Incidentes concursales. Condena en costas al tercero. Honorarios del síndico. Procedencia. 1. Cuando el tercero es condenado en costas en los incidentes de verificación tardía y en la revisión, corresponde regular honorarios a la sindicatura y su letrado patrocinante. 2. La solución debe ser igual se trate de un preventivo u otro liquidativo, ya que no existen argumentos relevantes para conferir a la cuestión distinto tratamiento partiendo de tal diferenciación. 3. La no regulación supondría un enriquecimiento indebido de ese tercero vencido, que podría litigar, sin responsabilidad alguna de su parte. 4. Idéntico criterio (honorarios de la sindicatura y su letrado a cargo del demandante) debe aplicarse a la actuación sindical cuando el acreedor ha optado por continuar el juicio de conocimiento a tenor del Art. 21 inc. 1ro de la LCQ y resulta condenado en costas. TEXTO COMPLETO: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, sala IV (CCivyComRosario)(SalaIV) ~ 2010-08-20 ~ Comuna de Timbues y Otros c. Zampa Oscar E. 2ª Instancia. —Rosario, agosto 20 de 2010. Considerando: Que, se coincide con las argumentaciones volcadas por parte de la doctrina y jurisprudencia que se inclinan por sostener que cuando el tercero es condenado en costas en los incidentes de verificación tardía y en la revisión, corresponde regular honorarios a la sindicatura y su letrado patrocinante. Se alude al caso de que el tercero (presunto acreedor) en las situaciones puntualizadas resulte condenado al pago de las costas del incidente, y no, por cierto, al supuesto de que quién resulte ser condenado en costas sea el propio concurso, caso este último donde existe criterio prevaleciente en torno a que no le corresponde al síndico y su letrado patrocinante, regulación extra más allá de los estipendios que se le fijen en oportunidad del Art. 265 LCQ. Que, se admite mayoritariamente que en este último supuesto de que el concurso resulte vencido en costas, no corresponde regular honorarios al síndico (y por ende, tampoco a su letrado), y que la mayor o menor extensión de su tarea, ha de justipreciarse en oportunidad de regulárseles los honorarios en el trámite principal del concurso, art. 265, LCQ. Que, ya en el campo doctrinal se ha insistido sobre la necesidad de revisar el criterio sustentado por esta Excma. C A Civ. y Com. (Ver Baracat, Edgar J. "Costas y honorarios en el procedimiento concursal", 2da., Juris, año 2005), en los acuerdos plenos "Auto Sprints" y Acuerdo Nro 3/99 del 27/12/1999, y en cambio, sentar que corresponde regular al síndico y su patrocinante honorarios (tanto en la verificación tardía como en el recurso de revisión), siempre que el concurso no resultare condenado en costas, y sí lo sea, el tercero demandante (presunto acreedor). Solución que no es dable variar, así se trate de un concurso preventivo o de uno liquidativo, por cuanto no cabe hacer distingo alguno atinente a la clase de proceso, y tampoco, diferenciación alguna con respecto a la naturaleza jurídica de la sindicatura y al rol que cumple esta última en uno y otro caso. Obviamente, con el alcance y limitación que se ha de precisar. Que, hace tiempo la Cámara Nacional Comercial, en pleno, diciembre 29-1988, in re "Cirugía Norte S.R.L. s/ Concurso preventivo s/ Incidente de Verificación, promovido por la Dirección Nacional de Recaudación Previsional", resolvió, que corresponde regular honorarios al síndico, cuando éste resulte vencedor en costas. Se coincide con este último criterio, desde que posponer la fijación de los emolumentos del funcionario de la quiebra, para la oportunidad prevista en el Art. 265, LCQ, perjudica a la masa que debe soportar el pago que debiera estar a cargo del condenado en costas, y al propio tiempo, beneficia sin causa a este último litigante displicente y tardío en el supuesto de insinuación extemporánea.