonía por pneumocystis. Se asignaron los sujetos aleatoriamente a un grupo control (n=12) o experimental (n=12). Todos los sujetos realizaron unos tests de función muscular que medían 12 variables y también se midieron tres variables antropométricas. El grupo experimental siguió un programa de ejercicios de resistencia progresiva tres veces por semana durante 6 semanas. El grupo control no realizó más ejercicio que el habitual de las tareas cotidianas. Ambos grupos repitieron los tests al final de las seis semanas. En comparación con el grupo control, el grupo experimental aumentó significativamente 13 de las 15 variables estudiadas. Así, durante la fase no aguda del SIDA, puede existir una adaptación fisiológica que desarrolla la función muscular y aumenta las dimensiones y masa corporal. La adaptación muscular resultante sugiere el empleo terapéutico del ejercicio físico para frenar la atrofia muscular progresiva que acompaña a los pacientes con SIDA. INTENSIDAD Y TIPO DE EJERCICIO La intensidad y el tipo de ejercicio del programa de entrenamiento debe adaptarse a las limitaciones cardiovasculares de los sujetos infectados con VIH1, como apuntan Johnson y cols.(7). Según este estudio, las cargas máximas de trabajo alcanzadas, la ventilación por minuto y el consumo máximo de oxígeno son menores en los sujetos infectados en comparación con los no infectados. De hecho, todos los trabajos realizados eligen el ejercicio físico de carácter aeróbico como el más adecuado para este tipo de intervenciones. En este sentido, el trabajo de Macarthur y cols.(14) es el único donde se compara el efecto que tienen sobre los parámetros inmunológicos, cardiovasculares y psicológicos, dos programas de ejercicio diferentes: uno de baja intensidad (50- 60% del VO 2max) y otro de alta intensidad (75-85% del VO 2max), no encontrándose diferencias significativas entre los valores de los distintos parámetros al seguir uno u otro tipo de programa de ejercicio. Esto sugiere que la intensidad del ejercicio debería ser baja ya que, con menor esfuerzo por parte de los participantes, obtendríamos los mismos beneficios. Resulta también interesante conocer la respuesta inmediata del sistema inmunitario de sujetos infectados por VIH-l ante un ejercicio físico puntual de alta intensidad. Esto fue lo que hizo Solomon(21) en una investigación en la que demostraba que el ejercicio máximo en bicicleta ergométrica aumentaba la actividad y el número de células NK tanto en personas mayores como jóvenes en el mismo grado, así como en individuos seropositivos. El aumento de la actividad de las células NK inducido por el ejercicio era bloqueado por la naloxona. Estos resultados hay que tomarlos con cautela ya que todavía no se ha demostrado que el efecto que tienen los cambios inmunológicos que aparecen a corto plazo como consecuencia del ejercicio físico tenga algún significado en la respuesta inmune a más largo plazo (19). CONCLUSIONES Aunque existen estudios que afirman que el ejercicio físico no mejora la respuesta inmunitaria en sujetos infectados por VIH-l(17,18), esos mismos estudios confirman que no tiene ningún efecto negativo sobre ella. La evidencia no es completa, ya que existen algunas investigaciones previas en las que se afirma que el ejercicio tiene un efecto inmunosupresor en sujetos con el sistema inmunológico alterado previamente(8,13) y parece comprobado que un entrenamiento físico excesivo puede conducir a una mayor susceptibilidad a las infecciones en individuos sanos debido a una disminución de la función inmune(2,19). Como vemos, la línea de investigación está abierta y serán necesarios futuros estudios sobre el tema para llegar a conclusiones definitivas (12). Por otro lado, aunque parece que el ejercicio físico de carácter aeróbico es el más indicado para los sujetos seropositivos, están aún por determinar cuáles son el tipo de actividad física, duración, frecuencia, etc. más eficaces para