EL CANTO MAPUCHE EN LOS CRONISTAS DEL SIGLO XVI Y XVII Héctor Molina Fuenzalida Universidad de Santiago de Chile ÜL KANTUN1 Pa alumbrame la memoria En el centro está el Kütral Todo esta dispuesto El ulkantufe va a cantar El alma en su sitio El corazón quiere escuchar El canto p’a los mapuches Es cosa tan requerida Hay cantos de machi, P’al enfermo, p’a la vida Hay cantos de amores Hay canciones de alegría Mil razones p’a cantar Porque el alma hay que elevar En el machitún, en el guillatún Y en el rukán, Canto a lo Divino, canto a lo humano Ama el cantor En el fondo de los tiempos El canto con su color Se anidó en el pecho Y la garganta del cantor Canto a lo Divino, canto a lo humano Ama el cantor CANTA Y EL MAL ESPANTA LA MACHI CON SU KULTRÚN, CON SU NEWÉN CANTA EL MAPUCHE CON EL CORAZÓN CANTOS DE AMOR Y DE DOLOR CON JUSTA RAZÓN Al igual que en las distintistas culturas,2el canto y la música anidaron en las almas de la América Indiana, estando presentes en los distintos aspectos de la vida precolombina. Se cantaba en las fiestas y en la guerras, en las cosechas y en los funerales, en lo religioso y en lo pagano, en fin, en casi todas las manifestaciones de la sociedad, a modo de exaltación, 1 Ül : canto - Ülkantún: Cantar o Cantares - Ülkantufe: el que canta. Solo me voy a referir a la Cultura Occidental, donde la Grecia Arcaica nos muestra múltiples expresiones musicales y cantoras relacionadas con lo dionisiaco. Los cantos homéricos son continuidad de esta tradición musical. El poeta de hecho ha recogido los cantos de la tradición oral que por siglos han sido fuente de enseñanza en Occidente. En la Grecia presocrática, Pitágoras iniciará una tradicíon que pondrá énfasis en los sonidos. De hecho sus alumnos serán los matemáticos y los acusmáticos. Los conceptos mismos de harmonia y kosmos son una clara referencia al orden y la belleza, siendo el concepto de armonía una de las bases de la construcción musical moderna. Los instrumentos musicales mismos son una síntesis de número, orden., espacio y tiempo. En el plano cósmico los pitagóricos perciben que hay una música de las esferas dignas de contemplación. Hay un cosmos armónico. Platón hace varias referencias a la importacia de la música como vehículo educativo, llegando a afirmar que la filosofía es música suprema, en el Fedón. En el proyecto educativo planteado por Platón, en el libro tercero de La República, la música ocupa un lugar de privilegio. En la Edad Media, la importancia de la música queda resumida en la frase agustiniana “cantar es orar dos veces”, reflejando la elevación que proporciona el canto en la humanidad Como puede verse, el canto está presente en todo el devenir cultural de la sociedad occidental. 2 memoria, entretenimiento, educación o proyección de valores, ideas y sentimientos. No cabe duda de que la América precolombina era musical. Podemos confirmar lo anterior por medio de dos tipos de fuentes que tradicionalmente se consultan y que a su vez se complementan. Por un lado, tenemos los vestigios materiales recopilados por la arqueología, que nos muestran en distintos soportes y formas una América cantora y musical. Hermosos murales registran al hombre cantando en ceremonias de la cultura teotihuacana. Los mayas también han dejado hermosas pinturas murales que muestran desfiles de músicos y diversas expresiones cantoras. En el Perú el canto también tiene sus huellas milenarias y son diversas las formas melódicas y rítmicas en que deviene lo musical. Sayas y huaynos alumbran todavía el corazón y la razón de los descendientes del incanato. Muchos de los cantos altiplánicos que escuchamos y que son de hermosa factura, hunden sus voces en los remotos tiempos precolombinos. Pero, es sabido que luego de iniciada la conquista de los incas, el Sol dejó de alumbrar con la misma fuerza y estas formas musicales adquieren los aromas de la tristeza y el descontento.3 La arqueología ha descubierto gran cantidad de intrumentos musicales en todo el Perú, Chile, Bolivia y el Ecuador relacionados con las culturas del Sol. De seguro, que fijando la atención en las distintas latitudes americanas encontraremos vestigios que nos remonten imaginaria y memorialmente, a compases y melodías entretejidas con la vida total de la América del Sol, considerando además que en los pueblos ágrafos el canto viene a ser un recipiente fundamental del alma y la memoria colectiva,4y es además de un hecho estético, un hecho ético.5 En el caso de Chile, hay gran cantidad de vestigios que denuncian la presencia de la música y el canto desde el fondo de la memoria. Los aymaras,6atacameños,7diaguitas 8 y molles en el norte, han dejado evidencias materiales en diversos aerófonos de piedra y madera, en percusiones que seguramente alimentaban las necesidades sonoras de estas sociedades que vivían con un gran sentido estético. Bajando por la geografía chilena, promaucaes y mapuches también han dejado testimonios intrumentales de su quehacer 3 Hay que destacar la riqueza y vigencia de las múltiples expresiones musicales, cantoras y dansísticas de los pueblos quéchuas y aymarás, herederos directos de los incas. En Ecuador, el Perú, Bolivia, el norte de Chile y el noroeste aregentino, se pueden apreciar en la actualitad numerosas ceremonias de gran belleza, hijas de la tradición indígena, a veces influenciadas por el cristianismo. 4 En las culturas orales es muy importante el rol de la memoria y por lo tanto el almacenamiento de lo cantado o contado serán las formas preferidas para la transmisión del saber, por las facilidades que presentan para la rentención. En este sentido hay un hermoso trabajo realizado en México sobre el canto Mapuche por el profesor de la Universidad de La Frontera, don Héctor Painequeo y que verá la luz pública el 2002. 