IIº Jornadas de Estudio y Reflexión - mov

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IIº Jornadas de Estudio y Reflexión
Sobre el Movimiento Estudiantil Argentino y Latinoamericano
Bahía Blanca (Argentina), 11 al 13 de septiembre de 2008
Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur (UNS)
Mesa 2: El movimiento estudiantil de la Reforma a la Revolución (1955/1976).
Autora: Yuszczyk, Erica. Centro de Estudios Avanzados, UNC. Becaria de CONICET.
ericayuszczyk@hotmail.com
Antiperonistas y Anticlericales: Reformistas e Integralistas1.
Córdoba 1955-1958
La “Revolución libertadora” representaba una oportunidad “imperdible” para
movilizar las fuerzas reformistas reprimidas por el gobierno peronista. Sin embargo, no
era la única “fuerzas anti-peronista”; en el seno mismo del Barrio Clínicas comenzaba a
organizarse el Integralismo que “surgió de un grupo de muchachos católicos, opuestos
al paternalismo de los curas y en cierto modo alguna cosas de la reforma” (Bravo y
Sarria, 2007, 227).
A partir del Golpe de 1955, el ciclo de protestas estudiantiles en Córdoba se
originó; por un lado, entre los estudiantes reformistas perteneciente principalmente a la
Facultad de Derecho adheridos a la Federación Universitaria de Córdoba, (FUC); y por
el otro, entre los reformistas y los estudiantes Integralistas, principalmente.
Por ello, los puntos de encuentro y desencuentro entre ambas agrupaciones
desde 1955 a 1958 forma parten del objetivo a abordar en este encuentro en particular.
Desde la lectura de los Diarios “La Voz del Interior”, “Los Principios”, particularmente
los debates en el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Córdoba y entrevistas
intentaremos reconstruir los debates estudiantiles y su incidencia en las identidades de
estos grupos.
Idas y venidas por los tiempos post “revolucionarios”.
El peronismo, a su manera, objetaba a la ideología reformista desde su propia
posición: “Juzgaba a la reforma como „liberal, individualista, atea y positivista‟, pero
reconocía generosamente que el reformismo „fue la primera tentativa seria de quebrar el
régimen de gobierno universitario oligárquico, creando conciencia a la participación
estudiantil en los Consejos Directivos Universitarios” (Ferrero: 2005, 179)
De este modo, toda una parte de las reivindicaciones históricamente reformistas
tales como: supresión de aranceles, implementación de exámenes mensuales,
eliminación examen de ingreso, democratización social de la universidad, creación del
1
Este trabajo forma parte de mi tesis doctoral “El movimiento estudiantil cordobés 1955-1969” para la
cual poseo beca de CONICET radicada en el CEA-UNC dirigida por César Tcach.
1
comedor universitario, implementación sistema de becas, formaba parte del repertorio
de las luchas de los estudiantes peronistas2.
Por el contrario el peronismo propició una representación de baja intensidad, si
bien los estudiantes formaban parte de los Consejos Directivos: ellos tenían voz pero no
voto. Además, en cuanto a la autonomía universitaria fue prácticamente vedada. Según
Sigal, frente a la influencia que podía ejercer la universidad en tanto institución pública
por excelencia del espacio intelectual, el gobierno peronista se vio en la necesidad de
reorganizar dicha institución. Con ello, el 9 de octubre de 1947 se sanciona la Ley
Universitaria 13.013, que básicamente estaba orientada a suprimir “gran parte de lo
adquirido por la Reforma, en especial la participación de los estudiantes en la
conducción de las instituciones y la elección de las autoridades por los profesores: los
rectores fueron nombrados directamente por el Poder Ejecutivo, y los decanos
designados por los rectores” (Sigal: 2002, 37).
Por consiguiente los estudiantes Reformistas e Integralistas encontraron un
punto de oposición a partir del cual establecieron una lucha conjunta3. La “Revolución
libertadora” representaba pues una oportunidad “imperdible” para movilizar las fuerzas
reformistas reprimidas por el gobierno peronista. Sin embargo, no era la única “fuerzas
anti-peronista”: en el seno mismo del Barrio Clínicas comenzaba a organizarse el
Integralismo que “surgió de un grupo de muchachos católicos, opuestos al paternalismo
de los curas y en cierto modo alguna cosas de la reforma” (Bravo y Sarria: 2007: 227).
Las condiciones para la acción en 1955 se enmarcaron en un proceso de
denuncias en torno a los abusos del gobierno hacia la universidad. La expulsión de
docentes, represión, encarcelamiento, clausura de locales, censura a los actos públicos,
falta total de autonomía, de libertad de cátedra, persecución, infiltración, serán algunas
de las denuncias esgrimidas por parte de estos grupos de estudiante. Pese a este
panorama, la “libertadora” se construyó como una posibilidad “real” para modificar esa
“situación de opresión” y enarbolar nuevamente los principios reformistas en las
Universidades Argentinas.
Ahora bien, la “Revolución libertadora” construida bajo el signo anti-peronista
encontraba sus variaciones al interior del movimiento estudiantil cordobés. Con una
posición no menos crítica pero sí distinta dentro del propio reformismo, la Agrupación
de Estudiantes Reformistas de Derecho adheridos a la FUC (ADER)4, tomaron una
posición que en principio no estaba de acuerdo con el golpe. La preocupación de este
2
Sin embargo, Ferrero señala que “también en la praxis del peronismo en la Universidad fue de una
naturaleza contradictoria en este nivel: derogó los aranceles, pero luego se restableció parcialmente por
una vía esquiva la fijarse una multa de $30 por materia aplazada, etc. (2005: 180)
3
Si tomamos en referencia los puntos en común de los estudiantes católicos, tanto Integralistas como el
Ateneo Universitario reclamaban en primer lugar, “la autonomía” y no la “libertad” universitaria,
controversia que se hará presente en esos términos luego del golpe del mes de septiembre. En segundo
lugar, pedían por la libertad institucional y sobre todo por el nombramiento por concurso de los cargos
universitarios a modo de evitar la designación política de los mismos tanto de autoridades, docentes, etc.
Este punto también desatará fuertes enfrentamientos posteriormente. En tercer lugar, coincidían en la
designación por elecciones de los consejeros universitarios, la libertad de las instituciones estudiantiles.
Pero mientras los Integralistas enfatizaban en sus propuestas la necesidad de la libertad de los estudiantes
detenidos y la reincorporación de los profesores expulsados por el régimen, los estudiantes del Ateneo,
demandaban en general por la derogación de la ley universitaria impuesta por el régimen peronista, la
supresión de la cátedra “Formación política” y particularmente enfatizaban en el “desabastecimiento”
económico y de materiales necesarios para el desarrollo del conocimiento, además de la crisis de recursos
humanos.
4
Por lo tanto, el ADER mantenía un “apoyo crítico a los aspectos positivos de la Revolución Nacional
encarnada por el peronismo, pero no le eran incondicional. Además, se niega a elegir entre Rusia y EE
UU, mantiene una posición antiimperialista. Estas ideas coincidían con las expresadas ya por Antonio
Riesco y Lucio Garzón Maceda: que „el peronismo no era fascismo‟. (Ferrero: 2005, 160)
2
grupo pasaba: por un lado; por el peligro que implica unirse a cualquier tipo de
imperialismo, sea este “occidental” o “norteamericano”, por lo que advierten del riesgo
de pensar el problema del país en términos antagónicos5; y por el otro, la preocupación
central ligada a la posibilidad del regreso de un sistema oligárquico y reaccionario
encubierto detrás del “golpe democrático”6.
“La cruzada heroica” tuvo como protagonistas a sectores laicos y católicos, de
izquierda socialista, comunista, partidos liberales y radicales, entre otros de ahí que, la
política “Libertadora” debía mantener un “equilibrio” entre las diferentes fuerzas que
habían formado parte del derrocamiento.
Podríamos considerar en particular en este trabajo tres “niveles de equilibrios”:
primero, a nivel de las partidos políticos y distribución de cargos estatales; segundo,
respecto de la relación entre el Estado y la Iglesia; y, en tercer lugar, es necesario
reflexionar: la tensión entre fuerzas reformistas activas y los jóvenes católicos
“heroicos”.
Veremos que las demandas por las cuales los estudiantes reformistas e
Integralistas se habían sumado a la lucha conjuntamente contra el peronismo mostraban
rápidamente sus límites en el ámbito, tanto político nacional y provincial en general
como en el momento de la organización universitaria propiamente dicha.
