¿Nacemos con dones especiales? La regla de los 10 años o de las 10.000 horas La mayoría de la gente cree que los grandes atletas, músicos, científicos, arquitectos, escritores, nacen con un don único. Sin embargo, el psicólogo Anders Ericsson afirma que el desempeño excepcional está al alcance de todo el mundo, pero hay que estar dispuesto a practicar y practicar. ¿Cuánto hay que practicar? Se han realizado estudios con músicos, ajedrecistas y atletas, todos de primer nivel, y se puede concluir que se necesitan unas 10.000 horas de práctica en un lapso de 10 años, a edad temprana, al cumplir 20 años. Según Ericsson no sirve cualquier tipo de práctica: debe ser una práctica con sentido, deliberada que no solo repita lo que ya se sabe sino que busque mejorar y ampliar los conocimientos. Es el caso de los grandes concertistas, quienes realizan un riguroso análisis de su desempeño después de cada concierto, analizan partes determinadas, ven cómo podrían interpretarla mejor, etc. La diferencia entre un profesor de música y un concertista de nivel está asociada a la práctica; un músico, entre 8 y 10 horas diarias; un profesor de música, tal vez un par de horas a la semana… Anders Ericsson Otro caso bien conocido es de los futbolistas profesionales que después del entrenamiento normal… se quedan horas y horas practicando el cabezazo o los tiros libres: el de los ajedrecistas, con horas y horas de entrenamiento y estudio… día tras día. Este tipo de práctica no es de tipo recreativo: requiere de intención, esfuerzo, constancia… decidido afán por mejorar. Por cierto, componentes como buena salud, motivación y oportunidad son fundamentales para acometer grandes desafíos. Estas afirmaciones están avaladas por estudios. Anders Ericcson profesor de Psicología de la Universidad de Florida estudió a miles de estudiantes de una academia elite de música en Berlín. Descubrió que los violinistas 1 que tenían el potencial de alcanzar fama mundial como solistas habían practicado alrededor de 10.000 horas antes de alcanzar los veinte años, mientras que el resto había entrenado no más de 2.000 horas en el mismo período. El mismo patrón se hizo evidente al comparar las horas de entrenamiento de un pianista amateur con un pianista profesional. Los amateurs no habían entrenado más de 3 horas semanales durante su niñez y llegaban a los 20 años de edad con un total de 2.000 horas de práctica. Los violinistas profesionales en cambio, aumentaban su ritmo de entrenamiento cada año hasta completar 10.000 horas de práctica a los veinte años, al igual que los violinistas. Claudio Arrau (1903 – 1991) pianista chileno de fama mundial ¿Basta el talento por sí solo? Aparentemente el número de horas de ensayo fueron más decisivas en el éxito de los músicos que el talento por sí solo. Ericsson corroboró sus hallazgos: no encontró un solo estudiante talentoso que llegara al estrellato practicando sólo una fracción del tiempo de sus pares. Tampoco encontró el caso contrario: ese estudiante diligente y esforzado, menos dotado de talento que alcanzaba el éxito solo por practicar duramente. Estos hallazgos sugieren que, una vez que un estudiante logra entrar a una escuela de buen nivel, lo único que lo distinguirá de sus pares es el tiempo y el esfuerzo que invierta en sus estudios. Nada más. No se distinguen por trabajar más, sino por trabajar mucho, mucho más. Los estudios de Ericsson han sido corroborados por otros investigadores, que llegan a conclusiones similares. Al estudiar la vida de compositores, deportistas, autores, jugadores de ajedrez, incluso de criminales expertos, etc., se ha determinado que se requieren aproximadamente 10.000 horas de práctica para llegar a ser un experto de categoría internacional. El cerebro humano tal vez requiere esa cantidad de horas para alcanzar el dominio completo de una disciplina. 2 Entonces, los genios se hacen, no nacen En una serie de trabajos de expertos de la Universidad de Cambridge (2006) se concluye que lo que comúnmente se denomina genio es producto de una habilidad natural que no necesariamente es extraordinaria, un mentor excelente (los padres, un profesor, un amigo…), educación de excelente calidad y una considerable inversión de trabajo y esfuerzo intencionados… con la firme decisión no de ser mejor, sino de ser excelente. Ericsson, comenta que "es complicado explicar cómo se gesta un genio y por qué su manifestación es tan poco frecuente, pero no es magia, y no es talento innato. Se manifiesta cuando se conjugan factores críticos que permiten a una persona inteligente invertir un esfuerzo sostenido y enfocado hasta lograr la maestría en un área de experiencia." (…) "Estas personas no necesariamente poseen un CI sobresaliente, pero casi siempre se desenvuelven en un medio que los apoya y son guiados por excelentes mentores. En todos ellos se observa una extraordinaria inversión de esfuerzo y tenacidad." La conclusión del profesor es que, por un lado esto nos anima, ya que demuestra que cualquier persona "común y corriente" posee la capacidad de alcanzar grandes logros en su vida… pero, por otro lado, la cantidad de esfuerzo que es necesario invertir para lograr la excelencia es abrumadora. Generalmente invierten cinco veces más de tiempo y de esfuerzo que una persona amateur que logra cierto nivel de competencia. Y no toda persona estaría dispuesta a hacer un sacrificio de tal envergadura para llegar a tener éxito en la vida. ¿Talento y habilidad natural? Sí. Podemos tener una estatura favorable para practicar baloncesto; habilidad para jugar fútbol, contextura corporal para la natación o el tenis… buen oído e interés por la música, afán por la escritura… la ciencia, las artes, pero ¡no es suficiente! Hay que dedicar mucho tiempo, trabajar duro, postergar o simplemente eliminar muchas cosas que la mayoría de la gente hace y disfruta… ¿Difícil? ¡Muy difícil, pero no imposible! 3