5 El canto deviene ético en la América precolombina, porque viene cargado de valores, de razones y sentires, referidos al amor, a la naturaleza, a la amistad, a la nobleza, a la guerra etc... 6 Hoy en dia, hay muchas ceremonias y grupos de origen Aymara (Inti Illimani - Arack Pacha – Jarkas – Guamary, etc., que tomando elementos de la tradición musical, han creado un hibridaje musical interesante con elementos y expresiones musicales modernas) 7 En el museo del Padre Le Paige en San Pedro de Atacama se puede realizar un acercamiento a una atractiva colección de elementos materiales sobre los atacameños. 8 En estos días un grupo de jóvenes está llevando a cabo un proyecto en la ciudad de Vicuña, en el Norte Chico de Chile, que tiene por objeto revivir las cirscunstancias sonoras del artístico pueblo diaguita. Jimmy Campillay, descendiente de diaguitas me confirma que están muy contentos con su trabajo de rescate. En este sentido el museo de La Serena, dentro de algunas instituciones, les ha facilitado instrumentos antiguos de los indios de la región (diaguitas y mollenses). musical. Pifilkas,9flautas de piedra, de cuernos de animal como el kull kull y percusiones entre otros, constituyen piezas de colecciones privadas y públicas. En varias ocasiones me ha tocado ver hermosas piezas musicales a lo largo del país, no solo en los museos, de los cuales destaco por la calidad de las piezas y por los estudios realizados el Museo de Arte Precolombino (Santiago de Chile), que además tiene una excelente biblioteca, videoteca etc., el Museo de Historia Natural (Santiago de Chile), el Museo de La Serena (La Serena), el Museo de la Araucanía (Temuco), donde se encuentra a cargo de la biblioteca la estudiosa señora Mirians García, el Museo de Cañete, de Angol, sino que también en colecciones privadas. También se han escrito innumerables publicaciones y separatas que nos muestran objetos musicales diversos. Incluso en algunos trabajos de Claude Joseph, se evidencia el nivel técnico y cultural alcanzado por los antigüos habitantes de la Araucanía, "que no poseen los araucanos contemporáneos". Esto es muy problable porque los asuntos de la guerra (tres siglos) demandan una gran ocupación y energía. En el texto del mismo autor, podemos ver hermosos ejemplares y proyecciones de flautas y pifilkas de dos y más tonalidades. (Joseph, 1930: 56 y sgtes.). Otra fuente que nos permite reafirmar la índole cantora y musical de los habitantes de la América precolombina, la contituyen los relatos de los cronistas e historiadores de Indias, aún sabiendo que estos primeros escritos no tienen un valor puramente antropólogico, porque sus móviles fundamentales eran de carácter militar, religioso, económico e individual, no dejan de aportar elementos que nos permiten visualizar, aunque limitadamente en algunas situaciones, el devenir cultural y artístico de los pueblos americanos. Desgraciadamente el hombre, casi siempre se deja vencer por la codicia y el poder, despreciando el crecimiento y posibilidad de vuelo que provoca conocer a los otros y su entorno. En el caso de Chile escuchemos al gran poeta madrileño, don Alonso de Ercilla y Zúñiga. “Pero luego nosotros, destruyendo todo lo que tocamos de pasada, con la usada insolencia el paso abriendo les dimos lugar ancho y ancha entrada; y la antigua costumbre corrompiendo, de los nuevos insultos estragada, plantó aqui la cudicia su estandarte con más seguridad que en otra parte”. (Ercilla, 1993: 939). Hay que destacar que algunos de los relatos denuncian los atropellos e injusticias cometidas con los mapuches, pero el tenor predominante consiste en considerarlos como bárbaros y salvajes. Estos prejuicios impiden un estudio objetivo y más profundo, ya que la visión peyorativa disminuye o limita la capacidad de impresión restándole posibilidad y transformándola en paternalismo cultural. En las relaciones de México ( Nueva España), han quedado registrados los momentos e importancia del canto en distintas crónicas. A modo de ejemplo, en la Relación de Tezcoco, realizada por Juan Bautista Pomar, nos dice, respecto de cómo ha buscado la información para su crónica, "la cual se hizo con la verdad pusible y habiendo primero hecho muchas diligencias para ello, buscando indios viejos y antiguos inteligentes de lo que en la dicha institución se contiene, buscando cantares antiquísimos". (Pomar, 1991: 21). Nos cuenta el autor, que cuando regresaban de la guerra los hijos o parientes, se hacían fiestas y convites, pero que la autoridad suspendía una serie de actividades durante la ausencia del ejército, incluidos los cantos que deben haber tenido gran difusión, al igual que el juego de la pelota o tlachtli al que se refiere como batey. "El rey ayunaba con más abstinencia y aspereza todo el tiempo que se detenía la gente de guerra hasta que volvía, aunque fuese un año, mandando 9 Aerófono mapuche que en la actualidad es solo bitonal. Antiguanmente se encontraron ejemplares de piedra que tenían varias tonalidades, pero como las demandas sonoras del mapuche necesitan fundamentalmete dos tonos se abandonó la piedra y se hicieron bitonales, por cuestión más bien de funcionalidad. cesar los cantos, entretenimientos y areitos generales y particulares, y todo género de intrumentos y cosas de alegría, y los juegos del batey".(Ibidem, p.48). Se consigna además un dato importante respecto del canto, ya que constituye una memoria para los mismos señores de México, que teniendo sus dudas teológicas urgaban en ellos, siendo esta labor de no fácil acceso,"señal evidentísima de que tuvieron por cierto no haber más de uno (dioses); y esto no sólo los más prudentes y discretos, pero aún la gente común lo decía así, de manera que la gente de más razón y entendimiento, que eran los nobles, entendieron esto, como se coligió de las averiguaciones que sobre ello hicieron, y en especial de sus cantos, que es de donde más lumbre se tomó; y en efecto en ellos hay gran noticia de sus antigüedades, en forma de crónica y historia; pero para entenderlos es menester ser gran lengua".