A nivel partidario, César Tcah (1994) analiza cómo los “compromiso
multipartidario que se gestaba en 1955 a partir del golpe muestran tempranamente sus
límites en 1956 en el primer conflicto de la Junta Consultiva”, sumado al predominio de
las fuerzas católicas en el ámbito educativo y municipal7 y la designación del Ministro
5
“Según las autoridades oficiales puntualiza: que la pacificación sólo tendrá vigencia plena cuando se
levanten las restricciones actuales que pesan sobre las libertades esenciales del país y que la misma no
puede constituir un elemento para burlar la voluntad popular y escudar la entrega del patrimonio nacional
a las fuerzas imperialistas. Que el movimiento estudiantil reformista continúa la lucha para
descaracterizar políticamente a las fuerzas actuantes, propiciando para ello una clara definición de la línea
de defensa de las actividades sindicales, libres de la burocracia dirigente. Finaliza el comunicado diciendo
que los estudiantes reformistas no pueden por medio de un silencio complaciente favorecer la acción de
grupos reaccionarios, permitiendo con ello actividades que se presten a confusión, ratificando su decisión
de luchar como siempre por la democratización del pueblo trabajador y del estudiantado argentino” (LVI,
1/8/55: 6).
6
Tal es así que incluso antes de la “revuelta del „55” Raúl Mothe al referirse en una de sus
manifestaciones al tema de la pacificación, “Finalizó exhortando a la presente generación de reformistas a
cumplir tan sagrada misión, alertándolos de la presencia en las filas de elementos clericales que
circunstancialmente pregonan por la libertad”. (…). Terminó diciendo que por no existe la pacificación
que el pueblo anhela, y por seguir el PE nombrando a los rectores y estos a profesores ineptos, la juventud
universitaria reformista debe canalizar su acción revolucionaria para lograr una argentina democrática y
una universidad reformista” (LVI, 27/8/55: 2).
Decía en un comunicado otro estudiante universitario: “La Honestidad absoluta debe ser el principio
rector de nuestra lucha, pero es necesario conseguirla progresivamente, con serenidad y tesón, sin
olvidarnos que en una país en el que diez años de sistemático razonamiento por parte de los partidos
opositores han valido menos que uno de intolerancia religiosa para desencadenar la revolución, no tiene
evidentemente ni la madurez ni el grado de capacitación suficiente para cambiar en diez días una
universidad ni el grado de capacitación suficiente para cambiar en diez días una universidad decadente y
convertirla en un paraíso terrenal”. (DP, 4/11/1955: 2)
7
En el caso de Córdoba el Presidente Aramburu nombró como interventor de Córdoba al Comodoro
Medardo Gallardo Valdez (militar antiperonista). La composición del gabinete estaba formada por dos
Ministros claves: el Ministro de Gobierno: Juan Palmero (UCR), el Ministro de Hacienda: Pedro de León
(UCR) que en 1956 pasa a ser Rector de la Universidad de Córdoba. El ministerio de salud y obras
públicas, quedaron en manos del Partido Demócrata Nacional: Arguerllo Pitt y Raúl Eduardo Ferreyra.
En el ámbito educativo, la Secretaria de Educación y cultura se designó al abogado Fernando Días
Ulloque ex presidente del Ateneo católico de Corrientes y como presidente del Consejo General de
Educación fue nombrado Dr. Emilio Sánchez figura que contaba con el respaldo del catolicismo local. El
ámbito municipal continuó en su función el dirigente Demócrata Nacional Emilio Olmos. De ahí que a
3
de Educación de la Nación Dell „Oro Maini traerán aparejados una tensión permanente
desde su propia constitución.
Ya en 1955, los estudiantes reformistas percibían la amenaza del clero y su
proyecto de “nación católica”8: en su intención de re-tomar aquellos espacios de poder
perdidos durante el régimen peronista. Este proceso se distinguía claramente, por un
lado, en el discurso de asunción de las autoridades nacionales de la “Revolución”, como
es el caso del Ministro Dell‟ Oro Maini9, y por el otro en la prensa católica cordobesa:
Diario “Los principios”10.
juzgar por la distribución de los puestos –dice Tcach- “es posible colegir que se asistía a una experiencia
política caracterizada por tres factores fundamentales: el compromiso multipartidario; el papel clave del
radicalismo en la distribución de los recursos institucionales del Estado y la mantención del predominio
de las fuerzas católicas o conservadoras en el área ya controlada durante la gestión del anterior
interventor, como la educativa o municipal (Tcach, 1999: 20- 21).
8
La Iglesia no se limitó durante todos estos años –a los ‟30- a oponerse al laicismo escolástico. Por el
contrario, se dotó de una infraestructura organizativa y elaboro los modelos educativos necesarios para
hacer viable una escuela católica. (…) El modelo educativo de la Iglesia estaba inspirado en la vida
militar. Ésta había identificado en el Ejército garante ante el catolicismo de la nación, profundamente
compenetrado de la ideología del catolicismo argentino. Por lo tanto, Iglesia y el Ejército se hundieron en
defensa de la „argentinidad‟ catódica, constituyendo un bloque político, ideológico y cultural
acabadamente alternativo contra el laicismo educativo. (…)En conclusión, en los primeros años de la
década del 40 el proceso de confesionalización de las escuelas militares que había tenido lugar en los años
precedentes tendió a filtrarse cada vez más en las públicas. Al hacerlo, el sector educativo civil se
militarizó y clericalizó al mismo tiempo. La Iglesia, de tal modo, comenzó a recoger los frutos de una
estrategia madura a principios de los años 30: los militares de Cristianizaban la Argentina, los altos
oficiales y los capellanes militares se vieron, entonces, obsesivamente en la necesidad de “reeducar” a los
argentinos, extraviados por la escuela laica. (…) La militarización de la escuela pública, por lo tanto, dio
un paso gigantesco. Crf (Zanatta, 2002).
9
Cuando nombraba al interventor de Buenos Aires decía: [e]l Estado no tiene el monopolio de la verdad,
de la ciencia y de la educación. La triste experiencia realizada es un argumento que valoriza en los hechos
la necesidad de abrir amplios caminos a la iniciativa privada (…)” (González Marcela, 2006: 16). Además
en discurso de su asunción explicaba: “El gobierno de la revolución libertadora protegerá la libertad de
cátedra sin limitaciones, tutelas ni doctrinas obligatorias. La periodicidad de la cátedra, una enseñanza
práctica y adecuada que reemplace a ese enciclopedismo, que es tan común en las escuelas latinas, la
docencia libre, el contacto estrecho entre profesores y alumnos así como también de profesores entre sí,
son todos los propósitos e ideas que han de contar con el auspicio decidido del gobierno nacional. La
libertad de enseñanza como ideal y postulado deberá concretarse en la creación de las Universidades
libres; el problema económico del estudiante deberá ser estudiado y resuelto, para que este pueda ingresar
a la universidad de su elección y para que la necesidad de trabajo no sea un obstáculo a la iniciación o
prosecución de sus estudios” (LV: 5/10/55, 5).
10
Si tomamos como referencia las tres editoriales que se publican antes, durante y después de la
“Revolución libertadora: “Las Reservas” del 12/09/1955; “La Proclama” del 20/09/1955 y, finalmente,
“Los Estudiantes” del 30/09/1955, podremos observar, cómo a través de distintos segmentos textuales
como pueblo, estudiantes, ejército se configuran, de manera diferenciada y progresivamente un papel
cada vez menos activo para el pueblo y los estudiantes; en cambio el ejército toma un papel fundamental.
Para finalmente apostar a un rol activo del gobierno triunfante y un progresivo pedido de desmovilización
estudiantil. Si bien no niega el papel fundamental de los estudiantes en las acciones de septiembre del ‟55;
sin embargo, hacia la última editorial muestra las contradicciones del peronismo en la universidad y
denuncia la “decadencia de la misma” en particular y la instrucción pública en general. De esta manera,
irá la iglesia legitimando su propia acción y participación en la reconstrucción de dichos ámbitos. En este
sentido, podríamos pensar la no “casualidad” de que años posteriores el propio gobierno revolucionario y
finalmente Frondizi dictara la ley de enseñanza libre. Un discurso fuertemente apolítico y funcional da
lugar a la aparición del alumno y distante queda el estudiante. Lejos de responsabilizar y comprometer a
quienes participaron en la revolución para su continuidad, los estudiantes quedan relegados a la función
de estudiar; mientras que, algunas “autoridades” se declaren herederos de la revolución. Por lo tanto, los
actores y organizadores, “los heroicos”, ya cumplieron su función; ahora es lugar de apartarse de la
actividad político-militar para volver a los libros, ahora hay que dejar el espacio a “los políticos”.
4
Muestra de ello es que una de las primeras medidas que anunciaba el interventor
de Córdoba Videla Baleguar: fue la disposición del restablecimiento inmediato de la
instrucción religiosa en las escuelas primarias (Circular 9-16/5/1955 en DP, 23/9/1955:
2).
