Hacia una justicia para adolescentes con respeto a los derechos humanos Por Susana Sottoli* El 9 de diciembre el Senado de la República aprobó por unanimidad el dictamen de la Ley Federal de Justicia para Adolescentes, que establece ordenamientos para juzgar a los menores de 18 años que hayan cometido algún delito. Esta ley fundamenta las bases para construir un sistema especializado de justicia para adolescentes a nivel federal, pendiente desde 2005 luego de la reforma constitucional al artículo 18. También cierra el vacío legal existente, brindando certeza jurídica a los adolescentes acusados por la comisión de un delito. Si bien, por proceso, el dictamen regresó a la Cámara de Diputados, de donde había salido originalmente, es de esperarse que este trabajo, desarrollado con tanto cuidado y profundidad se vea concretado en los mismos términos que hasta ahora ha sido realizado con la participación de diversos actores expertos en la materia. Es un Sistema Integral de Justicia para Adolescentes que busca garantizar a los adolescentes, cuyas conductas se encuentren tipificadas en un código penal, acceso a un juicio justo con respeto a sus derechos fundamentales. Dicho juicio deberá estar operado por instituciones, tribunales y autoridades especializadas en la procuración de justicia para adolescentes. Uno de los cambios más importantes derivados de la introducción de este sistema es la aplicación de medidas alternativas a la privación de libertad, que sólo queda como medida extraordinaria aplicable a mayores de 14 años de edad por delitos graves. Se privilegia así, la aplicación de medidas alternativas con una orientación socioeducativa y de reinserción social, que promuevan el desarrollo de los adolescentes y eviten su estigmatización. Los menores de 12 años de edad no serán objeto de ningún tipo de sanción, sólo podrán ser sujetos de rehabilitación y asistencia social. Es importante señalar que si bien este sistema de justicia especializado persigue los fines de la reinserción social y familiar, no deja de ser una respuesta penal que, en los casos más graves, puede derivar en una pena privativa de libertad. En otras palabras, el sistema especializado de justicia para adolescentes no busca eximirlos de su responsabilidad en el caso de cometer delitos tipificados como tales, sino garantizar que se imparta una justicia adecuada a la edad de los sujetos involucrados. La Convención sobre los Derechos del Niño plantea este tipo de sistema porque reconoce que las personas menores de 18 años de edad se encuentran aún en proceso de desarrollo y formación de personalidad. Ello justifica una protección especial y por tanto una reacción diferente a la que se tendría frente a los adultos en caso de un delito. Por ello, los sistemas especializados de justicia para adolescentes tienen la función de lograr una transformación efectiva en la vida de los adolescentes que cometen un delito. Aplican una pena para que el o la adolescente reconozca su acción delictiva, e invierten en acciones socio-educativas y de reintegración familiar y comunitaria en esa fase de la vida en que la personalidad está en desarrollo y cabe la posibilidad de reconducir con éxito las conductas. La determinación del Senado y el posible paso que dé la Cámara de Diputados para la aprobación de la Ley tal como ha sido trabajada, constituiría un avance sustancial para el país. Así, México se alinearía con las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, que establece la obligación de los países de garantizar el acceso a los adolescentes a un sistema de justicia especializado, distinto al sistema de los adultos. Dado el contexto que vive el país en materia de seguridad, la aprobación de la Ley y su instrumentación revisten alta relevancia. Sin embargo, es importante enfocar los esfuerzos para intervenir de manera más temprana en la vida de los adolescentes y jóvenes, generando mejores opciones para ellos mucho antes de que se vean enfrentados con la ley. La experiencia internacional indica que combatir la delincuencia y su impacto en la infancia y en la adolescencia a través del endurecimiento de penas contra los adolescentes no es un camino efectivo. Por el contrario, la vía más propicia es fortalecer medidas de protección que ofrezcan mejores oportunidades de desarrollo físico, educativo, económico y social. Un sistema de justicia especializada para adolescentes que garantice sus derechos y que privilegie su reinserción social por encima de la privación de libertad es una inversión de alto rédito, no solo para los adolescentes, sino para la sociedad toda. *Susana Sottoli es la Representante de Unicef México