•W §v • ;'.:>:./• 'ANALES' DE • HISTORIA NATURAL. ' ' ' (11) S y l v i a a t r i e a p i l l a L., var. H e i n e c k e r i i i Jardín. Godman: B. of Mad. and tlie Cañar., Ibis, 1892; M. Waldo: Ibis, 1889,páginas 174 y 513; Hartwig: D i e Vogel Madeira's, J.f. Orn., 1886, pág. 475. Nombre vulgar: capirote tocado, en Tenerife; capirote de la •Caldera, e n l a Palma. Macho en primavera.—La cabeza y el cuello negro intensos; dorso y subcaudales de color moreno oliváceo; abdomen gris blanco; alas y cola semejantes al dorso; pico y patas de color jjlomizo, iris moreno negruzco. Hembra.—Esta tiene la misma coloración que el macho, pero un poco más débil, continuándose hasta la cabeza y el cuello; los flancos de un gris oliváceo con ciertas tintas de tono rosado. Ejemplares de esta variedad se encuentran, aunque en e s caso número, en la isla de Tenerife, siendo más frecuente en la Caldera de la Palma. Anida entre los arbustos, á corta distancia del suelo, pone de cuatro á cinco huevos de color gris débil completamente, salpicado de pequeñísimas pintas morenas muy pronunciadas; en algunos, reuniéndose, forman una corona hacia la extremidad más gruesa. El nido se diferencia notablemente del que construye la Syltia atrieapilla L., la que no cubre la capa más interna con crines, sino con largos y finos tallitos de algunas gramíneas, los cuales une perfectamente con hilos de araña, asemejándose más por esto al nido de la Sylvia melanocephala Gmel. Pone de cuatro á cinco huevos, en los cuales el eje mayor es de 2 cm. y el menor de 16 mm. Observaciones.—Los diferentes caracteres que esta Sylvia presenta en la distribución de la coloración del plumaje, lo abundante que es en ciertas islas, como en la de Palma, Madera, etc., y el haber observado un nido en los montecillos de la parte NE. de Tenerife, me han hecho creer, conforme con la opinión de M. Jardín, que el pájaro en cuestión está bien caracterizado y puede considerarse como una forma climática peculiar á la fauna de las islas Atlánticas. Confirma esta opinión, y no la de que se trate de una aberración de color, la gran cantidad de ejemplares que existen, así como los caracteres de los h u e vos y del nido. No acontece esto en la especie europea, de la que M. C. D. Degland y Z. Gerbe citan en su Omithologie Miropéenne des oiseaux observes en Europe (tomo i, pág. 172,