(Ibidem, p.49). La educación de los niños y jóvenes que se desarrollaba en lugares especiales llamados calmecac (hilera de casas), cuando se trataba de los hijos de los nobles y telpochcalli (casa de jóvenes) en el caso de los hijos de los plebeyos, dedicaba fundamentalmente sus esfuerzos a fortalecer el cuerpo y el carácter para la guerra y el gobierno. Sin embargo, el canto y la danza tienen su lugar en esta Paideia mexicana. Siguiendo el relato de Pomar, "Pasaban el día en enseñarles a bien hablar, a bien gobernar y a oír de justicia, y en pelear de rodela y macana, y con lanza con pedernal a manera de pica, y aunque no tan larga; y esto hacían los que ya tenían edad para ello. Otros se iban a la casa del canto y baile a aprender a cantar y bailar".(Ibidem, p. 53). Las mujeres dentro de sus obligaciones y de una formación que priviligiaba las labores de casa también podían cantar. De este modo, según la crónica de Juan Bautista Pomar, el canto es espiga de sabiduría, pan de la memoria y deleite de hombres mujeres y niños en la sociedad precolombina mexicana. Del Perú también tenemos gran cantidad de referencias a la actividad cantora por medio de sus cronistas, dentro de los cuales destaca el escritor y dibujante Felipe Guamán Poma de Ayala, que en su obra Nueva Crónica y Buen Gobierno hace referencias continuas a las fiestas, canciones y música de los hijos del Sol. Algunos de los cantos que aparecen en su obra y que han sido definidos por los editores John V. Murra, Rolena Adorno y Jorge L. Urioste y que nos muestran la diversidad cancionera son : Arawi: Género de canción consistente en cantar sobre hechos de otros. Aymarán: Canto al romper la tierra. Marawi: Canción de amor. Hatun taki: Baile o canto grande. Hailly: Cantos de triunfo. Kirkina: Canción y danza aymará. Qawa: Baile y Canción; cada ayllu (parcialidad) tiene los suyos propios. Qullina: Canción y danza aymará. Wanka: Canción de los mozos. En todo el Tihuantisuyo o imperio de los incas, las actividades están relacionadas con el canto, la música y la danza, teniendo cada zona sus modos propios, formas que mantenían aún, cuando a veces, eran trasladados dentro de la geografía peruana para servir mejor a los intereses del imperio, en lo que se ha conocido como los mitimaes. Así lo consigna el Licenciado y cronista Polo de Ondergardo. "Verdad es que dado caso que en la proporción toda la ropa de que estos indios usan en toda esta tierra es de una misma manera, que es manta y camiseta, pero difiere en algunas cosas, como en las listas y en otras señales; de manera que la gente que en ello trata conoce de que provincia es, y no se mudó en tiempo del Inca ni después ni creo se mudara en ninguna manera porque éstos son tan amigos del uso de su tierra, que las casas y el hábito y todo lo demás, aunque el Inca los pusiese por mitimaes y los mudase quinientas leguas de ella, nunca lo hicieron de otra manera; hasta los bailes y cantares y manera de música si han mirado en ello, aunque sean los tratamientos de los que vinieron no lo dejarán, ni los unos usan lo de los otros". (Ondegardo, 1990: p.58). En otras culturas americanas no tan desarrolladas, como México y el Perú, también encontramos la vocación cantora de sus hombres. Antonio Vazquez de Espinosa nos cuenta sobre los caribeños de la nación Aruaca, que en sus velatorios, " Se juntan todos los parientes, amigos y vecinos a celebrar las obsequias del difunto, llorando y cantando las proezas, hazañas y valentías con solemne borrachera, bebiendo valientemente, hasta que todos quedan borrachos y consumen la hacienda que el difunto tenía". (Vázquez de Espinosa, 1992: 68). El mismo autor, refiriéndose a los aborígenes guatemaltecos expresa."Todos los indios de su natural son flemáticos y juntamente ingeniosos; aprenden con facilidad cuanto ven de los españoles, y cualquier oficio, que consiste en arte. Los más son cantores y diestros en todo género de instrumentos músicos, chirimías, flautas, sacabuches, vaxones, cornetas, órganos hechos de muchas cañas juntas muy curiosos y de ingenio, que usan para celebrar con más solemnidad el oficio divino; todos los caciques y principales aplican sus hijos para el servicio del culto divino de que se precian y honran mucho".(Ibidem, p. 344. En el caso de Chile y más precisamente sobre los mapuches, en lo que se refiere al canto, tenemos varias referencias en las crónicas del siglo XVI y XVII. No se trata de exposiciones metodológicas o sistemáticas, porque, como hemos dicho anteriormente, la morfogénesis cultural de los pueblos aborígenes quedaba supeditada a los objetivos primordiales de estas memorias cronológicas hechas en prosa y verso.10 Especificamente en Chile, donde la conquista se proyectó por más de tres siglos, y donde dejaron la vida más de 50.000 españoles, los temas de las narraciones históricas, ya sea en la forma de cartas o crónicas, van a tener un marcado tenor bélico o epopéyico y se van a destacar aspectos como “los trabajos de la guerra” y “los trabajos del hambre”11, entendiéndose la palabra “trabajos”, por obstáculos, dificultades y penurias sufridas en las tierras de Chile. Si se tiene en cuenta, que casi toda América se conquistó con un puñado de hombres y que en cambio la aventura de Chile le costó a la Corona de España, miles de hombres y miles de pesos oro, la guerra será el epicentro de la literatura oral y escrita. Y como ésta iba acompañada de continuas intromisiones españolas (malocas) y mapuches (malones), que implicaban tomar cautivos en ambos bandos y destruir los sembrados, y más aún, las ciudades eran quemadas continuamente, es de entender que la guerra, el hambre y otras dificultades sean la columna vertebral de dichos relatos. A pesar de este cáracter esencialmente conflictivo, podemos rescatar en la crónicas algunas referencias que nos informan de las costumbres de los indígenas de Chile. Desde aquellos tiempos de la conquista, podemos reconocer el interés que el mapuche ha tenido por la oralidad en todas sus formas, cuestión que Alonso González de Nájera, percibe, admira y reconoce, y que se manifiesta en los parlamentos realizados para pactar la paz. “Porque en estas ocasiones, para probar lo que pretenden y persuadir lo que intentan, hacen tales argumentos que bastan a engañar aún a los que más experiencia tienen de sus cautelas; y así, cotejando su bruta vida con su elocuencia y modos de orar, es ésta una de las cosas que más admiran a los que llegan de nuevo a aquel reino si notan lo uno u lo otro. Porque en su oración, dividiendo las partes de sus materias, usan de tan elegantes términos y razones, como si hubieran salido de las escuelas de Atenas... De manera que por su mucha agudeza del ingenio, rehuso el darles a los indios el título de bárbaros".