Mauro F. Guillén Rodríguez* LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS** Este trabajo describe y explica el crecimiento de la inversión extranjera directa española desde 1980 y clasifica las multinacionales españolas en tres categorías: grandes compañías oligopolísticas, pequeñas y medianas empresas, y cooperativas. Además, analiza las implicaciones económicas, financieras, políticas y sociológicas de este auge inversor e incluye una agenda para investigaciones futuras. Palabras clave: empresas multinacionales, comercio exterior, inversiones directas, España. Clasificación JEL: D92, F23, J54, L22, N8. 1. Introducción Los últimos veinte años han sido testigos de un rápido crecimiento de la inversión extranjera directa (IED) española en el extranjero. Mientras que en 1980 sólo un 0,9 por 100 del PIB nacional se invertía fuera, en 1999 la cifra alcanzó un sorprendente 17 por 100 (ver Gráfico 1). Desde 1997, España realiza más IED de la que recibe (UNCTC 2002: páginas 303 y 307) y, en la actualidad, es el octavo país del mundo que más invierte en el exterior. Aunque el flujo de IED hacia España creció velozmente en previsión de su entrada en la Unión Europea (UE), la aparición de compañías multinacionales españolas es quizá el episodio más importante del desarrollo empresarial nacional desde la creación del INI (holding de titularidad estatal) en 1941 y su posterior expansión durante las dos décadas siguientes. El diferencial actual * The Wharton School of the University of Pennsylvania, 2016 Steinberg Hall-Dietrich Hall. Filadelfia. ** GUILLÉN, M. F.: «The Internationalization of Spanish Enterprises». Traducción de Valentín Sanz Iglesias. entre IED realizada y recibida es importante, no sólo cuantitativamente, sino porque, además, pone de manifiesto la mayoría de edad de las empresas y ejecutivos españoles en una economía inmersa en un trepidante proceso de globalización. Habitualmente se considera que la adhesión a la UE ha sido el factor desencadenante de este flujo de inversión española en el exterior, que tiene como protagonista a algunas de las compañías más grandes del país (generalmente las de antigua titularidad estatal) procedentes de unos pocos sectores industriales. Estas observaciones son falaces, al menos en parte. En primer lugar porque, aunque una proporción sustancial de la inversión española en el exterior ha tenido lugar tras el acceso de España a la UE en 1986, la expansión internacional de muchas pequeñas y medianas empresas españolas es previa a ese acontecimiento. Por otro lado, la salida de las multinacionales españolas al extranjero no responde a una estrategia de defensa ante el desembarco de las supuestamente superiores empresas europeas, sino, más bien, a una forma óptima de explotación de activos comerciales intangibles como marcas y tecnología. HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ICE 211 MAURO F. GUILLÉN RODRÍGUEZ GRÁFICO 1 EVOLUCIÓN DE LA INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA ESPAÑOLA, 1980-1999 25 % del PIB 20 15 10 5 En segundo lugar, aunque sea rigurosamente cierto que la participación de las compañías y grupos empresariales españoles más grandes del país en el total de la inversión nacional en el exterior es desproporcionada, sin embargo, España es de los pocos países recién industrializados que albergan un número importante de pequeñas y medianas empresas multinacionales. Según los informes del Instituto de las Naciones Unidas para las Corporaciones Transnacionales1, existen 857 compañías españolas que invierten en el extranjero desde 1998, es decir, que pertenecerían a la categoría de multinacionales. La mayoría de estas empresas no tiene más de 1.000 empleados (UNCTC 2002: página 270). 1 212 United Nations Center on Transnational Corporations, UNCTC. ICE HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 00 98 99 20 19 97 96 19 19 95 93 94 19 19 19 92 91 Media mundial 19 19 90 19 89 88 IED recibida 19 19 87 86 19 19 85 83 84 19 19 19 82 19 81 19 19 19 80 0 IED realizada En tercer lugar, también es cierto que más de dos tercios de la IED que realizan las empresas españolas en el exterior se concentra en sectores altamente intervenidos como la banca, la construcción, la electricidad, los servicios del agua, el gas, el petróleo y las telecomunicaciones. Sin embargo, esta afirmación no debe oscurecer la realidad de las empresas españolas que operan en un amplio abanico de sectores industriales, y que han invertido más allá de las fronteras nacionales. Es el caso, entre otros, de Nutrexpa, Chupa-Chups, Campofrío, Viscofán e ILAS en el sector de la alimentación, Freixenet y Miguel Torres en el de las bebidas, Grupo Travex en el textil, Cortefiel, Inditex y Pronovias en el de la confección, Ferrer Internacional en el farmacéutico, Acerinox en el siderúrgico, TALGO, Ficosa y Grupo Antolín en el de la maquinaria de transporte, Prisa, Planeta y Hola en el