- Que, los criterios mayoritarios sustentados en los decisorios dictados en "Auto Sprint" (12-6-89) y el Acuerdo Nro 3/99 del 27/12/1999, por el pretorio rosarino, se hallan vencidos a tenor del plazo establecido en el art. 28 de la LOT y no resultan en la actualidad vinculantes. La doctrina sentada en ambos pronunciamientos merece ser reexaminada, puesto que obliga por el lapso de cinco años a seguir la interpretación que se estableció en dichos veredictos a todos los jueces de Cámara, aunque no hayan participado en la votación, y también, a los jueces inferiores con idéntica competencia material. Que, sólo una razón de política judicial (por ejemplo, excesos que pudieron exhibir las expectativas exageradas de algunos síndicos en torno a honorarios, que por cierto, existieron en el momento en que se emitió el pretorio, devaluación constante de nuestro signo monetario con el consecuente aguamiento de los créditos, acreedores que pagaban excesivos honorarios con créditos verificados y depreciados o que no percibían nada en moneda de quiebra, etc. etc.), pudo inducir para que nuestros tribunales mantuvieran durante tanto tiempo la doctrina plena, por cuanto razones jurídicas de peso para conservar aquellos criterios ya no existen. Que, no es válido sostener que en la verificación tardía de créditos, el trabajo que despliega el síndico, es el mismo que en la verificación tempestiva. O sostener que la actividad que se despliega en la tardía, es la que se dejó de desarrollar en la tempestiva, o también, lo que se dejó de hacer en ésta se hace ahora en la tardía. Esta afirmación hace rato ha sido adecuadamente rebatida. Cualquier profesional de las ciencias económicas o letrado de derecho, que ejerce la profesión conoce que tales afirmaciones son más bien una ficción que una realidad. En la verificación tempestiva le basta al síndico, con redactar un simple informe individual del crédito, aconsejando su verificación o rechazo, y cuanto más, hacer compulsas contables en los libros del deudor y del insinuante de verificación, para contar con los respaldos necesarios para emitir el dictamen. En cambio, en la verificación tardía, que tramita por la vía incidental, además de todo ello, la sindicatura tendrá que concurrir al tribunal, asistir a las audiencias de testigos y de posiciones, informarse sobre las conclusiones periciales, compulsar prolijamente las actuaciones, etc, etc. inclusive, en algunos supuestos hasta ofrecer pruebas. Asimismo, eventualmente tendrá que intervenir en la instancia de grado, atento a que la resolución que pone fin al incidente es apelable (art. 285, LCQ), si alguno de los contradictores interesados deduce contra la resolución de primera instancia los recursos de apelación y nulidad. En este último supuesto, además, deberá expedirse (y ello no es tan infrecuente conforme a la praxis jurídica) sobre la validez o nulidad del procedimiento seguido o de la justicia que detenta la sentencia pronunciada. Si por un instante imagináramos que todos los acreedores de un mismo deudor, optaran por insinuarse todos ellos a través de la vía incidental: ¿podría afirmarse seriamente, que la labor de la sindicatura es la misma, que si los interesados se hubiesen presentado en la verificación tempestiva? Que, el hecho de que el síndico en el procedimiento verificatorio cumpla el rol de auxiliar técnico de la magistratura, sólo está signando, que en principio, el concurso no puede ser condenado en costas en la verificación (salvo, claro está, la situación excepcional de que este órgano, asuma rol de único contradictor de la pretensión verificatoria). La solución debe ser igual se trate de un preventivo u otro liquidativo, ya que no existen argumentos relevantes para conferir a la cuestión distinto tratamiento partiendo de tal diferenciación. Que, no se coincide con la doctrina sentada por la SCJ de Córdoba (no vinculante en esta jurisdicción), al plasmar ese Alto Tribunal: "El síndico no es un contradictor en el trámite de insinuación tardía articulada en el concurso preventivo y por ende carece, al igual que su asesor, de derecho regulatorio autónomo, inclusive cuando las costas sean cargadas al acreedor, porque tal labor es la de dictaminar" (Ver LLC, 2005- 633, "in re" Bank