(Gonzalez de Najera, 1970: 43). 10 En el caso de los relatos sobre Chile, la obra del poeta madrileño, don Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana, constituye una obra que ha trascendido el tiempo y se eleva como la contrucción de carácter épico más importante de habla hispana junto al poema del mio Cid. 11 Invernizzi, Lucía, “Los Trabajos de la Guerra y los Trabajos del Hambre: Dos ejes del Discurso Narrativo de la Conquista de Chile (Valdivia,Vivar,Góngora Marmolejo)” en REVISTA CHILENA DE LITERATURA, UNIVERSIDAD DE CHILE, 36 (1990) pp. 7 – 15. Diego de Rosales respecto de las enseñanzas de los hechiceros explica que “lo mas que enseñan a sus hijos es a ser hechizeros y medicos, que curan por arte del diablo, y a hablar en publico y a aprender el arte de la retórica para hacer parlamentos y exortaciones en la guerra y en la paz”.(Zúñiga, 1981: 249) Esta gran vocación y desenvolvimiento en la construcción oral la podemos reconfirmar actualmente, cuando participamos en alguna reunión o encuentro con gente de la tierra (mapuche), porque siempre surgen expresiones de una literatura oral plena de un imaginario educativo cargado de símbolos que tienen gran sentido emocional y racional. Siempre atentos el oído y la meroria..., para recibir las impresiones de un cuento12o fábula, cuyos protagonistas son animales como el zorro, el águila o el león..., o para emocionarse con una leyenda13que hace referencia a un valiente toqui14y sus conas15..., las voces y el alma entonan el canto16edificado con las arenas del amor, la amistad etc.,sintetizando sabias enseñanzas en proverbios y refranes, que desde la raíz de los tiempos, dejan ver un sentido de la vida y una cosmovisión, de carácter concreto y holístico. Será el cronista burgalés Gerónimo de Bibar, el que nos entregue un dato bastante decisivo para pesquisar el carácter del canto mapuche. Este infante español, "que estaba en Chile desde 1549, escribió una crónica (verdadera y copiosa), que terminó en 1558". (Orellana, 1988:18). Podemos darnos cuenta en el estudio que ha hecho Mario Orellana sobre la crónica de Bibar, que éste, luego de venir entregando datos sobre las costumbres de distintos aborígenes de Chile, nos dice del canto mapuche, en franca comparación con los indios que habitaban las comarcas cercanas a lo que hoy es Santiago de Chile, que “salvo que el cantar es diferente a los del Mapocho,17y lo que allí cantan son cosas pasadas y presentes que le haya acontecido".(Zúñiga, 1981: 75-76). En este sentido, si consideramos que el canto es un hecho que surge determinado por su circunstancia y tradición, y que la guerra tiene un puesto central, tenemos por lo que nos dice Bibar, un canto de carácter épico que recoge las epopeyas de sus grandes jefes y estrategas en los enfrentamientos, un canto que asume y proyecta una tradición militar y los valores propios de la guerra, tales como la valentía, la fuerza, la resistencia, la astucia, etc. Esta vocación guerrera es analizada por Alonso González de Najera, que había llegado a principios del siglo XVII, poco después de la sublevación mapuche de 1598, que había sembrado la destrucción y el desconcierto en la colonia. Su obra nos entrega una visión crítica a la forma en que los españoles hacían la guerra, y aún despreciando el humor y condición de los aborígenes, a lo largo de su escrito, se trasluce el reconocimiento y admiración por una dinámica y creatividad superior en lo bélico por parte del mapuche frente al español. En su Desengaño y Reparo de la Guerra de Chile nos entrega antecedentes que muestran el canto en una ceremonia de celebración de una victoria.“Cantan todos al són que dije, levantando y bajando a un tiempo el tono o voces, así como los cuerpos en el baile, cuyo tono (que por ser de tanta gente junta se oye de muy lejos) no sé si se llama canto o lloro…,y es cosa digna de consideración que por recibir estos indios tanto gusto y contentamiento destos bailes y cantos, se les suelen pasar días y noches enteras sin tomar algún reposo…,vanse refrescando a menudo con las bebidas que dije, hasta que el cansancio y demasiada embriaguez los va derribando por aquellos suelos”. (Gonzalez de Najera, 1970: 94). Aquí el canto deviene junto al baile y como expresión comunitaria de gran participación y de larga duración, lo que demuestra el gusto de este pueblo por su práctica, ya que solo el cansancio y la embriaguez eran capaces de apagar los sones y movimientos. Luego, "No son aficionados a música; cantan todos generalmente a un tono, mas triste que alegre; no se 12 Epeu: cuento Nüthram: relato, leyenda ; nüthrantufe: el que relata 14 Toqui: jefe mapuche en tiempos de guerra 15 cona: guerrero mapuche. No digo soldado porque no recibía sueldo. 16 ül: canto ; ülkantún: acto de cantar ; ülkantufe: el sujeto que canta. 17 Rio que corre desde la Cordillera de los Andes hacia el Océano Pacífico, cruzando la ciudad de Santiago de Chile. 