Estrés Mental e Hipertensión Arterial Roberto A. Ingaramo Centro de Hipertensi ón y Enfermedades Cardiovasculares (CEHTA Cardiovascular) Trelew, Chubut. Los diferentes eventos de nuestra vida, en especial los que provocan emociones negativas como la ira, miedo o tristeza, han sido reconocidas desde hace mucho tiempo, como capaces de producir un temporario aumento en los valores de la presión arterial (PA) [1]. Desde que las técnicas experimentales de laboratorio fueron utilizadas para evaluar las respuestas cardiovasculares y neuroendócrinas al estrés, se ha podido demostrar que muchas otras experiencias pueden producir también respuestas presoras de corto tiempo, como son los estímulos cognitivos, los físicos y las emociones tanto negativas como positivas [2] . A pesar de los conocimientos que actualmente se tienen sobre el estrés, no hay todavía un consenso definitivo sobre la definición cient ífica del t érmino. Para Selye, es un síndrome de adaptaci ón general, donde cualquier clase de estímulo ambiental excesivo, desencadena una reacción común defensiva, a consecuencia de la activación simpática y la consiguiente liberaci ón de catecolaminas, que varían de acuerdo a la naturaleza del estímulo [3] . Los factores capaces de producir estrés, son filtrados y sometidos a una valoraci ón cognitiva antes de producir la respuesta biológica, por lo cual, la percepción psicológica del mismo, puede variar de acuerdo al individuo y a un mismo estrés, y provocar una respuesta individual diferente [4] . Reacciones fisiológicas y mecanismos fisiopatológicos ligados al estrés El estrés es considerado uno de los mayores factores del medio ambiente relacionados con la patogenia de la hipertensi ón arterial (HTA). La importancia de la naturaleza y la complejidad de los mecanismos multifactoriales que ligan al estrés con la HTA, han sido desde hace mucho tiempo extensamente estudiados en condiciones artificiales. La reactividad cardiovascular ante el estrés, ha sido definida como la variación interindividual de ciertos parámetros cardiovasculares durante una estimulación ambiental, en comparación con similares parámetros en ausencia de tal estimulación [5] . Las pruebas de estrés mental (EM) agudo, provocadas en los laboratorios de investigación, desencadenan un aumento de la actividad receptora B-adren érgica, caracterizada por el incremento en la PA, frecuencia cardíaca (FC), volumen minuto, contractilidad cardíaca y vasodilatación del músculo esquelético [6] . Este patrón, es similar al del modelo animal de "preparase para la lucha" o de "reacci ón de defensa" y es producido por el mencionado aumento en la actividad del sistema simpático [7] . Ahora, los eventos que desencadenan sentimientos de frustraci ón, pérdida de control o desesperanza, evocan menos la actividad B adrenérgica pero producen una mayor activación alfa adrenérgica resultante en una mayor vasoconstricci ón [6] . Este patrón recuerda al de "reacción de derrota" del modelo animal, caracterizado por una hiperactividad del eje hipotalámico-pituitario -adrenocortical [7] . Tratando de buscar una estrategia para provocar, cuantificar y estandarizar el estudio del estrés y en especial de la respuesta cardiovascular al mismo, varios métodos han sido propuestos, siendo en la actualidad algunos de los m ás empleados, los que utilizan el estímulo mental a través del Test de los Colores [8] , del Test Aritmético de sustracción, la medición del estrés laboral de Karasek [9- 10] y el test del frío. Los tres primeros median el aumento de la PA a través de la estimulación B-adrenérgica [11] y el último, incrementa los valores de la PA a través de la vasoconstricci ón periférica mediada por la estimulación alfa-adrenérgica [12] . A su vez, los efectos cardiovasculares negativos del estrés están producidos, además, por la disminuci ón del tono vagal [13 -14] y por la depresi ón de la sensibilidad de los barorreflejos, lo cual se ha asociado con un mal pronóstico cardiovascular [15] . Los barorreflejos que actúan controlando las variaciones de la PA con relación a los cambios en la FC, al menos en teoría, deberían limitar el incremento de la presión secundaria a alteraciones emocionales o de estrés, lo cual no ha podido ser comprobado en los estudios realizados para tal fin [15] , sugiriendo que la elevación de la PA secundaria a una situación estresante, se produciría por una estimulación simpática central que determinaría una vasoconstricci ón periférica [16] . El poseer un perfil psicológico desfavorable como depresión, ansiedad o ira de estar relacionado con un bajo tono vagal [18] . [17], también se ha encontrado En sujetos genéticamente