editorial, NH y Sol Meliá en el hotelero y Prosegur en el de los servicios de seguridad. En con- LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS secuencia, es erróneo aceptar que sólo unas cuantas grandes empresas y unos pocos sectores industriales hayan sido artífices de la expansión de la inversión española en el exterior. Por el contrario, amplios segmentos de la empresa española están implicados en este fenómeno, que ha transformado radicalmente el perfil de la economía nacional. Este trabajo va más allá del concepto que convencionalmente se tiene de las inversiones españolas en el extranjero para documentar su progresión histórica, y examinar las fuerzas que han propiciado este desarrollo, y sus consecuencias. Ilustraré mis descubrimientos con datos estadísticos y ejemplos de grupos empresariales, PYME y cooperativas que han realizado inversiones internacionales. El propósito de este artículo es demostrar que las multinacionales españolas han invertido en el extranjero por razones tanto defensivas como ofensivas, en un gran número de sectores industriales, y reproduciendo patrones que recuerdan a los de las multinacionales de países más avanzados. A continuación, expondré por qué las empresas deciden cruzar sus fronteras nacionales, y evaluaré la validez para el caso español de las explicaciones aportadas por la literatura económica. 2. ¿Por qué las empresas deciden invertir en el extranjero? La multinacional es el tipo de empresa dominante en la economía global. Si definimos multinacional como aquella compañía que tiene activos o empleados en más de un país, entonces, obtenemos que en el mundo existen más de 50.000 empresas que pertenecen a esta categoría. Estas corporaciones controlan aproximadamente medio millón de filiales en todo el mundo. Aunque algunas de ellas son relativamente pequeñas y emplean a menos de 250 trabajadores, otras tienen más de 250.000 empleados repartidos por más de 100 países. Las 500 multinacionales más importantes acaparan el 25 por 100 de la renta mundial y casi la mitad del comercio del planeta. Las multinacionales controlan la mayor parte de la tecnología y reciben, a cambio, alrededor del 80 por 100 de los royalties tecnológicos mundiales. Las multinacionales son cada vez mayores en relación con el tamaño de la economía del planeta y, actualmente, son tres veces más relevantes que hace 20 años. Más del 85 por 100 de las multinacionales tienen su sede en países ricos de Europa occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón. Sin embargo, en los últimos diez años, han aparecido nuevas multinacionales en naciones como Corea del Sur, Taiwán, España, México, Argentina y Brasil. Es precisamente este éxito sin paliativos en todo el mundo lo que ha convertido a las compañías multinacionales en objeto de rigurosos exámenes y de menosprecio mordaz. La gama de detractores de este tipo de empresa va desde quienes la acusan de ser «pulpos», «agentes del imperialismo», «perros del capitalismos», o «dictadores culturales», hasta aquellos que están convencidos de que son «dinosaurios» en peligro de extinción debido a su tamaño difícil de controlar, a su inercia burocrática y su incapacidad para adaptarse e innovar. Los defensores de las multinacionales, seguramente menos en número y menos propensos a referirse a ellas mediante metáforas coloristas, las califican de «delfines», «líderes de la modernización», «creadoras de puestos de trabajo» o «salvadoras de la Humanidad». Las multinacionales existen porque se dan las condiciones económicas necesarias para que una empresa pueda asumir la producción de un bien o servicio en el extranjero de forma rentable. Para comprender totalmente los principios económicos que subyacen en las operaciones de las multinacionales es esencial distinguir entre expansión vertical y horizontal en el extranjero. La expansión vertical tiene lugar cuando una compañía establece sus activos y sus empleados más allá de sus fronteras con el propósito de asegurarse el suministro de materias primas o insumos (expansión vertical hacia atrás), o la distribución y venta de bienes y servicios (expansión vertical hacia delante). La condición sine qua non para que una multinacional se comprometa con la expansión vertical es que exista ventaja com- HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ICE 213 MAURO F. GUILLÉN RODRÍGUEZ parativa en su destino extranjero. Habitualmente, esta ventaja tiene que ver con los precios o las productividades de los factores de producción como el capital, el trabajo y la tierra. Por ejemplo, un fabricante de prendas de vestir podría plantearse trasladar la producción a un país extranjero si los costes laborales fueran menores allí. Asimismo, es importante tener en cuenta que la sola existencia de ventajas comparativas en el extranjero no es el factor determinante de la expansión vertical. Una productividad de los factores mayor y unos costes de producción