13 aficionan a instrumentos de placer, sino a bélicos, funestos y lastimeros, que son roncos tamboriles y cornetas hechas de canillas de españoles y de otros indios sus enemigos que resuenan con doloroso y triste clamor”. (Ibidem, p. 94) Estéticamente hablando, los datos que nos entrega González de Najera, dejan ver unas limitaciones armónicas e instrumentales del mapuche y el carácter melancólico de su música. Este cronista que había peleado en Flandes estuvo siete años en Chile, cuestión que le permite ser testigo de las terribles dificultades que significa la guerra en estas latitudes de América. Este devenir adverso militarmente para la Corona, lleva a este autor a proponer soluciones desmedidas y que en nuestros tiempos estarían de acuerdo con las políticas desarrolladas por los nazis o los serbios. González de Najera propone la eliminación y la expulsión de todos los mapuches de sus tierras y su reemplazo por una gran cantidad de población negra, pues, estos últimos tienen una condición y humor más convenientes para los intereses de Castilla. Son más dóciles, sometidos y mejores para el trabajo. Y en lo que toca a nuestro tema, la superioridad de la raza negra se manifiesta en las tendencias naturales del africano para la música, especialmente la alegre y rítmica. "Y en todo son mansos, pacíficos y tratables. Son dóciles e ingeniosos amigos de aprender habilidades. Inclinados a cantar y entre ellos se hallan muy buenos tonos bajos, y a tocar instrumentos alegres como sonajas, tamboriles y flautas, y aficionadísimos a guitarras, pues aún en sus tierras las hacen, aunque de extraña forma y manera de tocarlas, fuera del uso de todo instrumento".(Ibidem, p. 94). Nos queda clara la apología del negro en desmedro del indio, hasta en lo musical para este cronista. En este ambiente, la muerte de algunos prisioneros de guerra estaba acompañada de un ceremonial que bien describen en el siglo XVII, dos misioneros e historiadores jesuitas; los padres Alonso de Ovalle y Pastene y Diego de Rosales. Sea dicho de paso, que la obra de estos religiosos, por el nivel de convivencia con el mapuche, constituyen un trabajo mucho más acabado de la vida y cultura de Chile en su alborada; siendo criticable y siguiendo en esto, al insigne historiador chileno don José Toribio Medina, el hecho de que siendo misioneros tuvieron una buena oportunidad para la observación, pero al mismo tiempo su dogmatismo y vocación religiosa no les permitió ver con objetividad algunas expresiones de los habitantes de la Primera Nación. Respecto de ésta ceremonia el primero de los religiosos nos dice. "Y dieronle un gran manojo de palitos, para que fuesse contando los valientes de su tierra; y otro palo mayor para que hiziesse un hoyo para irlos enterrando: que esta es la primera ceremonia, que usan, que va nombrando todos los mas valientes de la tierra del enemigo, y a cada uno, que nombra, hecha un palito de aquellos en el hoyo, dando a entender que los han de vencer, y enterrar a todos; y últimamente se nombra a si mismo, con que da muestra, de que el también entra en el número de los valientes. Al punto, que se nombra, llueven lanças sobre él, y le levantan con ellas del suelo, o con una grande porra le abre la cabeza, y en un pensamiento se la cortan, y la clavan en una pica y cantan victoria con ella. Assi lo hizieron con este pobre, cantando unas canciones tristes que tienen para semejante propósito. Luego que le dieron con la porra, viera vuestra Reverencia una carniceria tremenda, unos a cortarle la cabeza, otros a sacarle el corazón; y otros a cortarle una pierna, para hazer de la canilla una flauta... Dividen el corazón entre todos los Caciques, y Capitanes, y unos se le comen corriendo sangre y palpitando, y otros untan con la sangre las flechas, y los toquis18... y luego clavan en los pedazos del coraçon las saetas y vuelven a cantar, tocando la flauta de la canilla y levantando en un palo la cabeza en medio de los cantores”.(Ovalle, 1646: 376) Refiriéndose a esta misma ceremonia, el texto de Rosales, que ha sido considerado por Ovalle como modelo, es muy similar aunque marca sus diferencias, que nos dejan ver que 18 Toqui: En este caso insignia de mando que portaban los principales. las prácticas de antropofagia denunciadas por el segundo, eran tan solo teatralizaciones o simulaciones. Aunque la guerra en Chile impregna el mundo mapuche, incluidos el canto y los relatos durante el siglo XVI y XVII, no silencia las voces de los ülkantufes, nüthramtufes y de los ancianos que van traspasando la memoria sonora, para mantener vivo el fuego en las distintas áreas del quehacer cultural, siendo el canto uno de los soportes instrumentales más importantes del devenir histórico cultural del pueblo mapuche. El canto como memoria instrumental de éste pueblo ágrafo nos parece claro. Y en palabras de Gerónimo de Bibar, cuando nos dice que el mapuche canta cosas pasadas y presentes que les hayan acontecido nos refuerza esta opinión, porque los acontecimientos en una sociedad son diversos y por lo mismo, lo cantado y lo cantable, serán según las circunstancias y adecuados para cada ocasión. Antes de revisar distintos momentos y situaciones registradas por cronistas e historiadores, tomemos algunas citas que nos permiten ahondar en el carácter y la morfogénesis del canto y su interpretación. El capitán Francisco Núñez de Pineda y Bascuñan, que fuera tomado prisionero en la Batalla de las Cangrejeras el 15 de marzo de 1629 por los conas, comandados por el aguerrido Lientur,19a quien los españoles llamaban el Castigo de Dios, tuvo la oportunidad de convivir como cautivo con sus enemigos y experimentar el buen trato mapuche, cuestión que registra en su obra El cautiverio Feliz. Sobre el canto nos dice."Y llevaron en medio hasta el sitio adonde al son de sus alegres instrumentos bailaban y cantaban, y a su imitación, los que llegamos repetimos un romance que a mi despedida había compuesto (según supe) mi amigo y camarada Quilalebo,20 es nombre de su hija".