D. José Ma Garagalza, hijo de su prima Juana Lacalle, dueño

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D. José Ma Garagalza, hijo de su prima Juana Lacalle, dueño
actualmente de la casa donde nació la Sierva de Dios.
« Concretamente en Falces, el inicio de este proceso de beatificación no ha extrañado, porque allí se le considera a M.
Coínta desde su niñez y adolescencia. Se dice: “ Era una santita
la moceta (moceta o chica) ”. Claro que en esos pueblos la
palabra “ santa ” o “ santica ” no tiene el alcance que nosotros
le damos a la palabra santidad, sino simplemente el de una
bondad destacada » (P.O., T. 16, ad 50. Summ., pp. 134-135).
Su compañera de colegio y de noviciado, la M. Ceferina
Mesanza, repasa su vida y dice que siempre consideraron que
destacaba en la virtud:
« En nuestros tiempos de Tudela, se la tenía allí a M. Coínta
como destacada en virtud. Como tal la consideraban también
quienes vinieron de Talavera con ella a la Unión y Casa de
San Sebastián. Después de haber muerto M. Coínta, en nuestras Casas, tiene fama de santidad » (P.O., T. 18, ad 50.
Summ., p. 141).
ASÍ NOS TRABAJA DIOS
Son varios los testigos que, al tratar de la fama de santidad
de la M. Coínta, señalan la existencia de otras religiosas muy
edificantes y santas en la comunidad. No quieren con esto
disminuir la fama de santidad de la Sierva de Dios, sino evidenciar el clima de las comunidades y, al mismo tiempo, estas
afirmaciones nos hacen recordar que la canonización de ciertas personas es un carisma en la Iglesia, en servicio de ella y
para el bien de los demás fieles, y que la canonización no
aumenta la santidad del que es canonizado.
« He de concretar mi juicio en los siguientes términos: en la
comunidad de San Sebastián el ambiente es el de que ha sido
una religiosa observante y edificante. Y este ambiente existía
tanto en vida como sigue perdurando después de su muerte.
No ha habido, sin embargo, entusiasmo ante el hecho de la
promoción de esta Causa, porque entre nosotras ha habido
otras religiosas, y no pocas, igualmente edificantes, sin que por
ello se haya pensado en entablar procesos de beatificación »
(P.O., T. 19, ad 50. Summ., pp. 147-148).
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