menores no son suficientes ni juntos, ni por separado. Después de todo, una compañía podría beneficiarse de las ventajas comparativas de una ubicación en el extranjero sólo con contratar a un productor local en forma de proveedor. Por lo tanto, la única condición suficiente para que una empresa decida invertir en el extranjero es la existencia de razones poderosas por las que prefiera encargarse de la producción ella misma, antes que confiársela a otros. Estas razones tienen que ver, principalmente, con la incertidumbre relativa al suministro y la especificidad de los activos. Ambas cuestiones están relacionadas con la necesidad de la compañía y de su proveedor extranjero de desarrollar activos conjuntamente para que el abastecimiento sea posible. Si el grado de incertidumbre es elevado, la empresa preferirá invertir hacia atrás para asegurarse de que el abastecimiento es óptimo y de que los plazos de entrega se cumplen. Si el grado de especificidad de los activos es alto la empresa optará igualmente por invertir hacia atrás para evitar comportamientos oportunistas del proveedor foráneo, que podría intentar extraer rentas de la compañía. Estas condiciones necesarias y suficientes también están presentes en el caso de la inversión vertical hacia delante. Problemas de incertidumbre y de especificidad de activos con un distribuidor extranjero, por ejemplo, obligarían a una empresa a hacerse cargo del negocio e invertir directamente más allá de sus fronteras nacionales para asegurarse de que sus bienes o servicios llegan al consumidor en la forma y al precio adecuados. 214 ICE HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 La expansión horizontal tiene lugar cuando una compañía establece una planta o un servicio de distribución lejos de su mercado nacional con el objetivo de vender en ese mercado, pero sin abandonar la producción de ese bien o servicio en su país de origen. Las fuerzas subyacentes a la expansión vertical y horizontal son distintas, y es éste un punto que los ejecutivos suelen olvidar. La producción de bienes y servicios en un mercado foráneo es deseable en presencia de barreras proteccionistas, costes de transporte elevados, oscilaciones desfavorables del tipo de cambio, o exigencias de adaptación a las peculiaridades de la demanda local que desaconsejan la exportación desde el país de origen. Como en el caso de la expansión vertical, estos obstáculos constituyen únicamente una condición necesaria, pero no suficiente para la expansión horizontal. La compañía ha de calibrar la conveniencia de otorgar a un productor local la licencia para producir sus bienes o servicios antes de comprometerse en la inversión en el extranjero. La condición suficiente para establecer una planta o un centro de servicios propios guarda relación con la posesión de activos intangibles, como marcas, tecnología, know-how y otras destrezas propias de la compañía, que convierten el licenciamiento en una operación no exenta de riesgos, porque quien recibe la autorización puede hacer un uso inadecuado o pernicioso de los activos de la empresa (Caves, 1996; Hymer, 1960 y 1976). Además de las condiciones necesarias y suficientes para la expansión vertical y horizontal, existen otros tres aspectos económicos de las actividades de las multinacionales que merecen especial atención. En primer lugar, se ha observado que las compañías que compiten en régimen de oligopolio en su mercado nacional son las que habitualmente realizan mayores inversiones en el extranjero. De este modo, las empresas que operan en sectores industriales muy concentrados, como puedan ser el petrolero, el químico, el bancario, el automovilístico o el de semiconductores, se imitan e incluso eligen el mismo país de destino que el oligopolista que realizó el primer movimiento. Este patrón de ac- LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS ción-reacción y ataque-contraataque resulta de la dinámica propia de los ramas de actividad con un número restringido de (grandes) competidores. La reacción oligopolística se deriva del temor a perder la ventaja competitiva si no se iguala la inversión en el extranjero realizada por el resto de compañías que forman el oligopolio (Knickerbocker, 1973). Los casos de reacciones oligopolísticas ante inversiones extranjeras directas abundan. Las «Siete Hermanas» de la industria petrolera, los «tres grandes» fabricantes de automóviles de Estados Unidos, Coca-Cola y Pepsi en el sector del refresco, los tres gigantes alemanes del sector químico (BASF, Bayer y Hoechst) y los grandes bancos de los Países Bajos (ABN, AMRO e ING), España (SCH y BBVA), o Suiza (Credit Suisse, Swiss Bank y UBS) han tomado a lo largo de los años decisiones de inversión extranjera siguiendo el patrón de la reacción oligopolística. Una segunda particularidad de las de compañías multinacionales es que su dinámica de expansión en el extranjero, con mucha frecuencia, aunque