Boston N.A. I.V.T. en: Sánchez, Ricardo N. s/ Concurso preventivo"). Tal aseveración es tanto como aducir que no corresponde regular honorarios al perito en un proceso común, por cuanto al revestir el carácter de ayudante técnico del juez no reviste el carácter de parte contendiente, conclusión esta última que no resulta apropiada. De ello - deudor contradictor y síndico técnico imparcial del magistrado -, no puede inferirse medularmente que en la verificación tardía de créditos no deba imponerse costas, y que cuando ellas están a cargo del acreedor verificante, el síndico no merezca regulación extra por la actuación allí desplegada. Si los contradictores naturales y legítimos en la verificación de créditos, si las partes enfrentadas de la contienda verificatoria son acreedor-deudor, cada una de ellas debe sujetarse y soportar las costas impuestas en el trámite incidental, que igualmente, debe atender la actuación "extra" desplegada por el síndico interviniente, que aunque auxiliar-técnico del juez, ha debido desarrollar mayor labor. Que, el hecho de que el síndico no sea contradictor en el trámite de insinuación tardía en el concurso preventivo, no tiene significación relevante en la cuestión acá tratada, por cuanto este aserto sólo trae como consecuencia afirmar que, en principio, el síndico no tiene derecho a regulaciones independientes cuando actúa en el proceso concursal y las costas son a cargo de la masa, pero de ello no ha de derivarse que en otros supuestos incidentales (hipótesis sobre la cual se desarrolla la argumentación en el sub- examen) en que se originan actividades judiciales que suponen "un plus", tales tareas no deban ser reparadas por el tercero condenado en costas. La no regulación supondría un enriquecimiento indebido de ese tercero vencido, que podría litigar, sin responsabilidad alguna de su parte (Conf: Ver ED, 150-197 y sigtes, el voto irrebatible de la Dra. Aída Kelmemajer de Carlucci). Que, marginalmente cabe apuntar que tampoco puede sostenerse que el deudor ha perdido su condición de contradictor legítimo y natural de las verificaciones y revisiones articuladas en la quiebra a consecuencia de su falencia, por cuanto la pérdida de su legitimación sólo se reduce a los bienes que caen bajo el desapoderamiento, y no compromete su aptitud procesal para discutir la conformación de su pasivo, la que obviamente conserva a este último fin (Ver Baracat, Edgar J. "Derecho Procesal Concursal", Editorial Nova Tesis, año 2004, Capítulos "Los sujetos legitimados activa y pasivamente para interponer y contradecir el recurso de revisión de la ley concursal (Art. 37 LC), Pág., 349 y sigtes, y también, "Algo más sobre la inhabilidad del síndico concursal para "deducir" o "contradecir" el recurso de revisión (Art. 37 LC)", Pág. 361 y sigtes; Rouillon, Adolfo A. N. "Apuntes sobre el recurso de revisión", en JA, 1987III-691). Que, con una interpretación contraria se estaría cursando una "invitación" a los acreedores (que obran en su exclusivo interés e incumplen la carga de concurrencia tempestiva) para que concurran tardíamente, inclusive en situación más ventajosa de la que se hallan los diligentes, puesto que no sólo se los está habilitando para que eludan el control concursal y multidireccional que lleva ínsito el procedimiento verificatorio tempestivo, sino que, se los estaría premiando eximiéndolos de pagar costas al síndico y a su letrado por el mayor trabajo que fueron obligados a desplegar, detrayendo a tal fin fondos de un patrimonio carente. Que, como lo fundamenta para la "quiebra" la CS de J. de Córdoba, in re "Alba Cía. Arg. de Seg. S.A. s/ Verificación tardía en Sandrin s/ Propia Quiebra s/ Recurso de Casación", en fecha 18/04/2000 (Ver LLC, 2001-440): "... No existe impedimento alguno en que el tercero perdedor y condenado en costas, deba pagar los honorarios generados por la labor de este funcionario. Por el contrario, resultaría erróneo justipreciar esta tarea exitosa al tiempo de practicar la regulación general del Art. 265 de la ley concursal y con ello – contradictoriamente – cargar al concurso con honorarios que pesan sobre otro sujeto procesal...", argumentación que a nuestro juicio también resulta aplicable en el concurso "rehabilitatorio". Es decir, no resulta adecuado detraer bienes del concurso (patrimonio carente o cesante) para compensar el mayor trabajo desplegado por el comportamiento moroso del acreedor concurrente y gratificar su actitud negligente y tardía, más todavía en el caso de que su acreencia no fuera reconocida.