Una obra maestra que resultó un fracaso de público y crítica. FICHA TÉCNICA: Título original: Barry Lyndon Nacionalidad: Gran Bretaña Año: 1975 Dirección: Stanley Kubrick Guión: Stanley Kubrick (basado en la novela de William Makepeace Thackeray) Producción: Stanley Kubrick Dirección de Fotografía: John Alcott Montaje: Tony Lawson Dirección Artística: Ken Adam y Roy Walker Música: Leonard Rosenman Diseño de Vestuario: Ulla-Britt Soderlund y Milena Canonero Reparto: Ryan O'Neal (Barry Lyndon), Marisa Berenson (Lady Lyndon), Patrick Magee (Le Chevalier), Hardy Kruger (Capitán Potzdorf), Steven Berkoff (Lord Ludd), Gay Hamilton (Nora), Leonard Rossiter (Capitán Quin), Godfrey Quigley (Capitán Grogan), Arthur O'Sullivan (Highwayman), Diana Koerner (Chica alemana) Duración: 183 min. Oscar 1975 (48ª ed.): Mejor Dirección de Fotografía (John Alcott) Mejor Dirección Artística (Ken Adam, Roy Walker) Mejor Música (Leonard Rosenman) Mejor Diseño de Vestuario (Ulla-Britt Soderlund, Milena Canonero) SINOPSIS: El joven Redmond Barry, huérfano de padre, se ha enamorado de su prima, a la que también pretende el Capitán John Quin. Enfrentados en un duelo amañado, Redmond cree haber matado a Quin y huye a Dublin. Decide alistarse en el ejército inglés, donde empieza a desarrollar su enorme habilidad para sobrevivir. Un golpe de fortuna hace que, estando en Alemania, le surja la posibilidad de desertar siendo descubierto por el Capitán Potzdorf, del ejército prusiano quien le ofrece la posibilidad de alistarse en el mismo o ser colgado por desertor; la elección es sencilla. Una vez en el ejército prusiano, Redmon tiene la fortuna de salvar la vida del Capitán Potzdorf, lo que le abre las puertas del servicio secreto prusiano. Su primera misión consiste en espiar a "Le Chevalier", un hábil jugador de cartas, irlándes como Redmond, a quien confiesa su identidad y se une en sus andanzas por las mesas de juego. Con los bolsillos llenos, Barry se enamora de Lady Lyndon, casada con un viejo achacoso que no tarda en fallecer y dejarle su puesto al irlandés, que desde ahora será llamado Barry Lyndon. Después del matrimonio y el nacimiento de un hijo muy deseado, Barry se dedica a gastarse su fortuna y desatender a su esposa. Su suerte hasta ahora tan favorable, empezará a girarle la cara. HOJA INFORMATIVA Nº 17 Marzo 2004 COMENTARIOS: La gran ambición de Kubrick durante toda su vida fue llevar al cine la vida de Napoleón Bonaparte. Todos los que conocieron al cineasta coinciden en que si hubo un personaje histórico que se asemejara a él, este fue el emperador francés: la mente racional que parecía no guiarse por emociones, la obsesión por el control minucioso de todos los aspectos de cualquier empresa que se llevara a cabo, el método de atosigar a preguntas a los expertos en un tema para "extraerles" todo lo que supieran, el modo de tratar a sus subordinados haciéndoles competir entre sí por ganarse su favor, todas ellas eran cualidades que compartía el director del Bronx con el Gran Corso. De ahí que tras terminar el rodaje de 2001: Una Odisea del Espacio enviase a su colaborador Andrew Birkin por Europa, para localizar escenarios, mientras él se quedaba en Inglaterra con un comité de expertos preparando su Napoleón. En septiembre de 1969, Kubrick tenía ya escrito un guión que envió a la Metro Goldwyn Meyer, pero por entonces estos estudios habían iniciado una crisis que les llevaría a la quiebra, y el proyecto nunca se realizó. Sin embargo, tras dirigir La Naranja Mecánica, Kubrick pensó en aprovechar el tiempo empleado en investigar sobre la época napoleónica para proponer a la Warner (su nueva productora) un film histórico ambientado en aquellas fechas. Las películas históricas se consideraban "cine de prestigio" y es posible que Kubrick quisiera quitarse de encima la etiqueta de "iconoclasta" y "subversivo" que tenía tras La Naranja Mecánica. El argumento de su proyecto lo obtuvo a partir de la novela Memorias de Barry Lyndon, del famoso autor británico William Makepeace Thackeray, publicada en 1856. En ella había argumento suficiente para una película: un aventurero de orígenes humildes que sirve en el ejército inglés durante la Guerra de los Siete Años para a continuación servir en el prusiano, recorriendo luego las cortes de Europa como jugador de cartas, casándose con una mujer muy rica que le permite llegar a lo más alto de la escala social, perdiéndolo todo al final. Son evidentes los paralelismos del protagonista con Napoleón, que desde un modesto origen llegó a ser el dueño de Europa y acabó desterrado en Santa Elena; y también es evidente lo familiar que le resultaba a Kubrick este argumento, es decir, un plan minuciosamente trazado que sin embargo, por circunstancias que escapan al control, termina por irse a pique: recordemos el final de Atraco Perfecto o la propia misión espacial de Con esta película, Kubrick 2001. Fue el propio Kubrick el encargado de escribir el guión directamente de quiso quitarse de encima la la novela, introduciendo cambios sustanciales en la adaptación. Así, simplificó etiqueta de “iconoclasta” y considerablemente el argumento, eliminando muchas de las situaciones enrevesadas de la novela (propias de los argumentos del vodevil), hubo un cam- “subversivo” que tenía tras bio de persona en el narrador (de primera persona en la novela a tercera perLa Naranja Mecánica sona en la película) y el final del filme se cambió con respecto a la novela. Pero el cambio más fundamental es el del carácter del propio protagonista. En la novela, es un cínico desengañado, de ideas reaccionarias, que recuerda cómo era Europa antes de la Revolución y de Napoleón, maldiciendo la degradación presente. En palabras de Thackeray, “era una novela sin héroe”. Sin embargo, ¿cómo no simpatizar con el Redmond Barry, aún siendo consciente de sus debilidades?. Para interpretarlo, Kubrick pensó en un principio en Robert Redford, pero problemas de agenda propiciaron que el papel recayese en Ryan O’Neal, un actor que gozaba de mucha fama después de intervenir en Love Story, aunque con severas limitaciones interpretativas. El resto del reparto fue conformado con actores que habían trabajado en proyectos anteriores de Kubrick, debido a la repulsión que este tenía por los castings. La fotografía de Barry Lyndon, a cargo de John Alcott, merece una mención muy especial, ya que Kubrick rodó las escenas escenas de velas de la película a la luz de las velas, sin utilizar focos, empleando para ello un tipo de cámara usada por la NASA en las exploraciones lunares y que podía trabajar con muy poca luz. En cuanto a la dirección artística, debemos resaltar la negativa de Kubrick a crear decorados sino a rodar en auténticos decorados del siglo XVIII. Por último decir el protagonismo que la música tiene en Barry Lyndon, tanto las composiciones clásicas como la tradicional irlandesa interpretada por los Chieftains, hasta tal punto que muchas de sus escenas funcionan gracias a ella. Pese a todo, Barry Lyndon fue un fracaso de público y crítica, porque no se parecía a otras películas históricas históricas. “A los 45 años es ya tiempo de haber rodado mi obra maestra”. Kubrick dixit