no siempre, está vinculada al ciclo vital de un producto (Vernon, 1979). Las empresas idean productos y servicios nuevos en respuesta a los estímulos que reciben de su mercado de origen, y no saldrán al extranjero hasta que el mercado nacional se haya saturado. Dado que esos productos o servicios reflejan las características del mercado nacional, las multinacionales buscarán oportunidades más allá de sus fronteras de forma secuencial; apuntando primero hacia aquellos mercados con características similares a las de su mercado de origen, porque es en ellos donde sus innovaciones tienen mayores posibilidades de éxito y de rentabilidad. Esta forma de afrontar la expansión internacional exige de las multinacionales un desarrollo paulatino, progresivo y escalonado. Así, las multinacionales avanzarán lenta y cautelosamente en su proceso de expansión exterior. Primero se dedicarán a la exportación y luego, una vez descartada la posibilidad de conceder patentes, se plantearán la construcción de una fábrica y la posibilidad de establecerse definitivamente en ese mercado. Es importante tener en cuenta que este proceso lento y prudente, derivado de la teoría del ciclo vital del producto, puede no ser adecuado cuando la compañía compite en oligopolio o cuando un sector industrial determinado privilegia a quienes realizan el primer movimiento, por motivos tecnológicos o de marketing. En este caso, un movimiento rápido sería la mejor estrategia. Una tercera característica de las multinacionales es su capacidad para beneficiarse de su «multinacionalidad» ya que sólo las empresas que operan en varios países pueden recurrir a su entramado de filiales para arbitrar diferencias de precios o crisis desfavorables, como una variación repentina y encadenada en los tipos de cambio. Desde este punto de vista, una multinacional debería considerar la expansión internacional como un proceso mediante el cual conseguiría opciones «reales». Al igual que las opciones financieras, las opciones reales dan a la compañía la posibilidad, pero no la obligación, de servirse de sus activos en el futuro. Las opciones reales son especialmente valiosas cuando existe incertidumbre. Una importante implicación de esta teoría es que el valor de una fábrica o de un centro de reparto en el extranjero, entendidos como opciones reales, es más alto cuanta mayor es la incertidumbre asociada al mercado elegido. Esta lógica va en contra de la receta tradicional que establece que la empresa multinacional debería calibrar cuidadosamente los riesgos de un país, y ora evitar destinos poco seguros, ora protegerse contra una posible materialización de esos riesgos. Desde el punto de vista de las opciones reales, la autoexposición a la incertidumbre y a la volatilidad sería beneficiosa para ellas (Kogut y Kulatilaka, 1994). 3. Multinacionales españolas antes de 1980 Los antecedentes históricos de la expansión de las empresas españolas hemos de buscarlos en el abandono parcial de las políticas de sustitución de importaciones en favor de un crecimiento basado en la exportación. Las reformas económicas liberales de 1959 otorgaron al capital extranjero el papel de complemento de la exigua tasa de ahorro doméstica, propiciaron la llegada de las divisas fuertes, que en aquel momento eran HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ICE 215 MAURO F. GUILLÉN RODRÍGUEZ muy necesarias, y facilitaron la transferencia de tecnología (Varela Parache et al., 1974; Muñoz et al., 1978: páginas 45-60). Asimismo, se introdujeron cambios en el régimen proteccionista, sustituyendo los excesivos aranceles por barreras comerciales no arancelarias. De este modo, se estableció un sistema impositivo que, al castigar las importaciones de bienes industriales y de consumo, atrajo la inversión extranjera directa a un mercado nacional con un potencial de crecimiento considerable durante el período 1959-1973. En los años sesenta y a principios de los setenta, España recibía Inversión Extranjera Directa (IED) por un valor de entre 0,15 y 0,59 por 100 del PIB español, mientras que la inversión que realizaba en el extranjero se mantenía por debajo del 0,1 por 100 del PIB, es decir, era 25 ó 30 veces más pequeña. Hacia mediados de los setenta, a pesar de la reducción de la inversión extranjera en España debido a la crisis económica, la inversión que nuestro país recibía seguía siendo aproximadamente cuatro veces mayor que la que realizaba (Campa y Guillén, 1996a, 1996b, 1999). Entre los objetivos de las inversiones que las empresas españolas realizaron durante los años sesenta se incluían: 1) el acceso a materias primas (uranio, pulpa de papel, petróleo, metales varios y caladeros); 2) la creación de redes de distribución de bebidas, pescado congelado y otros productos alimentarios de origen español; 3) la consecución de contratos de construcción e ingeniería; y 4) la oferta de servicios bancarios. La IED basada en la producción