AMNISTÍA INTERNACIONAL

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AMNISTÍA INTERNACIONAL
DECLARACIÓN PÚBLICA
29 de octubre de 2010
Índice AI: MDE 30/020/2010
Las huelgas de hambre sacan a la luz los abusos cometidos en Túnez
Amnistía Internacional ha manifestado hoy su condena a las autoridades tunecinas por acosar a
víctimas de violaciones de derechos humanos, entre los informes que indican que al menos
cinco de esas personas han emprendido huelgas de hambre para reclamar sus derechos.
Agotados por años de acoso, y sin un remedio a la vista, periodistas, activistas políticos,
detractores del gobierno y defensores de los derechos humanos parecen haber recurrido, como
última instancia, a la huelga de hambre para llamar la atención hacia su demanda legítima de
que se respeten sus derechos humanos fundamentales. Tanto dentro como fuera de las prisiones
tunecinas, las demandas de quienes se declaran en huelga de hambre oscilan desde la
liberación de presos de conciencia hasta la obtención de pasaportes y atención médica para ex
presos políticos.
Fahem Boukadous, periodista y preso de conciencia, permanece en huelga de hambre en la
Prisión de Gafsa desde el 8 de octubre de 2010 en protesta por su prolongada detención
arbitraria, por el acoso de las autoridades penitenciarias y por el deterioro de sus condiciones de
reclusión. Ha dejado también de tomar su medicación, por lo que su vida corre peligro, y afirma
que mantendrá su huelga de hambre hasta que se acepte su demanda de ser puesto en libertad.
Él y otro preso de conciencia, Hassan Ben Abdallah, cumplen una pena de cuatro años de
prisión tras un juicio sin las debidas garantías. Fueron juzgados por su presunta participación en
las protestas de 2008 contra las malas condiciones de vida y socioeconómicas en la región
minera, rica en fosfato, de Gafsa, en el suroeste de Túnez.
Fahem Boukadous fue condenado por informar de las protestas en un canal de televisión. Sufre
de asma aguda y necesita atención médica constante.
Su esposa, Affef Bennacer, también está siendo sometida a una vigilancia constante, en un
intento de intimidarla para que abandone su incansable campaña para conseguir la liberación de
su esposo. Según ha dicho a Amnistía Internacional, el 27 de octubre cinco individuos vestidos
de civil, a los que se cree agentes de seguridad, la insultaron, la golpearon y le desgarraron la
ropa en plena ciudad de Gafsa. Según su relato, la agresión tuvo lugar cuando se negó a retirar
una pequeña fotografía de Fahem Boukadous que llevaba prendida en la ropa. Según afirma, dos
amigas que la acompañaban también fueron golpeadas cuando intentaron protegerla.
Desde principios de octubre, otras personas se han puesto también en huelga de hambre para
llamar la atención hacia su pésima situación.
Ghezala Mohammedi, activista de derechos humanos y miembro del opositor Partido Progresista
Democrático, puso fin el 27 de octubre a su huelga de hambre de dos semanas. Había iniciado
su huelga para protestar por su destitución –que ella consideraba de motivación política– de su
cargo en una asociación de desarrollo, de la que se sabe que es cercana al partido en el
gobierno, la Agrupación Constitucional Democrática, en la localidad de Ksar, al sur de Gafsa.
Ghezala Mohammedi afirma que su destitución en 2008 estaba relacionada con sus actividades
en apoyo de las protestas de Gafsa, y que su puesto fue ocupado después por alguien al parecer
cercano a las autoridades en Gafsa.
Abdellatif Bouhajila, ex preso político, también mantiene una huelga de hambre desde el 11 de
octubre en su casa de un barrio de Túnez para reclamar su derecho a un pasaporte que le
permita viajar al extranjero para obtener atención médica urgente.
Abdellatif Bouhajila dijo a Amnistía Internacional: “En la huelga de hambre que realicé en
2008, pedí a las autoridades que me concedieran el tratamiento médico gratuito y el pasaporte a
los que tengo derecho. Ya han pasado dos años desde la visita de dos funcionarios del Ministerio
de Salud Pública que me prometieron asistencia, pero mi caso no ha progresado, las promesas
no se han cumplido y mi salud se deteriora. Mi única demanda ahora es tener un pasaporte para
poder viajar al extranjero y obtener atención médica”.
Desde su liberación condicional en noviembre de 2007 tras un indulto presidencial, y pese a sus
reiteradas demandas, no ha podido obtener el pasaporte. Abdellatif Bouhajila fue sometido a
cirugía de riñón mientras estaba en prisión en 2002, y sigue sufriendo problemas de corazón y
de riñón; al parecer, su salud es precaria a causa de los malos tratos sufridos en prisión y de sus
múltiples huelgas de hambre. Los llamamientos de Amnistía Internacional a las autoridades
tunecinas en favor de Abdellatif Bouhajila no han tenido respuesta.
Otros ex presos, Mohammed Rihimi y Mohamed Akrout, se encuentran también, al parecer, en
huelga de hambre para protestar por el acoso policial y la vigilancia diaria, que según afirman les
ha impedido obtener un empleo remunerado.
Amnistía Internacional ha documentado políticas y prácticas abusivas de las autoridades
tunecinas hacia ex presos políticos en su informe Liberados, pero no libres. Ex presos políticos
de Túnez, publicado en febrero de 2010.
Muchos ex presos políticos siguen cumpliendo penas adicionales de “control administrativo”,
que los obligan a presentarse en comisarías concretas de policía varias veces a la semana.
También están sometidos a una estrecha vigilancia policial, y tienen dificultades para obtener
empleo y atención médica, además de sufrir restricciones a la libertad de entrar y salir del país.
Las autoridades tunecinas se niegan a expedir pasaporte para ellos y, en algunos casos, para
familiares inmediatos suyos, lo cual viola tanto la Constitución tunecina como los principios
internacionales de derechos humanos, incluido el artículo 12 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, en el que Túnez es Estado Parte.
Amnistía Internacional cree que estas continuas huelgas de hambre son un claro recordatorio del
acoso que sufren quienes critican a las autoridades tunecinas, y de la estigmatización
sistemática de los ex presos políticos en Túnez.
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