(Zúñiga, 1981: 76). De acuerdo a la cita, podemos inferir que el canto era practicado y contribuía a la exaltación de momentos importantes. Además se aprecia que algunas composiciones se memorizaban y reproducían. También podemos suponer la posibilidad de la improvisación y creación espontánea, al cantar los mapuches cosas presentes y alabanzas a los personajes principales. A diferencia de González de Najera, que destaca el carácter triste y lastimero de la música mapuche, el cautivo feliz descubre una atmósfera alegre. El padre Ovalle nos deja ver su apreciación del canto en la siguiente cita: "El modo de cantar, es de todos a una, levantando la voz a un tono, a manera de canto llano, sin ninguna diferencia de baxos, tiples o contraltos, y en acavando la copla, tocan luego sus flautas, y algunas trompetas, que es lo mesmo, que corresponde al pasacalle de la guitarra, en la musica de los Españoles;.y luego buelven a repetir su copla y a tocar sus flautas, y suenan estas tanto, y cantan gritando tan alto y son tantos los que se juntan a estos bailes y fiestas, que se hacen sentir a gran distancia". (Ovalle, 1646: 91-92). De acuerdo al texto, del que fuera Procurador de la Vice – Provincia chilena de la Compañía de Jesús, el canto mapuche en ocasiones sería grupal, cantado a una voz, sin armonías vocales ni contracantos. En otras citas posteriores veremos que algunas construcciones poéticas indígenas, son realizadas por especialistas y en forma individual. También pareciera que Ovalle confunde los afafanes, que son gritos de animosidad, con el canto mismo. El jesuita madrileño Diego de Rosales corrobora nuestra idea de la improvisación y de la creación específica, cuando hace referencia a los poetas y sus composiciones realizadas algunas veces de manera espontánea o por encargo, como la referida a continuación: "El cacique que haze la fiesta paga entonces a los poetas los romances que han hecho...Y en cada borrachera sacan ocho o diez romances nuevos en que alaban al que la hace. Y si es para entierro de algún diffunto o para sus honras, hacen lo mismo. Y así para otros intentos".(Zúñiga, 1981: 76). 19 20 Jefe militar mapuche. Nombre de jefe mapuche. Desgraciadamente no podemos hacer una precisión conceptual respecto de las diferencias entre cantores, poetas y romanceros, ya que Quilalebo acompañó su romance con un tamboril frente a Núñez de Pineda y en la descripción de Rosales no hay acompañamiento y tampoco hay referencia de si se trata de creaciones con melodía o sin ella. El poeta y licenciado Pedro de Oña, en el Canto Segundo de su Arauco Domado, publicado en Lima en 1596, refiriéndose a los malos vaticinios que el destino ha señalado a los mapuches, relata las reacciones ceremoniales ejecutadas para revertir los malos agüeros y designios. Allí aparece el canto reforzando la gestión transformadora. Oña nos dice en versos: “Pues dentro de una placida floresta, De trecho a trecho en corros se congrega Dó nunca offende el sol, ni daña la sombra, El hombre, y la muger interpolados, Ya dò la natural, y verde alhombra Y todos por los dedos enlazados Al Rey de los sentidos haze fiesta: Cabeças, pies, ni bocas sossiegan A la verdosa falda de una cuesta, Ya corren, ya se apartan, ya se llegan Cuya sublimidad al cielo asombra Atrás, hazia delante, y por los lados Con sus cantares, bayles, y plazeres Con un compas flemático, y terrible Hizieron oblación a Baco, y Ceres. Confuso, y ronco son desapazible. Alli con duro, y aspero tumulto, Con sordo çuçurrar, y con son disforme Dispuso aquella càfila conforme Lo que era ,menester para el insulto, De vozes se levanta un gruesso bulto Al començar aquel abuso enorme Que como tan atrás origen trayga Con gran diffcultad se desarraiga. Suelen baylar tambien de otra manera, Y es que las manos libres, y los braços Sacuden unos huecos calabaços Dò tiene de sus guijas la ribera. Y al gusto de esta musica grosera Estan los mas haziendose pedaços sin recebir por ello mas tormento, Que si este fuera el Orphico instrumento. (de Oña, 1944: 19-20). Uno martilla el ronco tamborino, Otro por flauta el huesso humano toca, Otro subido en un horcón invoca A su Pillán espiritu malino: No porque el vaporoso alegre vino Se les aparte un punto de la boca, Pues no ay azar tan grande, ni desdicha, Que no la passen ellos con la chicha Aquí el canto va acompañado del baile (como en muchas ocasiones), donde los pies y la cabeza expresan corporalmente los sentires del alma. Nuevamente canto y danza quedan referidos y hermanados en el Cautiverio Feliz de Núñez de Pineda. "Y en otro fogon del rancho cojió un tamboril templado de uno de los músicos, y dando principio al canto, siguieron otros muchos la tonada, y dentro de breve tiempo, al son del instrumento y de las voces, dando saltos bailaban a su usanza las indias y muchachas que allí estaban;...llegamos a la rueda donde estaban dando vuelta bailando los indios y las indias...bailaba entre los otros y cantaba, o mejor decir gritaba dando voces al son de los tamboriles. Y aunque no eran difíciles las mudanzas, porque no tenian mas compases que dar saltos para arriba".(Zúñiga, 1981: 77-78). Hasta aquí tenemos algunas citas que nos permiten visualisar las formas y modos en que deviene la creación e interpretación del canto mapuche en los siglos XVI y XVII, siendo un vehículo de sentimientos y razones desde la aurora para esta cultura. Ahora veamos algunos de los contextos en que la atención de los primeros cronistas e historiadores detectan la presencia cantora de este pueblo. Si hemos expuesto primeramente la circunstancia bélica y conflictiva, es porque no se puede discutir que durante los siglos en que ocupamos nuestro estudio, el pueblo mapuche o araucano21inscribió su sangre y sufrimientos, a sus caudillos y a su pueblo, sus derrotas y victorias en el pentagrama epopéyico universal, que lo consagra como ejemplo de amor por la libertad y la tierra, y como paradigma único de la Resistencia Indiana. Pero este carácter propio y conflictivo no opaca las voces en fiestas y ceremonias. El padre Rosales en referencia a un preparativo de matrimonio escribe."Y tres dias antes hazen el ensayo de la fiesta y cantan los romances y los tonos, tomándolos de memoria y ensayando la música con mucha chicha, que es como otra borrachera pequeña, porque el cacique que hace la fiesta paga entonces a los poetas los romances que han hecho, y por cada uno les da a diez botijas de chicha y un carnero". (Zúñiga, 1981: 39). Posteriormente, durante el desarrollo del casamiento nos dice el mismo jesuita que luego de los agasajos y regalos de bebidas y comidas."Y acabados estos cumplimientos se sientan a beber y a comer; y andan