- Que, cabe memorar para la verificación tardía el siempre calificado voto de la Dra. Aída Kemelmajer de Carlucci (Ver ED, 150-197 y sigtes): "a) No pretendo introducirme en la difícil problemática de la naturaleza jurídica de la sindicatura. Admitiré, como hipótesis más favorable a la tesis negativa, que el síndico no es parte sino órgano del proceso; consecuentemente, está legitimado para actuar en juicio activa y pasivamente, pero sólo en cumplimiento de su función. Este aserto sólo trae como consecuencia afirmar que, en principio, el síndico no tiene derecho a regulaciones independientes cuando actúa en el proceso concursal y las costas son a cargo de la masa; b.-) Sin embargo, existen supuestos, como el de autos, en que se originan actividades judiciales que suponen "un plus", que debe ser reparadas por un tercero condenado en costas. La no regulación supondría un enriquecimiento indebido del tercero vencido, que podría litigar, sin responsabilidad alguna de su parte". Que, la jurisprudencia del interior del país se inclina a seguir la doctrina de "Cirugía Norte S.R.L.".- Aunque con relación a una verificación tardía de crédito "in re" "Prov. de Buenos Aires c/ Poletti, Oscar S.A." -y no con relación al recurso de revisión -, la Suprema Corte de Buenos Aires, en fecha 28 de junio de 1983, tuvo oportunidad de pronunciarse al respecto, decidiendo que corresponde regular honorarios al síndico en el incidente cuando las costas son a cargo del acreedor verificante (Ver JA, 1985-V-111). La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, en la causa "Morici" en fecha 27-11-91, resolvió que corresponde regular honorarios en procesos accesorios al síndico y su letrado patrocinante cuando el vencido en costas es un tercero (ED, 150197).- En igual dirección se expidió el Superior Tribunal de Córdoba, Sala civil y Comercial en fecha 18-4-2000 (ED, 190-242, con nota laudatoria de Truffat "Cirugía Norte: 2; Auto Sprint: 1"). Este cimero tribunal de Córdoba, in re "Alba Cía Arg. de Seg. S.A. s/ verificación tardía en Sandrin s/ Propia Quiebra s/ Recurso de Casación", en fecha 18/04/2000 (Ver LLC, 2001-440).- Que, en doctrina se vuelcan algunas reflexiones críticas en torno a esta cuestión de difícil dilucidación bajo el sub-título "Últimos apuntes" diciéndose: "Sin perjuicio de reconocer la validez y lógica de los argumentos brindados para adoptar el criterio expuesto en "Auto Sprint", lo cierto es que nos parece más adecuada la solución del plenario "Cirugía Norte"; entre otros motivos, porque – como allí se justificó – estas regulaciones adicionales de honorarios al síndico no repercuten en el activo concursal, pues deben ser solventadas por los terceros que hayan resultado condenados al pago de las costas causídicas" (Ver Pasaresi y Passaron "La retribución en los incidentes concursales. La doctrina "Cirugía Norte ¿se encuentra jaqueada?, Lexis Nexis, entrega del 5/11/03, Págs. 7 y sigtes). Que, no es justo diferir la regulación de honorarios de la sindicatura en oportunidad del Art. 265 LC, pues si el crédito fue totalmente rechazado no integraría nunca la base de cálculo cuando se regula sobre pasivo y ello redundaría solo en beneficio del tercero, que demandó sin derecho y provocó una tarea adicional de sindicatura. Tampoco los paga si el incidente termina o se inicia con posterioridad a la homologación pues los honorarios justipreciados por la labor desplegada en el juicio principal ya fueron regulados. Precisamente de esta última problemática se ocupan Pasaresi y Passaron, respecto a labores posteriores