Mujer el mundo está amueblado por tus ojos Se hace más alto el cielo en tu presencia La tierra se prolonga de rosa en rosa Y el aire se prolonga de paloma en paloma (Vicente Huidobro) Mujer, tengo miedo de verte Necesidad de verte Esperanza de verte Desazones de verte Tengo ganas de hallarte Preocupación de hallarte Certidumbre de hallarte Pobres dudas de hallarte Tengo urgencia de oírte Alegría de oírte Buena suerte de oírte Y temores de oírte O sea, resumiendo, Estoy jodido y radiante quizás más lo primero que lo segundo y también, viceversa. (Mario Benedetti) Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas. Desde mi boca llegará hasta el cielo lo que estaba dormido sobre tu alma. Es en ti la ilusión de cada día. Llegas como el rocío a las corolas. Socavas el horizonte con tu ausencia. Eternamente en fuga como la ola. He dicho que cantabas en el viento como los pinos y como los mástiles. Como ellos eres alta y taciturna. Y entristeces de pronto, como un viaje. Acogedora como un viejo camino. Te pueblan ecos y voces nostálgicas. Yo desperté y a veces emigran y huyen pájaros que dormían en tu alma. (Pablo Neruda) Si el hombre pudiera decir lo que ama, si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz; dejando sólo la verdad de su amor, la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición, sino amor o deseo, yo sería aquel que imaginaba; aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos proclama ante los hombres la verdad ignorada, la verdad de su amor verdadero. (Luis Cernuda) Asomaba a sus ojos una lágrima y a mis labios una frase de perdón... habló el orgullo y se enjugó su llanto y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro, pero al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: "¿Por qué callé aquél día?" y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?" (Gustavo Adolfo Bécquer) Sentados frente al fuego que envejece miro su rostro sin decir palabra. Miro el jarro de greda donde aún queda vino, miro nuestras sombras movidas por las llamas. Esta es la misma estación que descubrimos juntos, a pesar de su rostro frente al fuego, y de nuestras sombras movidas por las llamas. Quizás si yo pudiera encontrar una palabra. Esta es la misma estación que descubrimos juntos: aún cae una gotera, brilla el cerezo tras la lluvia. Pero nuestras sombras movidas por las llamas viven más que nosotros. Sí, ésta es la misma estación que descubrimos juntos. Yo llenaba esas manos de cerezas, esas manos llenaban mi vaso de vino. Ella mira el fuego que envejece. (Jorge Teillier)