La propia muerte

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La propia muerte
Daniel Moreira
A ser leído escuchando de fondo y a bajo volumen el Libro 6 de madrigales, de Carlo Gesualdo
https://www.youtube.com/watch?v=JEoOOYA31_E
El poeta se hace vidente, por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos…
Inefable tortura en la que tiene necesidad de toda la fe, de toda la fuerza sobrehumana,
en la que deviene entre todos el gran enfermo,
el gran criminal, el gran maldito, y –¡el Supremo Sabio!
Porque él llega a lo desconocido.
Rimbaud1
Las tablas de la ley, las listas de prohibiciones, los códigos de costumbres,
los compilados de buenas maneras, las declaraciones de derechos del hombre,
de la mujer, del niño, de las minorías, de los muertos de cada familia en el
cementerio de Artigues, la forma correcta de usar en la mesa cuchillo y tenedor,
erran entre los sarcasmos y los sueños.
Pascal Quignard2
Del arte debemos aprender, nos dice Lacan3. Para, al final, darnos por vencidos, donner
sa langue au chat, en forma literal: entregar su lengua al gato. Violín en bolsa,
podríamos decir.
Si hay algo que pueda ser aplicado, es más probable que vaya del arte al psicoanálisis
que del psicoanálisis al arte. Se hace pues necesario buscar preguntas más que cerrar
respuestas, y evitar con delicadeza caer en la adjetivación o la clasificación totalizantes.
La delicadeza es descrita por Barthes como un goce de análisis, una operación verbal
que desbarata lo esperado. Que se detiene en el detalle, en la minucia, en lo nimio. Que
se toma tiempo para el análisis. Y que evita el adjetivo, ya que una relación que se
adjetiva está del lado de la imagen, del lado de la dominación y de la muerte. 4
Dado que
cada vez que en mi placer, mi deseo o mi pena, soy reducido por la palabra del
otro (a menudo bien intencionada, inocente) a un caso al que corresponde una
explicación o una clasificación general, siento que hay una infracción al
principio de delicadeza.5
Es desde la delicadeza que quiero compartir algunas interrogantes y mucho del asombro
que me genera la cuestión de la muerte, la dominación y la erótica en algunas obras de
la literatura y la música. Cuyos autores en sus obras o sus vidas trascienden y cuestionan
ciertas normas y valores sociales, dejando en evidencia al hacerlo aspectos de la
negatividad en lo erótico que quedan invisibilizados en condiciones más cercanas a lo
normativo. O sea, no se trataría, a mi entender, de fenómenos especiales, sino de
aspectos inherentes al erotismo que en estas ocasiones se pondrían a la vista con mayor
faiclidad.
En términos de Lee Edelman se mostraría una cierta negatividad que
No refuerce ningún valor social positivo; más bien, su valor reside en el desafío al
valor tal y como es definido por lo social, y por tanto en su radical desafío al valor
mismo de lo social como tal. 6
Lo cual permite cuestionarnos lo que hay de establecido y aparentemente inanalizable
de los lugares sociales instalados y coagulados. Así como de los aspectos de la pulsión
de muerte que, tal como la muerte misma sea esta lo que sea, quedan excluidos ante
los supuestos valores y la vida a promover.
Se abren vías que cuestionan certezas, valores, significados, así como aparecen muchas
interrogantes que no pretendo más que esbozar.
El fulmíneo montaje. Pier Paolo Pasolini
En la película A futura memoria (Micheli, 1985) el escritor Peter Schneider habla del
pensamiento salvaje, fuera de cualquier norma de Pasolini:
Su pensar es absolutamente personal, y el nuevo
punto de referencia es el propio cuerpo, la
experiencia que lo atraviesa y para él es también
experiencia en el plano sexual. Su pensamiento ha
atravesado primero su cuerpo y todo él, y esto lo
vuelve tan indefenso, imprevisible y actual.