predispuestos para desarrollar HTA, ha sido comprobada una disminución de la natriuresis durante las pruebas de EM [19]. Este efecto antinatiriurético del EM estaría aparentemente mediado por un incremento en la actividad nerviosa simpática renal [20]. El EM induce a alteraciones renales caracterizadas por vasoconstricción de las arteriolas eferentes y disminuci ón en la excreción de sodio, debido al aumento en la reabsorci ón del mismo en los túbulos proximales [21] . Otros cambios comprobados que ocurren a nivel renal como respuesta al estrés, interesantemente muestran las diferentes respuestas al mismo, entre normotensos e hipertensos. Así, en los normotensos, induce a un leve aumento en el índice de filtraci ón glomerular (IFG) y a una significativa disminución en el flujo plasmático renal (FPR) dando un incremento en la fracción de filtración (FF) que podría estar relacionada con la vasoconstricción post-glomerular. Por el contrario, en el hipertenso, el estrés produce una disminución en el IFG paralelamente a la disminuci ón del FPR con una FF que no varía, sumado a un aumento en la actividad de la renina plasmática [21]. Se ha mencionado también, que el estrés psicológico repetido, produce cambios agudos hemodinámicos que pueden disparar los procesos ateroescleróticos [22] a través del daño vascular y la disfunción endotelial [23] . Matthews y col [24] , demostraron que la exagerada respuesta de la presión de pulso (PP) durante el EM se correlaciona con ateroesclerosis carot ídea. Estas alteraciones pueden exacerbar un daño endotelial preexistente y promover el desarrollo de lesiones ateroescleróticas. Experimentalmente, Manuck y col. encontraron que la ateroesclerosis coronaria era dos veces mas frecuente y severa en animales dominantes sometidos a un constante estrés, en comparación con los animales sumisos de menor jerarquía [25] . La hiperreactividad cardiovascular ha sido demostrada también, en pacientes con insulino resistencia, lo que confirma la hiperactividad simpática en estos pacientes [26] . Por otra parte, una serie de alteraciones en la estructura cardíaca, han sido propuestas de estar relacionadas a la hiperreactividad cardiovascular ante un EM. Por ejemplo, en un estudio prospectivo en pacientes con PA "marginal" y sin tratamiento farmacológico, la PA sist ólica (PAS) desarrollada durante el test aritm ético fue un fuerte predictor del aumento en la masa ventricular izquierda a 2 años [27] . También, se ha advertido sobre el riesgo de ingerir cierto tipos de substancias en este tipo de respondedores, como el consumo de cafeína durante los días de alto estrés laboral, ya que la misma posee un efecto aditivo al del estrés sobre la PA, y contribuye al incremento de las cifras de presión y del cortisol [28] . El aumento exagerado en los valores tensionales también se observa en las personas normotensas sometidas a un EM. Por ejemplo, Fauvel y col, encontraron que la alta carga laboral en estos sujetos, produce un incremento en los valores de la PA, en especial de la PAD de 4.5 mmHg, con respecto a la PAS (2 mmHg), pero solo durante el horario laboral, con presiones normales durante el resto del día [4] . A su vez, un incremento en las respuestas presoras y de la FC ha sido comprobado en jóvenes normotensos, salsensibles, las cuales estarían mediadas por un aumento de las respuestas simpáticas [29]. En resumen, podría decirse que las técnicas artificiales de provocación del EM llevan a un incremento en los valores de la PA y de la frecuencia cardíaca vía de una regulación nerviosa cardiovascular alterada, que consiste típicamente en un aumento de la actividad simpática con depresión vagal, una reducción de la barorrefleja y una prolongada disfunción del endotelio vascular [30] . Implicancias de las respuestas exageradas al estrés mental y su valor pronóstico en hipertensión y enfermedades cardiovasculares El comportamiento de la PA durante los test de estimulaci ón mental, tendrían un valor predictivo para el desarrollo de futura HTA. Estudios como el de Spence y col. muestran una elevación de la PA media con el EM de hasta 10 mmHg para la Sistólica y 6 mmHg para la Diastólica, con un amplio rango entre 54 y 28 mmHg para la PAS y la PA diastólica (PAD) respectivamente [31] . Si bien se ha logrado una estandarización aceptable de los m étodos psicofisiológicos de provocación del EM como ya se mencionó, la magnitud de la respuesta de la PA ante los mismos, varía en forma significativa entre los diferentes individuos [32] . Aquellos que consiguen elevar las cifras de la PA un 25% en relación a la basal han sido denominados "hiperreactores" los cuales podrían