La FUC se opone fuertemente a la medida reeditando la histórica acción de
“Toma simbólica de la universidad”. La acción denota dos amenazas posibles: por un
lado, levantar la bandera anticlerical con la cual los reformistas se habían sumado a la
lucha días pasados. Y por el otro, muestra cómo la representación monopólica que
pretende retomar la FUC, -en tanto Federación única y de agremiación directa- es puesta
en cuestionamiento por los estudiantes Integralistas en el proceso de “democratización
de la universidad abierto en 1955”. Cuando esas posibilidades se ven amenazadas por
las coaliciones triunfantes que niegan la forma organizativa de la FUC y los discursos
oficiales respecto de la creación de “Universidades libres”, la acción estudiantil
reformista encuentra un nuevo motivo de “privación” que activó nuevamente la lucha.
Si el anti-peronismo había sido un motivo de acercamiento a los estudiantes católicos en
general, ya no existía.
No obstante, la lucha estudiantil de los Integralistas se había constituido no sólo
bajo el signo anti-peronista, sino particularmente por su “anti-clericalismo”. A
diferencia del Ateneo y los Humanistas el Integralismo recocía cierta heterogeneidad en
su formación que lo posicionaba, según su propis “Declaración de Principios”11 en una
posición anti-clerical12. Alguno de ellos; sin embargo, estaban muy ligados a la “Acción
católica” como es el caso de Sixto Gerardo González, pero en su mayoría pertenecían
“políticamente a la Democracia Cristiana”. (Entrevista a Willington, 27/6/2008)
Si el anti-clericalismo se constituía en el rasgo definitorio que los alejaba de las
posturas del Ateneo y de los Humanistas, el “personalismo integrista”13 fue uno de los
rasgos que distanciaban del grupo reformista. A si mismo estos grupos competían
electoralmente: al punto tal que desde un principio se organizan por fuera de la FUC.
Luego, la “política revanchista” sobre todo aplicada en los concursos docentes alejaba a
los grupos Integralistas del reformismo.
Según Neiburg (1999) en la disputa “libre y laica”, estaba en juego no sólo la
cuestión religiosa (la reafirmación del credo católico o „laico‟), sino la regulación estatal
de los espacios universitarios. “Así se explica el equívoco en la oposición entre los
términos: los partidario de la „libertad‟ terminaron creando universidades privadas,
11
Clericalismo: “por esto entendemos una desviación de la misión específica del clero, cuando pretenden
actuar políticamente, presionando sobre las estructuras, instituciones, agrupaciones sociales o sobre las
personas, con el objeto de dirigir sus decisiones para aumentar la potencia política, los privilegios o
beneficios temporales de alguno de sus miembros, instituciones religiosas o de otra índole.
Es necesario aclarar que otra forma de „clericalismo‟ tan nefasta como la anterior es la que realizan las
personas o grupos de intereses, confesionales o no, que bajo el pretendido servicio superior a la
comunidad, utilizan lo religiosos para la concreción de sus objetivos.” (Brignardello, 2007: 123)
12
“No, porque había un grupo universitario que era el “Ateno universitario”, que esos eran clericales,
entonces nosotros para diferenciarnos decíamos que no teníamos nada que ver con los curas. Mentira!
Teníamos con Angeleli. (…) algunos estaban en Acción católica, yo nunca –a Dios gracia dijera un
amigo-. Esto de anti-clericales era para diferenciarnos del Ateneo y de los mismo Humanistas, y era
cierto, teníamos una independencia de criterio, los otros eran de ir al Cura a preguntarle que hacer;
nosotros bueno, decidíamos por nuestra cuenta, pero en general, digamos, nuestro gran eje de acción fue
cuando en el ‟58 se estableció la pelea entre la “la libre y la laica” (Entrevista a Willington, 27/6/2008).
13
Inspirados en la lectura de Jacques Maritain, un grupo de estudiantes de medicina particularmente
constituido por: Rolando Ibáñez, Rosendo Yunes Mario, Estela Versago, Sixto Gerardo González,
Guillermo Lucena, Memi Hirsuto, José María Willington se autodenominaron “Agrupación Integralista”.
Según Willington fue “un nombre que cayó mal porque en Brasil había un grupo que se llamaban
Integralistas y eran un grupo fascistas”. (Entrevista a Willington, 27/6/2008)
5
mientras que los identificados como „laicos‟ estaban a favor del monopolio estatal sobre
la educación superior. Después de la batalla “libre y laica” se inauguró un nuevo
proceso en el que la política universitaria y la política nacional se fundieron. (Neiburg,
1999: 64)
Tal es así que entre los defensores de la “universidad libre” no se limita al
campo universitario (profesores, estudiantes del Ateneo, Acción Católica, Estudiantes
Humanistas) y de la iglesia (hasta las más altas jerarquías, como el caso del Monseñor
Lattife, el padre Zaragozí), sino que incluye como activistas más notorios de esta lucha
a los estudiantes Integralistas junto con el partido Demócrata Cristiano y reconocidas
familias católicas de Córdoba que conformaron el Comité Coordinador de Asociación
Católica de Padres y Educadores.
Pese al discurso “de la unidad en la diversidad” que forma parte de la retórica
Integralistas, en el seno mismo del “Institutito pro Universidad Católica” liderada por el
Padre Camargo en Córdoba, la consigna “ni vencedores ni vencidos” deja abierta la
reedición de una vieja competencia: si la “desperonización” daba un saldo a favor de los
“liberales-reformistas”, la disputa católica se jugaría por fuera de la Universidad Estatal.
Cuando se mencione el nombre del padre Camargo como posible cura capaz de
gestionar el nuevo proyecto, el Doctor Segura deja bien claro que lejos de
complementarse la Universidad católica se erige como competencia de la universidad
Nacional. Afirmaba que: “Más si consideramos que debe ser un Universidad muy
buena, muy superior al estatal y que hasta ahora sólo contamos con ideas y buena
voluntad de mucha gente que espera ansiosamente que pronto ésta sea una realidad.”
(González Marcela, 2006: 24)
La tensión entre los universitarios reformistas y las agrupaciones católicas se
hace cada vez más irreconciliable, como corolario de las acusaciones públicas surgen
teorías conspirativas acerca de “nuevos grupos”, infiltraciones, asociaciones extrañas.
Así, la FUC apelaba a sus principios y su tradición democrática para poner en evidencia
la aparición de “nuevos grupos” ligados a la CGU14.
De ahí que en octubre de 1955 se da la primera disputa frontal entre Integralistas
y reformistas en Medicina. Tras el nombramiento del Decano de Ciencias Médicas, los
Integralistas se pusieron “rápidamente en contra de los que vinieron a gobernar la
universidad: Juan Marín Allende15, Calixto Nuñez16, porque éramos jóvenes bastante
14
Según dicen “No es suficiente cambiar de título, es necesario exhibir una foja de servicios limpia en
defensa de la libertad y la dignidad. Nadie como la FUC –y con ella FUBA, FUL, FUS, FULP y FUNpuede mostrar una trayectoria altiva y generosa, heroica en su empeño de mostrar la impudicia del
régimen y sacar al pueblo del vértigo de demagogia y engaño. Se pretende que no hay entidad gremial
representativa, “sin colaboraciones políticas y religiosas”. Si por “específicos derechos de los estudiantes”
se quiere significar la gestión de inadmisibles concesiones fruto del desquicio universitario, muy bien se
expresa que no hay entidad gremial, representativa de “específicos derechos”, porque la CGU murió de
inanición –de canonjías y prevenidas- y no ha de ser suplantada” (LV: 22/10/55, 4).
15
Agrupación para la defensa y Progreso de la Universidad Democrática y Autónoma (AUDA) Reunión
celebrada por ex profesores cesantes o renunciantes de la UNC entre 1943-1946.
Junto a la Federación de Egresados UNC debatieron por la función de los ex profesores en la
reorganización de la universidad, ante el deplorable estado espiritual y material en que sumiera la tiranía
depuesta. Presidió Orgaz Jorge, junto a Julio C. Pereyra, Jesús Osorio Sánchez, Diego Rapellano.
Informe: diversas problemáticas de Rosario y Córdoba son diferentes a Buenos Aires, por que a raíz de
las arbitrariedades perpetradas contra el personal docentes de estas dos universidades, motivó que sus
cuadros de profesores se vieron disminuidos en un noventa por ciento, siendo en la de Buenos Aires
nueve veces menor la proposición. Facultad Medicina: Ceferino Garzón Maceda. Ciencias Medícas: Juan
Martín Allende. Centro de Egresados: Severo Paglini. Entro de estudiantes: César Pieré (FUC)
Comunicado: “La Agrupación para la Defensa y progreso de la universidad Democrática y autónoma,
constituida en Córdoba a raíz del avasallamiento que sufrieron todas las universidades argentinas en 1946
por parte del gobierno nacional que con ese acto se definía e iniciaba como una dictadura, ha convocado
6
idealistas y vimos que venían a hacer las mismas atrocidades que ellos le atribuían al
peronismo en el ‟46 en la Universidad (….) de echar gente (….) un desastres”.
