158 Rubia Barcia y lorca en la revista Nuestra España F a Junto con Antonio Machado, García Lorca ha sido tema principal en los escritos de los intelectuales exiliados de la Guerra Civil. Para la comunidad española en la diáspora, ambos se erigen como símbolo de unas letras españolas libres y progresistas que murieron por culpa de esa otra España oscura y tradicionalista. Cuando tan sólo habían pasado unos meses del final de la contienda, en septiembre de 1939, uno de nuestros más insignes ferrolanos, José Rubia Barcia, escribió el siguiente artículo que publicaría en el número 2 de Nuestra España. Esta revista, que vio la luz en La Habana en octubre de 1939, fue impulsada por Álvaro de Albornoz y el paisano de Viladriz (Pontenova), Jesús Vázquez Gayoso. Constituye una de las primeras cabeceras culturales del exilio español en América en la que se reunieron grandes intelectuales «del éxodo y del llanto», como diría el poeta León Felipe. Además de José Rubia Barcia o Jesús Vázquez Gayoso, en ella colaboraron otros gallegos como Manuel Millares Vázquez, Ángel Lázaro Machado, Adolfo Vázquez ferrol análisis 23.indd 158 Retrato de Federico García Lorca en 1933. Ciriaco Párraga. Humasqué, José Asensio, Gerardo Álvarez Gallego, Emilio González López y Augusto Barcia que coincidieron con una soberbia representación de las letras españolas en el exilio como Manuel Altolaguirre, Luis Amado Blanco, Roberto Castrovido, Antonio Sánchez Barbudo, Alejandro Casona, María Zambrano, Mariano Ruiz Funes o Concha Méndez, entre otros muchos. No es casual que el joven Rubia Barcia escribiera sobre el poeta granadino. No sólo conocía la ciudad de Granada por haber estudiado allí la carrera de Filosofía y Letras, sino que también había entablado amistad con García Lorca, tal y como reconoce en este texto. Por ello, es probable que se sintiera en la obligación de dar a conocer esta versión de la muerte del poeta granadino que le había llegado a través de un testigo, según indica en la introducción. El asesinato de García Lorca ha sido objeto de varias investigaciones debido tanto a la notoriedad del poeta como a la confusión que siempre ha rodeado su muerte. El profesor irlandés Ian Gibson ha dedicado 22/10/08 9:57:39 Ana González Neira ningún caso se cita el artículo del profesor Rubia Barcia publicado en Nuestra España. varios libros a este episodio, si bien no ha sido el único ya que la historiografía se completa con los trabajos de Eduardo Molina Fajardo, Miquel Caballero y Pilar Góngora o Félix Grande. Sin embargo, en ¿Por qué esa ausencia? En primer lugar porque la mayor parte de los textos publicados en las revistas del exilio fueron —y todavía son— desconocidos para los investigadores. Permanecen olvidados en archivos, bibliotecas y librerías sin obtener la difusión que sus autores desearon. En segundo lugar porque los datos que aporta Rubia Barcia no encajan con los ofrecidos por la historiografía actual. Rubia Barcia sitúa el hecho en un espacio (el granadino pueblo de Padul) y tiempo (mediados de septiembre de 1936) inexactos. Asimismo, ninguno de los nombres de los «beneméritos» coincide con los resultados de los trabajos publicados hasta ahora como tampoco el que García Lorca hubiera sido asesinado solo. Son varios los puntos discordantes entre la versión ofrecida por Rubia Barcia y la que mantiene la historiografía actual. Quizás el ferrolano se dejó llevar por el testimonio de un guardia civil y decidió así dar a conocer su versión del asesinato como homenaje a su amigo García Lorca. De hecho, a lo largo del relato, introdujo varias estrofas pertenecientes a los poemas «Romance de la Guardia Civil», «Prendimiento de Antoñito El Camborio» y «Muerte de Antoñito el Camborio», todos ellos incluidos en Romancero gitano. Otra posibilidad es que estos puntos discordantes fuesen buscados y que Rubia Barcia haya presentado con apariencia de real una ficción, al igual que solía hacer su compañero de exilio, Max Aub. No obstante, a pesar de estas discrepancias y en un momento en el que la memoria histórica encabeza muchas investigaciones, este duro escrito de Rubia Barcia debe ver la luz y conseguir la difusión que su autor hubiera deseado. Gregorio Marañón, el capitán ferrolano Francisco Iglesias y su amigo Federico García Lorca, en 1929. ferrol análisis 23.indd 159 22/10/08 9:57:41