tener un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial (HTA) en el futuro [21-33]. Estas respuestas al estrés parecen diferir de acuerdo al sexo y a las diferencias étnicas. Así, los hombres tienen mayor incremento en la PAS y de la actividad del sistema alfa y beta adrenérgico con respecto a las mujeres, y los individuos de raza negra mayor vasoconstricción y a veces mayor incremento en la PA que los individuos de raza blanca [6]. Desde fines de los años setenta [34] , trabajos de investigación han podido comprobar que los individuos que muestran una exagerada respuesta de la PA, FC u otras variables cardiovasculares ante el EM, tendrían un riesgo incrementado de convertirse en futuros hipertensos. Además, una reactividad cardiovascular aumentada, ha sido hipotéticamente relacionada con un tardío desarrollo de HTA en voluntarios sanos sometidos a un EM [35]. A su vez se ha observado que las personas con HTA marginal y los hijos normotensos de padres hipertensos, muestran en la mayoría de los estudios, una respuesta exagerada de la presión ante el EM, una característica que sería estable y reproducible en estos individuos, como lo pudo comprobar Sherwood y col. al reestudiar pacientes entre 1 a 10 años del primer test [36]. Un dato interesante es que el incremento de la PA antes de empezar la prueba específica o el mantenerla al finalizar la misma, se ha mostrado de ser fuertemente predictora para desarrollar HTA tardía [11] . El estudio CARDIA que enroló 3300 pacientes, mostró que el aumento exagerado de la PAS ante un EM fue predictor de mayor elevaci ón de la PA y aumento en la incidencia de HTA en un seguimiento a 5 años [37]. A su vez, Light y col, demostraron en un seguimiento a 10 años utilizando el monitoreo ambulatorio de la PA de 24hs, que los hombres jóvenes que mostraron responder con una alta FC y con una elevación exagerada de la PAS ante el EM, presentaron mayor PA y mayor incidencia de HTA marginal al cabo de 10 años [38]. Otro aspecto importante de los hiperreactores al EM, es la asociación observada entre este tipo de respuesta cardiovascular y el desarrollo de lesiones ateroescleróticas. Así, los sujetos con exagerada elevación de la PA ante un estrés ambiental, han mostrado tener un mayor espesor de la íntima-media carot ídea [24] y mayor severidad y prevalencia de placas carotídeas [39], comparadas con los individuos con una respuesta tensional atenuada. Los mecanismos propuestos por el cual la reactividad anormal de la PA ante el EM producirían un aumento del riesgo del desarrollo de ateroesclerosis, serían a través de una movilizaci ón lipídica y agregaci ón plaquetaria mediada simpáticamente [40] y por injuria endotelial inducida por la presión [41] . También, otros trabajos lograron comprobar que el aumento tensional anormal que se produce durante el estrés mental, fue un fuerte predictor para la progresión de lesiones carotídeas ateroescleróticas a dos años, mayor que cualquier otro factor de riesgo del Framingham [33]. Si bien algunos reportes han mostrado una falta de reproducibilidad de los test de estrés [42] , parecería ser que los mismos fueron debidos a la utilización inadecuada en la forma de medición de los mismos [26]. Con una estandarización del estímulo y una metodología psicométrica adecuada, la valoraci ón de la reactividad cardiovascular es altamente confiable y puede utilizarse para predecir riesgo [24]. No obstante, a pesar de que estos tests permitirían conocer y reproducir aproximadamente la reactividad cardiovascular a las exigencias habituales en el ámbito del laboratorio, sigue siendo controversial si las respuestas cardiovasculares desarrolladas en el mismo, reflejan el estrés diario al cual están sometidos las personas, ya que algunos estudios mostraron elevaciones de la PA durante el horario laboral, no relacionadas con la variabilidad espontánea ni con la reactividad de la misma desarrolladas durante los test de estimulaci ón [4] . El medio ambiente y perfiles psicológicos asociados a un aumento en los niveles de estrés Numerosas situaciones de la vida real son capaces de provocar un marcado y sostenido estrés, y se han relacionado con el aumento en los valores de la PA y aún de desarrollar HTA. Entre ellas podemos mencionar al cambio de residencia (rural a urbana) y en especial de país y de costumbres, [43] una menor educación, un trabajo de baja categoría y menor estatus socioeconómico y el modelo laboral propuesto por Karasek de alta carga de trabajo y bajo poder de decisión [44]. Este último, ha sido repetidamente asociado con el incremento en las enfermedades cardiovasculares [45] lo cual podría ser explicado