de patentes tecnológicas y marcas registradas no fue significativa hasta principios del decenio de los setenta. Entre 1975 y 1978 las inversiones que buscaban materias primas o menores costes de producción eran cuatro veces mayores que aquellas que pretendían la explotación de patentes en mercados extranjeros (Nueno Iniesta, 1981: páginas 152-152). Mientras que la inversión manufacturera era inicialmente el 20 por 100 del total del flujo exterior de la IED, hacia mediados de la década de 1970 casi representaba el 40 por 100. Las compañías que más invertían en actividades de producción lejos de las fronteras nacionales 216 ICE HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 eran las químicas, papeleras, mecánicas, electromecánicas, de textiles y las de bebidas (COCINB, 1973: página 25; Muñoz et al., 1978: páginas 352-353). La mayoría de los estudios realizados sobre este mismo tema coinciden en que el Gobierno hizo poco para facilitar la inversión en el extranjero durante este período. El control del tipo de cambio era demasiado rígido y las subvenciones estatales para la creación de canales de distribución en mercados exteriores resultaron ineficaces (Varela Parache et al., 1972; Moreno Moré, 1975: páginas 106-107). El destino preferido de la inversión extranjera española a principios y mediados de los setenta era el relativamente deprimido departamento francés de los Pirineos Orientales (el histórico Rosellón), al norte de Cataluña, una de las regiones industriales españolas más desarrolladas (Castellví, 1973; Raurich et al., 1973). Las empresas catalanas del sector textil, químico, alimentario, del vestido, los electrodomésticos y bebidas invertían allí para asegurarse el acceso al Mercado Común Europeo, dado que el Acuerdo Preferencial, firmado por España en 1970, había fracasado en su intento de reducir los aranceles que gravaban los manufacturas intensivas en trabajo. Esta concreta región fue elegida por su proximidad geográfica y sus costes laborales relativamente menores que los de otras zonas europeas. La crisis económica mundial de 1973 y la transición a la democracia después de la muerte de Franco en 1975, ralentizaron la IED en España. En cambio, en los últimos años del decenio, los flujos inversores reanudaron su tendencia expansiva, aunque con importantes altibajos. A mediados de la década de 1980, está trayectoria fue interrumpida, de nuevo, por la recesión mundial de 1981, consecuencia de la Segunda Crisis del Petróleo, y por la incertidumbre inicial provocada por la victoria del Partido Socialista Obrero Español en las elecciones de 1982. En 1985 la IED realizada representaba el 0,16 por 100 del PIB español, y la recibida el 1 por 100. Ambas tasas triplicaban las de principios de los setenta. Los cambios de la política del Gobierno propiciaron, en parte, esta tendencia alcista que había comenzado a LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS mediados del decenio de los setenta. Las instituciones, que desde 1940 habían ejercido un control férreo sobre las transacciones con el extranjero, fueron desmanteladas cuando el Ministerio de Comercio asumió el control y la autoridad sobre las inversiones extranjeras (De Erice, 1975). En 1973-74 y 1976-77 se llevaron a cabo otras medidas importantes encaminadas a la simplificación y clarificación de los procedimientos para invertir en España (Muñoz et al., 1978: páginas 45-60). Mientras, se introdujeron cambios similares con respecto a nuestra IED en el extranjero, como la redacción del primer texto legal integral que regulaba la inversión española en el extranjero en 1973 y la firma de diversos decretos liberalizadores en 1978 (De Erice, 1975; Marín, 1982; Aguilar Fernández-Hontoria, 1985; Nueno Iniesta et al., 1981). 4. Las multinacionales españolas alcanzan la mayoría de edad El período comprendido entre 1980 y 1992 está marcado por la liberalización económica en el ámbito de la Unión Europea (EU), el rápido crecimiento económico (hacia 1992 la renta per cápita española era el 80 por 100 de la del Reino Unido), la expansión de la empresa privada tanto en la industria como en los servicios, la llegada a España de grandes flujos de IED —4,2 por 100 del PIB en 1991— y la mayoría de edad de la inversión española en el exterior —que alcanzó la cota histórica del 1,2 por 100 del PIB en 1991—, todo ello antes de que la Guerra del Golfo provocara la recesión de la economía mundial. La adhesión a la UE propició que la IED que tenía como origen y destino a otros países miembros se duplicase hasta convertirse, prácticamente, en dos tercios del total —recordemos que en el período anterior a 1986 sólo suponía entre el 30 ó 50 por 100 del total— (Secretaría de Estado de Comercio, 1993: páginas 228-233). Las inversiones procedentes de Estados Unidos e Hispanoamérica disminuyeron en términos relativos, mientras que países como Francia, Países Bajos y Portugal se convirtieron en destinos cada vez más populares entre las empresas españolas. Fuera de Europa, Marruecos ha atraído recientemente las inversiones de las manufactureras españolas, y Japón se mantiene como una fuente y destino menor de IED. Después de 1992 la IED española en el extranjero se ha disparado. Los flujos anuales alcanzaron en el año 2000 la cifra récord de 54.700 millones de dólares, 17.000 millones más que la inversión recibida. Aproximadamente el 75 por 100 de la inversión exterior española tuvo como destino Hispanoamérica, el 15 por 100 Europa y sólo un 3 por 100 los Estados Unidos. 