Esta forma figurativa de hablar, en realidad había
llegado a ser mucho más concreta en su vida. El 31
de mayo de 1975, en la Galería Comunale d´arte de
Bologna, Pasolini ofrece su pecho para que allí se
proyecte su Evangelio según San Mateo. 7
Su pensamiento atravesando su cuerpo por un lado,
y por otro una Pasión que es reflejo en sí mismo. El
cine, la escritura, como algo a ser visto sobre él mismo. En su propia vida. Y en la muerte.
Ante la cual se expresaba con frases como estas:
Es entonces absolutamente necesario morir, porque mientras estamos vivos
carecemos de sentido, y el lenguaje de nuestra vida (con el cual nos expresamos,
y al cual por ello atribuimos la mayor importancia) es intraducible: un caos de
posibilidades, una búsqueda de relaciones y significados sin solución de
continuidad… La muerte cumple un fulmíneo montaje de nuestra vida… Sólo
gracias a la muerte, nuestra vida nos sirve para expresarnos.8
« Libertad». Después de mucho pensarlo comprendí que esta palabra misteriosa,
en el fondo de todos los fondos, finalmente no significa más que « libertad de
elegir la propia muerte».7
Cómo pensar estas palabras con la posterioridad de la aparición de su cuerpo destrozado
en Ostia. Más allá de las condiciones nunca aclaradas de su brutal asesinato, y de las
implicancias políticas del mismo, se sabe que habría “levantado” a Pino Pelosi en la
estación de Termini y, luego de cenar juntos, lo habría llevado hasta el lugar de su
deceso.
Didi Huberman sugiere9 una situación en la que Pasolini se vería atraído por las luces.
Las luces de las luciérnagas, en el erotismo de su vuelo. Pero también las luces de los
faros del coche que lo despedaza. El deseo, il desiderio, que como a Paolo patrón
(Teorema) lo conduce al deserto, el desierto. Pero se entrega, a ese deseo, a ese
desierto, con un grito desesperado pero, como su acción, inevitable. El deseo hasta la
muerte. Desiderio, del latín desiderare, sentir la ausencia de la luz de las estrellas. La
afirmación de la vida, hasta en la muerte, define Bataille al erotismo.10
En Pasolini, además, la escritura sobre la muerte y su inclusión en la filmografía son una
constante. Ha habido quienes llegaron a plantear su asesinato como una puesta en
escena largamente preparada por él. Luego de cumplir su condena, Pino Pelosi salió a
los medios a desmentir su confesión original. Según esta última versión, no había sido él
el culpable. Habrían sido varios los involucrados, tal como la lógica hacía pensar y la
justicia italiana prefirió negar. Hasta el día de hoy hay movimientos parlamentarios que
intentan reabrir el caso.
Sin embargo, hay algo que resuena al final de Porcile11. En él, un joven burgués Julian se
muestra atraído por la porqueriza. Le dice a su novia frustrada Ida: ¡Qué inmenso y
curioso es mi amor! No puedo decirte a quién amo, pero eso no es lo que importa. Le
relata un sueño, en el que aparece un cerdito
Y yo me acerco a él como para cogerlo, para tocarlo, y él, alegremente, me
muerde. Su mordisco me arranca cuatro dedos de la mano derecha, se me quedan
colgando, sin sangrar, como si fueran de goma. Yo giro, con estos dedos
colgando, aterrorizado por el mordisco... ¿Una vocación para el martirio? Quién
sabe cuál es la verdad de los sueños, aparte de la de convertirnos en ansiosos de
la verdad.12
En el final, asistimos al relato de la gente del pueblo que viene a contar al Sr Herdhitze
como los cerdos del porcile habían devorado el cuerpo de Julian, sin dejar ningún rastro.
En un final magistral y casi predictivo, vemos en un primer plano a Herdhitze/Tognazzi
llevándose la mano a la boca en señal de silencio: Allora, non dite niente a nessuno!
Entonces, no le digan nada a nadie!
Sin palabras.