establecer un programa de ejercicio idóneo para cada etapa de la enfermedad. Tampoco se conoce con certeza el mecanismo a través del cual el ejercicio puede llegar a influir en los mecanismo s de defensa de los individuos infectados. Algunos investigadores (9,10,11,21) han explicado los resultados positivos obtenidos mediante la psiconeuroinmunología, que es el estudio de las interrelaciones entre los parámetros psicológicos, neuroendocrinos e inmunológicos y trata de conocer cómo estas relaciones pueden afectar a la salud del sujeto. Numerosos estudios evidencian que el ejercicio se asocia con mejoras en la salud mental y el funcionamiento neuroendocrino e inmunológico. El ejercicio dentro del contexto de la psiconeuroinmunología parece ser una aproximación muy prometedora para el tratamiento del SIDA y la promoción de la salud. Es recomendable, según los últimos estudios realizados, que los sujetos seropositivos comiencen a realizar ejercicio mientras estén sanos, como parte de un tratamiento preventivo que debería estar supervisado por especialistas. Esta supervisión debería incluir el control de parámetros inmunológicos, cardiovasculares y psicológicos que permitiera adaptar el programa de ejercicio a la evolución de cada paciente. Por otro lado, los resultados obtenidos servirían para confirmar la conveniencia de seguir programas de entrenamiento físico aeróbico en sujetos infectados por VIH-1 en diferentes estadios de la enfermedad. RESUMEN La enfermedad relacionada con la infección por VIH-1 sigue una progresión que se caracteriza por una disminución de la respuesta inmunológica que da lugar a un aumento de la susceptibilidad a infecciones oportunistas. Este trabajo recoge investigaciones recientes sobre los efectos de programas de ejercicio físico en los parámetros psicológicos, inmunológicos y cardiorrespiratorios de individuos infectados por VIH-l. Un programa de ejercicio aeróbico puede producir adaptaciones fisiológicas relacionadas con la función muscular y el estado cardiorrespiratorio, puede aumentar algunos componentes críticos de la inmunidad celular así como actuar como un amortiguador de los cambios en los estados de ánimo que normalmente acompañan al estrés. Así, constituye una herramienta prometedora para ayudar a las personas infectadas por VIH-l. Los primeros estudios se centraban en conocer si los sujetos seropositivos podían realizar ejercicio físico si perjuicio para su salud. Cuando se tuvo evidencia de que el ejercicio no afectaba negativamente al sistema inmunitario, participaron en las investigaciones sujetos seropositivos en fases más avanzadas de la enfermedad y se probaron diferentes intensidades y tipos de ejercicios. Como conclusión, recomendamos que los individuos infectados por VIH-l deberían comenzar, tras un examen físico completo, un programa de ejercicio aeróbico cuando todavía estén sanos. Palabras clave : VIH-l, Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, Ejercicio Aeróbico, Sistema Inmunitario. BIBLIOGRAFÍA 1 ALONSO, J.M.: «SIDA y deporte». Archivos de Medicina del Deporte, 46: 115, 1995. 2 EICHNER, E.R.: «Infection, Immunity and Exercise. What to tell patients?». Phys. Sportsmed, 21: 125, 1993. 3 FAUCI, A.S.: «The human immunodeficiency virus: infectivity and mechanism of pathogenesis», Science, 239: 617, 1988. 4 FLORIJIN, Y., GEIGER, A.: «Community based physica1 activity program for HIV-1 infected persons». Proceedings of the Biological Aspects of HIV Infection Conference, 1991. 5 GROSSMAN, A., SUTTON, J.R.: «Endorphins: What are they?, How are they measured?, What is thier role in exercise?». Med. Sci Sports Exerc., 17: 74, 1985. 6 HARVER, V.J., SUTTON, J.R.: «Endorphins and Exercise». Sports Medicine, 1: 154, 1984. 7 JOHNSON, J.E. , ANDERS, G.T., BLANTON, H.M.: «Exercise dysfunction in patients seropositive for the human immunodeficiency virus». Am. Rev. Respir. 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