los brindis, y en cargando bien la romana, se lebantan a bailar y cantan al son de su tambores, flautas y otros instrumentos”. (Ibidem, p.40) En el Cagüin, reunión de carácter festivo, que bien debe haber conocido Francisco Núñez de Pineda, durante sus años de cautiverio y que nos retransmite diciendo que se trata de una fiesta pública, donde participan caciques y gente de distintos lugares y donde se levantan ramadas para guardar y consumir los alimentos y bebidas, no podían faltar las voces cantantes."Juntáronse todos los caciques que se hallaron presentes de diferentes regües22y parcialidades, con Ancanamón,23y los de la suya, que arrimandose al palenque, adonde bailando y cantando estaban los mocetones con la plebe y con el comun concurso, callaron los cantores y suspendieron los danzantes el ruido, y en silencio quedó la muchedumbre. Tomó Ancanamón la mano, como dueño del convite, y estuvo grande rato razonando, a modo de un sermón entre nosotros, que atentos le miraban los oyentes...,Acabada su oración y discurso, entonaron los músicos sus romances, dando principio con uno de alabanza de el gobernador, que ayudaron los caciques a cantar y a dar dos vueltas en el baile con las mozas y galanes; y dejando entablada ya la fiesta, se retiraron los caciques principales a sus ramadas y ranchos...,Todo el entretenimiento y deleitable festejo de estos naturales consiste (como queda referido) es comer, beber y estarse noches y dias dando voces, cantando y bailando al son de sus tamboriles y otros instrumentos que acostumbran...,Asentáronse todos a la vista de los que estaban cantando y bailando en las gradas y escaleras del andamio...,que subiese arriba de la grada más alta del andamio, donde estaba el común de la plebe bailando y cantando en altas voces para que de abajo me divisasen todos mas a gusto...,Para que fuesen repartiendo a todos los que llegaban, y a los danzantes y cantores, que siempre estaban con los jarros o malgues en las manos, brindándose los unos a los otros". (Zúñiga, 1981: 68-70). Aquí surgen las distintas clases del tejido social mapuche, participando de acuerdo a sus jerarquías. Podemos distinguir a los caciques, principales, mocetones y al resto de la comunidad. Los caciques estarían a cargo de los discursos, cantos y bailes de inauguración, para luego retirarse a tratar los temas de su interés en amena conversación y festejo con sus pares. Los poetas y cantores tienen un rol importante y comunicante con los invitados por medio de sus creaciones de alabanza, exaltando algunos momentos y por supuesto haciendo partícipe al resto de los invitados con el canto y la danza. El resto de la gente y como es obvio tiene como principal entretenimiento participar sumándose a los cantos, danzas, bebidas y comidas. De este modo el mapuche proyecta su jerarquía social en las fiestas y ceremonias. 21 Araucano: Nombre dado por los españoles al pueblo mapuche. De aquí surgió el nombre de la Araucana de Alonso de Ercilla 22 Rehüe: tipo de parcialidad. 23 Ancanamón: Lonko o jefe mapuche El lugar en que se desarolla el canto y el baile es preferencial, a modo de escenario o pista y que en este caso estaría a distinto nivel del suelo justamente para destacarlo. Otro elemento que no puede faltar y que ha venido apareciendo en forma reiterada, para insentivar el canto, lo constituye la presencia de bebidas, expresión que ha llegado a los tiempos del Chile actual y que bien se expresa cuando los oyentes o los mismos cantores preguntan ¿Quién va a regar a los cantores?. Estas fiestas, que siempre son de larga duración, con mucho canto, baile y trasnochada deben haber sido agotadoras, pero la gente mapuche encontraba remedio y fuerza en el Vailelcan (mariscada). Esta costumbre, se mantiene en Chile sagradamente a la hora de retomar las energias perdidas. Y al parecer, desde aquellos tiempos que se le asignan ciertos poderes a los mariscos. Diego de Rosales lo consigna. "Y cuando han estado una noche sin dormir, cantando y bailando, y se hallan desvanecidos, hazen un quizado que dicen que les quita el desvanecimiento y les conforta para proseguir con el canto y el baile y el beber. A estos guisados llaman Vailelcan, que cuando sale por la mañana los alegra a todos y lo reciben con grande aplauso, porque les repara la cabeza y les afila las ganas, aunque siempre estan de buen corte y jamas se embotan por mas botas que empinen".(Zúñiga, 1981: 123). Otra actividad festiva donde se escucha el canto es el Quinelov o fiesta de la cava de papas. Este trabajo, que es de carácter cooperativo, se desarrolla entre amigos y familiares que enriquecen el modo solidario cantando. Núñez de Pineda nos dice. “A todo esto estaban cantando y bailando los caciques mis padrinos (que ya me juzgaban casado), dando vueltas con las otras compañeras a la redonda del tamboril, que en medio de estos asistia el que tocaba, sirviendo de maestro de capilla, a quien seguían los circunstantes en los altibajos de su voz y tonada”.(Zúñiga, 1981: 71). En la construcción de la vivienda o Rukatún,24donde también participa la parentela, se crea un clima festivo y de agasajos. Durante el desarrollo de la actividad, que considera distintas etapas, se incluye el canto. Diego de Rosales en sus registros expresa. " Y luego se suben en unos bancos o tabladillos pequeños que llaman Meliu y allí prosiguen bailando y cantando, y al cabo de un rato habla uno y les dice el que haze la casa que allí les ha traido aquella poquedad, que la reciba y en ella a sus buenos deseo, que con eso tendrá algo con que pagar a los que trabaxan en cubrirle la casa".(Zúñiga, 1981: 151). Este sistema cooperativo, se ha proyectado a través del tiempo hasta nuestros días en la isla de Chiloé, concretamente en la construcción o traslado de la vivienda, que sus habitantes denominan Minga. Si bien es cierto que el canto está presente en todo el firmamento cultural del mapuche, realmente ilumina y cumple una función social vital, cuando brota en la voz de la Machi o sacerdotisa. El machi ül (canto de machi), que muchas veces, es canto de sanación lo refiere Diego de Rosales. “Y tendiendo al enfermo voca arriba cantan todos y él haze sus invocaciones y le unta el estómago con unas yerbas, y con un cuchillo se le habre aparentemente, de modo que todos ven las tripas, el higado y los bofes. Y allí le busca el mal y el vocado, y suele llevar escondido algún gusano".