(Entrevista a Willington: 27/6/2008)
Si bien el delegado Interventor dejaba claro, en su discurso de asunción, su
posición respecto de la posible convivencia del ámbito público y privado y la necesidad
de este último como espacio productivo para el desarrollo del libre pensamiento,
también Nuñez puntualizaba la necesidad de una educación reafirmada en los principios
profesionalitas al tiempo que reforzaba su visión anti-peronistas. Son estas dos últimas
nociones las que lo alejaban del pensamiento Integralista.
Los estudiantes católicos no se veían ya representados por ese pensamiento
“revanchista” y fijaban una posición diferente al Partido Reformista de Medicina
dirigido por Javier Soraiz (presidente) y Teodorico Krieger (secretario). A diferencia del
MER (Movimiento de Estudiantes reformistas identificados con la línea del PC), los
“reformistas ortodoxos” conformaban la mayoría dentro del Centro de Estudiantes de
Medicina, quienes bajo el argumento de proteger celosamente las filas del reformismo
aducían que: “No hay vencedores ni vencidos, pero no podemos menos reconocer que
hay una verdad indiscutible y es que el vencedor es el pueblo que por todos los medios
combatió a la tiranía; entonces, cómo es posible que pocos días después de la lucha,
estudiantes que ayer se prestaron servilmente a los manejos de un régimen (menciona el
caso de Bustos particularmente) que combatió por todos los medios contra la libertad,
intenten hoy libres de cargo y culpa mezclarse en la masa estudiantil. (LVI,
17/10/1955).
Tres problemas puntuales enfrentaban a los estudiantes católicos y reformistas
en 1956: en primer lugar, el tema referido a los concursos docentes; en segundo lugar, el
problema en torno a la continuidad de los exámenes mensuales; y en tercer lugar, la
discusión en torno al artículo 28 del decreto 6403/55.
En el caso de los concursos, el sector más “ortodoxo del reformismo” discrepaba
no sólo con los Integralistas, sino incluso con la izquierda del reformismo que se negó a
participar en la tarea de denuncia de profesores en la que aparentemente se vinculó a los
estudiantes” (Coria, 2000: 113), como es el caso del Agrupación reformista de Derecho,
ADER.
esta asamblea a fin de considerar los propósitos del gobierno Provisional de la revolución Libertadora de
reconstruir las universidades. ...”declarándonos unidos por un ideal común de la Universidad, por una
limpia lealtad a la democracia, por una fervorosa adhesión a la cultura, por un consiente acatamiento a los
imperativos de la inteligencia y por una absoluta solidaridad con el pueblo en su acción en contra del
privilegio y la opresión lucharemos por hermanar la ciencia y el trabajo en la universidad democrática y
autónoma al servicio del pueblo”. (LVI 15/10/55).
16
Día de la Asunción de Calixto Nuñez: “(...) colaborar con la labor de reconstrucción y saneamiento de
la universidad desprestigiada por tantos años de tiranía ( ....) .afirmó que se estaba en presencia de una
crisis de la educación, la que se hundía en deficiencias del pasado y del profundo agravio a la cultura en
los trágicos días de la cultura abatida recientemente. “Hay que mancomunar el pensamiento y la acción
para enseñar, entrenar y habilitar a los jóvenes para el desempeño de las profesiones, enfrentándolos a los
avances del conocimiento, capacitándolos en el aprendizaje de las ciencias básicas: la matemática, física,
química” sin las cuales el médico moderno no podrá entender los métodos estadísticos, los fenómenos
eléctricos.... procurando la experimentación metódica (…) Hizo luego un agudo análisis sobre el
problema universitario, comparándolas con otros estados y después de otras consideraciones, señaló el rol
preponderante que en la cultura tienen las instituciones privadas, debiendo el Estado y la sociedad
propulsarlas en todas las formas imaginables. Consideró que así se aseguraría la libertad de pensamiento
y de cátedra y se podrá en la práctica resolver el problema del aprendizaje estudiantil y de los jóvenes
graduados, teniendo en cuenta el número, sus aspiraciones y su vocación, etc. Más adelante dijo que tenía
fe en la capacidad de la juventud que acababa de sellar con sangre la lucha por la libertad y que la
consideraba como la mejor reserva moral de nuestro pueblo. (LVI 5/10/55).
7
En 1956 los estudiantes de la Escuela de Lengua denunciaban por ejemplo que:
“profesores, inclusive el propio director estarían “incursos en las disposiciones del
decreto 6403 y profesores cuyos concursos han sido impugnados aún siguen ocupando
cargos en la universidad” (LVI, 5/12/1956).
A si mismo históricos reformistas como los Consiliarios Pardo y Roca,
señalaban la necesidad de estudiar más a fondo el caso del Profesor Dionisio en
Medicina, por considerar la sospecha de que el señor Dionisi fue “médico personal Eva
Perón” (AHCS, tomo I 6/12/1956: 100-104), pese a que vino categóricamente
recomendado por otros profesionales y la Comisión de vigilancia y reglamento había
aprobado su participación en el concurso.
En segundo lugar, en relación a los exámenes mensuales encontraremos
diferencias entre las propias agrupaciones católicas, porque mientras los estudiantes del
Ateneo Universitario y los Integralistas están a favor de los mismos, los Humanistas se
oponen enérgicamente a la continuidad de los mismos.
Mientras el Rector interventor Agustín Caeiro resolvía que no era posible la
continuidad de los exámenes mensuales por ser la “antítesis de la actividad docente”.
Simultáneamente, Caeiro17 mostraba un problema al que debía enfrentarse la
“universidad desarrollista”, a saber: la masificación estudiantil. Resguardado casi en un
discurso cristiano de “sacrificios” antes que derechos, y siempre trayendo el fantasma
del pasado, el interventor cordobés declaraba la suspensión de los exámenes mensuales.
En tercer lugar, comenzaron a implementarse durante 1956 las medidas
enunciadas en el decreto 6403/55, proceso que dio lugar a diferentes posiciones y hasta
enfrentamientos estudiantiles que concluyeron con la renuncia del Ministro de
Educación de la Nación y el propio interventor de la Universidad de Córdoba. En este
sentido, la reflexión en toro de las luchas estudiantiles puede ser “mirada” como el
reflejo de otras luchas donde los equilibrios políticos y la tensión entre el Estado y la
Iglesia encuentran su punto de cristalización.
Si bien a partir de 1955 a 1966 se conoce como la verdadera “edad de oro” de la
universidad, dado sus cambios en las estructuras curriculares y el prestigio adquirido
por docentes e investigadores, entre otros fenómenos es necesario mostrar las
limitaciones, las contradicciones y el impacto de la “modernización” van adquiriendo en
la construcción de las luchas estudiantiles en un contexto donde “las presiones
imperialistas de la Conferencia Panamericana de ministros de Justicia, celebrada el
Dallas en 1956, impulsa al enviado Argentino, Dr. Juan Linares –secretario en la cartera
del gobierno provisional- anunciaban un proyecto de „fiscalización de las actividades
comunistas‟” (Kleiner, 1964: 149).
En la insipiente “universidad desarrollista” o según otros “limitacionista”18 las
luchas y los discursos estudiantiles de 1956 se inscriben: por un lado;
17
Que en las actuales circunstancias el examen mensual es la antítesis de esta aspiración, porque en su
continuidad irrumpe permanentemente la labor docente, saca al estudiante del tranquilo ritmo formativo
que deben tener sus estudios universitarios, quitó a éstos la jerarquía que es la sustancia intrínseca de su
carácter. Transforma a la cátedra en un simple organismo de promoción y desvirtúa por todo esto la
esencia universal de la enseñanza superior. Que con el régimen de exámenes mensuales no es posible
organizar las cátedras para cumplir con los planes de enseñanza en su vigor. (…) la influencia destructora
que sobre la organización docente, tiene ya, en las universidades argentinas, la escasez de sus recursos
frente al gran número de estudiantes. Que esta situación de desequilibrio hace necesario por parte del
Estado, el aumento de las diversidades y la mejor dotación de las existentes- política que el Gobierno
Revolucionario ya tienen en ejecución, y de parte de los estudiantes una decisión de retomar con
austeridad y sacrificio, el ritmo normal de la vida universitaria (DP: 9/5/56, 2).
