1. ¿QUÉ ES LA ALIMENTACIÓN?

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“PARA CREEER SANOS, QUE MEJOR MANERA QUE ALIMENTARNOS BIEN”
1. ¿QUÉ ES LA ALIMENTACIÓN?
La alimentación consiste en la obtención, preparación e ingestión de alimentos. Por el
contrario, la nutrición es el conjunto de procesos fisiológicos mediante el cual los
alimentos ingeridos se transforman y se asimilan, es decir, se incorporan al organismo
de los seres vivos, que deben hacer conciencia (aprender) acerca de lo que ingieren,
para qué lo ingieren, cuál es su utilidad, cuáles son los riesgos. Así pues, la
alimentación es un acto voluntario y la nutrición es un acto involuntario.
Los seres humanos necesitan, además del agua que es vital, una ingestión de
alimentos variada y equilibrada. La razón es que no existe un único alimento que
proporcione todos los nutrientes para mantener la vida y la salud. El consumo regular
de un conjunto de alimentos (dieta) debe proporcionar las cantidades adecuadas de
proteínas, lípidos, glúcidos, vitaminas y minerales. La base de una buena nutrición
reside en el equilibrio, la variedad y la moderación de nuestra alimentación. Pero la
alimentación moderna urbana es muy a menudo desequilibrada, desestructurada y se
suele juntar con una vida cada vez más sedentaria.
Ya desde hace 2400 años se conocía la relación entre la alimentación y la salud:
Hipócrates afirmaba que “nuestra alimentación era nuestra medicina”. Es bien sabido
que los factores alimentarios están asociados a enfermedades como la diabetes, la
osteoporosis, la obesidad y muchas otras (algunas investigaciones parecen encontrar
una relación entre la alimentación y el surgimiento de ciertos tipos de cáncer). La
ingesta de demasiados ácidos grasos saturados y de un exceso de colesterol puede
provocar aterosclerosis. En contrapartida, en el siglo XX se demostró el vínculo que
hay entre las carencias alimentarias y las enfermedades graves. Estas diferentes
formas de malnutrición siguen siendo, aún ahora, problemas muy importantes de salud
pública.
2. UNA BUENA ALIMENTACIÓN ES
DESARROLLO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS.
FUNDAMENTAL
PARA
EL
Si el niño está o no bien alimentado durante los primeros años de vida, puede tener un
efecto profundo en su salud, así como en su habilidad para aprender, para
comunicarse, pensar analíticamente, socializarse efectivamente y adaptarse a nuevos
ambientes y personas.
La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psíquico y social
de los niños. Por lo tanto es fundamental para el desarrollo integral de los niños y
niñas. Además una buena nutrición es la primera línea de defensa contra numerosas
enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida. Ya que una
buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo
de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Es en este periodo que
los niños podrán adquirir buenos hábitos durante la comida en lo que se refiere a la
variedad, al sabor, etc.
Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser
devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo conductual y cognitivo, el
rendimiento escolar y la salud reproductiva, debilitando así la futura productividad en el
trabajo.
3. LA ALIMENTACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS EN EL PERIODO DE 0 A 1 AÑO.
Durante los 12 primeros meses de vida, un bebé triplica su peso y su estatura
aumenta en un 50 por ciento. Estos incrementos en peso y estatura son los principales
índices utilizados para la evaluación de su estado nutricional y se miden a intervalos
regulares, comparándolos con curvas de crecimiento estándar. Estas mediciones son
herramientas importantes a la hora de evaluar el progreso del niño, especialmente
entre los 6 y los 12 meses de vida.
La lactancia materna sigue siendo manera para alimentar a un bebé, ya que la leche
humana satisface todas las necesidades nutricionales para el crecimiento y el
desarrollo del bebé. Además, los 4-6 primeros meses de vida son un periodo de
crecimiento rápido, especialmente para el cerebro, y como la leche materna contiene
aminoácidos y ácido graso resulta ideal para satisfacer dichas necesidades. La leche
materna contiene también agentes antibacterianos y antiinfecciosos, entre ellos las
inmunoglobulinas, que tienen una gran importancia en el fortalecimiento del sistema
inmunológico. El calostro, que es el fluido que producen las glándulas mamarias
durante los primeros días posteriores al parto, es rico en proteínas, vitaminas y
minerales. Además, contiene anticuerpos y agentes antiinfecciosos, factores
antiinflamatorios, factores de crecimiento, enzimas y hormonas que son beneficiosas
para el desarrollo y crecimiento del bebé.
En el caso que la madre no pueda alimentar al bebé, el pediatra nos indicará que
leche debemos utilizar para alimentar al bebé.
CÓMO INTRODUCIMOS LOS ALIMENTOS SÓLIDOS EN NUESTROS BEBÉS.
