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Lic. Prof. Paul Silvia A.
Autismo y la Teoría de la mente
Las emociones también se aprenden
El autismo es un cuadro de aparición temprana (antes de los 3 años) en donde se ven
alteradas las habilidades para la socialización, el lenguaje, las habilidades motoras y se
observan comportamientos repetitivos también llamados estereotipias, con intereses
restrictivos, lo que afecta significativamente el desarrollo madurativo del niño que lo
padece.
La frecuencia de casos es mayor en varones que en niñas. Los avances en la
investigación neurobiológica de estos cuadros, han permitido un diagnóstico más
temprano y la intervención terapéutica más adecuada.
Las dificultades que presentan estos niños y el desconocimiento sobre el tema han
facilitado el pensamiento generalizado de que “el niño autista no quiere vivir en este
mundo”. Sin embargo, esto es erróneo, lo que ocurre es que los niños con autismo no
tienen las bases neurobiológicas para procesar la información de su entorno y poder
interactuar en él.
Hace algunos años los investigadores Baron Cohen, Leslie
y Frith (1985) desarrollaron una experiencia sencilla que
hasta el día de hoy es ampliamente conocida en el ámbito
de las investigaciones sobre autismo hoy conocido como
Trastorno del Espectro Autista o TEA (DSM V).
Tal experiencia consistía en exponer la historieta de Ana y
Sally a un grupo de niños.
En la escena se hallan Sally y Anne.
Sally pone su canica en la cesta. Cuando Sally se va, Anne
pone la canica en la caja.
A todos los niños se les hizo la siguiente pregunta:
¿Dónde buscará Sally la canica?
Lo que normalmente se contestaría será: Sally la buscará
en donde la dejó, en la cesta.
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-
El 80% de los niños con autismo respondió que Sally la buscaría en la caja, donde
realmente estaba.
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El 86% de niños con Síndrome de Down resolvieron correctamente el problema, es
decir que la buscó en la cesta, al igual que niños con 4 años de edad sin ningún
síndrome o trastorno.
Los niños que contestaron correctamente infirieron en lo que Sally pensaría.
Esta prueba demostró que los niños con autismo tienen un serio déficit social en cuanto a
la teoría de la mente. Pero ¿qué es la Teoría de la Mente?
La teoría de la mente nos proporciona un mecanismo para comprender el comportamiento
social, este concepto fue formulado por Simón Baron Cohen, notable investigador en este
campo.
La Teoría de la mente es un mecanismo innato, biológicamente determinado y
especializado para elaborar METARREPRESENTACIONES, representaciones de los
estados mentales (Leslie 1987).
La Teoría de la mente es entonces la capacidad de atribuir estados mentales al otro, me
permite inferir en su comportamiento, es parte de la interacción humana cotidiana.
Desde muy pequeños los niños observan los rostros y las expresiones sociales, que se
dan en el contexto de nuestras relaciones, expresiones de enojo, alegría, susto, etc.... La
falla de esta capacidad propiamente humana trae consecuencias que afectarán las
habilidades sociales.
Entonces, ¿cómo son afectadas las personas que presentan este déficit?
Se observa dificultad para comprender los estados de ánimo de los demás, no tienen en
cuenta la información que el otro tiene, no percibe el interés del otro cuando conversa, no
puede anticipar lo que el otro puede pensar o hacer frente a tal o cual reacción, no
comprende bromas, ni malos entendidos, ni ironías, ni chistes, etc....
Las neuronas espejo
A simple vista las neuronas son muy parecidas unas entre otras, sin embargo hoy se
conoce que existen neuronas que se excitan ante las acciones que realice uno o bien
cuando las realice el otro.
Parece y en realidad ocurre que hacemos nuestras las acciones o emociones de los
demás.
Estas neuronas están presentes en los lóbulos frontales, en los parietales y en otras áreas
del cerebro humano, y son las que se encargan de procesar la información que reciben de
otro, a tal punto de hacer partícipe o contagiosa la emoción de éste. Un ejemplo: la risa es
contagiosa.
