picobello publishing C omo veterinario equino y “pferdewirt” (jinete profesional también formado en el manejo del caballo), me suelo encontrar con pacientes que presentan muchos síntomas que con demasiada frecuencia se pueden atribuir a una forma de entrenamiento errónea. Los jinetes o propietarios se sorprenden cuando el origen de una cojera o irregularidad en el aire no tiene un diagnóstico físico. Sin embargo, la falta de autocrítica suele dificultar el tener que comunicarle al jinete o al entrenador que su caballo (todavía) no está enfermo, ni mucho menos, sino que ellos deben considerar, analizar y modificar sus métodos de entrenamiento. Los errores más graves que afectan notablemente a la salud del caballo se cometen al principio, es decir, durante el llamado entrenamiento básico. Los dos primeros años de entrenamiento encierran los pasos más importantes en el desarrollo del poderoso cuerpo del caballo. La palabra «desarrollo» engloba un requisito crucial y siempre recurrente: para el entrenamiento clásico se necesita TIEMPO. No obstante, ya hace mucho que no todas las personas que se dedican al entrenamiento de un caballo joven se toman este tiempo y, debido a este error, la mayoría de los caballos desarrollan alteraciones en el movimiento que suelen terminar por llevarles a las consultas y a las clínicas veterinarias. Después de 20 años trabajando como veterinario con todos los aciertos y desaciertos habituales en el diagnóstico de la cojera, en los últimos diez años he ampliado mi metodología de análisis, además de realizar el diagnóstico habitual relacionado con la investigación de las causas. A menudo me encuentro con casos de cojera que no permiten un diagnóstico seguro ni con los métodos de análisis más modernos. ¿A qué se debe? En mi opinión, dentro del gremio de veterinarios existe un gran pecado de omisión en el hecho de que examinamos al caballo muy intensamente y buscamos el dolor que causa la cojera, pero muy raramente le preguntamos al jinete por la finalidad y la manera en que ha sido montado el paciente. En los capítulos precedentes se ha puesto de manifiesto la gran influencia que tiene sobre el caballo el hecho de que un jinete actúe correcta o incorrectamente. De hecho, no debería ser posible que un veterinario no se ocupara del trasfondo del entrenamiento del caballo en cuestión. Muchas cojeras y alteraciones del movimiento no se deben solo a un entrenamiento inadecuado. Aquél que examine a un gran número de estos «pacientes» bajo la silla, experimentará una gran sorpresa: estos caballos casi siempre se muestran tensos, torcidos e impermeables. En el pasado, habitualmente nos referíamos a esto como una «cojera del contacto». Un procedimiento similar sería impensable en la medicina humana: un ortopeda debe tener en cuenta los intereses deportivos de su paciente. Después de hacer el diagnóstico también es importante darle unas instrucciones concretas para su entrenamiento. Sin embargo, esto sólo puede Ecuestre 114 e114-115 Picobello.indd 114 1 El dedo en la llaga de Gerd Heuschmann “El dedo en la llaga”, el libro con el que su autor, el doctor Gerhard Heuschmann ha abierto un intenso debate en el deporte hípico a nivel internacional, estará a disposición de los lectores españoles este mismo verano, a través de la editorial Picobello Publishing. En Ecuestre, en colaboración con dicha editorial, hacemos este mes un tercer extracto del contenido de la obra del doctor Heuschmann, profesor de veterinaria de la Escuela Alemana de Equitación de Warendorf. Es el relativo al apartado del libro en el que el autor hace referencia al método de entrenamiento, desde un punto de vista veterinario. darse cuando se conoce la disciplina y el tipo de deporte que practica. Para un ortopeda de caballos, este conocimiento significa que en gran parte de los casos, además de los métodos de análisis convencionales, se debe examinar al caballo montado por su jinete habitual, otro jinete o el propio veterinario. Considero extraordinariamente importante el