La incorporación de alimentos sólidos complementarios es normalmente un proceso
gradual que dura varias semanas o meses, y que debe comenzar en torno a los 6
meses de edad. El momento exacto depende del bebé y de la madre, y refleja el
hecho de que aunque la leche materna es suficiente durante los primeros meses,
cuando el niño crece ya no aporta por sí sola todos los nutrientes adecuados. Dicha
incorporación de alimentos complementarios es importante para que el niño desarrolle
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la capacidad de masticar y hablar. Se puede aumentar de forma gradual la calidad,
cantidad y variedad de alimentos sólidos, a un ritmo que normalmente impone el
propio niño. Los cereales son generalmente los primeros alimentos que se incorporan
a la dieta de un lactante (mezclados con leche materna o con preparados), y después
se introducen los purés de verduras y frutas, y la carne. Si se amamanta al bebé
durante los primeros 4 ó 6 meses de vida, habrá menos probabilidades de que
desarrolle alergias. Los alimentos que son más propicios a causar reacciones
alérgicas en niños sensibles, como la clara del huevo y el pescado, se incorporan
generalmente después de los 12 meses.
4. ALIMENTACIÓN EN NIÑOS DE 1 A 3 AÑOS.
Los tres primeros años de vida se presentan como una etapa de transición entre la
fase de crecimiento muy rápido, propia del lactante, y el periodo de crecimiento
estable, que se extiende desde los tres años hasta el comienzo de la pubertad. Éste
es un periodo madurativo en el cual el niño realiza avances importantes en la
adquisición de funciones psicomotoras, al tiempo que sus funciones digestivas y
metabólicas van alcanzando un grado de madurez suficiente para aproximar su
alimentación a la del niño mayor.
Sin embargo, un niño no se convierte de inmediato en un adulto, sus necesidades
energéticas y de determinados nutrientes aconsejan ajustar la dieta a sus
particularidades fisiológicas, no precisa de normas rígidas y es preciso adaptar e
individualizar la dieta ajustándola a la propia constitución y costumbres del niño.
Hay que poner especial cuidado en la conducta alimenticia del niño que aún pequeño
está sujeta a determinadas aversiones y preferencias, lo que puede conducir en
ocasiones a una dieta carente de algunos nutrientes.
Las primeras etapas de la vida son fundamentales para que el individuo forme todo su
sistema inmunitario y para evitarle la patología secundaria a una nutrición incorrecta.
La alimentación correcta a partir del año de edad se basa en el consumo de una dieta
equilibrada que cumpla los tres objetivos siguientes: Asegurar un crecimiento y
desarrollo óptimos, evitar carencias nutritivas y prevenir enfermedades.
A partir de los 12 meses de edad debe iniciarse progresivamente la introducción de
alimentos con una textura más gruesa para ir acostumbrando al niño a alimentos
troceados. Para empezar, se ofrecerán alimentos aplastados con el tenedor para ir
cambiando a un troceado pequeño. Todo ello dependiendo de cada niño y su rapidez
en el aprendizaje de la masticación. El objetivo es que al llegar a los 18-24 meses el
niño coma los alimentos troceados.
La dieta debe de poseer las siguientes características:
• La dieta debe ser equilibrada y variada en platos, sabores, texturas y consistencia e
incluso colores, para acostumbrar al paladar y lograr un adecuado aporte nutritivo. El
olor, el color, el sabor y la forma influyen en sus gustos personales.
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• Se debe procurar que el niño no adquiera conductas alimenticias caprichosas y
monótonas con preferencia hacia unos alimentos, aversión a otros que pueden
conducirle a llevar una alimentación deficitaria.
• Los menús han de adaptarse a las características individuales, familiares y
económicas en cada caso.
• Al niño, sobre todo en la menor edad, hay que educarle para que mastique bien y,
asimismo, a un adecuado manejo de los utensilios de mesa.
• A la hora de introducir alimentos nuevos conviene hacerlo progresivamente y al
principio de cada comida, cuando el niño tiene más apetito.
• Si el niño se queda a comer en la guardería, es preciso conocer el menú de cada día
con el fin de completar y equilibrar la dieta con las comidas de casa.
• Limitar el consumo de alimentos superfluos “calorías vacías” (golosinas, chucherías,
snacks, refrescos...), especialmente entre las principales comidas, para que coman lo
que tienen que comer a sus horas.
• Tener en cuenta que el desayuno es una de las comidas más importantes del día.
• En el almuerzo o la merienda, se debe favorecer la ingesta de bocadillos preparados
en casa, frutas y productos lácteos, sin abusar de los embutidos, patés y quesos
grasos.
• La estructura de una comida convencional debe componerse de:
Primer plato: Generalmente a base de arroz, pasta, verduras con patata, legumbres
en puré. El valor nutritivo de este primer plato es el aporte energético, principalmente a
partir de los hidratos de carbono complejos. Es importante acostumbrar a los niños a
tomarlo porque las necesidades energéticas son las primeras que deben cubrirse si se
quiere que las proteínas de los alimentos cumplan en el organismo la función de
formar tejidos y favorecer el crecimiento. Si esto no se tiene en cuenta, el organismo
utilizará las proteínas para resolver sus necesidades energéticas y se estará llevando
a cabo una alimentación desequilibrada.
