DOS AVES UTILES EL CUCO Y lA IECHUZA

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DOS AVES UTILES
EL CUCO Y lA IECHUZA
Por FRANCISCO BERNIS
Catadrálico de Ciencias Naturales.
HOJA S DI V ULGADOR AS
MADI2ID
NUMERO 5-48 H
MARZO 1448
1V^1N^STER1® ®E AGRICULI'UF^A
Servicio de ^ajvacitaci®n y Propaganda
LAS AVES Y LA AGRICULTURA
Son muchas las especi^es de aves que viven en Esp^aña. Algunas son dañmas, otras indiferentes y no
pocas benetíciosas. 1)añinas a la agrieultura son las
que atacan a los sembrados, ^comen semill.as o estropean frutos. Entre las indiferentes podríamos distinguir una nueva categoría: las neutrales, que compensan el daña que ocasionan por un lado con el beneficio que proporciona.n por otro. Ocurre, por ejempla, que muchos pájaros granívoros--^esto es, que se
alimentan de grano- compensan con creces ese perjuicio ^al criar a sus palluelos, pues entonces destruyen enormes cantidades de insectos perjudi^ciales.
Beneficiosa^s para la agricultura s^on las aves insectívoras (esto es, que se alimentan de insectos, una
gran parte de los cuales son dañinos) y las aves exterminadoras de ratones, topos y otros roedores. En este
folleto damos a conocer dos buenos ejemplos ^de cada
una de estas dos clases de aves útiles: un ejemplo excelente de ave insectívora, que es el cuco, y un ejemplo no menos bueno ^le ave destructora de ratones,
que es la lechuza.
Con las figuras y las cortas descripciones de ambas
aves creemos que resultará fácil a cu^alquiera reconocerlas.
La /olog^a/in cie ^n cr^b^ertn represextn Yai "cuco" y su cría.
Las HOJAS DIVULGADORAS, editadas por el Servício de Ca.pacitación y Prapaganda del Ministerio de Agricuitura (paseo de Atocha, núm. 1,
Madrid), se remiten gratuitament,e a los agricultores y entidad^es agrícolas
que fo soliciten, con excepción de tos ^úmeros extrabrdinarios, a los que se
señaiará un prscio redu^cúdo, inFerior ai de coste.
EL CUCOt'1
Descrípcíón.
EI cuco es un ave que tocíos conocen y muy pocos han
visto. Esto a causa, probablemente, de que es ave arisca.
que no se deja acercar, y de que, cu^.ndo canta, permanec^
quieta entre el ramaje, pasando inadvertida. A veces cru
za volando ,a la vista de todos, pero son poc<r, los que lc,
señalan y-lo nombran. No es raro que los cazadores lo confundan con el alcotán, y esto se explica porque a pr.mera
vista no d^eja. de tener algítn parecido con esa ave de ra
piña, tanto por su tamaño, como por la silueta de su figura
y los tonos y dfbujos de su plumaje. Pero los instinto^s, e'.
pico y las dlas, son muy diferentes de los de un ave rapaz.
La cabeza, el cuello, dorso, al^ts•y c41a son de color gri;
pizarra, salpicado en la cola y en las alas con manchita^
blancas. Gran parte del pecho y el vientre son blancos ^
están preciosamente ondeados con listas negras. Los cuco^
jóvenes son de color pardo rojizo, donde los adultos ^;ri^
pizarra, y poseen todas las plumas ondeadas o lis^adas.
Nombres vnlgares.
Cuco, czicaí, cticlillo y cuquillo, son los nombres cun yue.
en unas u otras regiones españolas, se designa a este avr.
_
Nombres vulgares vascos: kr^boa, kuhua.
Vída y costumbres.
A tin de marzo suel^e volver a España, después de haber invernado en Africa. Recién ]legado se oyen en mucha^
arboledas sus insistentes cu-cícs, conocidos d^e toda persc•na
que haya vivido en el campo, aunque a veces se confundr
el canto de la abubilla con el del cuco. Raro será ^el puebl^^
(r)
I.lamado Csaculus canorus L. por los naturalistas.