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Estas neuronas hacen propio los diferentes estados emocionales de los demás, por
ejemplo nos sentimos bien cuando nos rodean personas que se sienten bien, o podemos
de alguna manera percibir el disgusto ajeno, o bien el dolor de otro por la percepción
visual de dolor ajeno.
Esto de alguna manera nos otorga acceso a reconocer los estados emocionales de los
demás y que se afecte nuestro estado emocional también.
Las personas que no pueden reconocer los estados mentales de los demás también están
incapacitadas para comunicar sus propios estados mentales, lo cual dificulta seriamente
las interacciones y los comportamientos de la vida social cotidiana.
En las personas con autismo se observa un severo déficit emocional, en tanto no
procesan correctamente lo que perciben de los demás, lo que demuestra haber una
dificultad en el procesamiento de los estímulos afectivos.
Cuando un niño reconoce las actitudes de los demás, cuando imita a través del juego las
actitudes de sus adultos, tiene acceso a la “mente del otro”.
A esta característica la conocemos como empatía.
Los niños autistas no perciben los estados mentales con claridad, no pudiendo inferir en
los comportamientos sociales de los otros. Dificultades que si no se trabajan en ellos, será
dolorosa su inclusión en la sociedad actual.
Entrenar las habilidades sociales
Las habilidades sociales son numerosas y van desde escuchar, hablar, responder,
reconocer expresiones faciales o gestos, emociones de otros, todas habilidades que
naturalmente adquirimos pero en el niño autista fallan.
Entrenarlas es fundamental. Las prácticas terapéuticas actuales apuntan a mejorar las
habilidades sociales a través de pictogramas y del desarrollo de programas de
entrenamiento.
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Sabemos que las emociones son las piedras que fundamentan nuestro comportamiento
diario.
Por lo general entendemos que una emoción se traduce en una conducta, sin embargo
podemos obtener lo opuesto ya que hay conductas que se transcriben en emoción.
Enseñar gestos, comprender posturas, rostros permite en el niño autista ir comprendiendo
los comportamientos sociales de los demás y también lograr apropiarlos.
Tanto Simón Baron Cohen en el Test sobre la Teoría de la mente como Marc e Isabelle
Monfort Juárez, en su libro “En la Mente”, han hecho importantes aportes en cuanto a la
intervención en el aprendizaje y entrenamiento de las habilidades sociales. Marc e
Isabelle Monfort en su libro ilustran situaciones concretas, creencias, etc. que son
abordadas en las terapias a fin brindarles a los niños herramientas que favorecerán la
comprensión de los “otros” y de las situaciones que normalmente los rodean.
El entrenamiento en las habilidades sociales apunta a dotar al niño de instrumentos que le
permitan el “acceso al mundo social”, y también contribuye a:
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Estimulación cognitiva sensorial y perceptiva.
-
Estimulación cognitiva en el desarrollo del lenguaje.
-
Favorece la concentración y atención del niño hacia las diferentes situaciones
presentadas.
-
Reduce las dificultades propias del autismo, como la “soledad autista”, el juego
estereotipado, los berrinches propios por la falta de comprensión de las situaciones
que se dan a su alrededor.
A modo de conclusión
El trabajo en equipo: familia, terapeutas y escuela que comprenda las características de
éstos niños y favorezca el desarrollo de las habilidades sociales permite su inclusión y
mejora por ende la calidad de vida. Es fundamental entonces comprender la importancia
de llevar adelante el aprendizaje de los estados emocionales y comportamientos que
desprenden de éstos durante la niñez para fortalecer la vida adulta a posterior.
"No todo lo que se enfrenta puede cambiarse, pero nada puede cambiarse si
no se enfrenta"
James Baldwin
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Bibliografía consultada
-
Material del Curso de Formación Docente “Asociación Educar”.
-
”El niño autista en la escuela”; Paul, Silvia; Trabajo Final Integrador aprobado para
el Postítulo de Formación Universitaria y Licenciatura en Educación para la Salud.
Facultad de Ciencias Médicas - Universidad Nacional de Rosario.
-
“Intervención en niños con Trastornos del Espectro Autista”, Marc Monfort, Junio
2008, San Sebastián. www.ordiziagune.net/jeitsi/hpb/tgd_ordiziako_saioa.pdf
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