Principales acontecimientos en la Revolución Industrial

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Introducción
Entre los caracteres económicos y sociales del mundo europeo del Antiguo Régimen y los del siglo XIX
pueden observarse importantes cambios. Europa pasa de ser un mundo rural a un mundo industrial urbano; los
europeos pasan del taller artesano a la fábrica, del trabajo manual a la mecanización.
Esta profunda transformación dela economía, y de los sistemas de trabajo y, a consecuencia de ello, de la
estructura de la sociedad. Es lo que se conoce con el nombre de Revolución Industrial.
Este proceso se divide en dos etapas:
−La primera de ellas se da en Inglaterra en el siglo XVIII y repercute en algunos países de Europa occidental
−La segunda revolución industrial comienza su desarrollo paralelamente a las revoluciones políticas y, a lo
largo del siglo XIX, se extiende por toda Europa y por algunas zonas de otros continentes en especial por
Estados Unidos.
El desarrollo de las matemáticas y de las ciencias físico−naturales permitió, tras el trabajo de laboratorio, su
aplicación a principios prácticos, o sea a la técnica, que es la ciencia aplicada a la economía. Gracias a ello se
crearon numerosos tipos de máquinas, que se convirtieron en el instrumento básico del desarrollo de la
Revolución industrial. De esas máquinas, una de las primeras y más importante fue la máquina de vapor.
Bases de la revolución industrial
Aumento de la población
Entre los años 1700 y 1800 la población europea pasó de unos 115 a 190 millones de habitantes. Comparando
este crecimiento con el experimentado en los dos siglos anteriores se aprecia que se estaba produciendo un
cambio radical en la demografía.
Los datos permiten afirmar que esta transformación se produjo sobre todo a partir de mediados del siglo
XVIII. Estos datos son cada vez más seguros y fiables, porque en esta época se realizaron ya verdaderos
censos. Se trata de recuentos de la población referidos a individuos, tal como se hace hoy en día, y no fiables
como se había hecho hasta entonces.
El crecimiento continuado de la población hizo que al finalizar el siglo XIX, en 1900, Europa alcanzara ya
unos 400 millones de habitantes; en ese siglo el aumento de la población fue más del doble.
Este crecimiento demográfico fue muy importante para la Revolución Industrial, porque significaba mano de
obra abundante para la industria y un mayor consumo de toda clase de productos.
Descenso de la mortalidad
La gran transformación demográfica de esta época se debe, fundamentalmente, a un descenso continuado y
progresivo de la mortalidad.
El descenso continuado de la mortalidad se advierte sobre todo en las tasas de mortalidad infantil aunque el
dato que llama la atención es la desaparición de las terribles epidemias que anteriormente desolaron los países
europeos.
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Sin embargo para que la población aumente es preciso, además, que se mantenga la elevada natalidad. Y
efectivamente, a lo largo de este siglo eso ocurrió.
La combinación de una mortalidad en descenso y una natalidad elevada provocaron el alto crecimiento
vegetativo, cuya consecuencia no fue sólo el aumento de la población en todos los países europeos, sino
también una fuerte emigración desde Europa a otros continentes.
La Revolución Agrícola
El crecimiento de la población se suele relacionar con la mejora de la alimentación y por tanto aumento de la
producción agrícola. Esta circunstancia se produjo por primera vez en Inglaterra transformando los sistemas
de cultivo de la tierra. Tan importante es este cambio que recibe el nombre de revolución agrícola.
Con la revolución agrícola se instauraron nuevas técnicas y nuevos sistemas de cultivo que permitieron
aumentar la producción con el mismo trabajo y menos personas.
Nuevas técnicas
Las sustitución del buey por el caballo para tirar el arado y el perfeccionamiento del mismo fueron las
primeras mejoras. También se sustituyó la hoz por la guadaña que sirvió para realizar más rápido la siega.
La introducción del sistema de rotación de cultivos fue probablemente la mayor transformación del siglo
XVIII. Permitió la eliminación del barbecho alternando distintos tipos de plantas sobre la misma tierra que
conseguía que esta diera una cosecha cada año sin agotar la fertilidad del suelo. Las plantas que se alternaban
eran los cereales (trigo, cebada, avena, centeno) con plantas forrajeras o legumbres (trébol, alfalfa, nabos,
zanahorias, guisantes, habas).
Un progreso continuado
Las transformaciones agrícolas fueron extendiéndose lentamente. Con lo que la alimentación de los europeos
fue más abundante y variada.