5. Tipos de multinacionales españolas En España podemos distinguir tres tipos de empresas multinacionales: las grandes compañías que operan en sectores oligopolísticos, las pequeñas y medianas empresas —familiares principalmente— y las cooperativas (Guillén, 2001; Durán ed., 1996, 1997, 1999). Las causas que explican su expansión internacional son bien distintas. Las grandes empresas oligopolísticas comenzaron a internacionalizarse a medida que el mercado de origen se empezaba a saturar, los márgenes de beneficio se reducían y la pertenencia a la UE las convertía en vulnerables. La mayoría de estas corporaciones se expandieron horizontalmente mediante adquisiciones (BBVA, SCH, Iberia, Iberdrola, Agbar, Telefónica y Terra Networks), aunque algunas otras, las menos, adoptaron una estrategia de expansión vertical para asegurarse los insumos que necesitaban (Gas Natural, Repsol). Estas empresas se seguían unas a las otras hacia los mercados extranjeros, de acuerdo con el modelo de reacción oligopolística, y basaban sus inversiones en sus activos intangibles. La expansión internacional de las pequeñas y medianas empresas españolas ha seguido patrones horizontales y/o verticales. En el primer caso pretendían conseguir nuevos mercados apoyándose en sus patentes y tecnologías (Nutrexpa, Chupa-Chups, Inditex, Grupo HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ICE 217 MAURO F. GUILLÉN RODRÍGUEZ Antolín, Ficosa y Ferrer Internacional), en el segundo, el objetivo era asegurarse el suministro de insumos, costes de producción menores (Pescanova, Grupo Tavex e Indo), o canales de distribución para productos fabricados en España (Freixenet e Inditex). Finalmente, las cooperativas españolas se han desarrollado tanto horizontal como verticalmente por razones similares a las de las PYME familiares (Coren y Mondragón). Esta clasificación pone de manifiesto que pocas o ninguna empresa española se han internacionalizado siguiendo los patrones establecidos por Wells (1983) para las, así llamadas, multinacionales del «Tercer Mundo». Aunque España todavía no está entre los países que consideramos más ricos del planeta, y que sus activos tecnológicos y de marketing en conjunto dejan mucho que desear, sin embargo las compañías españolas que han alcanzado la categoría de multinacional son comparables, en los ya citados dos aspectos, a las de las naciones más desarrolladas. De hecho, las multinacionales españolas son capaces de encabezar procesos de internacionalización porque son tan competitivas como sus rivales extranjeros en el mercado de determinados productos. El análisis estadístico detallado de unas cuantas empresas representativas españolas demuestra que los factores que propiciaron su expansión en el extranjero, tanto vertical como horizontal, son teóricamente responsables de la internacionalización de la mayoría de las empresas españolas (Campa y Guillén, 1996a, 1996b, 1999; Molero, 1998). En las siguientes secciones ilustraré esta dinámica de expansión internacional mediante algunos ejemplos. · Grandes multinacionales oligopolísticas. El proceso que desembocó en la integración en la UE en 1986 y la creación de un mercado único en 1992 propició numerosos cambios en el panorama financiero español. Aunque el Tratado de Adhesión concedió un tratamiento especial a las compañías pertenecientes a los sectores intervenidos y oligopolísticos, como la banca, el petróleo, el gas, la electricidad y las telecomunicaciones durante un período transitorio de hasta siete años, la suerte estaba echada desde mediados del decenio de los años 218 ICE HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ochenta (ver Pérez 1997 para el caso de la banca). Desde entonces, la competencia en el mercado nacional se había intensificado y los márgenes de beneficio habían caído considerablemente, especialmente en la banca y en el sector petrolífero. Asimismo, las empresas españolas, conscientes de su pequeño tamaño en relación con sus rivales europeos, se lanzaron a la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio y beneficio. De este modo, de acuerdo con las observaciones del ciclo de vida de los productos, los ejecutivos españoles sintieron la necesidad de neutralizar la «amenaza» europea en otros lugares del planeta. La oportunidad se presentó casi instantáneamente cuando varios países