hecho de que los veterinarios que se interesan por los caballos se esfuercen por adquirir una formación básica sólida como jinetes. Observaciones clínicas A menudo acuden a las consultas veterinarias caballos en los que la causa de su cojera no puede esclarecerse mediante los métodos de análisis convencionales u otros métodos. En estos casos, la alteración del movimiento puede atribuirse a métodos de entrenamiento erróneos. A continuación se resumen puntos de referencia a modo de apunte: 1. Musculación defectuosa o incorrecta y señales de tensión corporal: • Músculo cervical superior poco desarrollado. • Musculatura de la parte inferior del cuello prominente. • Mala conexión del cuello superior con la cruz (existe un hueco delante de las escápulas). • Tensión defensiva de la musculatura dorsal larga. • Dolor en la musculatura dorsal larga. • Conjunto muscular dorsal largo desigual en altura y tono, demostrando una contracción desigual. • Vientre grande y voluminoso, esto es, una musculatura abdominal mal desarrollada. • Frecuente posición torcida de la cola. • Cola muy tensa. 2. Los caballos afectados suelen presentar las siguientes anomalías de movimiento: a) Sin jinete y en la mano sobre el suelo duro www.ecuestreonline.com 22/07/2010 13:20:06 1. Durante el entrenamiento, la práctica de la hiperflexión provoca el encapotamiento. Una falta de respeto hacia el caballo. 2. Se debería evitar que los jinetes jóvenes asuman que la cabeza debe ir abajo. Por el bien de su poni o caballo, deben aprender los principios clásicos de la equitación. 2 “El dedo en la llaga” Autor: Dr. Gerhard Heuschmann 137 páginas, tapa dura, con fotos e ilustraciones ISBN: 978-84-936721-6-4 Fecha de publicación: agosto de 2010 Precio (aprox): 25,00 € » Más información: www.picobello-publishing.com contact@picobello-publishing Tfno: 972 496322 • Desde ausencia de cojera hasta… • Diferentes cojeras de grado medio, sobre todo, en los posteriores. b) Sin jinete y en la cuerda con cabezada de cuadra • Normalmente, cojeras del tercio posterior de diferente gravedad. • La cojera suele alternarse con el cambio de mano en la cuerda. Por norma general, afecta al posterior interior, y un lado suele presentar una mayor cojera que el otro. • Flexión incorrecta hacia el exterior del círculo. • Durante el trote, saltitos esporádicos hacia el galope con los anteriores. c) Montado por su jinete habitual • Los síntomas arriba descritos se hacen más evidentes. • La asimetría natural, que debería reducirse o desaparecer en un estadio avanzado de la equitación, se acentúa claramente. Llega a tal nivel que la cojera se acentúa en una mano (lado rígido) y desaparece por completo en la otra mano (lado hueco). • Los caballos suelen ser apáticos o se escapan de las ayudas del jinete. • En comparación con el movimiento en la cuerda, el caballo pierde impulsión bajo el peso del jinete. • Se presentan problemas de contacto considerables. • Con el jinete, los caballos presentan una evidente rigidez general. • La secuencia natural de los aires básicos se vuelve irregular y pierde ritmo. El paso es el más indicativo, el aire en el que es más apreciable. d) En el análisis bajo la silla (el propio veterinario monta el caballo) • Clara rigidez. • Asimetría extrema. • La cojera se acentúa considerablemente en el lado rígido. • Paso corto y precipitado. • Resistencia, hasta llegar a levantarse de ma- nos. Tomemos el caso de un grupo especial de pacientes, el de los caballos jóvenes, entre tres y seis años, con patrones de movimiento típicos: cojera del pie interior que cambia al otro pie interior cuando se cambia de mano, especialmente bajo el peso del jinete. Esta cojera clásica tiene su origen en la tensión de la musculatura dorsal larga. Cuando un posterior asume el peso al final de la fase de suspensión o de proyección, el correspondiente músculo dorsal largo del mismo lado se tensa, y el del lado opuesto se relaja. Si la musculatura está tensa, endurecida y dolorida, los posteriores no pueden oscilar bajo el cuerpo