a la homologación y casos en que las costas se impusieron al concursado y no al concurso, concluyendo: "Por nuestra parte, repasando aquellos supuestos mencionados como "vueltas de tuerca", nos parece viable que el síndico (y su dirección letrada) acceda a una regulación independiente cuando hayan cumplido tareas profesionales con posterioridad a la homologación, en cuyo caso la oportunidad regulatoria podría ser al darse "por concluida la intervención" (Art. 59, Párr. 1ro, ley 24.522)" ("La retribución en los incidentes concursales. La doctrina "Cirugía Norte ¿se encuentra jaqueada?", Lexis Nexis, entrega del 5/11/03, Págs. 7 y sigtes). Que, idéntico criterio (honorarios de la sindicatura y su letrado a cargo del demandante) debe aplicarse a la actuación sindical cuando el acreedor ha optado por continuar el juicio de conocimiento a tenor del Art. 21 inc. 1ro de la LCQ y resulta condenado en costas. En este supuesto, su trabajo no podrá limitarse a efectuar una simple compulsa de libros y documentos para constatar la existencia o no de la acreencia reclamada, deberá también efectuar una prolija compulsa del expediente judicial que se tramita y además una debida ponderación del material fáctico-probatorio incorporado por los litigantes al proceso, labor que en más de una ocasión requerirá el asesoramiento letrado respectivo a tal fin; para después, sí, efectuar el dictamen sindical pertinente sobre la existencia de la acreencia.- Inclusive, eventualmente deberá contestar las vistas que se le corran en la Alzada de mediar recurso contra la sentencia, y hasta, en algún caso expedirse sobre la nulidad alegada por la recurrente; esto también excede la tarea normal y regular que el síndico cumple en el procedimiento verificatorio tempestivo, y como tal, merece regulación "extra" cuando las costas sean impuestas al tercero (presunto acreedor). Que, por las argumentaciones vertidas al tratar sobre verificaciones tardías, se estima que las pautas anteriores son igualmente aplicables al recurso de revisión, cuando el trámite incidental concluye con condena en costas al tercero (presunto acreedor). Muchas veces los propios concursados a fin de que no queden firmes las acreencias declaradas admisibles intentan acciones de revisión de modo "manifiestamente improcedente y abusiva", originando trabajo profesional innecesario, casos en los cuales el magistrado interviniente podrá condenarlos en costas y regular honorarios a la sindicatura y su patrocinante, estipendios estos que obviamente estarán a cargo del deudor (no de la masa). Es que también: "Corresponde a la deudora asumir la totalidad de los honorarios que corresponden a la actuación del síndico en un incidente de revisión, si la participación de aquél fue consecuencia de la situación de la concursada" (CNCom., Sala A, 14/07/00, "in re" Laboratorio Lacefa S.A. s/ quiebra s/ Incidente de revisión de crédito por la Provincia de Bs. As., LL, 2001-B, 883). Que, en las quiebras a menudo - cabe añadir - la sindicatura (no obstante lo que se deja expresado ut-supra), suple la inactividad del deudor asumiendo en los hechos el rol de contradictor, defendiendo los intereses de la masa en dichas revisiones. Tal situación que se presenta con mayor asiduidad que la imaginable o pensable, llevaría a la incoherencia que si gana el tercero (presunto acreedor) cobraría honorarios al deudor o a la masa, y en el caso de que resultara totalmente perdedor no tendría que oblar costa alguna. Esta incongruencia es insostenible e inaceptable. Que, la sanción de la Ley Nro 24.522 (año 1995) ha superado la controversia jurisprudencial suscitada en torno a la base regulatoria y al porcentual aplicable en estos trámites judiciales (problemática nacida en torno a si se está ante un procedimiento de pleno conocimiento o meramente incidental, dando lugar a viejas interpretaciones contradictorias en relación al porcentaje establecido en las leyes locales para cada una de estas categorías) (Ver sobre este punto en particular, Baracat, Edgar J. "Apuntes sobre distintas