tribu de los mieow (selva de thailandia) yolanda pinto

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TRIBU DE LOS MIEOW (SELVA DE
THAILANDIA)
YOLANDA PINTO
No cejaron de andar y por fin divisaron a lo lejos unas chozas de la tribu, una fogata
también se veía a lo lejos, el camino ya estaba más despejado de maleza.
Por fin llegaron al asentamiento, en la fogata que divisaron se estaba cociendo algo en
una gran olla de barro, uno de los Mieow removía su contenido con un largo palo de
madera.
Ronney y Luang vieron chiquillos de los Mieow jugando en la cercanía de las chozas,
algunas mujeres de la tribu lavaban en barreños de piedra que había en el asentamiento,
en un momento también vieron un grupo de Mieows hombres que llegaban al
asentamiento cargando un ciervo, en las espaldas llevaban colgados sus arcos con las
flechas, de vestimenta tan sólo unas largas faldas de cuero, las mujeres igual con una
especie de cobertores que les cubría el pecho, todos hombres y mujeres tenía el pelo
largo peinados con una trenza.
Luang se acercó al Mieow que removía el guiso de la olla.
--Hola, le dijo en thailandes, ¿está por aquí Sonchai?
Sonchai era el Mieow más anciano y jefe de la tribu, y que en el anterior viaje les prestó
uno de sus elefantes para escarpar a través de la montaña de Thanen Thong Dan por
caminos más infranqueables a las piernas humanas.
--Sí dijo el cocinero, esperen aquí un momento, estará descansando en su choza.
--De acuerdo dijo Luang. En un momento apareció el Mieow-jefe, los saludó
amigablemente.
--Otra vez por aquí, les dijo el anciano, me alegro de volver a veros.
--Sí dijo Luang, esta vez venimos andando desde Nakhon Sawan.
--¿Vais de nuevo a Thanen Thong Dan? Le preguntó Sonchai.
--Sí exactamente, tenemos de nuevo cosas que hacer allí.
--De acuerdo, dejar vuestras cosas en mi casa, dijo el anciano refiriéndose a su choza,
comer con nosotros, en unas horas la comida está lista.
--De acuerdo dijo Ronney y Luang. Los hombres dejaron sus mochilas en la choza de
Sonchai, éste les llevó por un recorrido por el asentamiento. Los llevó a visitar una
especie de choza cuadrada, dentro había pupitres y en una de las paredes una pizarra.
--Mirar, dijo Mieow-jefe, hemos abierto un colegio. ¿Qué os parece?, es importante que
nuestras próximas generaciones tengan más cultura que nosotros.
--Es una idea magnífica dijo Luang y Ronney asintió con la cabeza.
--Aquí no llega internet dijo Somchai pero Wattana,uno de la tribu, se encargó de viajar
hasta Nakhon Sawan y allí recopiló libros escolares usados, hemos instaurado varias
clases según la edad de los niños, desde los 4 a los 7, aprenden a leer, escribir y hacer
sumas y restas, de los 7 a los 10 la geografía y la historia de Tailandia, más no podemos
enseñar porque no hay ningún profesor entre nosotros, pero por ahora es un avance.
--Sí es un gran logro, al menos aprenden lo básico.
--La vida aquí se basa en el cultivo de arroz, vegetales y la caza de animales, pero al
menos tendrán más soltura en el futuro para hacer tratos con otras tribus y que no les
engañen con tanta facilidad.
--Sí la cultura nunca está de más, dijo Luang.
Salieron de la choza-escuela y los condujo al terrero donde se plantaba los arrozales.
--Este verano tendremos una buena cosecha, mirar la plantación, le dijo señalándoles. Al
frente se veían dos búfalos de agua guiados por dos Mieow arando el terrero acuoso.
--Es maravilloso mirar este paisaje de tierras inundadas y verdosas por el color de los
arrozales, es una gran satisfacción para los Mieows este logro año tras año. Es el arroz
de grano largo el que cultivamos aquí, dijo Sonchai.
--Qué interesante dijo Ronney, empapándose de todas las explicaciones que daba el
Mieow.
Bueno vamos a comer, pronto se servirá el almuerzo, dijo el Mieow-jefe.
Los tres hombres se dirigieron de nuevo a la parte donde el cocinero seguía removiendo
con el palo de de madera el interior de la olla de barro en que se cocía alguna sopa o
estofado. Olía a un guiso poderoso una vez que te ibas acercando.
Diferentes Mieows estaban colocando tableros en fila apoyados sobres patas
desplagables, otros traían sillas del interior de las chozas, comenzaron a tomar asiento los
más ancianos mientras que las mujeres colocaban encima de los tableros platos de barro
y cucharas de metal. En el centro una Mieow colocó un gran jarro de agua y otra colocaba
los vasos que también eran de barro.
--De acuerdo, parece que todo está listo sentémonos a comer, dijo Somchai.
De acuerdo, respondieron Ronney y Luang.