Segundo plato: Carnes, derivados cárnicos, pescado o huevos. Deben aparecer en
cantidades moderadas (el hambre no debe saciarse a base de proteínas). Pueden
acompañarse de una guarnición de ensalada o verduras o patatas (asadas o cocidas o
en puré, no siempre fritas). Conviene incluir al menos 3 veces por semana pescado
(blanco y azul) y huevos, hasta tres veces por semana.
Postres: Lo mejor es incluir una fruta y alternar con productos lácteos sencillos.
5. ALIMENTACIÓN DE NIÑOS Y NIÑAS DE 3 A 6 AÑOS.
Es importante conocer las distintas etapas por las que pasan los niños, para
comprender mejor las pautas alimenticias y las exigencias nutricionales de cada
momento. En la edad preescolar, la que corresponde al periodo de 3 a 6 años, el niño
ya ha alcanzado una madurez completa de los órganos y sistemas que intervienen en
la digestión, absorción y metabolismo de los nutrientes. Es una etapa de crecimiento
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más lento y estable, en la que los niños ganan una media de 2 quilos de peso, y de 5 a
6 cm. de talla, al año.
En esta etapa los niños desarrollan una gran actividad física, por la que su gasto
energético aumentará considerablemente, y por lo que deberá adaptar su consumo de
calorías, a la nueva realidad. Desde el punto de vista del desarrollo psicomotor, el niño
ha alcanzado un nivel que le permite una correcta manipulación de los utensilios
empleados durante las comidas, siendo capaz de usarlos para llevar los alimentos a la
boca.
Una de las características específicas de esa edad es el rechazo a los alimentos
nuevos, por el temor a lo desconocido. Se trata de una parte normal del proceso
madurativo en el aprendizaje de la alimentación, lo que no debe ser traducido por la
falta de apetito.
El niño preescolar puede reconocer y elegir los alimentos al igual que el adulto.
Normalmente, el niño tiende a comer lo que ve comer a sus padres y a otras personas
que le acompañan. Ellos observan e imitan, también en la alimentación.
En la escuela, ese proceso se ampliará, y el niño adquirirá hábitos nuevos debido a las
influencias externas.
Los niños también necesitan beber muchos líquidos, especialmente si hace mucho
calor o tienen gran actividad física. Obviamente, el agua es una buena fuente de
líquido, y es un fluido que no tiene calorías. Pero la variedad es importante en las
dietas de los niños y se pueden escoger otros líquidos que aporten los fluidos
necesarios, como la leche y las bebidas lácteas, los zumos de frutas y los refrescos.
6. PROBLEMAS DE ALIMENTACIÓN.
La mala alimentación, sumada a los trastornos psicológicos y/o psíquicos derivados,
puede ser la causa de diversas enfermedades, de las que cabe destacar cuatro como
las más importantes:
ALERGÍAS:
La Alergia Alimentaria es la alergia más frecuente en lactantes y niños pequeños, y
son un factor predictivo del desarrollo de alergia a sustancias inhalantes en edades
posteriores: es decir, un lactante con alergia a un alimento, con gran frecuencia
desarrollará alergia a algún alérgeno inhalante cuando sea mayor. Aproximadamente
el 5% de niños menores de 3 años de edad son alérgicos a uno o más alimentos. Los
más comunes son leche, huevos, soya, trigo, pescado, maní y bayas. Sin embargo,
casi cualquier proteína alimentaria puede causar una reacción alérgica. Las alergias
alimentarías se presentan con reacciones inmediatas o retardadas. En las reacciones
inmediatas, que ocurren dentro de minutos u horas, el niño puede desarrollar
erupciones, sibilancias, hinchazón de la cara y opresión en el pecho. La reacción
puede ser tan severa que el niño no puede respirar (anafilaxia), requiriendo
tratamiento de emergencia. Afortunadamente, este tipo de reacciones es relativamente
raro. Las reacciones retardadas ocurren luego de horas a días de ingerir el alimento
que causa la alergia. Los síntomas pueden incluir vómitos, dolores, diarrea,
deposiciones con sangre o escaso crecimiento. Algunos niños pueden tener
erupciones o eczema. Las reacciones retardadas constituyen la forma más común de
alergia alimentaria.
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FALTA DE APETITO
Por este término se entiende al niño cuyo único síntoma es la falta de apetito, sin
enfermedad somática o mental que lo condicione. La mayor parte de las veces, este
trastorno obedece a un apetito caprichoso derivado de unos hábitos alimentarios mal
ordenados.
Muchas mamás se preocupan cuando sus hijos no quieren comer, o comen poco.
Pero que los pequeños no quieran comer no sólo se debe a la falta de apetito. Además
de la falta de hambre, los hábitos alimentarios suelen ser los detonantes de: utilizar las
golosinas como premio, cuando las madres al ver que sus hijos no comen se ponen
nerviosas y comienzan a gritar, cuando los niños no desayunan a su hora y se
trastornan los horarios…
6.3. ANOREXIA INFANTIL:
La anorexia es un trastorno de la alimentación que se caracteriza porque el niño,
aunque tenga apetito, se niega a comer. Los niños y niñas con anorexia tienen
inapetencia.
