LOS MILAGROS RECONOCIDOS 58.ALICE COUTEAULT Nace en Gourdon el 1 de diciembre de 1917, reside en Bouillé Loretz (Francia). Curación, el 15 de mayo de 1952 a los 35 años. Milagro reconocido el 16 de Julio de 1956, por mons. Henri Vion, obispo de Poitiers. Fallecida el 10 de mayo de 1991. El marido de Alice vive también él un calvario al ver a su mujer en este estado. "Para andar, dice, se arrastra apoyada en dos sillas(...). No puede vestirse sola...su palabra es difícil y su vista ha bajado considerablemente...". Alice sufre una esclerosis en placas. A pesar de esta desgracia que la bruma, a pesar del sufrimiento indecible del viaje, Alice tiene una confianza sin limites cuando llega a Lourdes el 12 de mayo de 1952. Esta confianza pone a los que la acompañan casi nerviosos... Otorgando su confianza en la eficacia de los baños en el agua de Lourdes, Alice afirma también que ella es indigna de la gracia de una curación. Su esposo no espera absolutamente nada de este paso. El 15 de Mayo después de un baño en las piscinas, recobra la facultad de andar y la palabra ¡Unas horas después! Su marido está totalmente emocionado. A su regreso a casa, el médico que la trata, constata una curación total. Alice no ha faltado, tras su curación, de participaren muchas peregrinaciones como ayudante-enfermera, con su esposo que también se ha puesto al servicio de los enfermos. 59. MARIE BIGOT Nacida el 7 de Diciembre de 1922 en La Richardais (Francia). Curación, el 8 de octubre de 1953 y el 8-10 de octubre de 1954 a los 31 y 32 años. Milagro reconocida el 15 de agosto de 1956, por el Cardenal Climent Roques, arzobispo de Rennes. El caso de María es único en los anales de Lourdes: ha vivido tres curaciones sucesivas. En 1952 a los 30 años no puede andar, no oye y no ve nada. Su enfermedad tiene un nombre difícil: aracoïdite de la fosa posterior (meningitis grave). Cuando va a Lourdes en octubre de 1952 por primera vez con la peregrinación del Rosario, está muy mal y piensa en aprender la lectura braille. Regresa a casa sin mejoría a pesar de su esperanza. Un año después, durante la peregrinación, ¡oh sorpresa! Recupera la posibilidad de andar. Al año siguiente en una nueva peregrinación al finalizar la procesión eucarística del 8 de octubre de 1954, recobra una audición normal:"He oído claramente a la gente que cantaba, Reina del Rosario". Y las siguientes horas le tiene reservadas muchas más emociones: en el tren de regreso, recobra por fin la vista. Después, la única recaída constatada en ella no es en absoluto médica: gracias a una perfecta salud, son pocos los años que María no ha venido a Lourdes. 60.GINETTE NOUVEL Nacida Ginette fabre el 18 de enero de 1928, reside en Carmaux (Francia). Curación, el 21 de septiembre de 1954, a los 27 años. Milagro reconocido el 31 de mayo de 1963, pos Mons. Claude Dupuy, arzobispo de Albi. Fallecida en 1972. Ginette va a cumplir 26 años dentro de unas semanas y su futuro acaba de tomar un giro dramático. Presenta los primeros signos alarmantes de una extraña enfermedad: una trombosis de las venas sub-hepáticas ( o enfermedad de Budd-Chiari). Aunque la enfermedad se supone incurable, sale del hospital a mediados de agosto de 1954 para regresar a su casa. Piensa entonces en hacer una peregrinación a Lourdes que comienza el 20 de septiembre. Sigue más o menos penosamente todas las celebraciones. En apariencia nada ha cambiado. Sin embargo, a partir de esta fecha no ha necesitado más cuidados y poco a poco su vida se va normalizando dulcemente. Tres meses después de su paso por Lourdes, la curación parece segura, y es reconocida el 31 de Mayo de 1963. En distintos momentos y hasta 1969, Ginette vuelve a Lourdes. Pero a principios del año 1970, la enfermedad vuelve a hacer su aparición. ¿Será una recaída dieciséis años después? Finalmente muere en junio del mismo año por perforación intestinal, debido a un error médico. El Comité Médico Internacional ha tomado causa inmediata en su muerte, pero también "de la probable aparición evolutiva de su afección inicial", teniendo en cuenta lo excepcional del periodo tan largo de perfecta remisión del que ella había gozado.