Se sentaron por fin todos los de la tribu en la mesa, algunos niños bebes en los regazos
de sus madres para darles de comer. Ronney recordó por un momento sus comidas
solitarias con Jenny en el porche de su casa, y se sintió feliz de estar aquí con una
verdedera familia que ensalzaba el ritual de la comida.
Apareció un Mieow con un cuerno de cuero curtido y tocó una especie de sonido como
signo de comienzo de la comida, después Somchai pronunció unas palabras en
thailandes a modo de bendecir la mesa, y todos comenzaron ya a servirse el agua a la
espera de que el cocinero fuera sirviendo uno a uno cada uno de los platos.
Comenzaron a comer, Ronney preguntó a Luang de qué era el guiso. Luang se lo
preguntó a Somchai y éste le dijo que era un estofado de mono salvaje con zanahorias y
arroz.
--Y ahora, dijo el Mieow-jefe demos las gracias a Saprang y a Payut por haber cazado
este sabroso mono.
El Mieow del cuerno-trompeta se levantó de nuevo de su silla y tocó otro sonido aún más
largo, después dos mujeres se levantaron de la silla entraron en una choza y trajeron 4
collares echos con flores y hojas, Saprang y Payut se levantaron las mujeres le coloraon
los collares, después se acercaron a Ronney y Luang y también le coloron los collares.
--Y ahora, dijo Somchai, demos la bienvenida a nuestros invitados extranjeros.
El Mieow-trompeta se volvió a levantar de la mesa, cogió el cuerno que lo tenía al lado del
plato del estofado y volvió a entonar otros sonidos con el cuerno.
La comida era agradable, se sentía un ambiente de amistad y confraternización.
En un momento Ronney vio unas minúsculas manos agarradas a la olla de barro, se
quedó fijamente mirando pensando que era un espejismo, pero no lo era, se incorporó el
cuerpo de un pequeño duende sobre el filo de la olla de barro y después saltó sobre la
mesa.
El duendecillo era pequeño, tenía una nariz larga y las orejas puntiaguadas, un gorro en
forma de cucurucho rojo de tela, unos pantalones marrones y una camisa de manga larga
del mismo color, al rededor de la cintura llevaba un grueso cinturón de cuero marrón
abrochado con una enorme hebilla dorada en forma cuadrada, en los pies calzaba unas
arrugadas botas marrones puntiagudas en las punteras.
El duendecillo andó por la mesa, ningún comensal le prestaba atención, seguramente por
conocerlo ya de antemano, se dirigió donde estaban Ronney y Luang y se posó sobre el
hombro de Ronney, luego saltó al de Luang y así sucesivamente y comenzó a decir:
--Ronney, Luang, Ronney, Luang, a medida que se posaba sobre el hombre de alguno de
los dos hombres.
--Vamos dijo Somchai, no seas pesado con nuestros invitados.
El duendecillo se posó en la mesa delante de Ronney y Luang y comenzó a decir:
Un conjuro mágico viene a realizar
para luchar por su vida con lealtad
un mal de amores sufre sin piedad
una traición que con justicia va a evitar.
--Vamos dijo Somchai, qué tonterías dices Naomo (que así se llamaba el duende), no nos
molestes con tus sermones.
Pero Ronney interpretó pefectamente sus frases, sabía que era un ser mágico que podía
averiguar lo que pasaba a su alrededor y el motivo por el que Ronney perseguía su sueño
de la eternidad, de manera que Ronney le guiñó un ojo a modo de amistad.
Y el duende siguió hablando, con las manos en forma de jarra sobre su cintura:
--No es mi intención venir a perturbar
sólo mi sabidura vine a expresar
la felicidad que este hombre puede añorar
veo que en un futuro la va a alcanzar.
Dijo el duendecillo mirando a Ronney.
--Está bien, está bien, dijo Somchai, vienes a darnos buenas noticias, que Ronney,
nuestro invitado tendrá un futuro de dicha. Pues me alegro, de manera que brindemos por
tus presagios dijo el Mieow-jefe. Es hora de traer las bebidas, gritó el anciano.
Mientras vienen las bebidas, dile unas frases de protección para que nada les pase en su
periplo a través de la selva, le dijo Somchai a Naomo.
Naomo se rascó el sombrero rojo puntiagudo mientras pensaba las frases que diría y
arrancó diciendo:
Naomo el duende, os protegerá
el sol con sus rayos os alumbrará
la luna y las estrellas os cobijarán
el bosque y los rios os refugiarán.
Muy bien, dijo Somchai aplaudiendo, a la vez que los demás Mieow de la mesa
acompañaban el aplauso.
El duendecillo puso su pie derecho detrás del izquierdo, también el brazo derecho lo puso
detrás de la espalda, a la vez que se quitó el rojo puntiagudo con su mano izquierda y
comenzó a saludar varias veces agachando hacia delante su torso.
--Gracias, gracias repetía Naomo orgulloso de las frases con las que había deleitado a los
allí presentes.