Narciso naufragante. Sergio Blanco
Pascal Quignard cuenta la siguiente como una de las tres versiones de Narciso:
En Boecia el muthos era el siguiente: Narkissos vivía en Thespies. Narkissos era
un joven al que le gustaba cazar en el Helicón. Era locamente amado por otro
joven cazador que se llamaba Ameinias. Narkissos no lo soportaba, lo rechazaba
sin cesar, lo repelía al punto que un día hizo que le enviaran como un regalo suyo
una espada. Ameinias recibió el arma, la aceptó, la tomó, salió de su casa, fue
hasta la puerta de la de Narciso siempre con la espada en la mano y se mató
invocando, por la sangre que iba a correr sobre la piedra de la puerta, la venganza
de los dioses. Algunos días después del suicidio de Ameinias, habiendo ido
Narkissos a cazar al Helicón, deseó beber en una fuente. Su mirada se detuvo
sobre el reflejo de la mirada que veía y se suicidó. 13
Hay algo de una cierta paradoja del amor en el sentido del amor puro de Fenelon a Dios.
Si el sujeto tiene su origen en una cierta ubicación en el lugar del Otro, amar al Otro
podría significar entregarse a él hasta las últimas consecuencias, incluso cuando pueda
provocarnos la muerte. Si es posible, aparta de mí este cáliz. Pero hágase tu voluntad,
no la mía.
La posición de un amor puro fue perseguida por la iglesia. Hay algo de esta entrega que
no parece tolerable.
Si no existieras dime entonces por qué existiría yo… cita Sergio Blanco en La ira de
Narciso.
¿Podemos pensar una erótica de la entrega absoluta y obsecuente a un amo, sin que
aparezca alguna encíclica o resolución que la censure y prohíba?
Sergio Blanco/Calderón (personaje-actor-personaje) dice:
Y entonces yo obedecía. No podía hacer otra cosa más que obedecer. Obedecerle.
Además me gustaba la idea de someterse a todo lo que me pidiera.
La muerte aparece como algo fascinante. En un museo, el personaje se encuentra con el
esqueleto de un mamut.
En un momento pude acercarme y sin que nadie me viera, me animé a hacerlo.
Acerqué mi mano y entonces me puse a acariciarlo. De a poco fui deslizando
lentamente mis manos por todos los huesos. Los fémures. Las tibias. Las costillas.
En un momento sentí algo en la garganta. Y luego en el pecho. Acá. En esta parte.
Como si durante unos segundos algo se detuviera en mí mientras tomaba
conciencia que estaba acariciando algo tan lejano y ajeno, y sin embargo tan
próximo y familiar.
Si Eros y Thanatos no se pueden separar, si la pulsión no toleraría demasiados adjetivos,
si el principio del placer y el principio del nirvana no pueden dejar de pensarse juntos,
es necesario cuestionar el lugar que damos a la negatividad y la pulsión de muerte en el
erotismo. Nuestras culturas acerca de la muerte hacen que sea muy difícil pensar la
entrega a la muerte como una erótica, como una cierta satisfacción pulsional. Pero, ¿y
si es posible que il naufragar m'è dolce in questo mare, como nos dice Blanco
parafraseando a Leopardi13? ¿Y si no se pudiera desligar el vacío del origen, de la
amenaza de la desaparición, y la atracción como una fuerza que nos lleva a la misma?
En Cuatro conceptos fundamentales, Lacan habla de la afinidad esencial de toda pulsión
con la zona de la muerte. Describe lo que llama, doble faz de la pulsión: presentificar la
sexualidad en el inconsciente y ser, en su esencia, representante de la muerte.14
Bataille nos dice citando a Sade: no hay mejor medio para familiarizarse con la muerte
que aliarla a una idea libertina.
A la inversa, ¿se puede desligar totalmente el erotismo de la muerte que acaba
acechando?
Aún Bataille:
Ente un ser y otro ser hay un abismo, hay una discontinuidad… Lo único que
podemos hacer es sentir en común el vértigo del abismo. Puede fascinarnos. Ese
abismo es en cierto sentido, la muerte, y la muerte es vertiginosa, es fascinante.
…lo idénticas que son la continuidad de los seres y la muerte. Una y otra sin
igualmente fascinantes, y su fascinación domina el erotismo.
Toda la operación del erotismo tiene como fin alcanzar al ser en lo más íntimo,
hasta el punto del desfallecimiento.