A lo largo del siglo XIX hubo progresos en las herramientas agrícolas y en los sistemas de trabajo: arados que
profundizaban más, drenaje de tierras pantanosas, extensión del regadío y difusión de abonos. También se
empezó a introducir maquinaria agrícola: aradoras, segadoras, trilladoras.
El resultado fue la racionalización de la agricultura: cada región se empezó a dedicar a lo que convenía a su
suelo y su clima y así aumentaron los rendimientos. Con los nuevos medios de transporte los cereales se
transportaban de un lugar a otro con rapidez y así nació la especialización.
Revolución del transportes
La aplicación de la máquina de vapor a medios de locomoción permitió la invención del barco de vapor y de
la locomotora. La máquina de vapor fue la aplicación de una serie de estudios sobre la presión atmosférica.
James Watt es considerado su inventor que fue patentado en 1765. El funcionamiento era sencillo: el vapor
producido por el calentamiento del agua sube por un cilindro. La expansión del vapor acciona un pistón que
pone en movimiento una biela que hace girar la rueda.
El transporte de personas y mercancías se hizo más rápido y barato, lo que permitió el comercio internacional
y los movimientos migratorios. Por este motivo se habla de la revolución de transportes.
El barco de vapor
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El barco de vapor era impulsado por una rueda de palas que era movida por una máquina de vapor. En una
primera etapa sólo se aplicó a la navegación fluvial pero más adelante el barco fue perfeccionándose: la hélice
sustituyó a la rueda de palas y, en vez de madera, se construyeron barcos de hierro.
El ferrocarril
En las minas de carbón inglesas se utilizaban vagonetas sobre raíles empujadas por hombres o mulas. Pronto
se pensó impulsarlas por una máquina de vapor creando así la locomotora.
Después de varios intentos logró ponerse en funcionamiento este sistema de transporte, que tenía grandes
ventajas sobre los utilizados hasta entonces.
La rapidez y baratura del transporte facilitó y desarrolló el comercio. Grandes cantidades de materias y
productos se transportaron entre países.
Se inició el transporte de productos agrícolas evitando el hambre.
La construcción de líneas férreas, locomotoras y vagones desarrolló las industrias siderúrgica y metalúrgica, y
la minería del carbón.
El automóvil
Desde los primeros años del siglo XIX hubo inventores que trataron de aplicar la máquina de vapor al motor
de un vehículo. El primero que lo consiguió logró poner en marcha un motor a gas de combustión interna
atado a un carro. Fue perfeccionándose con la combustión de gasolina y aire.
Fuentes de energía
El carbón
Se necesitaban fuentes de energía para el funcionamiento de los transportes y de las industrias. La primera de
ellas fue el carbón mineral que era una fuente de energía barata, abundante y de gran poder calorífico aunque
bastante contaminante. Fue la fuente de energía básica de la Revolución.
Junto a las minas de carbón surgieron las primeras grandes industrias del siglo XIX.
La electricidad
El uso de la electricidad como fuente de energía se produjo a partir de finales del siglo XIX, gracias a diversos
inventos tecnológicos: la dinamo (1866), los transformadores (1880) y la utilización de la fuerza de la caída
del agua (hulla blanca, 1890). Una de las primeras aplicaciones de la electricidad fue el alumbrado y se fueron
creando motores eléctricos.
El petróleo
En la década de 1880 las investigaciones habían puesto a punto el motor de explosión y un motor de aceites
pesados, utilizando derivados del petróleo como fuente de energía.
La industria de prospección, extracción y refinado del petróleo se convirtió en una de las más importantes.
La industria textil
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La demanda de tejidos de algodón
A principios del siglo XVIII la fabricación de tejidos era la industria que absorbía mayor mano de obra.
A partir del siglo XVI Inglaterra se convirtió en un importante productor de tejidos de lana. Pero más adelante
los comerciantes ingleses importaron desde la India tejidos de algodón estampados. Empezaron a pensar en
fabricar en Gran Bretaña tejidos de algodón comparables con los indios pero el problema era la fabricación
del hilo.
La industria textil en el siglo XVIII
El hilado mecánico
La primea hiladora mecánica se inventó en 1764: la spinning−jenny. Estaba formada por un mecanismo
movido manualmente que no resultaba ni muy grande ni muy caro. Las primeras sólo tenían ocho usos y tras
veinte años de huso podía tener ochenta husos.
La water frame
En 1769 se inventó un nuevo tipo de hiladora mecánica: la water−frame. El hilo que fabricaba era de más
calidad que el anterior: era más fino y resistente pero ere un mecanismo grande y pesado.