hispanoamericanos se embarcaron en ambiciosos programas de privatizaciones y liberalizaciones que permitieron a los inversores extranjeros hacerse con el control de decenas de compañías y activos. Los bancos españoles, liderados por el Banco Santander (que luego se fusionaría con el Central Hispano), adquirieron hasta 50 instituciones financieras de importancia en, aproximadamente, 20 países hispanoamericanos durante los años noventa (Guillén y Tschoegl, 2000). BBVA y SCH se convirtieron en los bancos más importantes del subcontinente y, a la vez, en dos de los más grandes de Europa. Su proceso de expansión horizontal se explica de acuerdo con las teorías oligopolísticas y del ciclo de vida del producto, en el contexto de un mercado nacional cada vez más saturado y liberalizado (Broughton y Ripert, 1997; Maudos, Pastor y Quesada, 1997). Los bancos españoles se imitaban y, con frecuencia, su competencia por los mismos objetivos propiciaba el aumento de los precios de compra. De este modo, introdujeron en sus destinos americanos productos y servicios financieros propios del mercado de origen de la empresa como, por ejemplo, ciertos tipos de hipotecas y cuentas bancarias. Así, acumularon pingües beneficios que les permitieron amortizar, en unos pocos años, el incremento ya señalado en el precio de sus adquisiciones. Su mayor tamaño y su estatura internacional mejorada les permitió competir en el mercado europeo. SCH intercambió acciones con Royal Bank of Scotland, Commerzbank y Grupo LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS Champalimaud (Portugal). Además, compró participaciones en la Société Génerale, San Paolo IMI, y Banque Comérciale du Maroc. BBVA, por su parte, compró títulos de Crédit Lyonnaise y Banca Nationale del Lavoro2. Nunca antes en la historia, los bancos españoles habían alcanzado tanto poder en Europa. Sin embargo, en vísperas de la crisis argentina de 2001, los bancos, al igual que el resto de inversores oligopolísticos españoles, eran muy dependientes de los beneficios generados por sus operaciones en Hispanoamérica (ver Cuadro 1). Analizaré las implicaciones de este aspecto al final de este artículo. Mientras que los bancos se expandían horizontalmente en el extranjero otras grandes empresas optaron, al mismo tiempo, por hacerlo verticalmente. Es el caso de Repsol-YPF, una compañía fundada en 1986 tras la reorganización y privatización por paquetes del holding petrolero de titularidad estatal. A principios de los noventa las inversiones de Repsol en el extranjero fueron más bien tímidas, sin embargo, a partir de 1995 el ritmo se aceleró no sólo en Hispanoamérica y el Caribe, sino también en Europa, el norte de África e Indonesia. Repsol se expandió hacia atrás invirtiendo en prospecciones, extracciones y refino, y hacia adelante gastando en distribución y venta al por menor. Actualmente, la empresa está inmersa en más de 100 proyectos de inversión o acuerdos de colaboración en 25 países distintos, de este modo se ha asegurado el acceso a yacimientos de gas y petróleo extranjeros, refinerías, redes de distribución y puntos de venta. Su adquisición más audaz fue la petrolera argentina YPF, en 1999. Esta compra, aunque expuso a la empresa a una mayor volatilidad, catapultó a la compañía a la lista Fortune de las 100 mayores empresas del mundo, con una facturación de 39.000 millones de dólares, la novena mayor de este sector. · Pequeñas y medianas multinacionales. Como en otros países, una gran parte de las multinacionales españolas son PYME que han invertido fuera del mercado nacional para explotar activos tecnológicos y comercia- 2 El País Negocios, 13 de junio de 1999. les principalmente, pero también para reducir sus costes de producción. Las pequeñas y medianas multinacionales españolas han contribuido notablemente al desarrollo tecnológico, aunque como ocurría con las exportaciones, estas multinacionales de entre 100 y 500 empleados son menos propensas a embarcarse en proyectos de I+D que las grandes compañías. Si lo hicieran, su gasto en I+D en proporción a sus ventas sería mucho mayor que el de las multinacionales de más de 500 empleados (González Cerdeira, 1996: página 34). Es muy importante destacar que las áreas tecnológicas en las que las empresas españolas tienen ventaja comparativa dentro de la OCDE —metalurgia y maquinaria industrial y de transporte (componentes automovilísticos y equipamiento ferroviario principalmente)— están densamente pobladas por PYME muy sofisticadas (Archibugi y Pianta, 1992: páginas 69, 76 y 77). Las empresas medianas españolas, de entre 300 y 499 trabajadores, tienen un compromiso mayor con la formación de sus empleados y gastan en cada uno de ellos aproximadamente un 50 por 100 más que las empresas pequeñas y grandes (Mineco, 1994: páginas 269 y 290-294). Inditex, propietaria de la marca Zara, y Freixenet, el mayor productor de vinos espumosos del mundo, son dos buenos