tendencias en torno a honorarios y costas en el recurso de revisión, art. 38 L. de C.", Revista de Doctrina y Jurisprudencia de la Provincia de Santa Fe Nro 3, noviembre 1993, pág.11), estableciendo ahora el Art. 287 de la LCQ: "En los procesos de revisión de verificaciones de créditos y en los de verificación tardía, se regularán honorarios de acuerdo a lo previsto para los incidentes en las leyes arancelarias locales, tomándose como monto del proceso principal el del propio crédito insinuado y verificado". Que, por tanto debe receptarse la doctrina judicial de que en los supuestos considerados (verificación tardía y revisión) estamos en presencia de trabajos cumplidos en trámites incidentales a los efectos de la base regulatoria y porcentual aplicable para los letrados de los contradictores.- Para obtener la regulación de honorarios del recurso de revisión (Art. 37 y 200 in fine, ley 24.522) y de la verificación tardía de créditos (Art. 56, Párr. 5tp y ss, ley 24.522), sobre el monto del crédito insinuado y verificado se aplica la pertinente alícuota del Art. 6to de la ley arancelaria local 6767, luego de lo cual, conforme al Art. 287 de la ley 24.522, el resultado se reduce al 30% (Art. 15, ley 6767). El monto a tener en cuenta, como base, para regular estos honorarios, si hay divergencia entre el crédito insinuado y el importe verificado, ha de ser éste último, salvo cuando él fuese inferior a la mitad del monto insinuado, caso en el que ha de tomarse como quantum para aplicación de la escala arancelaria a dicha mitad" (Ver CCC Rosario, en pleno, 27/12/99, Acuerdo 3/99, Protocolo de Presidente de Cámara). Que, sí debe preocupar al tribunal los límites de la fijación del estipendio que debe asignársele al síndico en estos incidentes, el que por cierto no puede alcanzar el que se atribuyan a los profesionales que han intervenido asistiendo a los contradictores legítimos y naturales (verdaderas partes) en la verificación y revisión, por cuanto el Síndico cumple en estos trámites simplemente el rol de auxiliar imparcial técnico de la magistratura (tal como alguna vez lo calificó Adolfo A. N. Rouillon), y por tanto, su desempeño se acerca a la tarea pericial y no a la actividad del apoderado o patrocinante de la parte en el conflicto, salvo situación excepcional en que deba convertirse en contradictor por ser controlador de la debida conformación del pasivo.- Que, en base a ello y atendiendo a que la ley específica no se ocupa del tópico, es menester resolver la cuestión acudiendo a la ley del lugar del juicio (Art. 278 de la LC) y a la norma analógica, la que en nuestro ordenamiento local se encuentra situada en el Art. 361 de la LOT, que se ocupa de los honorarios profesionales de los auxiliares de la justicia por tareas cumplidas en trámites judiciales, disponiendo: "Los contadores públicos..., se ceñirán para el cobro de sus servicios prestados en juicio, a las normas generales y aranceles fijados para los abogados y procuradores por la ley 6767 o la que le sustituya. En ningún caso el perito en juicio devengará honorarios que superen el cincuenta por cierto (50%) de los que se regulen al curial de la parte vencedora, no obstante lo que dispusieren las respectivas leyes reglamentarias de sus profesiones". Que, atento a la inapropiada utilización que algunas veces se hace del porcentual allí establecido, resulta conveniente alertar a los jueces intervinientes llamándoles a reflexionar cualquiera sea la instancia en que deban expedirse, que se trata de un "techo" y que por tanto la aplicación mecánica de este máximo, puede acarrear resultados injustos para el justiciable que debe oblarlos a consecuencia de la condena en costas. Es que con frecuencia se advierte la fijación excesiva y automática de ese máximo (50%) (algunas veces con desorbitancia por la falta de proporcionalidad respecto al trabajo cumplido, pareciera que se interpretara como si se tratara de un mínimo) con prescindencia de la exigua tarea cumplida por el perito, la naturaleza de la labor cumplida (a veces de mera