18
Para amplios sectores tanto del reformismo como el Integralismo se muestra como vimos
tempranamente en las medidas tendientes a la “normalización y reconstrucción universitaria” la intención
de “restringir el número de estudiantes antes que aumentar el presupuesto. (…) Al no comprender cuál era
8
universitariamente, en un contexto de restricción y exclusión estudiantil; por el otro,
políticamente, en un contexto de “fiscalización de las actividades peronistas y
comunistas”; y estudiantilmente, en un contexto de pluralización de las posiciones
reformistas y al mismo tiempo polarización con respecto de las posiciones católicas.
Los Integralista defendían a las “universidades libres” (UL) (DP, 7/1/1956: 2)
argumentado que: “el Estado no crea las libertades fundamentales que son inherentes a
la persona humana, sino que es un deber reconocerlas y garantizar su libre ejercicio,
para poder cumplir así con su misión, de ser el instrumento para alcanzar el bien común.
La UL es la expresión del derecho de aprender y enseñar. Si no existe se negaría
por inexistencia y vacío, el de aprender. Esto sería lógicamente uno de los más furiosos
caminos hacia el totalitarismo, pues quien niega el desarrollo libre de la inteligencia,
implanta la dictadura en las conciencias. Es el monopolio estatal de la enseñanza la
antítesis de la libertad de educar. El totalitarismo más peligroso porque va a la parte más
noche del hombre, la conformará la razón de toda su existencia. (…) La educación de la
que por mal de exceso no enferma hoy nuestra nación, sólo puede estar garantizada
como se haga en forma integral. El estado es el menos indicado para enseñar. El no
tiene el monopolio de la ciencia. El no está capacitado para formar a otros profesionales
que no sean unilaterales, y jamás formará al hombre, o sea, no educará, instruirá tan
solo. (…) La UL aumenta el grado de unidad porque descarta el grado de uniformidad
que es perniciosa para la sociedad y crea un auténtica convivencia fraternal, que en el
caso contrario es coexistencia pacífica, cuando no sangrantes muchas intestinas.
Quedarían cerradas para siempre las puertas a todos los politiqueros „contemporáneos
de Garivaldi‟, que pretenden rejuvenecer evidenciando los centros de estudio. Unión de
estudiantes de ingeniería (UEDI) Integralistas. Comunicado sobre el decreto ley: (DP,
10/1/1956: 2)
En este contexto de discusión se produce “La toma de la Universidad de La
Plata” que se hacía rápidamente extensiva a la Universidad de Bahía Blanca, Córdoba,
Rosario, Buenos Aires, Mendoza, Santa Fe. Los objetivos eran claros: primero, la
renuncia del Dr. Atilio Dell‟ Oro Maini, Ministro de Educación por entonces, acusado
de estar volcado hacia el sector clerical y de mantener acciones poco consultas y poco
democráticas en relación a los concursos universitarios. Y por el otro, la derogación del
decreto ley 6403/55 y de todas la medidas adoptadas por el Ministro de Educación de la
Nación. En Córdoba, se suma como reclamo la continuidad de los exámenes mensuales,
fuertemente representado por el Centro de Estudiantes de Derecho adherido a la FUC.
Ahora bien, tal como lo refleja la prensa cordobesa, la repercusión de la toma de
la universidad y la reacción de los estudiantes católicos y posteriores enfrentamientos
violentos llevarán a una intensificación de las diferencias y subsiguiente polarización de
posiciones, que también se verán reflejadas en las discusiones de los partidos políticos,
por un lado, y en una “insinuación” a cierto enfrentamiento entre la intervención
provincial y el gobierno nacional, por otro lado.
Los estudiantes reformistas entendían que al mismo tiempo que el decreto
6403/55 reconocía la autonomía universitaria, el cogobierno, “ese mismo decreto
aparentemente „progresista‟ para el liberalismo intelectual, pues derogaba las leyes
13013 y 14297 del peronismo y reconocía a las universidades la capacidad de darse su
estructura y funcionamiento de acuerdo con las finalidades que le eran propias –es decir,
sinónimo de autonomía- contenía tres artículos que irritaron a las tradición reformista”
(Coria, 2000: 112). Dos de esos artículos (Artículo 3 que sometía al Poder Ejecutivo el
nombramiento de los profesores a partir de una terna presentada por la intervención y el
la situación social, las medidas educativas del “espíritu aristocratizante” se convirtieron en una nueva
forma de exclusión de estudiantes. (Kleiner, 1964: 159).
9
Artículo 32 que imponía la discriminación política e ideológica contra “totalitarios de
izquierda”) estaban referidos al problema de la designación de los docentes, y uno de
ellos respecto de la legislación en torno a las Universidades privadas. (Artículo 28).
Tal es así que ya en 1956 en la Revista “Discusión”, Gustavo Roca, se
preguntaba ¿qué universidad necesita el país? Quien había participado activamente en el
proceso revolucionario del 55, realizaba su posición diciendo que: “los estudiantes de
esa época obramos a la par que con limpia y generosa valentía, con estúpido candor…
nos alejamos así del pueblo, sin quererlo, sin saberlo. Ni le comprendimos, ni le
interpretamos, sin embargo, queríamos servirle. Hemos pagado caro nuestro error.
Ahora bien, una vez aceptadas las renuncias del Ministro y el Rector interventor
de Córdoba, (tras una larga discusión en la Junta Consultiva que terminó con el retiro de
los miembros del partido Demócrata Cristiano) las posibilidades de “alianzas” se
ampliaron para los estudiantes reformistas. Con el retiro de los “elementos clericales”
en posiciones estratégicas de poder en el ámbito educacional19 se consagraba el “triunfo
reformista”. Así pues fueron nombrados como Ministro de Educación Nacional e
Interventor en Córdoba: el Dr. Carlos Adrogué y Carlos Núñez, respectivamente.
Sucintamente, la aceptación de las renuncias pueden ser leída como una
respuesta a la contundencia de las movilizaciones iniciadas por los estudiantes que
lleva, sin duda, al gobierno a modificar su orientación instalando ciertas prioridades que
permitan frenar el ciclo de protesta al menos en la “transición libertadora”.
Con la ansiada autonomía universitaria llegaría un signo de triunfo muy
importante: la incorporación de decanos de “vieja tradición reformista”, como el decano
de la Facultad de Ciencias Económicas
Dr. Carlos Pardo, que sumado al
reconocimiento del peso de su tradición -en las palabras del nuevo Ministro de
Educación- marcarán el principio de la “verdadera revolución” para los estudiantes
reformistas.
Pese a que el artículo 28 no fue derogado es necesario considerar; por un lado, la
fuerza que mostraba en la lucha el movimiento reformista: su lucha desde lo local con
proyección nacional, desde lo universitario con proyección social y política y las
conquistas obtenidas a partir de la huelga de 1956 que permitirían observar que se
abrieron nuevos canales para incentivar a la participación e inclusión de nuevos
estudiantes a la lucha; pero, por otro lado, las divisiones tanto dentro de las elites
gobernantes como al interior de las agrupaciones también muestran sus contradicciones:
entre aquellos que querían, por un lado, mantener exactamente el “proyecto pensado”
por la Revolución Libertadora, de aquellos que, por otro lado, empezaron a sentirse no
tan identificados con el mismo.
Sin embargo, la misma autonomía y participación defendida por los estudiantes
reformistas aparecía como una amenaza para ellos. Pronto el bloque antiperonista que
mantenía unidos a los estudiantes se rompe y la heterogeneidad constitutiva del
movimiento estudiantil se vuelve a mostrar. Los sectores ligados a la izquierda
reformista deciden no participar en la Junta Consultiva Nacional de la Revolución
Libertadora. Pero además, el reformismo ya se venía resquebrajando antes con la huelga
19
De acuerdo a dice Tarrow, estas dimensiones se refieren “a la apertura del acceso a la participación, los
cambios en los alineamientos de los gobiernos, la disponibilidad de los aliados influyentes y las
divisiones entre las elites” (Tarrow, 1997: 156). En este sentido, el autor detalla cuatro indicadores
importantes nos permiten entender la creación de las oportunidades políticas: el acceso político pleno,
alineaciones inestables, aliados influyentes y ediciones en el seno de las elites.
10
estudiantil de 1943 y la expulsión de los estudiantes comunistas en 1952; finalmente,
“la división interna se acentuó con el recrudecimiento del revanchismo antiperonista20.
Se desequilibra pues el “monopolio del reformismo”, con el desconocimiento de
los estudiantes católicos de la FUC como federación representativa. El aire fresco que
trae la “revolución primero” y el “triunfo reformista de la huelga de 1956” parecen o
alcanzar para consolidar los “principios del 18”. Así, los Integralistas ganan la
posibilidad de incorporar un consiliario estudiantil al Consejo Superior la primera vez
que se presentan a las elecciones en 1957 y en 1958 el reformismo es igualado en el
número de representantes a Consiliarios estudiantiles en el Consejo Superior, pese a que
mantiene una mayoría mínima.