Existen tres tipos de anorexia infantil:
A. Anorexias primarias.
– Desde los primeros días/semanas de vida. Poco frecuentes. Complicación de un
periodo de inapetencia transitorio en el posparto inmediato -por anestesia materna,
etc.- a veces perpetuado por una madre ansiosa que no interpreta bien las
necesidades del bebé y trata de forzar la alimentación.
– Anorexia neonatal activa y de inercia: aparente voluntad de no comer por parte de un
niño muy pequeño. Pronóstico severo.
B. Anorexia común precoz. Rechazo de la alimentación que se inicia en el segundo
semestre, con la introducción de nuevos alimentos y favorecida por cambios en la vida
cotidiana de los niños: guardería, nuevos cuidadores etc. A veces, se desencadena
por un evento concreto: enfermedad banal, erupción dentaria, vacuna, falta de apetito
pasajera, etc.
No respetar esta falta de apetito puede tener consecuencias desmesuradas: rechazos
del alimento, del lugar y de la persona asociada a la comida, que pueden convertirse
en un hábito, sobre todo, si la respuesta del entorno es forzar la alimentación. Con
unas recomendaciones que rebajen la ansiedad de los padres es posible reconducir la
situación, pero si se perpetúa puede estructurarse y manifestarse con otras conductas
de oposición.
C. Anorexia mental compleja de la primera infancia.
– Forma fóbica.
– Formas ligadas a psicosis.
– Formas depresivas.
6.4. OBESIDAD INFANTIL:
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La obesidad es la enfermedad nutricional caracterizada por un aumento excesivo de
la grasa del cuerpo, más frecuente en niños y adolescentes en los países
desarrollados, aunque no sólo se limita a éstos. Estudios recientes realizados en
distintos países demuestran que el 5-10% de los niños en edad escolar son obesos, y
en los adolescentes la proporción aumenta hasta situarse en cifras del 10-20%. Este
trastorno tiene consecuencias como: Alteraciones ortopédicas (huesos y
articulaciones), Hipertensión, colesterol, y enfermedades cardiovasculares, diabetes,
enfermedad poliquística del ovario (en niñas), madurez prematura. Las niñas obesas
pueden entrar antes en la pubertad, tener ciclos menstruales irregulares, etc.
disturbios hepáticos, desánimo, cansancio, depresión, decaimiento. Apnea del sueño,
baja autoestima. Lo que puede provocar bulimia y anorexia nerviosas, dificultades para
desarrollar algún deporte u otro ejercicio físico debido a la dificultad para respirar y al
cansancio.
Para prevenir este tipo de enfermedades excepto la alergia que el niño la tiene desde
que nace o aparece a lo largo del tiempo y no es fruto de una mala alimentación, las
demás debemos evitarlas con: la realización de una alimentación saludable,
aprovechar el momento de la comida para el encuentro y la comunicación, no utilizar
alimentos como consuelo, premios o castigos, practicar ejercicios que le diviertan, y
valorar el interior y la salud, no vivir en función de la imagen del cuerpo.
7. ALIMENTACIÓN Y CRECIMIENTO.
Son varios los factores que determinan el crecimiento y la talla (altura) definitiva de un
niño. El factor genético (la herencia) influye en gran forma, pero no debemos olvidar la
importante relación que existe entre CRECIMIENTO Y ALIMENTACIÓN.
Está demostrado que una dieta hipocalórica (pocas calorías) severa llevada a cabo sin
el control del médico o nutricionista, altera el crecimiento en dos etapas: si la
malnutrición dura poco tiempo, el retraso de crecimiento se recupera tan pronto como
se vuelva a una alimentación adecuada. En cambio, si el déficit alimentario se
prolonga por más tiempo, la fase de recuperación no se produce aunque se
restablezca la dieta equilibrada con un suplemento.
Las consecuencias de la malnutrición son especialmente severas si esta se produce
en edades muy tempranas. Es importante tener en cuenta tanto la provisión de
nutrientes para un adecuado crecimiento y desarrollo, como también para iniciar la
prevención de trastornos en la adultez.
La enseñanza de una correcta alimentación desde la niñez, con el transcurso del
tiempo genera hábitos alimentarios que acompañan al individuo durante toda la vida.
Una alimentación correcta es aquella:
• Es variada: compuesta por los 5 grupos de alimentos
•
Es suficiente: porque su cantidad está en relación con el período de la vida,
actividad y trabajo que desarrolla el individuo.
•
Está bien distribuida: se realiza con intervalos variables, no menos de 4
comidas al día.
•
Es higiénica: porque se realiza siguiendo ciertas reglas que disminuyen el
riesgo de transmitir enfermedades infecciosas o tóxicas.
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•
Que debe de seguir una dieta sana y equilibrada para un niño debe estar
constituida por alimentos variados y adecuados a la edad, gustos, hábitos y
actividad física e intelectual del mismo.