en parte por el efecto negativo que sobre la reactividad simpática y la PA produce el mismo [17] , tal como lo demostraron estudios realizados con monitoreo ambulatorio de la PA de 24hs [46]. Ciertas características psicológicas también han sido relacionadas con el aumento de los valores tensionales y la prevalencia de HTA, debido al incremento en la exposición individual al estrés o a la mayor percepci ón del mismo, tal como ocurre en la reconocida personalidad tipo "A" que incrementa el riesgo de enfermedad coronaria y de ateroesclerosis [47]. Dicha personalidad, incluye tres componentes semi-independientes: hostilidad, competitividad y urgencia [48] . La hostilidad y la ira retenida, se han relacionado a un patrón estable de hiperactividad simpática [49] , y mostraron en el estudio prospectivo del Kuopio Ischemic Heart Disease, estar asociadas a un riesgo significativamente mayor de desarrollar HTA a los 5 años [50-51] . Además, el mismo estudio demostró que la desesperanza en hombres, se asoció de 2,5 a 4 veces más de posibilidad de muerte cardiovascular en un seguimiento a 6 años [51] . La hostilidad conduce a un incremento en los valores de la PA, vasoconstricci ón y aumento en la liberación de cortisol y testosterona en las pruebas de EM, tanto en sujetos hipertensos como en normotensos [52]. Tratando de mitigar los efectos negativos del estrés, se han buscado modelos individuales o psicosociales que puedan actuar como frenadores de los mismos. As í Cohen, ha incorporado una categoría de ellos a los cuales les denominó "stress buffers" [53]. Entre ellos figuran el adecuado soporte social [54], el poseer una mascota [55], realizar ejercicios físicos aer óbicos [56] aprender métodos de relajación y las terapias de reconocimiento y ayuda para el manejo del estrés [57] . En general todos ellos, logran una menor reactividad de la PA ante el estrés, por disminuci ón de la actividad simpática [58] . Determinantes genéticos de la respuesta tensional al estr és mental La base genética de la hipertensi ón esencial es compleja. Numerosas variantes en una serie de genes han mostrado estar asociados con la HTA [59]. Entre ellas figuran la respuesta de la PA ante un estímulo presor [60] . Observaciones efectuadas por Kotchen y col, mostrarían que la contribuci ón genética para determinar el nivel de PA y los fenotípos relacioneados con la HTA severa, podrían ser mejor detectados según la respuesta de la presión a estímulos estandarizados como el estrés psicológico, la posición de pie y la infusi ón de noerpinefrina [59] . Otros estudios genéticos realizados en familias de hipertensos, sugieren que entre los componentes fenot ípicos relacionados con la HTA se encuentra la respuesta tensional al estr és psicológico, en especial la prueba mental aritmética [61] . Resumen Por lo expuesto, podemos decir que el estrés ambiental y psicosocial tienen un claro impacto sobre la presión arterial en el corto tiempo y que las respuestas exageradas de la misma podrían tener un papel en el comienzo y progresión de la hipertensión en individuos genética o ambientalmente susceptibles a la misma. Ciertos patrones de personalidad y comportamiento, estarían asociados a la hiperreactividad cardiovascular y a un mayor riesgo de desarrollar Hipertensión Arterial y enfermedades cardiovasculares. Los "sistemas buffers" antiestrés, podrían ayudar a reducir los efectos adversos del mismo. A su vez y de acuerdo a la actividad adrenérgica aumentada que estos pacientes poseen, éstas pueden inducirnos a la utilización, de ser necesario, de drogas que atenúen dicha hiperactividad. La vida moderna en especial en los países en vías de desarrollo como el nuestro, con profundas alteraciones y cambios socioeconómicos frecuentes, inevitablemente exponen a la mayoría de la población a un constante estr és, lo que debería alentar a una mayor investigación sobre estrategias para reducir los efectos del mismo y sus consecuencias negativas sobre el sistema cardiovascular. Bibliografía 1. Schacter J. Pain, fear and anger in hypertensives and normotensives. Psychosom Med 19:17-29, 1957 2. Light K. Environmental and Psychosocial Stress in Hypertension. Onset and Progression. Chapter 6:59-70. Hypertension A Companion to Brenner and Rector's The Kidney. Oparil -Weber. 2000. 3. Seyle H. Forty years of stress research:principal remaining problems and misconceptions. Can Med Assoc J. 1976;115:53-56. 4. Fauvel JP, Quelin P, Ducher M, Rakotomalala H, Leville M. Percived Job Stress but not Individual Cardiovascular Reactivity to Stress Is Related to Higher Blood Pressure at Work. 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