De ahí que los reformistas retomaron con más fuerza la necesidad de buscar
apoyo en otros sectores sociales, aquellos ligados a los sectores populares: “los
obreros”; no sólo porque como explicaba Agulla (1968) hay una recomposición de la
estructura del poder en Córdoba “industrial” en la cual los obreros comienzan a tener un
rol protagónico como agente social, sino porque existe desde la propia constitución de
la reforma un principio de identificación muy fuerte que liga ambas luchas, a saber: la
“opresión imperialista” de la mano de la “oligarquía nacional” mucha veces
representadas por los elementos clericales del nacionalismo tradicional.
En un rol “de vigilancia del libre juego de la democracia” la FUC realiza
denuncias sobre agitadores externos a la lucha obrera que intentan crear confusión en la
opinión pública y falsear sus “legítimas demandas obreras”. Ahora bien, la
reorganización de la defensa de los trabajadores se realizó a través de la rearticulación
de los principios reformistas de “defensa de la soberanía nacional y autodeterminación
de los pueblos”, con lo cual: el antiimperialismo toma nuevamente relevancia como
oponente principal de los estudiantes diluyendo al peronismo como principal y único
antagónico de los reformistas como se había mostrado en 1955.
Así, este deslizamiento hacia “el imperialismo” como organizador negativo del
discurso pro unidad obrero-estudiantes permitirá una nueva aproximación entre el
pensamiento más tradicional liberal progresista hacia un de tipo de izquierda-socialista.
La redefinición de la identidad reformista21, se constituye a partir de aquí en un
problema a estudiar. Porque el cambio de la superficie de inscripción donde son ligados
los discursos reformistas de la “generación del 56”, sus narrativas ancladas en un
discurso antiimperialista, americanista post-peronismo, dará lugar a los
cuestionamientos, por un lado, de la dimensión social de la democracia y el rol de la
20
En Córdoba se ponía en marcha el trabajo de la Agrupación para la Defensa y Progreso de la
Universidad Democrática y Autónoma (AUDA), quienes procurarían “la defensa y progreso de la
universidad Democrática y autónoma, constituida en Córdoba a raíz del avasallamiento que sufrieron
todas las universidades argentinas en 1946 por parte del gobierno nacional que con ese acto se definía e
iniciaba como una dictadura, ha convocado esta asamblea a fin de considerar los propósitos del gobierno
Provisional de la revolución Libertadora de reconstruir las universidades. (…) declarándonos unidos por
un ideal común de la Universidad, por una limpia lealtad a la democracia, por una fervorosa adhesión a la
cultura, por un consciente acatamiento a los imperativos de la inteligencia y por una absoluta solidaridad
con el pueblo en su acción en contra del privilegio y la opresión lucharemos por hermanar la ciencia y el
trabajo en la universidad democrática y autónoma al servicio del pueblo” (LVI, 15/10/55: 4). Como
representación de los Centros de Estudiantes participó de dichas reuniones César Peire, presidente de la
FUC.
21
En lo que se refiere al sentido dinámico de las identidades, resulta interesante lo que señala Tilly en
cuanto a que las identidades son experiencias compartidas de determinadas relaciones sociales y –a la
vez- representaciones de esas relaciones sociales, cuando se refiere a la identidad política señala ciertas
otras particulares como el hecho de ser siempre relacionales y colectivas y, por lo tanto, cambian según
las redes, las oportunidades y las estrategias en la que resulta crucial la aceptación o rechazo de las otras
partes implicadas en la reacción (Gordillo, 2001)
11
universidad en ese nuevo contexto, y por el otro, la nueva posibilidad de vinculación
entre el movimiento estudiantil y obrero.
Es necesario tener en cuenta como clave de lectura de este apartado, no sólo la
“superación” de la etapa plenamente constituida en torno a la “desperonización” de la
universidad, sino también la apertura de nuevos “matices ideológicos”22, que ya se
habían mostrado en la posición adoptada por el ADER en 1955. Pero además, “La
Libertadora” no sólo significó una nueva posibilidad para re articular las ideas de
izquierda en el campo liberal progresista reformista, sino también la posibilidad de
reconstruir el vínculo con el movimiento obrero a partir de un nuevo concepto
articulador como será el antiimperialismo.
La novedad del concepto la encierra en todo caso el contexto en el cual se
inscribe: el campo de disputa por la defensa anti-imperialista no es un campo que se
comparta con el peronismo. Una apropiación particular del mismo lograba hacer como
vimos la agrupación ADER en 1955 y la Juventud Socialista “Alejandro Korn”23,
quienes no sólo rescatan al movimiento reformista en la huelga del ‟56 desde sus
principios liberales progresistas, sino particularmente en su lucha por la reivindicación
social y la búsqueda constante de la unidad obrero-estudiantes desde pociones que se
oponen a la oligarquía y el imperialismo. A diferencias del Partido Socialista24 que aún
sigue atado a una lucha antiperonista antes que antiimperialista, refiriendo como
enemigos principales a los nacionalista, clérigos y totalitarios ligados a la CGU.
El papel protagónico de los estudiantes reformistas en la renuncia del Ministro
Dell‟ Oro, la suspensión y derogación de artículos controvertidos del decreto de
reorganización universitaria y las subsecuentes conflictos, nos permiten mostrar la
articulación entre la política universitaria y la política nacional en el proceso de desperonización primero y de reconstrucción democrática después.
Ahora bien, si bajo el decreto 6403/55 el gobierno de la llamada “Revolución
Libertadora” sentó las bases para el reordenamiento universitario con el impulso del
cogobierno y de la autonomía universitaria, también profundizó y abrió el camino que la
intervención de 1956 no cerró, ya que el artículo 28 de dicho decreto, despertaría nuevas
consecuencias en la lucha estudiantil en torno al proyecto de enseñanza libre en 1958.
22
Es necesario tener en cuenta, como afirma Ferrero que: “el peronismo fue inconsecuente en sus
cuestionamientos: sus intervenciones y sus rectorados no terminaron con toda la casta profesoral
reaccionaria, sino sólo con su ala liberal-gorila. El sector conservador y confesional, trasmutado
hábilmente en peronista, conservó –salvo excepciones cátedras y sus posiciones de poder universitario
así hasta las vísperas de la Revolución Libertadora, en virtud de encontrarse bajo la protección de la
Iglesia, aliada al peronismo, y porque la ideología conservadora proporcionaba, en última instancia, el
reaseguro ideológico que ve el régimen nacional burgués precisaba para no ser eventualmente desbordado
por la izquierda. De manera que, jugando el asunto de conjunto, resulta cuanto menos exagerado la
afirmación de Hernández Arregui de que el peronismo „superó al programa máximo de la reforma del
18‟” (Ferrero, 2005:181).
23
“La clara trayectoria del movimiento reformista no fue jamás desvirtuada; su pasión de libertad arrastró
con prejuicios enarbolando la bandera de la reivindicación social y sosteniendo la solidaridad obreroestudiantil en medio de estandarizadas opiniones conservadoras; embistió oligarquías encaramadas en los
poderes públicos y dejó al descubierto su concomitancia con el imperialismo preponderante; elevó
siempre la voz de protesta ante las ataduras endémicas de América, posición que lejos de ser simbólica,
contribuciones al favorecimiento del pensar libre y republicano del continente; planteó la reforma
universitaria no con un hongo solitario en la sociedad el privilegio, si no paralela la necesidad de la
transformación social acorde con los tiempos nuevos; fue luego, punta de lanza en la lucha que terminó
con la dictadura (LV: 15/6/56, 6).
24
Refiere la pieza del Partido Socialista la comprobada actuación en los sucesos estudiantiles, elementos
nacionalistas y cleritos y también a totalitarios que se dedicaban unidad en la C. G. U pugnando unos y
otros por las posturas extremas, demagógicas e inconducentes en un afán de complicar más las cosas (LV:
17/5/56, 7).
12
El Artículo establecía: “La iniciativa privada puede crear universidades libres que
estarán capacitadas para expandir diplomas y títulos habilitantes, siempre que se
sometan a reglamentaciones que se dictarán oportunamente.
Encuentros y desencuentros en tiempos radicalizados.
La asunción de Frondizi propone al interior de la Universidad un proceso
paradójico. El discurso reformista “popular-progresista” debía enfrentar a un proceso de
“retorno del sueño de la ilustración, de la participación social y científica y política
unidas al conocimiento científico” (Ortega, 1999: 15) que se abre en 1955.