•
Que contribuye al niño el aporte calórico adecuado para mantener el peso
normal, y evitar tanto la malnutrición como la obesidad.
•
Que tiene como base consumir diariamente alimentos de los 5 grupos que
componen la pirámide alimentaria, como son:
-
Lácteos: son fuente de proteínas, aportando además calcio y vitaminas A y D.
-
Carnes, legumbres y huevos: Junto con los lácteos, representan la más
importante fuente de proteínas de buena calidad. Cuando hablamos de carnes
incluimos carne vacuna, de pollo y pescado. Además de proteínas, las carnes
aportan hierro de origen animal que es mejor aprovechado por el organismo
que el hierro de origen vegetal como el que aportan las legumbres. El consumo
deberá estar limitado a una sola porción de carne por día, especialmente la
carne vacuna por contener grasas saturadas y colesterol. Las legumbres, son
todo tipo de porotos (de soja, de manteca), los garbanzos y las lentejas. Estos
alimentos están incluidos en este grupo por el elevado aporte de proteínas que
brindan. Algunos se destacan más, como la soja que contiene más proteínas y
de mejor calidad. También contienen hierro de origen vegetal que combinado
con vitamina C va a ser mejor aprovechado por el organismo.
Los huevos, se incluyen en este grupo porque son una buena fuente de
proteínas de alta calidad así como las carnes y las legumbres. También
aportan hierro y su yema es muy rica en colesterol
-
Frutas y verduras: Dentro de este grupo incluimos todas las frutas y verduras
(frescas o envasadas). Las frutas pueden ser frescas ó desecadas (higos,
orejones, pasas de uva, ciruelas, etc.) que al cocinarse pierden algunas
vitaminas pero conservan la cantidad de fibra. Las frutas y verduras, sobre todo
si son frescas aportan gran cantidad de vitaminas y minerales (indispensables
para el metabolismo celular y el crecimiento del organismo) y fibra.
Se recomienda el consumo de frutas y verduras preferentemente crudas para
preservar sus vitaminas y minerales, en forma diaria y abundante,
especialmente desde la niñez para crear el hábito de por vida.
-
Harinas y cereales: En este grupo se incluyen los granos como el arroz, el
trigo, la avena, la sémola, los cereales en copos o inflados, sus harinas y los
productos que se realicen con ellas como el pan, las pastas y las galletas.
Todos ellos son fuente de hidratos de carbono que aportan energía para el
crecimiento y la actividad física, de fibra en su variante integral y algunas
vitaminas del grupo B.
8. ¿QUÉ DEBO HACER ANTE UN NIÑO MAL COMEDOR?
La solución al problema es la educación alimentaria, es decir, lograr que el niño
adquiera hábitos alimentarios correctos y que los siga toda su vida. Este será el
tratamiento y también la prevención óptima para este problema.
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La educación en la alimentación del niño mal comedor requiere mucha perseverancia
y paciencia y puede resultar en un largo proceso que se consolide tras pequeños
logros mantenidos.
Hay que asumir que se precisará un tiempo de aprendizaje y, en el caso que exista un
aporte nutricional deficitario, será un muy buen recurso utilizar un suplemento
alimenticio. Así, se aseguran los aportes nutricionales mientras se está educando en la
alimentación, teniendo en cuenta que es un proceso largo y progresivo. Un
suplemento alimenticio permite de este modo que los padres estén más tranquilos y
puedan ejercer mucho mejor una correcta educación alimentaria-nutricional.
Algunos consejos para un niño mal comedor serían los siguientes:
- Si a su hijo no le gusta un tipo de alimento, ensaye con un equivalente
nutricional: cambie las verduras por frutas, la carne por pescado, pollo, queso o
leguminosas como alubia, lenteja o soja.
- El apetito de los niños es variable, hay días en los que comen muy bien y otros
en los que escasamente lo hacen. Un niño sano come cuando tiene hambre,
no lo obligue a comer por la fuerza.
- Limite la cantidad de alimentos de poco valor nutritivo como gaseosas, dulces y
otras golosinas. Estos productos se pueden consumir con moderación y en
ocasiones especiales.
- Evite que su hijo coma entre horas, reduzca o elimine el desayuno a media
mañana y la merienda.
- Invite a su hijo a preparar los alimentos, se sentirá más motivado a
consumirlos.
- Establezca rutinas agradables para las horas de la comida, procure comer en
familia, mantener horarios fijos y tiempos de duración de la comida también
constantes.
- Prevea posibles peticiones o comportamientos que puedan interrumpir las
comidas (lavarse las manos, ir al W.C., pedir agua, ir a buscar algo…) y
procure que lo haga antes de sentarse en la mesa y empezar a comer.
- Enséñele a su hijo a elegir tres tipos de alimentos diferentes en cada comida
aunque la combinación parezca extraña.
9.
¿POR QUÉ MI HIJO NO COME?