(Ibidem, 247). Francisco Núñez de Pineda, en referencia al canto curativo o a la función terapéutica que tiene el canto en el Machitún,25nos dice: “Tenian en medio muchas luces, y en un rincón del rancho al enfermo, entre clara y oscura aquella parte, rodeado de muchas indias con sus tamborilejos pequeños, cantando una lastimosa y triste tonada con las voces mui delicadas; y los indios no cantaban porque sus voces gruesas debían ser contrarias al encanto...,A todo esto las indias cantaban lastimosamente, y yo, con el muchacho mi camarada, en un rincón 24 Molina, Héctor, “Técnicas mapuches: entre las fronteras de la naturaleza, el mito y la realidad” en Antropología en Castilla y León e Iberoamérica, III, Salamanca, (2001) pp. 385 – 390. 25 Machitún: Ceremonia a cargo de la Machi, que generalmente consiste en devolver la salud a los enfermos. algo oscuro, de adonde con toda atención estuve a todas las ceremonias de hechicero...,se encaminó para donde estaba el enfermo, y le hizo descubrir el pecho y estomago, habiendo callado las cantoras, y con la mano, llegó a tentarle y a sahumarle con el humo de la quita, que traía en la boca de ordinario; con esto le tapó con una mantichuela el estómago, y se volvió donde estaba el carnero, y mandó que volviesen a cantar otras diferentes tonadas más triste y confusa..., y todas las indias cantaban tristemente , las hijas y mujeres del paciente llorando a la redonda y suspirando. Volvió a hacer que cerraba las heridas, que a mi ver parecieron apariencias del demonio, y cubrióle el pecho nuevamente, y de allí volvió donde el corazón del carnero estaba atravesado, haciendo enfrente del nuevas ceremonias, y entre ellas fue descolgar el tamboril que pendiente estaba del canelo, e ir a cantar con las indias...,Callaron las cantoras y cesaron los tamboriles, y sosegose el endemoniado, pero de manera el rostro que parecía el mismo Lucifer”. (Zúñiga, 1981: 253). El jesuita madrileño nos refiere las fiestas públicas en que ciertos hechiceros ofrecen sus demostraciones en medio del canto. "Hazen también los hechiceros sus fiestas públicas a que concurre toda la tierra, así por bailar, beber y cantar, como por ver cosas prodigiosas y maravillas que hacen por arte mágica y con ayuda del demonio".(Zúñiga, 1981: 244). Con las referencias anteriores, podemos perfectamente concluir, que los primeros cronistas nos entregan una serie de luces para comprender el escenario cultural mapuche y ver a su vez, como el canto es lámpara y trueno cuando se hace voz, transformando el devenir ético y cultural en claves estéticas, alcanzando la realidad su plenitud posible ofreciendo emociones y sentimientos, ideas, juicios y razonamientos a los corazones y razones que escuchan, porque cantar es sienpre vivir hacia afuera, vivir hacia el otro, hacia el el hombre. El canto siempre acompañando al mapuche y análogamente a los otros pueblos de América. Esto lo podemos afirmar tranquilamente por los primeros escritos, y por aquellos que se detuvieron a observar y a oir, pero que no escucharon el fondo y los matices, porque no tenían la lengua en un sentido profundo y si los prejuicios y la ignorancia, fuentes inagotable de la discriminación y la injusticia y posibles razones de que no tengamos los textos escritos. Aún así, podemos decir con los cronistas que los mapuches tenían canto solista y grupal, masculino y femenino, de gran participación, generalmente melancólico y muy pocas veces alegre, que aún siendo colectivo es unísono, sin armonias vocales ni contracantos. En el pueblo mapuche, el canto es soporte de memoria porque recoge lo acontecido; Cantar es Revivir. En este sentido tenemos la limitante de que los cronistas no nos entregan textos, pero con un poco de imaginación podemos sacar nuestras conjeturas y decir que el canto recoge y proyecta las impresiones más importantes de la vida social del mapuche. El canto cumple una funcionalidad múltiple: -Histórica: Recoge hechos del pasado y presente, que permiten la vigencia y proyección de destino. -Sociológica: Permite una interacción positiva y la participación de los distintos estamentos sociales, que aún siendo jerárqicos, logran un momento horizontal de convivencia, lo que fortalece el tejido social. -Comunicacional: Traspasa información, alimentando la memoria colectiva, hecho que provoca identidad, pertenencia y estrecha las relaciones sociales. -Psicológica: Exalta los momentos relevantes como las victorias militares y los homenajes a los amigos. Para el que canta hay un ejercicio espiritual, corporal y psico - motor. -Estética: Permite la creación y la interpretación. Por las cronicas podemos distinguir: Compositores, autores, intérpretes, improvisadores y coros. -Moral: Registra y proyecta valores y virtudes. -Educativa: Enseña los paradigmas culturales mapuches, que surgen determinados por el amor a la Tierra , la Libertad y la Resistencia. -Cultural: Porque el canto es el caudal en que devienen y fluyen los distintos elementos de la Identidad. -Terapéutica: Cumple una función medicinal favoreciendo la salud. Aquí en cierto modo Cantar es Encantar. Podemos terminar diciendo, que el canto es una posibilidad de ser del Ser, morada priviligiada ontológicamente hablando, porque deviene plena de ser. Es más ser, porque sobrepasa el ámbito puramente epistemólogico, para habitar en las alturas existenciales, puesto que se vive y sobrevuela lo espacial y temporal desde el Cantar de los Cantares. Así el canto mapuche es vida y cultura, y su conocimiento nos lleva al alma de este pueblo, nos hace crecer, porque cantar es vivir hacia el otro: CANTAR ES SIEMPRE CONVIVIR. 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