Dos Mieows se levantaron, entraron en una choza cercana y se acercaron con un barreño
de plástico lleno de una bebida alcóholica que ellos mismos habían destilado con agua y
fruta. Lo colocaron en el centro de la mesa alargada.
--Bebamos dijo Somchai, el mieow del cuerno-trompeta volvió a entonar otros sonidos a
modo de alegría por el momento.
Todos se sirvieron la bebida alcóholica metiendo sus vasos de barro en el líquido del
barreño, llenando sus vasos y comenzaron a beber.
El Mieow-jefe dijo y ahora cantemos, dos mieows se levantaron de la alargada mesa y
fueron a por sus tambores, otros a por sus maracas, todos comenzaron a cantar cánticos
tailandeses al tiempo que el duendecillo los deleitaba con volteretas por la alargada mesa,
y saltos gigantescos teniendo en cuenta su diminuto tamaño, en algunas ocasiones
también bailaba mientras volaba moviendo las caderas y dando más volteretas.
Ahora los mieows bailaban de pie, algunos hombres abrazados a mujeres, otros sueltos,
Ronney, Luang y Somchai permanecían en la mesa aún bebiendo, en un momento se
acercó uno de los mieow con su hija, la cual tendría 19 años, esta portaba una corona
hecha de flores y hojas, se la colocó a Ronney sobre la cabeza a modo de regalo. Luego
el padre de la jóven le habló en tailantes a Luang y a Somchai.
--¿Qué quiere dijo Ronney?
--Bueno quiere hacerle algunas preguntas.
--Sí que pregunte lo que quiera, dijo Ronney.
El padre de la joven le habló en tailandés a Luang, este lo tradujo.
--Bueno las preguntas son las siguientes, si es usted rico, si está casado, si tiene la
vasectomía hecha, si es cariñoso, si es tacaño, si cree en Dios, si fuma, si cree en la
pareja, qué le gusta comer, y si le gustan los niños.
La jóven se sacó un papel y una tiza de debajo del cobertor que le cubría el pecho, se lo
dió a Luang y habló algo en tailandés
--Tome le dijo Luang a Ronney, dice que marque con un sí o con un no al lado de los
números 1 al 10 que le han escrito aquí y que conteste las preguntas por el orden tal
como se las preguntaron.
--Bueno no sé si es que he bebido ya bastante pero no me acuerdo bien de la primera,
creo que era si tenía la vasectomía hecha o si creía en Dios, preguntalé de nuevo para
que las repitan, dijo Ronney no importandole participar del juego.
Luang tradujo en tailandés, --el padre de la joven dico que no se pueden repetir las
preguntas, que hubiese estado más atento.
--De acuerdo, dijo Ronney, las contestaré según yo me acuerdo.
Apenas había escrito dos nos y dos sí, cuando algo dijo de nuevo el padre de la joven,
Luang se lo tradujo a Ronney.
--Señor, dice que le dé de nuevo la hoja, se le acabó el tiempo de las respuestas.
--Pero si no he terminado, dijo Ronney.
--Lo sé, pero aquí parece que son así de rígidos, no quieren darle más tiempo.
El padre cogió la hoja la miró, la dobló y volvió a hablar en tailandés.
--¿Que dice ahora? Preguntó Ronney.
--Dice que le ofrece a su hija por si quisiera casarse con ella y llevarla a la civilización, la
chica ha visto imágenes de las ciudades en algunos libros y preferiría vivir en una ciudad
que aquí en la tribu, pero el padre quiere que viva con alguien portentoso
económicamente.
--Bueno dijo Ronney, yo estoy ahora en una situación sentimental complicada, no estoy
precisamente pensando en casarme de nuevo, pero dile al padre que quien sabe quizás
vuelva el año que viene y si mis circunstancias son otras podríamos empezar a
conocernos, (Ronney dijo toda esta parrafada en sentido cortés, para nada pensaba
casarse con una niña que podría ser su nieta).
Luang tradujo la respuesta de Ronney.
--Me pregunta el padre de la jóven, si usted no tendría un hijo que quisiera casarse con
ella, pero que primero le conteste si alguno de sus hijos disponibles es rico.
--Eso sí que es más difícil, tengo dos hijos pero los dos están casados, es el
impresentable de su padre el que aún no ha sabido rehacer como dios manda su vida con
una mujer.
--De acuerdo, dijo Luang, se lo explicaré. Comenzaron de nuevo a hablar en tailandés,
entre los tres, pero no parecían por el tono alto de la voz muy convencidos.
--¿Qué dicen ahora? Dijo Ronney con la corona y el collar de flores y hojas puestos,
mientras bebía alcohol del vaso de barro.
--El padre dice que la hija es virgen, y que no está dispuesta a vivir más aquí en la tribu,
que no le importaría irse con usted de amante, que se la lleve a su casa.
--No, dijo Ronney, dile que lo siento, es demasiado joven para mí, y a decir verdad estoy
ya cansado de mujeres, busco ahora otras emociones en las que emplear mi vida.
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