^4-
donde sus primeros gritos no sean recibidos con júbilo y
^^nunciados camo buena nueva en las conversaciones hogareñas de la tarde o en las tertulias de la taberna.
Lo más extraño del cuco son sus costlimbres. Muchas
sabrán que el cuco no hace nido, que ni siquiera incuba los
huevos y que otrcz pájaro se encarga de incubárselos y s.a^^ar acielante a sus polluelos. "Pone e^l ^huevo en nido ajeno
^^ otro pájaro lo cría", ^dice el refrán. Si^endo tan extraño 5u
mcdo de criar {debiéramos decir su modo de que lé críen),
no lo es que hayan surgido tantos cuentos y consejas a
hropósito de est:e ave. 1^lucho de lo que se dice es fabuloso,
pero la m^ejor fábula de todas es la vida del cilco misma.
En abril y mayo, y a veces en may0 V Julllo, épocas en
clue se c^ye sin cesar su canto, la hembra de este ave va poni^endo un huevo en cada nido. A1 cabo ^de la temporada
una svla hembra llega a poner ^ o ^^a huevos. Las víctiitlas del cuco sc.^n, sobre to^io, pájaros cie tendencia insectívora, tales como collalbas, ruiseriores, zarceros, lavanderas
^^ otros muchos. Es fácil reconocer el huevo del cuco entre los demás huevos del pájaro, por su diferente color o
tamaño. Por su tamaño, el huevo del cuco es casi igual al
de un ruiseñor y no mayor que el de un vencejo. Este es
un hecho muy notable, porque resulta extraordinariamente
i^qu^eño, en col^paración ^con el ave. que lo pone.
E1 pajarillo elegido por ^el cuco incuba su huevo^ con los
propios, y, cuando nacen los pallos, alimenta sin preferenc,ias a todos. Pronto, e.l pollo del cuco toma perv^ersas ini^iativas, que no son ntras que cargar cc^n sus hermanastra^
c irlo^s lanzando uno tras otro f uera del nido. Así queda
como í^nico beneficiario, que traga toda la ración. Su ^crecimiento ^es rápidc>, y al cabo de l.^na serie de días el hijastro llega a sobrepasar en tamaño a sus p^equeños padre:^
adoptivos, que nuílca lo extrañan y c^,ntinúan alimentándolo can todo celo hasta darlo por bien criado.
Cuando los jóvenes cucos ^se escapan de^ los nidvs, ya
han ^emigra^do al Africa s^us padres. Uno o dos meses má^
tarde emigran, solos, los hijos, y esta es otra gran maravilla
de la vida de este ave.
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Benefícío.
f'ero falta por decir lo interesant^e, desde el punto de
vista práctico, que es el que ha de tener en cuenta ^el agri:,ultor. Bien se puede proclamar ^ ^ los cuatro vi^entos la
gran utilidad que el cuco rtporta a huertos, alamedas, bosques y a todos los cultivos en general. Casi todo su alimento consiste en insectos, caracolillas y otros bichejos, la mayoría de ellos de poca confianza y muchas causantes de
considerables ^daños. :Quién no conoce los efectos desastro:c^s que la la^garta y las procesionarias ocasionan en los
encinares y pinares? Estas orugas o gusanos, como dicen
muchos, están revestidos de abundantes y rígidos pelos ásperas. 1_.as personas que ^han tenido que destruir los nidos
de procesionarias saben muy bien qué precauciones hay que
tomar para evitar que el polvillo que sueltan estas orugas
no caiga sobre l^c piel, y menos sobre los bjos, donde causaría una peligrosa irritación. Casi ningún pájaro se atreve
^t cczmer estas oruga^. El cuco es una preciosa excepción.
pues no sólo las come, sino que las come con gusto.
Las orugas de todas clases, peludas o no, so^i la base
^^el aliment<^ de^l cuco. Allí donde aumenta el níimero de
^:^as, allí acude él a comer. En Lspaña mismo hemos po^iído notar cómo en año, de pla^na de lagarta, los encinares invadidos son visitados por mayor níunero de cucos que
de costumbre, quienes sin duda proporcionan una importante colaboración para evitar que la plaga prospere o alcance mayores proporciones.
En los estómagos de algunos cucos se han encontrado
más de ^nc^ c}rugas, de distintas espeeies.