Esta es una de las preguntas que se hacen muchos padres o madres cuando ven que
su hijo come menos de lo normal, alguna de las causas podrían ser las siguientes:
™ Cambios en el apetito debido al crecimiento
™ Extremada sensibilidad a la comida:
• Colores (rechazo de algunos colores)
• Olores (olores fuertes o nuevos para ellos)
• Sabores
• Texturas (crucial en la etapa de alimentación complementaria)
• Es importante que se elaboren recetas suaves y que exista una progresión en
el aprendizaje no forzado de los sabores, colores y texturas.
™ Malos hábitos de los padres que son imitados por los niños
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•
•
•
Los padres deberían mostrar delante de ellos buenos hábitos como: Comer
sentados, juntos y tranquilos. Comer gran variedad de alimentos.
Mal manejo del problema por parte de los padres:
Castigar y/o premiar mediante la comida es un error. Es bueno halagar al niño
cuando come bien, pero nunca compensar con recursos materiales (objetos,
comida predilecta, etc.) a cambio de comer bien.
10. CONSEJOS PARA UNA ALIMENTACIÓN INFANTIL SANA.
A continuación doy algunos consejos para una correcta alimentación en la etapa de la
educación infantil.
1. Comer es divertido… ¡Disfruta la comida!
Una forma estupenda de disfrutar de las comidas es hacerlo en compañía de la familia
y los amigos, en casa o en el colegio. Resulta interesante observar qué escogen los
demás, o con qué rellenan sus bocadillos. ¿Has probado alguna vez a cambiar el tuyo
a diario¿ Échale un vistazo a lo que llevas en la bolsa de la merienda o a lo que tienes
en tu plato de comida ¿Cuántos tipos de frutas y verduras distintos ves?
2. El desayuno es una de las comidas más importantes
Nuestro cuerpo necesita energía a cada instante y, después de pasar toda una noche
durmiendo, su nivel de energía es muy bajo. Los coches, los autobuses y los trenes no
pueden funcionar sin combustible. Del mismo modo, necesitas un buen desayuno, ya
sea para ir al colegio o para dar una vuelta durante el fin de semana
3. Procura comer alimentos muy variados durante el día. La receta para
mantenerse sano es la variedad
Para gozar de buena salud, tienes que ingerir a diario más de 40 vitaminas y minerales
distintos. Como no existe un alimento que los contenga todos, es muy importante que
selecciones cada día una variedad de alimentos que sea equilibrada. En realidad, no
existe comida buena ni mala, así que no tienes por qué renunciar a la que te gusta. La
mejor forma de llevar una dieta equilibrada, consiste en comer todos los días distintos
tipos de alimentos.
4. ¿Qué alimento va ganando? Haz de los carbohidratos la base de tu
alimentación
La mayoría de las personas no consumen suficiente comida rica en carbohidratos,
como cereales, arroz, pasta, patatas y pan. Al menos la mitad de la calorías de tu dieta
debería provenir de estos alimentos, así que no está de más que incluyas como
mínimo uno de ellos en cada comida. Prueba el pan integral, la pasta y otros cereales,
que te aportarán mucha fibra. ¿Has intentado hacer pan tú mismo? ¡Es divertidísimo y
huele que alimenta!
5. ¡Choca esos cinco! Come fruta y verdura en cada comida, ¡y también entre
horas!
La fruta y la verdura son los alimentos más ricos en vitaminas, minerales y fibra. Todos
deberíamos tratar de comer cinco raciones diarias. Por ejemplo, un zumo de fruta en el
desayuno, una manzana o un plátano entre horas y dos tipos de verdura en las
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comidas. Con eso ya tenemos el total. ¿Cuántas variedades puedes distinguir en el
supermercado? ¿Por qué no pruebas algunas nuevas?
6. Detalles sobre las grasas. El exceso de grasas saturadas no es bueno para la
salud
Comer muchos de esos alimentos grasos que tan buenos están (como la mantequilla,
las cremas para untar, la carne y las salchichas fritas, las tartas saladas y los dulces)
puede ser malo para el organismo. Así que, no lo olvides, sírvete una buena ración de
pan, pero modérate con la mantequilla. Aunque hace falta algo de grasa para obtener
todos los nutrientes que necesitamos, comer con moderación esos alimentos es
menos arriesgado para la salud y para la báscula. De modo que, si la comida del
mediodía es más bien grasa, come algo ligero en la cena.
7. ¡La merienda está servida! Come a la hora indicada y cambia con frecuencia lo
que picas entre horas
Aunque comas con regularidad a lo largo del día, hay veces en que te entra hambre
entre las comidas, sobre todo si has hecho mucho ejercicio físico. Los tentempiés o
aperitivos pueden engañar el hambre, pero no deben nunca sustituir a las comidas,
sino servir sólo de complemento. Existen de alimentos para picar a tu disposición.
Puedes escoger entre patatas fritas, pipas y otros productos envasados, barras de
chocolate, bizcochos y galletas. En otras ocasiones, quizá prefieras un bocadillo, fruta
o verduras frescas, como apio o zanahorias. Sean cuales tus preferencias, recuerda
que lo más sano para mantener una dieta equilibrada es seleccionar alimentos muy
variados.
