Ámbito Financiero, pág. 12, 16/06/2015 Un Banco Central que promueve el desarrollo Por Alejandro Vanoli Presidente del BCRA El fracaso evidente a nivel global del enfoque conservador y ortodoxo de la gestión económica permitió superar la concepción arcaica acerca de que un Banco Central debe ser una isla. Se abre paso ahora en el debate y en la realidad la necesidad de que los bancos centrales sean protagonistas en las políticas de desarrollo de los países y que actúen con pragmatismo para superar las crisis y sostener los niveles de empleo y equidad social. En la Argentina se han derrumbado muchos y variados dogmas que hace una década se consideraban intocables. Aunque algunos nostálgicos insisten en mantener vivas verdades "irrebatibles" que sustentaron las políticas de ajuste, aquéllas han quedado severamente cuestionadas por la realidad. Desde la reforma de la Carta Orgánica que impulsó el Gobierno nacional en 2012 el Banco Central ha recuperado herramientas para promover el desarrollo y para ocuparse de asuntos tan relevantes como la preservación del empleo y la inclusión social. Esto, que para algunos constituyó un sacrilegio, permitió que el Banco Central pudiera convertirse en un actor esencial a la hora de establecer políticas orientadas a poner al sistema financiero al servicio de la economía real. Atender las necesidades de los sectores productivos, de los empresarios pyme, de los usuarios de servicios financieros, son ahora capítulos de una política permanente. Este acercamiento a la economía real, lejos está de menoscabar el objetivo de la estabilidad monetaria sino que, por el contrario, alienta un sistema financiero más sólido. Prueba de ello es la estabilidad que se alcanzó en los últimos meses, así como la recuperación de la actividad económica. Falta sin duda un largo camino por recorrer, pero ciertamente se dieron pasos fundamentales para consolidar un modelo de desarrollo con inclusión, fortaleza y estabilidad. •En el último trimestre de 2014 se logró el objetivo de desalentar expectativas de devaluación y reconstruir la confianza amenazada por operaciones de sectores locales y del exterior. Diversas acciones y medidas contribuyeron a ese logro. Se encaró una mayor coordinación entre el BCRA y el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas en materia de políticas de competencia de ambas instituciones, así como una acción conjunta de organismos responsables de supervisar y controlar al sistema financiero en materia cambiaria, de prevención de lavado de activos y de evasión fiscal. Se fijó un piso a las tasas de interés que los bancos pueden ofrecer a los ahorristas y comenzaron a crecer los plazos fijos en pesos a un ritmo sostenido. Hoy los depósitos, en pesos y en moneda extranjera, aumentan a una tasa anualizada de casi 54 por ciento. Se adoptaron medidas para impulsar la liquidación de exportaciones, que venía demorada. Se firmó un acuerdo integral con China que incluyó un swap de monedas y se recuperó y estabilizó el nivel de reservas internacionales, con un crecimiento superior al 21% desde octubre de 2014. •Al mismo tiempo se profundizó la política destinada a garantizar financiamiento a tasas y plazos razonables para los sectores productivos. Sólo por la instrumentación de la Línea de Crédito para la Inversión Productiva que lanzó el BCRA se han volcado al fortalecimiento de la actividad económica más de 120.000 millones de pesos desde su inicio. El crédito llega ahora con fluidez a las pymes, con un criterio federal, y próximamente se profundizarán acciones para ampliar el crédito a los sectores más postergados y que no tienen hoy acceso al financiamiento. •En el primer trimestre de este año se consolidó la estabilidad lograda, con una reducción de la brecha cambiaria y la certeza de que el ahorro en pesos resulta la inversión más rentable, así como la verificación de que la Argentina puede acceder a financiamiento en condiciones razonables. La estabilidad cambiaria y financiera es hoy un dato que contradice pronósticos apocalípticos de gurúes que caen una y otra vez en errores de apreciación. •Durante el trimestre que concluye quedó en evidencia que la recuperación económica demostrada en diversos sectores de la economía tiene firmes bases de sustentabilidad, que pronostican un cierre anual con un adecuado ritmo de crecimiento y variables ordenadas. El Banco Central contribuyó con el impulso del crédito a las pymes en el marco de políticas que estimularon a inversores institucionales a volcarse a proyectos de la economía real. Esta política se profundizará, con la ampliación de los sujetos de crédito y la extensión de líneas de financiamiento que se demostraron exitosas. •Como políticas de largo plazo el BCRA ha comenzado a encarar un Plan Nacional de Bancarización Inclusiva con miras a llegar a 2019 con una estrategia de profunda inclusión y una fuerte reducción del uso de dinero físico. El Plan en cuestión contempla una extensión de los servicios financieros a sectores y regiones postergadas. También mayor flexibilidad para la instalación de sucursales en zonas con escasa presencia bancaria y medidas para que se multipliquen los servicios bancarios con un contenido federal. A la vez se dará un fuerte impulso a la utilización de la tecnología para las prestaciones financieras y se alentarán las transacciones y pagos por vía electrónica o digital. La tendencia mundial es reducir la utilización de dinero físico y hacia allí nos encaminamos como parte de este plan de largo plazo. •En el marco de este Plan Nacional de Bancarización Inclusiva le damos una importancia central a la educación financiera, con acciones de promoción que lleva adelante un área especial dentro del BCRA. Se trata claramente de una herramienta de inclusión y de movilización colectiva, porque conocer el funcionamiento del sistema y el alcance de los propios derechos permite evitar abusos y estimula la incorporación de amplios sectores al sistema bancario. Como decíamos, estas políticas ponen en jaque el paradigma desregulador que tanta veneración generó en la década del 90 y que tanto daño causó en la Argentina y en el mundo. Muchos países han insistido en el error y están padeciendo las consecuencias. La Argentina ha tomado medidas anticíclicas para enfrentar la crisis global y ha privilegiado el sostén del empleo y de las políticas de inclusión. El Banco Central viene teniendo un papel relevante en esta estrategia y lo seguirá teniendo, orientando el crédito, reconciliando al sistema financiero con la economía real y transformándose en protagonista de una política de desarrollo con equidad social.