constatación), la ausencia de complejidad, poca extensión y trascendencia del trabajo pericial en relación a la decisión del pleito. Que, fijado el estipendio que corresponde abonar por la actuación de la sindicatura en estos trámites incidentales y cuando ésta se desempeñe con patrocinio letrado, de la cifra final deberá asignársele al patrocinante el 60% y a la sindicatura el 40% restante (arg. Art. 2do Ley Nro 6767). Además cabe recordar a los magistrados a fin de evitar excesos o expectativas infundadas de algún síndico que, podrán echar mano a la regla del Art. 271 de la L. de Concursos que, habilita a regular por debajo de los mínimos legales establecidos, a fin de ajustar con debida fundamentación bajo pena de nulidad, los estipendios profesionales a la efectiva labor desempeñada. El 2do. apartado del art. 271, agregado por Ley Nro 24.522 (el anterior art. 294, no lo tenía), estatuye: "Los jueces deberán regular honorarios sin atender a los mínimos fijados en esta ley, cuando la naturaleza, alcance, calidad o resultado de la labor profesional o el valor de los bienes que se consideren indicare que la aplicación lisa y llana de aquellos conduce a una desproporción entre la importancia del trabajo realizado y la retribución resultante. En este caso, el pronunciamiento judicial deberá contener fundamento explícito de las razones que justifiquen esa decisión, bajo pena de nulidad". Que, en realidad la norma comentada es semejante a la contenida en el art. 3 de la ley Nº 24.432, sobre honorarios profesionales, que incorpora al art. 1627 del Cód. Civil, el siguiente párrafo: Las partes podrán ajustar libremente el precio de los servicios, sin que dicha facultad pueda ser cercenada por leyes locales. Cuando el precio por los servicios prestados deba ser establecido judicialmente sobre la base de la aplicación de normas locales, su determinación deberá adecuarse a la labor cumplida por el prestador del servicio, los jueces deberán reducir equitativamente ese precio, por debajo del valor que resultaren de la aplicación estricta de los mínimos arancelarios locales, si ésta última condujere a una evidente e injustificada desproporción entre la retribución resultante y la importancia de la labor cumplida (Ver Baracat, Edgar J. "Costas y honorarios en el procedimiento concursal", 2da. Edición actualizada y ampliada, Editorial Juris, Pág. 114/115). Que, fijado finalmente el importe que debe atribuirse por las tareas cumplidas por la actuación sindical, dicho importe deberá ser distribuido proporcionalmente entre el síndico y su patrocinante (en especial, cuando la intervención de este fuere menester por la complejidad de las cuestiones tratadas que excedan el conocimiento del patrocinado), conforme lo establecido en el Art. 2do de la Ley Provincial Nro 6767 ("regla local analógica"), esto es, el 60% al patrocinante y el 40% al patrocinado.- Que, conforme a las argumentaciones precedentes se concluye que debe hacerse lugar a la apelación, revocándose la providencia recurrida, y en su lugar, disponer regular en proporción de ley honorarios para el síndico y su letrado patrocinante el 15% de los que se fijen para el abogado de la parte vencedora de conformidad a los alcances precisados en los considerandos del presente. Que, por tanto la Sala Cuarta de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, resuelve: Hacer lugar a la apelación y revocar la providencia impugnada, y en su lugar, disponer regular en proporción de ley los honorarios para la sindicatura y su letrado patrocinante el 15% de los que se fijen para el abogado de la parte vencedora de conformidad a lo explicitado en los considerandos. El Juez Doctor Rodil habiendo tomado conocimiento de los autos, invoca la aplicabilidad al caso de lo dispuesto por el artículo 26 primera parte, ley 10.160. Insértese, repóngase y hágase saber. Siguen las... firmas (AUTOS: "Comuna De Timbues y otros c. Zampa Oscar E s. Verificación tardía") (Expte Nro 157/09). — Edgar J. Baracat. — Jorge W. Peyrano. — Avelino J. Rodil (Art. 26, ley 10.160).