8. Sacia la sed. Bebe cuanto puedas
¿Sabías que más de la mitad de tu peso es agua? Por lo tanto, además de aportarle al
cuerpo todos los alimentos que necesita a diario para estar en forma, tienes que
regarlo con un mínimo de 5 vasos de líquido al día. Es muy importante tener siempre
bebidas a mano para evitar la deshidratación, sobre todo cuando hace calor o cuando
practicas mucho ejercicio. Por lo general, aunque no siempre, el cuerpo te la
comunicará haciendo que sientas sed. El agua del grifo está bien, pero también la
mineral es fantástica, así como los zumos de fruta, el té, los refrescos, la leche y las
demás bebidas.
9. ¡Cuida tus dientes! Cepíllate los dientes al menos dos veces al día
Cepíllate los dientes al menos dos veces al día. Comer con demasiada frecuencia
durante el día alimentos ricos en azúcar o fécula puede contribuir a la aparición de
caries. Así que, ¡no te pases todo el día comiendo chuchearías y bebiendo refrescos!
Si quieres conservar una sonrisa espléndida, también tendrás que lavarte los dientes
dos veces al día con un dentífrico con flúor. Además, después del cepillado nocturno,
no debes comer nada y beber únicamente agua.
10. ¡Muévete! Haz ejercicio a diario
Al igual que las bicicletas se oxidan si no las utilizas con frecuencia, tus músculos y
huesos necesitan que los mantengas activos. El ejercicio es indispensable para
mantener en forma el corazón y fortalecer los huesos. Y puede resultar muy divertido.
Procura realizar algún tipo de ejercicio cada día, como ir caminando al colegio, o subir
las escaleras deprisa. También los juegos que practicas en el recreo, como el fútbol o
saltar a la cuerda, son un buen entrenamiento. La natación es uno de los deportes
más beneficiosos par la salud.
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11. ¡No hay prisas! Destinar tiempo para no tener que comer con prisa. El hábito de
comer con tiempo suficiente debe de aprenderse ya en la infancia y no abandonarlo en
la adolescencia. Los padres y las madres deben comprometerse con el ejemplo e
intentar en la medida de lo posible que estén acompañados a la hora de comer. Es un
buen momento para hablar en familia.
12. ¡No es un premio! También es importante tener en cuenta que el mundo que hay
en torno a la comida está rodeado de estímulos agradables, por lo que no está bien
premiar o castigar a los más pequeños con la comida. Darles una chuchería como
recompensa, de forma sistemática, por haber hecho algo bien o amenazar con
dejarles sin postre, son dos posturas no recomendables, pues si el menor atribuye a la
comida un valor emocional puede llegar a tener una mala relación con los alimentos.
13. No obligar No se les debe forzar a comer ni consentir caprichos sistemáticos. Hay
que buscar alternativas que permitan sustituir alimentos entre sí dentro del mismo
grupo y con valores nutritivos similares y que puedan ser mejor aceptados por sus
hijos e hijas.
14. La tele me distrae. No es recomendable tener la televisión encendida mientras se
come.
15. Vamos de compra. Una medida muy eficaz para inculcar hábitos de alimentación
saludables en los menores es dejarlos colaborar en la compra y convertirlos en
colaboradores eficaces en la elaboración de las comidas adjudicándoles tareas
acordes con la edad. Y eso sin olvidar preparar comidas atractivas para que al menor
le entren por los ojos y no las rechace sin más por su aspecto.
11. CÓMO DEBEN SER LOS MENÚS ESCOLARES.
Uno de los objetivos prioritarios del menú escolar debe ser fomentar el consumo de
una dieta equilibrada, mediante la variedad de alimentos, preparaciones y texturas,
dando prioridad a los alimentos más conflictivos en la alimentación de los pequeños legumbres, pescado, frutas y verduras-, y basándose en las raciones y en la
frecuencia recomendadas para cada edad.
Para ello, cada vez en más centros educativos, el equipo responsable del comedor o
la empresa que gestiona la alimentación cuenta con asesoramiento dietético a la hora
de diseñar los menús. Pero el equilibrio dietético no se consigue tan solo con la
comida del día, aunque ésta suponga cerca del 35% de la energía diaria que necesitan
los niños y niñas. Es vuestra responsabilidad como padres y madres educar a vuestros
hijos e hijas en buenos hábitos alimentarios que pasan por un consumo variado de
alimentos, y por el respeto de todas las comidas importantes del día, desde el
desayuno hasta la cena.
También debemos de comprobar que no se exceda el menú con las preparaciones
grasas (fritos, rebozados o empanados), que no se presenten las verduras siempre en
purés o cremas. Lo mismo puede decirse del pescado (no siempre merluza rebozada)
o de las carnes (pollo asado o frito o delicias de pollo). Al igual que aseguraros de que
los alimentos precocinados y los derivados cárnicos grasos tengan presencia
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ocasional en el menú escolar, ¡y también en el menú familiar! No es un buen hábito
que en una misma semana los niños coman albóndigas, hamburguesas o salchichas y
pizza, varitas de pescado y salchichas. Los segundos platos irán acompañados de
guarniciones variadas: salsas, verduras, ensaladas, puré de patata, etc., ¡y no siempre
patatas fritas o salsa de tomate! Y los postres de preferencia serán la fruta fresca y los
lácteos sencillos; y ocasionalmente dulces, bizcocho, helados, etc.
