LA INSEGURIDAD ABORDA NUESTRO COMERCIO EXTERIOR Luis Fernando Trujillo S. La inseguridad que vivimos en las calles de nuestro Ecuador también hace presa del sector naviero y del comercio exterior ecuatoriano. En los últimos tiempos hemos visto como se repiten continuamente los casos de robos a los importadores y exportadores, ya sea en las carreteras del país o en las naves que entran o salen de nuestros puertos. Las autoridades encargadas deben tomar serias medidas para resolver este grave problema, que no solo daña la imagen del país ante el mundo, sino que además nos pone en una posición desfavorable ante el comercio mundial. Para ejemplo quiero citar dos tipos de delitos que se vienen repitiendo en el país, y los problemas que generan a los perjudicados. Primero quisiera mencionar los robos a las mercaderías fuera de los puertos del país. Nuestros importadores y exportadores no solo deben preocuparse por ser eficientes, ingeniosos, competitivos, y demás habilidades empresariales básicas para llegar al éxito, sino que deben sumar un aspecto más. Deben sortear a los delincuentes cuando movilizan sus mercaderías a los puertos ecuatorianos. Hoy en día los gastos de una empresa exportadora o importadora deben incluir personal de seguridad, sistemas de monitoreo satelital, sellos de seguridad, altas tasas de seguros, y demás sistemas para tratar de disuadir a los eficientes delincuentes que nos rodean. Los ataques a los productos importados son semanales, quizás hasta diarios, y los productos robados se pasean por nuestras narices sin encontrar solución al asunto. Los exportadores de la misma manera sufren serios problemas, en particular productos como el camarón, cacao, alimentos enlatados, electrodomésticos, y más exportaciones de alto valor y muy apetecidas en el mercado negro. Todos los costos que genera la seguridad, deben ser sumados a la ya alta cuenta de gastos que genera vivir en un país subdesarrollado con bajas eficiencias y altos costos de servicios básicos, y mano de obra dolarizada. Debemos buscar formas para mejorar la labor de inteligencia para detener a las bandas que se dedican a atacar al comercio, y sumar a esto planes para hacer aun más difícil la venta de estos productos en el país. El segundo caso que quisiera abordar es el robo a las naves. Este mal no se ha logrado erradicar, y los recursos que se dedican a su combate son insuficientes. No bastan las lanchas, ni el personal destinado al control en canales y aguas ecuatorianas para supervisar y disuadir a los piratas de atacar las embarcaciones que navegan nuestras aguas. Lamentablemente estos robos no son solo un golpe a las economías de los afectados, sino que adicionalmente dejan una pésima imagen internacional del país. Las empresas navieras que traen sus embarcaciones al país ya lo piensan dos veces, o se ven obligadas a contratar servicios de seguridad para navegar nuestras aguas. Estos costos, como todos los demás que se causan en el país deben ser luego absorbidos por nuestro comercio exterior, lo que nos hace cada vez menos competitivos ante el comercio mundial. Si Ecuador no controla su piratería marítima puede entrar en la lista negra de la navegación mundial, limitando los servicios navieros que llegan hasta el, causándonos terribles daños comerciales y económicos. La inseguridad aborda nuestro comercio exterior. Necesitamos buscar soluciones a este mal que nos apremia y que debilita al país comercialmente. No hay producto más caro que el que no recibimos, ni venta más perjudicial que la que no logramos concluir. Nuestros productos se están encareciendo innecesariamente por la falta de capacidad de controlar a la delincuencia, y los que pagamos la cuenta al fin del día somos todos los consumidores.