Libro reúne ensayos inéditos en español de Lytton

Anuncio
37
LATERCERA Lunes 7 de enero de 2013
Cultura&Entretención
RR Lytton Strachey (1880-1932) retratado por su pareja Dora Carrington, en 1916.
Libro reúne
ensayos inéditos
en español de
Lytton Strachey
R Perfiles críticos, del biógrafo inglés, trae 11
punzantes textos, donde repasa la época
victoriana y a autores como Stendhal y Blake.
Javier García
Una vida intensa, que se acabó a los 51 años de un cáncer
al estómago. El escritor inglés Lytton Strachey (18801932) renovó la manera de
escribir biografías y, de paso,
descabezó a sus antecesores
con libros incendiarios como
Victorianos eminentes.
Homosexual, sarcástico y
escéptico, Strachey le dijo a
su amiga, la autora Virginia
Woolf, en 1912, que la literatura del futuro sería alucinante. “Al menos dirá la
verdad, y será indecente, y
cautivante, e incluso estará
bien escrita”. La autora de
Las olas se enamoró de él,
pero Strachey lo hizo, a su
manera, de la pintora Dora
Carrington, a quien conoció
en el influyente grupo inglés Bloomsbury. La relación inspiró la película Carrington (1995), de Christopher Hampton.
Strachey vuelve a la época
victoriana y a una serie de
autores claves de Inglaterra
y Francia en Perfiles críticos,
libro recién publicado por
Ediciones U. Diego Portales.
Son 11 ensayos, por primera
vez traducidos al español y
producidos por su autor entre 1903 y 1928.
Su mundo literario estuvo
concentrado más en París
que en Londres. En el texto
Dos franceses, Strachey
escribe: “Un francés siempre puede destacar con facilidad, incluso siendo idiota”,
o “la peor desgracia que
puede ocurrirle a un hombre ingenioso es nacer fuera de Francia”.
Perfiles críticos también
da luces sobre la vida de
Stendhal, “la curiosa criatura merece atención por
méritos propios”, y agrega:
“Muy pocos escritores han
LA FICHA
Perfiles críticos
[LYTTON STRACHEY]
Traducción y prólogo de
Juan Manuel Vial
Ediciones UDP, 178 págs.
$ 10.000
tenido la buena fortuna de
agradar al mismo tiempo,
tan constantemente y de
maneras tan variadas, a sucesivas generaciones como
Henri Beyle”, anota, dando
el nombre real de Stendhal.
El autor de biografías como
La reina Victoria, que prefería interpretar la anécdota al dato duro, va tras los
pasos de Voltaire en Inglaterra. “A uno le encantaría saber en qué calle fue que se
vio rodeado por una turbamulta que lo insultó, cuyos
gritos hacia ‘el perro francés’ él transformó en entu-
siasmo saltando sobre un
hito de piedra”.
Sobre una nueva edición,
en 1906, de la obra poética
de William Blake, parte criticando que “cada edición
de sus poemas hasta el presente ha contenido una
multitud de errores”, y de
inmediato registra sus dotes: “Sus composiciones,
que no se someten a otras leyes que no fuesen las que él
dictó, ocupan un lugar único en la poesía del mundo.
Son las rebeldes y las ateas
de la literatura o, mejor dicho, son los santuarios de un
Dios desconocido”.
En el ensayo Un humorista ruso, se refiere al humor
en la obra de Dostoievski.
“Concluir a partir de una
lectura somera de Crimen y
castigo que Dostoievski no
tuvo sentido del humor sería tan falaz como suponer
que Shakespeare tampoco
lo tuvo debido a que escribió
Otelo”, anota.
Antes de partir, Strachey
volvió sobre la época victoriana. “La era de Victoria fue
antiestética hasta la médula”. Una de sus debilidades,
dijo, fue “su incapacidad crítica”. Para él, eso era una
falta mayor. b
Descargar