Un ejemplo de menú escolar podría ser el siguiente:
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
1º
Plato
Ensalada
mixta
Pasta
Ensalada
verdura
o Verdura
con patata
2º
Plato
Legumbre
con arroz
Pescado con Arroz
con Carne,
ensalada
o carne, huevo o ensalada
verduras
pescado
Pescado
patatas
ensalada
Fruta
Lácteo
Postre Fruta
Fruta
Fruta
Viernes
Legumbre con
verduras
con
o
12. HÁBITOS DE HIGIENE
Es importante para el bienestar de los niños y niñas que adquieran paulatinamente
hábitos de higiene que contribuyan a un crecimiento saludable. Por eso las familias
deben enseñarles que es necesario cepillarse los dientes después de todas las
comidas, lavarse las manos antes de comer, ducharse diariamente, secarse
minuciosamente, cambiarse de ropa interior también todos los días y cuidar su aspecto
personal.
A los dos años, es la edad cuando debe empezar el proceso del cepillado de los
dientes. En los establecimientos ya hay una amplia gama de cepillos y pastas de
dientes especialmente diseñadas para los menores que ayudarán a los padres a hacer
que la hora del cepillado sea acogida con mayor agrado por sus hijos.
Muchos de los hábitos saludables comienzan siendo como un juego de imitación de
las conductas de las personas mayores, con el interés que tiene para los niños y las
niñas el hacer las cosas por sí mismos. Potenciar el elemento lúdico del aprendizaje
facilita la adquisición de los hábitos: utilizar una pasta de dientes de sabores que sea
diferente a la de los adultos o un cepillo infantil, colocar un pequeño banco que les
permita llegar al lavabo por sí mismos, no preocuparse porque se manchen cuando
aprenden a comer, presentar las comidas de forma original para que resulten
atractivas, dejarles que nos ayuden a cocinar o a decidir qué vamos a comer… Para
conseguir incorporar esos hábitos saludables a las rutinas diarias hay que ser
constantes e insistir sin desfallecer, para que el proceso educativo madure y dé sus
frutos.
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La higiene es un hábito alimentario básico. Una higiene correcta evitará la
propagación de enfermedades. Tener en cuenta la limpieza personal y del espacio es
indispensable para la buena salud de los adultos, y especialmente, de los niños.
Higiene de alimentos: Es necesario que los hábitos de alimentación de toda familia
incluyan una higiene correcta de los alimentos, que eviten en la medida de lo posible la
transmisión de enfermedades alimentarias y los focos de infección, muy comunes
sobre todo en los meses estivales. Alguno de los consejos para una buena higiene
alimenticia serían los siguientes:
1. Los productos frescos, como vegetales y frutas crudas, se deben mantener en
lugares secos y limpios, y lavarlos a conciencia en el momento de su consumo.
2. El cubo de la basura debe estar siempre bien cerrado. Para su limpieza,
desinféctalo con lejía y agua caliente.
3. Baja la basura a diario y evita mantener los desperdicios en casa durante la
noche.
4. Utiliza siempre un paño limpio o toallas de papel para secar los platos, y trata
siempre de pasarlos por agua caliente.
5. Conserva los alimentos en el congelador o en la nevera, sobre todo en los
meses más calurosos. Así evitarás la contaminación por bacterias.
6. Evita comer carne cruda. Lo mejor es cocinarla hasta que alcance un golpe de
vapor.
7. En caso de querer calentar leche o cualquier otro líquido, es mejor dejarla
hervir bien y esperar a que se enfríe un poco.
8. Las carnes, los alimentos preparados, los quesos curados y los embutidos
pueden contener bacterias peligrosas, por ello se deben mantener separados
de las frutas, los vegetales y el pan.
9. Es importante lavarse las manos, las superficies y los utensilios de cocina con
agua y jabón. No olvidar limpiar regularmente la nevera, elemento principal en
la conservación de los alimentos, los residuos en ella pueden acumular
bacterias.
En definitiva los padres y educadores debemos ser modelos en la utilización de las
normas de higiene, ya que los niños y niñas suelen imitar las conductas que observan
en las personas que le rodean,
BIBLIOGRAFÍAS:
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F. Grande Covián. (1984). Alimentación y nutrición. Salvat.
Ministerio de Educación y Ciencia (1989). Diseño Curricular Base de
Educación Infantil. Madrid: Cuadernos de Pedagogía, núms. 148 y 200.
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VVAA. (2003). Alimentación, nutrición y dietética: teoría. Editorial: Moraleja.
www.guiainfatil.com
www.educainicial.com
www.google.com
www.wikipedia.com
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