Para accionarla se empezó a utilizar la fuerza hidráulica de los ríos. Otro problema era su precio, mucho más
elevado que las anteriores.
Los primeros telares mecánicos
El proceso del tejido había adquirido mayor rapidez desde que había aparecido, en el siglo XVIII, un sencillo
mecanismo: la lanzadera volante. Pero esta no tenía capacidad suficiente para tejer la gran cantidad de hilo
que proporcionaban las hiladoras mecánicas.
En 1785 se inventó el primer telar mecánico, un mecanismo grande y pesado, bastante caro, que precisaba
gran fuerza para su utilización.
Los primeros telares mecánicos eran movidos por caballos y a partir de 1789 se empezaron a mover también
por máquinas de vapor.
La industria textil en el siglo XIX
La industria algodonera continúo su progreso: las máquinas hiladoras y tejedoras fueron perfeccionándose y
eran movidas por máquinas de vapor.
El ferrocarril facilitó el transporte de la materia prima hasta los centros industriales. Y de la misma manera
facilitó la exportación.
Otros territorios europeos se fueron convirtiendo en centros importantes de industria textil.
Ese desarrollo de la industria textil provocó la aparición de conflictos: la necesidad de exportar excedentes de
producción que no se vendía en el propio país iba a dar lugar a frecuentes enfrentamientos de tipo comercial
entre países.
La expansión de la industria
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Los altos hornos de coque
Hasta muy avanzado el siglo XVIII el hierro se obtenía calentando capas de material y de carbón vegetal en
hornos de varios metros de altura. El producto obtenido era un hierro de gran calidad: el hierro forjado o
hierro dulce.
Los altos hornos consumían tanto carbón vegetal que la madera empezó a escasear, por lo que hubo necesidad
de buscar otro tipo de combustible.
En Gran Bretaña abundaban los yacimientos de carbón mineral, pero ardía con dificultad. Se encontró una
solución: utilizar en los altos hornos un derivado del carbón mineral: el coque.
Para activar la combustión en los hornos de coque era preciso inyectarle una corriente de aire fuerte y hacía
1775, con la aplicación de la máquina de vapor, se encontró el sistema para generar esa corriente de aire.
Mejora la calidad del hierro
Aún quedaba otro problema por resolver: el exceso de azufre que contenía el hierro, por lo que era frágil. Ese
tipo de hierro, llamado fundición de hierro, sólo servía para fabricar cierto tipo de objetos. Pero los objetos
más caros y delicados exigían el hierro forjado.
En 1784 se inventó la pudelación que consistía en remover y batir la masa de hierro fundido dentro del alto
horno de forma que esta masa se aireara y perdiera el exceso de azufre que contenía.
Las industrias siderúrgica y metalúrgica en el siglo XIX.
Una de las industrias que alcanzó mayor desarrollo fue la siderúrgica o fabricación del hierro.
Los procedimientos para convertir el hierro en acero eran muy lentos y caros, hasta que en 1855 se inventó un
convertidor que transformaba grandes cantidades de fundición de hierro en acero.
La mayor producción de acero y el abaratamiento de los costos para conseguirlo contribuyeron al desarrollo
de las industrias metalúrgicas que fabricaban: maquinaria para la industria textil y para la agricultura, y todo
tipo de herramientas, material de guerra... Se trataba, pues, de una industria creciente y muy diversificada.
La industria química
Ya muy avanzado el siglo XIX se desarrolló una nueva industria que permitía fabricar productos hasta
entonces desconocidos o poco utilizados.
Se trataba de la industria química. De la destilación de la hulla se obtiene gas para el alumbrado; los ácidos
sulfúricos y clorhídricos y la sosa se utilizaban en el blanqueado de tejidos. También del refinado del petróleo
se obtenían diversos productos además de gasolina; mediante sistemas químicos se fabricaban también abonos
para la agricultura y cemento para la construcción.
La industria farmacéutica, que hasta entonces se había limitado a extraer productos de las plantas con métodos
tradicionales, comenzó a sintetizar ingredientes por medio de complejos sistemas químicos de elaboración.
Bibliografía
• Enciclopedia Microsoft®. Encarta®. 98.© 1993−1997. Microsoft Corporation.
• Gran Diccionario Enciclopédico L15. Plaza y Janés. 1996. Tomo XIII.
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• www.lafacu.com/apuntes/historia
• Tiempo 3. Ciencias Sociales, Geografía e Historia. Vicens Vives.
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