“Esto se vinculaba al rumbo que debía tomar la universidad argentina,
democratizada en su estructura de gobierno y selección docente, pero conferida todavía
en su enseñanza al atraso estructural del país. Aquí la polémica era ardua y compleja,
porque se planteaba en el seno mismo de la coalición única vía opuesta en bloque contra
la universidad privada; pero la diferencia aparecía cuando algunos sectores expresaban
la posibilidad de hacer avanzar a la Universidad con una estructura departamentalista y
la ayuda financiera de organismos norteamericanos” (Kleiner, 1964: 192).
Uno de los pilares de la renovación lo constituyó, como vimos, el cambio de
autoridades y docentes de la universidad. Se crea además, el Consejo Interuniversitario,
se abren nuevas carreras, tras la lucha de los estudiantes en 1956 por imprimir los
ideales reformistas se había dado lugar a la creación del Departamento de Extensión
Universitaria.
Pero este proceso estuvo lejos de ser univoco y consensuado, supuso lo que
Sigal ha dado en llamar “el mantenimiento de una identidad bifronte” –políticamente
progresistas y culturalmente modernizadores- que si bien es posible de articular en los
primeros años del gobierno frondicista; más tarde pierde su eficacia en un contexto de
radicalización (Sigal, 2002: 147).
Al mismo tiempo que el conflicto por la departamentalización estaba vigente, la
crisis hacia adentro de la universidad alcanzó resonancia nacional. En medio de la
euforia generada por los contratos del petróleo, Frondizi anunció: el proyecto de la Ley
de Enseñanza Libre, que había sido una promesa en la campaña electoral.
La formalización legal de la universidad privada (artículo 28) se constituye en
una amenaza para el reformismo. La culminación de lo iniciado durante el peronismo
con injerencia clerical en la enseñanza pública y estatal. La implementación de la
enseñanza religiosa, que duró hasta 1954; el aplauso a través de los subsidios y el
reconocimiento de títulos habilitante a los colegios confesionales secundario, fueron los
eslabones previos e intermedios de las universidades privadas, montados antes y durante
el peronismo. (Kleiner, 1964: 149)
El 27 de agosto del „58, los laicos organizaron su primer acto proselitista, a raíz
del cual comenzará la represión; mientras que Frondizi recibía a representantes de los
sectores libres, los reformistas recurrieron a la movilización. El descontento llegó
también a los estudiantes secundarios, que aprovecharon para cuestionar la prohibición
a agremiarse.
A partir de mediados de septiembre el ciclo de protesta se amplía, y las
posiciones se polarizan cada vez más. Si el anti-clericalismo había sido objeto de
distinción del Integralismo con respecto al Ateneo y los estudiantes humanistas, ya no
se notaba. En conjunto con estas agrupaciones participaban activamente en la “Liga de
estudiantes católicos pro-universidades libres” y su relación con autoridades
eclesiásticas se hacía más estrecha.
13
Por su parte, los estudiantes reformistas realizaron como medidas de fuerza: los
paros generales25, que tuvieron como colorarlo “la toma de la universidad” y el cese
total de las actividades. Las acciones estudiantiles contaron con la solidaridad de los
diferentes Centro de Estudiantes adheridos a la FUC que lucharan, no siempre
pacíficamente, en pos de la derogación del decreto y la legislación de una nueva ley
Universitaria orgánica y acorde a las necesidades del país.
Por el contrario, la Agrupación de Estudiantes Integralistas pedía a sus afiliados
no adherirse a dichos paros, porque estimaba que “la violencia” empleada por los
estudiantes reformistas es incluso contraproducente para la propia universidad, “se
desacredita (...) en vez de defenderla como se ha proclamado” (LVI, 21/9/58: 6). Y
además los acusaron de actuar “siguiendo las directivas del imperialismo ruso” (LVI,
21/9/58: 6).
Conforme iban pasando los días, los actos y manifestaciones tomaban un cariz
cada vez más violento, la represión aumentaba26 y el propios Consejo Universitario
decide el día 26 “la clausura” de la Universidad, pese a que sus actividades eran muy
irregulares o casi nulas desde la declaración de la huelga general.
Para la FUC, el hecho de que la educación quedara en manos de grupos
confesionales era el punta pie inicial para la apertura a cualquier forma privada de
educación regida por capitales extranjeros. Así, una de las cuestiones que se ponen en
evidencia, según la Federación, es que no es casual que: por un lado, el gobierno junto
al clero, “principales aliados de los capitales extranjeros”, desaten esta polémica
precisamente en el momento en que se debaten los contratos petroleros27. Es decir: “A
la entrega del petróleo le sigue la entrega de la cultura” (LVI, 3/9/58: 8). De modo que,
en pos de la defensa de la soberanía nacional, el discurso antiimperialista articulado por
la FUC le permite deslizarse tanto en la defensa en cuanto a lo económico como lo
cultural-educacional.
El discurso reformista basado en los principios laicos encontró una nueva
superficie de inscripción capaz de generalizar su discurso y articularlo al de la sociedad
toda, de ahí que el rasgo laicista del mismo sede ante la posibilidad de la defensa de lo
nacional: el imperialismo como otro excluyente toma relevancia en la lucha estudiantil
por la defensa de la autonomía universitaria como lucha por la “liberación de toda
América latina”.
Además, las sospecha sobre el desprestigio de las universidades públicas y el
compromiso estatal para reafirmar las universidades privadas no era absurdo. El mismo
padre Camargo en las actividades de extensión y difusión del Instituto Universitario pro
Universidad Católica de Córdoba esperaba “que el apoyo de los obispos aceleren la
reglamentación del decreto-ley, y expone su intención de comenzar lo antes posible con
los cursos parciales o paralelos –su objetivo es iniciarlos en el mes de abril-, se haya
fundado no la universidad. (…) al tiempo que se afianza la idea que el Estado no
contribuirá con las universidades privadas y, en consecuencia, que la institución será
paga. (González Marcela, 2006: 27)
El perfil de la “Córdoba reaccionaria” antes que “Córdoba moderna y
reformista” estaba presente en el discurso de uno de los principales organizadores de la
25
Con el objetivo de: 1) Derogación del artículo del decreto ley 6403. 2) Consideración de un presupuesto
adecuado. Legislación de una nueva Ley Universitaria; se adhirieron al paro organizado por la FUA y
reafirmado por la FUC.
26
Mientras el día 27/9, la cámara de Diputados anunciaba la posible derogación del artículo 28, las
Fuerzas de la Escuela de Tropas Aerotransportadas ocuparon el edificio de la Universidad Nacional de
Córdoba. De esta manera, era violentamente desalojada la Universidad.
27
“Moraña, presidente de la FUC (LVI, 14/9/58: 6).
14
educación privada de Córdoba, así en el mismo discurso, Camargo rescataba a “córdoba
la docta” como reducto del fundación católica Decía en aquella oportunidad: “la
intención de la Compañía de Jesús en continuar con la obra emprendida “…ninguna otra
ciudad universitaria de la República tiene la potencialidad de recepción para una misión
de este tipo, como Córdoba, que con justicia es nombrada “la docta”. Hay un ambiente
preparado, donde todo está dispuesto para que esta hora de diálogo y de enriquecimiento
mutuo mediante la confrontación de ideas. El ritmo universitario de la ciudad es fuerte y
con perfil definido lo que convierte en un excelente medio para plantear problemas,
insinuar soluciones y colocar el acento en los temas actuales y universales. (González
Marcela, 2006: 27)
Por su parte, las discusiones en el seno del Consejo Superior de la UNC,
permiten mostrar la magnitud radicalización y polarización en que se insertan los
discursos estudiantiles. El problema de la pasividad de los cuerpos docentes, jerárquicos
y egresados frente al problema de la reglamentación de los artículos 28: se constituirá en
un eje de “encuentro en el desencuentro” entre los estudiantes Reformistas e
Integralistas, aunque desde lugares distintos.
La falta de definición -por parte del Consejo- es vivida por los estudiantes
reformista como una segunda traición; la primera, está ligada a la “traición de Frondizi”,
(que había prometido mantener la unidad entre estudiantes y el pueblo en su campaña,
eslogan que llevó a los reformistas a apoyar su candidatura, pero que tras el anuncio de
la reglamentación del artículo 28 rompe los lazos de confianza que alguna vez se habían
establecido). En 1958, los estudiantes reformistas intimaron al Consejo a levantar “su
silencio”: el silencio de no pronunciarse categóricamente, el silencio de cerrar las
puertas de la Universidad”, el silencia de no tomar una postura de lucha28.