LA LECHUZA^'1
Descrípcíón.
Todo el mundo ha oído hablar de la lechuza, pero son
pocos los que la ven. Es un hermoso animal, aunque de aspecto algo ^estrafalario. Cuando está posada, mantiene el
cuerpo levantado, aleanzando la altura de una gallina; perc:
su corpulenéia es bastante menor. La cabeza es muy volu
minosa y lleva ^ios magníficos ojos, que durante el día permanecen cerrados, o sólo entreabiertos. La cara, el pecho ^el vientre, son blancos, como también las patas, que están
completamente re^cubiertas de plumas. E1 resto de la cabez.^.
ei dorso, la cola y las alas, son de color gris pardo; pero cada
pluma, bien mirada, ostenta un delicado dibujo de listita^grises con algím lunar blanquinegro, sobre un fondo pardc,
anaranjado.
Nombres vul^ares.
En casi toda España este ave es conocida con el nombre de lechuza o coruja. En Galicia la llaman curuxa; en
Cataluña, xurr^, y^en las provincias vascas, sorgin, choria
yo untza.
Vída y costarnbres.
Durante el día e:stá escondida entre las piedras de la1
ruinas, en las bohardillas, en los huecos de la sillería de las
torres o en las cavidacíes de viejos y corpulentos árboles.
Hasta que no es bien de noche, no sale de sus escondrijos.
para lanzarse a volar en busca de su alimento. En primavera y en verano se oyen con frecuencia sus grito^s, especie
de chirr:dos c^ siseos quc pueden amedrentar a quien no la
conozca.
En los mismos escondrijos establece su nido, donde pon^•
de cuatro a ocho huevos, y a veces más, de tamaño mitad
(i)
Llamada 7'yto nlba Scop. por los naturalistas.
c^ue los de una gallina, bastante redondeados }' de color
hlanco. Generalmente, la puesta es en marzo, y puede haber
4ina se:;unda en pleno verano. o después. Lo. pollos tienen
^in aspectu n^i15 extraño aun yue lo^ adult^^,, pa^-ecen b^^la^
^íe espesa pelu;a hlanca
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Benefícío.
La lechuza es uno de los más formidables auxiliares del
agricultor, a pesar de ser mal mirada por muchos. F.s s^orprendente que haya tantos pueblos en España donde creen
aquella fábula de que se bebe el aceite de las lámpara^s de
las iglesias. Los cazadores tampoco la miran con simpatía.
y algunos piden su exterminio, creyendo que son ellas, ^
no los cazadores furtivas y lás malas artes de caza, lo qur.
hace disminuir las perdioes, conejos y codornices.
Pero ni las habladurías del que está mal enterado, IIl la^
leyendas infundadas, han de teners^e en cuenta. I_a verda.d
es muy ^otra. Es la que puede hallar cualquiera que se entreten^;a en examinar las pelota^ que vomitan estas aves.
Estas pelotas sf: encuentran en los desvanes v al pie de lo:
;itios que el ave elige para reposar y guarecerse. Están
formadas a base de pelcs, huesos, pellejas, uñas y c^tras porciones indigeribles, que son expulsada^s normalmente después de cada cíigestión. El tamaño de las pelotas es de uno^
seis centímetros de ^largo por cuatro y m^edio de ancho.
Un enterrd:do estudió ^oo pelotas de lechuza, que reunic>
a fuerza d^e tiempo y mucho buscar. E] estudio pa:ciente de
esas pelotas demo>tró que contenían los restos de más de
r.5oo topos y ratones y de ^ 34 ratas. Otra estudiosa persona ^examinó el contenido de los estómagos de 3z lechuza^.
y pudo comprobar que el ^o por too de todos los estómagos^eran restos de rat ^^nes y topillo^, un ^ por roo eran restos de insectos perjudicíales _y un c^ por roo huesos y desperdicios ^de gorriones y otrca pájaros pequeños dañinos.
En tatal, el g6 por loo del contenido de <<quellos 3a ^estó^magos eran re^stos de animales perjudiciales.
OYAPIClB IIOIIINA - YiLñND^ YAIA69, 7- YFDRIB
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