con la correspondiente amplitud, puesto que para ello el músculo dorsal largo debería extenderse al máximo. Sin embargo, el dolor o la tensión limitan dicho movimiento, por lo que el caballo pisa anticipadamente. En este tipo de cojera, con el cambio de mano, los síntomas también se transfieren al otro lado. El perfil espectacular del caballo con los anteriores extendidos al máximo («sacudiendo la lumbre del casco hacia delante») se ha convertido en un criterio de calidad en los potenciales caballos jóvenes de doma clásica, así como en caballos ya maduros. Ganar o perder en el cuadrilongo, no se determina por la amplitud del paso o el desarrollo de la impulsión del caballo, sino por el grado de espectacularidad de su trote. Este fenómeno, que se debe a un entrenamiento dominado por la mano, llega a las categorías punteras de nuestros campeonatos. Así se originan las irregularidades en el ritmo, la falta de rectitud y unos pasos que alternan de cortos a largos en el passage. No solo la pureza rítmica y la integridad de los aires básicos y su posterior desarrollo dependen fundamentalmente de un siste- ma muscular flexible y que coopere positivamente. También veo una correlación importante entre los métodos de entrenamiento y la salud de las extremidades en el sentido más amplio. En mi opinión, debería comprobarse necesariamente hasta qué punto la frecuencia de daños en tendones y ligamentos (ligamentos de soporte), además de los problemas en las articulaciones de los caballos que se trabajan en tensión, es más alta que en los caballos que se trabajan según los criterios clásicos. Desde mi punto de vista, especialmente en los tan frecuentes daños de los ligamentos de soporte, se da esta correlación. Tratamiento y corrección Los síntomas suelen mejorar de forma ostensible y espontánea y a veces incluso desaparecen, después de aplicar las medidas correctivas correspondientes bajo la silla, tales como la coordinación de la pierna mediante la cesión a la pierna; dejar que el caballo masque el filete; partir al trote en el asiento ligero y más adelante, las frecuentes transiciones del trote al galope en el asiento descargado o el correspondiente trabajo a la cuerda o con riendas largas. Por norma general, en cuanto conseguimos llevar a un caballo como éste a una postura de estiramiento con el dorso descargado, desaparece la alteración del movimiento. El procedimiento resulta más difícil, pero es fundamentalmente similar, cuando junto con los síntomas descritos existen cambios radiológicos en los procesos espinosos de la columna cervical torácica y/o lumbar. En estos casos puede resultar útil disminuir o eliminar el dolor provisionalmente con el uso de medicamentos, con el fin de alcanzar más rápidamente la posición de descarga deseada con el eje cabeza cuello extendido hacia delante y hacia abajo. Según el grado de dificultad y la presencia o ausencia de diagnósticos radiológicos en el dorso y en función de la edad del caballo, se puede recurrir a una modificación correctiva del entrenamiento durante algunas semanas o varios meses hasta conseguir el éxito permanente deseado. ¡Lo que suele ser más complicado es que el jinete realice los ajustes necesarios en su propia equitación! Para colegas y terapeutas con poca experiencia en la silla, el trabajo a la cuerda o con riendas largas ofrece una posibilidad inmejorable para realizar el trabajo básico terapéutico. Sin embargo, las dos cuerdas en particular requieren unas instrucciones detalladas y una práctica considerable. Si no se emplean correctamente, estas ayudas artificiales, especialmente las riendas largas, pueden ocasionar daños. Asimismo, el uso de las riendas largas por primera vez puede provocar una enorme reacción defensiva por parte del caballo. La fase de adaptación tiene una duración variable en cada caso. Por tanto, con caballos desconocidos debería emprenderse este método de entrenamiento con la máxima cautela. (www.picobello-publishing.com) ■ Ecuestre 115 e114-115 Picobello.indd 115 22/07/2010 13:20:09