Por primera vez, en los archivos registrados en este trabajo, los estudiantes
reformistas nombran explícitamente a la “revolución libertadora” como: “gobierno de
facto”; paradójicamente, es en esta “toma” -y no en 1955 o 1956- que un gobierno
democráticamente elegido es el que instala las “armas en la universidad” y enfrenta a
los estudiantes tras una espectacular “operación de limpieza”. Según denuncian los
propios reformistas: “una intención de crear un clima de violencia y de revolución
popular de un simple estado de huelga”29.
Ahora bien, este clima estudiantil convulsionado emergió incluso en las
discusiones de la Cámara de Diputados: donde las posturas de ambos bloques de la
UCR se hicieron cada vez más irreconciliables; sin embargo, es importante notar que las
diferencias también existen al interior de la propia Unión Cívica Radical Intransigente
28
Consiliario representante estudiantil Ramírez: Discrepo con las palabras del señor rector (…) porque
creo que ha tomado estado público un debate que tiene raíces profundas e históricas en el país; el poder
ejecutivo intenta reglamentar un artículo en contra del propio partido que le llevó al poder, produciendo
una fuerte escisión en su propio bloque; el estudiantado argentino y en especial el de Córdoba que ha
tenido la mayoría en sus recientes elecciones universitarias, adopta en la emergencia una resolución en
sentido contrario. En consecuencia resulta desde todo punto de vista inadmisible que las autoridades de la
Casa piensen que no hay que embarcarse. Si se trata de un acontecimiento extra universitario, extra
nacional, podría aceptarse esa actitud. Pero no es así y has llegado el momento de definirse, de plantear
las cosas como son, con toda conciencia responsabilidad. (HCSU, Tomo III 1958, 528-566)
29
Consiliario, delegado estudiantil reformista Ramirez: Los acontecimientos nos dicen claramente que es
lo que ha ocurrido. Decidir a las autoridades militares a desalojar la casa de Trejo procedieron en forma
espectacular, con un inusitado despliegue de fuerzas, cual si se tratara de la revolución popular que tanto
temen los sectores reaccionarios; ubicando sus escalas y sus etiquetas en la Universidad cuya posesión
por parte de los estudiantes había demandado cinco minutos ellos le demandó mucho más tiempo;
esperaban resistencia. Penetraron con las armas listas; creían a los estudiantes armados pero se
equivocaron, pues sentado los estudiantes en el aula, estaban armados sí, lo de las armas universitarias,
estaban en silencio: pensaban.
15
(UCRI)30. Así era en el Parlamento donde se definió el futuro del proyecto, el 27 de
septiembre la Cámara de Diputados dispuso la derogación del artículo 28. Pero el tema
no acabó ahí porque debía pasar a la Cámara de Senadores. En ese ínterin la situación
continúo agravándose: el Movimiento en Defensa del Petróleo organizó un acto en el
que participaban desde la FUA, el partido comunista y Alfredo Palacios (dirigente
socialista) hasta Juan Sábato. A continuación, la solución adoptada por senadores
resolvía que si bien las casas de estudio privadas podían expedir títulos académicos, la
habilitación para el ejercicio profesional debía ser otorgada por el Estado.
Al ya desequilibrado reformismo, se le sumaban grandes problemas internos: los
Consiliarios egresados: Raúl Audemio (líder reformista de los ‟50) y López Osvaldo
(reformista) renuncian bajo la afirmación de que “creemos que la universidad está
quedando como último reducto del conservadurismo argentino. (…) Somos
representantes de un movimiento que nació bajo el grito de en Córdoba Sobran Ídolos y
faltan pedestales! Frailes no! Pues como el 18, ahora y siempre el clericalismo pretende
apoderarse de los medios de la enseñanza para deformar la mentalidad de los niños y de
los jóvenes. Conocida es la vieja campaña por los institutos secundarios incorporados,
institutos que gozan de grandes subvenciones estatales mientras los gobiernos no
pueden costear más establecimientos oficiales y así los padres “laicos” deben mandar a
sus hijos a institutos confesionales) recibimos por toda contestación el silencio. (…)
Debemos definirnos, la universidad debe estar gobernada por los hombres que la
defienden. Obrero y estudiantes. (la mayoría del país) ya han dado su palabra; por la
Universidad Laica; por la Reforma Universitaria; por todo ello Señor Rector nos
retiramos hoy del gobierno de nuestra casa.” (AHCS, 2/10/1958, folio 6).
La crisis y vulnerabilidad de la autonomía parecía ser fiel reflejo de la crisis
reformista, mientras el “reducto oligárquico-clerical” ponía el énfasis en la continuidad
del proyecto desarrollista, el reformista Francisco Delich, consejero estudiantil en el
Homenaje a “La Reforma de 1959” exponía: “(….) Hoy se puede ser reformista y no
estar con el gobierno tripartito y paritario; se puede ser reformista y no estar de acuerdo
con los concursos de antecedentes, títulos y oposición. Estimo que hoy ser reformista
exige dos cosas fundamentales: en primer lugar, digna conducta humana; y por otra
parte exige estar en permanente lucha por la liberación y cultura nacionales.” (Delich,
HCS 15/6/1959: 3)
Las “frustraciones desarrollistas” dejaban su saldo negativo en las filas
reformistas tal como los expresarán los deseos del Consiliario estudiantil reformita (lista
morada) Francisco Delich: “En esta hora difícil del país nosotros no podemos estar
sumergidos; no podemos ser el furgón de la cola del gobierno nacional en estos
momentos, mientras proclama el Estado de Derecho, encarcela obreros y dirigentes
estudiantiles, y entrega la economía del país. Nosotros tenemos que ser la nota
discordante en este proceso de frustración, nosotros tenemos que ser el reducto donde se
haga firme el respeto a los derechos humanos y donde se defienda la propia dignidad del
país que en estos momentos pareciera sentirse afecta” (AHCS, 28/9/1959, 699-709).
La crisis reformista se traduce en los resultados de las elecciones estudiantiles
del 14 de Septiembre de 1959. La postura altamente combativa y la política del
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Es así como podemos observar que existían al menos tres proyectos dentro de este bloque los cuales
proponían: “uno lo que firman el señor Tecco y otros diputados, en el que se solicita que el poder
ejecutivo no reglamente el artículo 28; otro firmado por los señores Mantecon y Camet, pidiendo la
reglamentación y resolución favorable a las universidades privadas; y el tercero con la firma del señor
Santagada, que propone dice llanamente la derogación de dicho artículo”. A este pedido de derogación se
sumará el proyecto presentado por el señor Storani y Becerra, de la UCRP. (LVI, 17/9/58: 5).
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reformismo se ven disminuida frente a discurso personalista de los Integralistas basados
en la “pedagogía de Scheller y la filosofía de Mouier”.
Pero los cambios no sólo suponen una re acomodación del reformismo, el
Integralismo también importa hacia adelante una nueva ordenación de sus filas ya que,
por primera vez, la Federación de los Estudiantes Integralistas deja de ser del dominio
de la Facultad de Medicina para ser conducida mayoritariamente por los estudiantes de
Derecho. De ahí que, las disputas que se abren o cierran entre libres y laicos, entre
Integralistas y reformistas es un camino a seguir.
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Conclusión.
La política universitaria de la “Libertadora” y su continuación “desarrollista”
debía mantener un equilibrio entre las fuerzas reformistas activas por un lado y las de
los jóvenes católicos “heroicos” por otro, pero las demandas por las cuales los
estudiantes de amabas fracciones se habían sumado a la lucha mostraron rápidamente
sus límites en el momento de la organización universitaria propiamente dicha.
Pese a las diferencias sustanciales, los límites difusos que los separaban se ponen
a prueba en la redefinición constante de estos grupos reconfigurando el campo de poder
de las luchas estudiantiles en el contexto político social del proceso de “reorganización
universitaria”.
Si el anti peronismo del Integralismo fue el punto de unión con respecto al
reformismo en 1955 y su anti-clericalismo se constituía en el rasgo definitorio que los
alejaba de las posturas del Ateneo y de los Humanistas, estos principios encontraron sus
límites en los procesos de lucha y radicalización, llevando siempre a los Integralistas a
tomar una postura más cercana a los estudiantes católicos antes que los reformistas y
constituyéndose en parte en sus adversarios principales.
El “personalismo integrista” fue uno de los rasgos que lo alejaban del grupo
reformista. A si mismo estos grupos competían electoralmente: al punto tal que desde
un principio se organiza por fuera de la FUC. Luego, la “política revanchista” sobre
todo aplicada en los concursos docentes reforzaba el alejamiento entre los grupos
Reformistas del Integralistas.
Sin embargo, el rol que juega reducto “tradicional-clerical” y las nuevas
modalidades en que se expresa el clericalismo cordobés en un contexto de
radicalización de las luchas estudiantiles-obreras es un tema que esta trabajo lejos de
cerrar abre a la investigación.
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