¿Qué significa el erotismo de los cuerpos sino una violación del ser de los que
toman parte en él? ¿Una violación que confina con la muerte? ¿Una violación
que confina con el acto de matar? 15
En La ira de Narciso, hay rastros de sangre en la habitación. Aparece la necesidad de
saber. Lo único que quiero es que me cuente. Lo que quiero es saber, dice el personaje
autoficcionado. El saber como algo también irrefrenable, un deseo que va a hasta las
últimas consecuencias.
Tiene que haber sido algo espeluznante.
¿Por qué no te vas de ahí?
El hotel está completo, le mentí.
El deseo de muerte y la necesidad de autoficcionar hasta la propia muerte. Seguir las
pistas de la propia muerte. Morir en una puesta en escena, acompañado por las suites
para chelo de Bach.
Pablo patrón de Teorema abandona una posición dominante y se entrega. Jaquea un
cierto orden. Se extra-vía. Elige el camino del desierto. Desierto de encuentro místico
para muchos antes. De entrega.
Ulises se ata. Mantiene su templanza. El dominio de sí. El control de los excesos, las
epithumiai, como era esperable en un hombre libre. Butes se deja. Se deja ir. Se deja
atraer por las voces en-cantadoras de las sirenas. Se deja llevar por su deseo. Se deja
caer al agua y se entrega. Ulises y su ejemplo son conocidos por muchos.
Butes por pocos.
Según Quignard, la primera vez que se habría usado en griego el término análisis,
desatar, fue para hablar del acto de desatar a Ulises.
Es otro el Ulises de Sergio desde Idea Vilariño:
Decir no
Decir no
Atarme al mástil
Pero
Deseando que el viento lo voltee
Que la sirena suba y con los dientes
Corte las cuerdas y me arrastre al fondo
Diciendo que no no no
Pero siguiéndola
Leo Bersani plantea que La sexualidad humana se constituye como una especie de
fragmentación psíquica, como una amenaza a la estabilidad y a la integridad del yo (self)
–una amenaza ante la cual es quizá sólo la naturaleza masoquista del placer sexual lo
que nos permite sobrevivir. 16
Resalta de esa forma el planteo de Freud del masoquismo primario y la marca que deja
este comienzo en el erotismo.
Si la sexualidad se constituye como masoquismo, la inmovilización de las
estructuras fantasmáticas sólo puede tener un desenlace violento. Eso es, la
opresiva, excesiva y desestabilizadora representación excitante debe ser
evacuada; el origen masoquista de la sexualidad significa que la lógica extrema
del placer sexual es su fin explosivo. El masoquismo es a la vez mitigado y
cumplido por la muerte, y detener el juego de las representaciones quizá condena
a la fantasía al placer suicida y de clímax de la pura autoanulación.17
Esa entrega, ese acto de pérdida de control de sí, aparece como algo difícil de entender,
de tolerar.
La muerte a cuatro voces… Carlo Gesualdo.
Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, es un compositor que vivió entre los siglos XVI y XVII
cuya vida ha sido un enigma y su obra ha generado reacciones diversas. Se dice que es
a causa de los datos de su biografía que habría causado el interés en su música. Lo cierto
es que esta ha sido considerada una precursora directa de Wagner y de algunos
movimientos disonantes de fines de siglo XIX. Werner Herzog realizó un documental
sobre Gesualdo, La muerte para cuatro voces18.
Con saña habría asesinado a su esposa y al amante de ella. Luego, a una hija pequeña
que aparentemente sospechó fruto de aquella relación infiel. Ordenó la ubicaran en una
cuna colgada en un patio, y que la columpiaran hasta morir. Tres días y tres noches
habría durado esa agonía, durante la cual había ordenado que un coro interpretase un
madrigal acerca de la belleza del morir.
O dolorosa gioia,
o soave dolore
per cui quest’alma è mesta e lieta
more.
O miei cari sospiri,
miei graditi martiri,
del vostro duol non mi lasciate
privo,
poichè sì dolce mi fa morto e vivo.
Oh dolorosa alegría,
oh suave dolor
por el cual esta alma está triste y contenta muere.
