La utilización de bioestimulantes en el mundo se ha extendido por varios años con diferentes resultados. En Chile, su uso se ha hecho cada vez más popular entre los productores frutícolas, quienes han visto cómo estas herramientas les han ayudado a conseguir mejores resultado en el desempeño de sus huertos. Y es que estos productos permiten, por lo general, mejorar las condiciones internas de la planta, lo que en la práctica significará que pueda tener una mejor performance a nivel de desarrollo y productividad. Para ello se le aplica tanto a través de la superficie foliar como localizados al sistema radicular una mayor cantidad de aminoácidos (proteínas), enzimas u hormonas naturales, que provienen de diversas plantas. En la producción de nogales, por ejemplo, los resultados hasta ahora han sido tremendamente positivos, lo que ha llevado a que muchos productores los tengan contemplados como parte importante de los insumos que utilizarán a lo largo del año agrícola. Si bien los primeros ensayos en nuestro país se llevaron a cabo con aminoácidos, que corresponden a los componentes esenciales de las proteínas, con el tiempo se ha avanzado en utilizar algunos bioestimulantes mucho más complejos como los provenientes de fungicidas como las estrobilurinas que se han desarrollado como copias de los derivados de un hongo (Strobilurus tenacellus), hongos del género Trichoderma , o como los hechos a partir de extractos de algas, los cuales tienen entre otros componentes hormonas de crecimiento y desarrollo. “Hay una batería de estos productos que permite un mejor y mayor desarrollo de la planta, gracias a que disminuye sus periodos de estrés y mejora el crecimiento”, explica Jean Paul Joublan, asesor experto en nogales de la zona centro-sur. Lo concreto es que estos productos mejoran el crecimiento de las plantas, el rendimiento y la calidad de los cultivos. Además, alivian el estrés biótico y abiótico como salinidad, déficit hídrico, altas temperaturas etc. Pese a que todos estos beneficios han sido documentados, los mecanismos moleculares detrás de ello son largamente desconocidos, por lo que muchas investigaciones alrededor del mundo se han centrado en este tema. Es importante tener en cuenta que los procesos de fabricación de estos productos son sumamente importantes para el resultado final. Si se realiza, por ejemplo, hidrólisis a través de temperatura, buena parte de los componentes de las células de las algas se verá influido por este proceso y pueden disminuir su eficacia. Si se realiza hidrólisis enzimática, en cambio, la célula en gran medida se romperá y se conservará gran parte de sus componentes. Otros, por su parte, tienen coadyuvantes, micro y macronutrientes, entre otras cosas, que también ayudan a la respuesta de los bioestimulantes. La experiencia en el centro-sur Uno de los bioestimulantes de esta gama que ha respondido de mejor forma en los huertos de nogal, ya sea de Chandler o Serr, especialmente en la Región del Biobío y sus alrededores, ha sido el hecho en base a Durvillaea antarctica o cochayuyo. Para los expertos, buena parte del éxito alcanzado por este producto se relaciona de forma directa con su comportamiento a bajas temperaturas y al estrés sobre todo en la primavera donde las temperaturas son más bajas. “El cochayuyo normalmente crece en zonas de bajas temperaturas en el mar. Así, en condiciones como las que existen en el sur o en la primavera, se entiende que estos productos, se comporten muy bien”, asegura Jean Paul Joublan. Uno de los productos comerciales utilizados por Jean Paul Joublan y su equipo es Promet Algae, el que —de acuerdo a su experiencia— presenta una serie de ventajas, las cuales se hacen efectivas al aplicarlo junto a otros bioestimulantes, como estrobilurinas como el Pyraclostrobin (Comet), el Trichodefence y fuentes de aminoácidos como los provenientes de proteínas animales como vacuno o salmón, o de proteínas vegetales como el poroto soya. Las aplicaciones que se hagan en un huerto de nogal dependerán, en gran medida, del desarrollo de la planta. En primavera, por ejemplo, se puede aplicar de forma foliar cada 10 o 30 días. En otros momentos, las aplicaciones pueden llevarse a cabo de forma radicular. En todo caso, se debe tener en cuenta que hay casos en que los resultados han sido buenos con aplicaciones semanales. Lo importante, dice Jean Paul Joublan, es que las aplicaciones del producto se hagan evidentes en una ganancia económica, por lo que no hay que volverse loco con su uso. “En mi caso, trato de aplicar 12 o 15 litros por hectárea de cada uno de los productos por temporada. Sin embargo, hay otros que no tienen problema en aplicar 50 litros por hectárea. Y lo hacen hasta una vez por semana”, asegura. Además, comenta que no hay que olvidarse que en la zona en cuestión, se deben realizar aplicaciones para controlar la peste negra con productos cúpricos. De hecho, por lo general, se hacen entre 6 y 12 al año, lo que en términos económicos significará un aumento importante en los costos. En uno de los últimos experimentos llevados a cabo por el asesor, se utilizó una combinación de Promet Algae y Promet Amino 28, para lo cual se realizaron aplicaciones foliares semanales, en plantas de 1° hoja y en producción, a razón de 4 l/ha del primero y 1 l/ ha del segundo. De igual forma, se realizó una aplicación semanal desde la brotación hasta la segunda semana de enero. Entre los resultados conseguidos, destaca el aumento en 27,4% del área foliar total de las plantas de 1° hoja y en 23,5% de la producción en plantas en producción 4° hoja. Este incremento, de acuerdo a Jean Paul Joublan, se debe en 12% al aumento del tamaño del fruto y en 11,5% al mayor número de frutos por dardo. Pero eso no es todo: en lo que se relaciona con la productividad, el experto asegura que en experiencias anteriores ha logrado obtener hasta 10 frutos por centro frutal. RECUADRO Congreso internacional sobre bioestimulantes En 2014 en Francia se llevó a cabo un congreso internacional de bioestimulantes, ocasión en la cual se analizaron resultados correspondientes a pruebas realizadas en distintos lugares del mundo. El Dr. Bernard Dumas, Director de Investigación del CNRS (equipo de investigación sobre las interacciones entre plantas y microorganismos) de la Université Paul Sabatier Toulouse III, de Francia, presentó un trabajo sobre un nuevo compuesto fitoestimulante, basado en un extracto enzimático de Trichoderma sp, el cual impactó de forma positiva en la protección de semillas contra patógenos de las raíces (Aphanomyces euteiches). Para ello, utilizó la planta modelo Medicago truncatula. En la ocasión, se pudo observar cómo el nuevo producto induce genes relacionados con la defensa de la planta. También mostró positivos ensayos donde el producto ayuda al desarrollo radicular y de brotes en festuca. Pero el compuesto aparentemente tiene más usos en agricultura como demostró el ensayo sobre su impacto para aumentar rendimiento y color en manzanas Pink Lady, mejorando el contenido de fenoles de la fruta.