Oh mis caros suspiros,
mis agradables martirios,
de vuestro dolor no me dejéis privo,
ya que tanta dulzura me deja muerto y vivo.
Se la mia morte brami
Crudel, lieto ne moro
E dopo morte ancor te solo adoro
Ma se vuoi ch'io non t'ami,
Ahi, che a pensarlo solo
Il duol m'ancide e l'alma fugge a volo.
La mayoría de las obras que se conocen de él son del período posterior a los asesinatos.
A nuestros días habrían llegado 6 libros de madrigales, pero también música sacra, como
2 libros de cancionae sacrae, una Lección de Tinieblas y 4 motetes a María.
Luego de eso, aparentemente en actitud de contrición, se habría recluido los últimos 16
años en su castillo. De su muerte hay dos versiones. Según la primera, murió de asma.
Según la segunda, a consecuencia de los latigazos. Se dice que tenía una veintena de
criados encargados de fustigarlo en supuesto castigo por sus faltas. Se cuenta que por la
noche uno de ellos se tumbaba encima de él para “darle calor”.
De él provienen los dulces y hermosos cantos que acompañan esta lectura.
…
1
Rimbaud, Arthur. Œuvres Complètes. Pléiade.Paris. !963. Lettre á Paul Demeny. 15 mai 1871. Le poéte
se fait voyant par un long, immense et raisonné dérèglement de tous les sens… Ineffable torture oú il a
besoin de toute la foi, de toute la force surhumaine, où il devient entre tous le grand malade, le grand
criminel, le grand maudit, -et le suprême Savant ! Car il arrive a l´inconnu.
2
Quignard, Pascal. Les désarçonnés. Grasset. Paris. 2012. Les tables de la loi, les listes d’interdits, les codes
des coutumes, les recueils de bonnes manières, les déclarations des droits de l’homme, de la femme, de
l’enfant, des minorités, des morts de chaque famille dans le cimetière d’Artigues, les bonnes façons de
tenir son couteau et sa fourchette á table, errent entre les sarcasmes et les rêves.
3
Seminario Les non dupes errent. Sesión del 9.4.74
Barthes, R. Roland Barthes por Roland Barthes. Barcelona. Kairós. 1978.
5
Barthes, R. Lo neutro (notas de cursos y seminarios en el Collège de France 1977-1978). México. Siglo
XXI, 2004.
6
Edelman, Lee. No al futuro. Barcelona Egales, 2004
7
Imagen de la exposición Vangelo secondo Matteo di / su Pier Paolo Pasolini en la Galería Comunale
d´arte. Bologna 31.5.75 levantada el 19.11.15 del sitio
http://www.fabiomauri.com/it/proiezioni/intellettuale/galleria.html
8
Osservazioni sul piano sequenza. (sobre el asesinato de Kenedy). Empirismo eretico. Garzanti. Pag. 241
9
Didi-Huberman, Georges. Supervivencia de las luciérnagas. Adabá. Madrid. 2012
10
Bataille, Georges. El erotismo. Tusquets. Buenos Aires. 2010
11
Pasolini, PP. Porcile. 1969.
12
Texto de Porqueriza, levantado del sitio http://www.tenislosalcazares.com/fgi/cine/pocilga.pdf el
28.2.16 a las 13 horas.
13
Quignard, Pascal. Le sexe et l´effroi. Gallimard, Paris, 1994. La traducción es mía. Hay versión
castellana: El sexo y el espanto. Cuenco. Buenos Aires. 2005 12 Blanco, Sergio. Ostia.
14
20.5.64 cette double face de la pulsion, de présentifier la sexualité dans l’inconscient et d’être, dans
son essence, représentante de la mort.
15
Bataille, Georges. El erotismo. Tusquets. Buenos Aires. 2010
16
Bersani. Leo. El cuerpo freudiano. Psicoanálisis y arte. Cuenco de Plata. Buenos Aires. 2011. Página 83
17
Ibid. Página 66
18
Herzog, Werner. Tod für fünf Stimmen. Film elaborado para television. 1995
4
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