ejemplos de PYME que han sabido aprovechar sus marcas y ventajas comparativas. Patentes TALGO, inventora y encargada del mantenimiento del tren pendular de pasajeros que circula en Alemania y Estados Unidos, es quizá la PYME española más desarrollada tecnológicamente. Sin embargo, son los fabricantes de componentes para la automoción, Grupo Antolín-Irausa y Ficosa Internacional, los que han logrado triunfos más significativos gracias a su pericia productiva. El primero es líder en la producción de asientos, cerraduras y dispositivos electrónicos para ventanas, el segundo fabrica espejos, cerraduras, limpiaparabrisas y sistemas eléctricos de cableado. · Cooperativas multinacionales. Una de las particularidades más interesantes de la inversión española en el exterior es el hecho de que varias cooperativas se ha- HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ICE 219 MAURO F. GUILLÉN RODRÍGUEZ CUADRO 1 IMPORTANCIA DE HISPANOAMÉRICA PARA LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS, JUNIO 2001 Compañía % de la capitalización total % de los beneficios totales . . . . . 20 40 20 30 25 15 50 15 35 25 Bancos BBVA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . SCH . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 35 31 52 Petróleo y gas Repsol-YPF . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Gas Natural. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 15 55 18 Servicios básicos Endesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Iberdrola . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 12 25 7 Telecomunicaciones, Prisa . . . . . . . . . . Telefónica . . . . . . TPI . . . . . . . . . . . Telefónica Móviles. Terra-Lycos . . . . . medios de ........ ........ ........ ........ ........ comunicación e Internet .................. .................. .................. .................. .................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . FUENTE: Wall Street Journal Europe (18 de junio de 2001), página 11. yan sumado a la tendencia de expansión vertical y horizontal en el extranjero. Las más activas internacionalmente son Agropecuaria de Guissona (que factura 399 millones de dólares), Cooperativas Orensanas (298 millones de dólares), Acor (292 millones de dólares), Copaga (207 millones de dólares), Anecop (204 millones de dólares), y, por supuesto, Mondragón Corporación Cooperativa (3.500 millones de dólares), probablemente la cooperativa más conocida y exitosa del mundo. España, con más de 20.000 empresas de estas características, la mayor parte de menos de 25 trabajadores, alberga al sector cooperativo más grande y próspero de cualquier país capitalista del mundo. Dos tercios de los ingresos del sector proceden de cooperativas agrícolas, que representan el 30 por 100 de la agricultura española. Las cooperativas son también significativas en la producción y procesamiento de alimentos, bebidas, cristal, mobiliario, metales, maquinaria, electrodomésticos y en los sectores de la construcción y venta al detalle. 220 ICE HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 Mondragón es el mayor grupo cooperativo del mundo, con aproximadamente 25.000 trabajadores, una facturación de 3.500 millones de dólares y un superávit del 7 por 100 sobre sus ventas. Está entre los diez grupos empresariales más grandes de España, entre los 500 más importantes de Europa y, por increíble que parezca, se ha convertido en una multinacional con inversiones en Europa (en su mayor parte horizontales y verticales hacia adelante), América (principalmente horizontal), el norte de África (vertical hacia atrás) y Asia (horizontal y vertical hacia atrás). Las cooperativas que pertenecen al grupo se dedican a la producción de chips, electrodomésticos, componentes para la automoción, mobiliario, herramientas mecánicas, robots, ascensores, maquinaria pesada y numerosos proyectos de construcción. Además es el mayor productor del mundo de lectores digitales. Mondragón también incluye una caja de ahorros (Caja Laboral Popular) y es el quinto minorista más impor- LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS tante de España (Eroski), habiendo realizado inversiones ya en el sur de Francia. La primera cooperativa Mondragón se estableció en 1956, pero la salida al extranjero del grupo no tuvo lugar hasta el decenio de 1980 en previsión de la saturación del mercado nacional y la integración de España en la Comunidad Económica Europea. En esta transformación fue clave la intensificación del tradicional compromiso de la empresa con la formación de los trabajadores, la inversión en I+D y la promoción de la marca, siendo todo ello organizado para el conjunto del grupo (Whyte y Whyte, 1991: páginas 63-67, 211-221; Guillén, 2001). Apoyándose en sus propias patentes, Mondragón ha invertido tanto en nuevos emplazamientos o greenfields, como en adquisiciones. En cuanto a las operaciones en greenfields destaca el establecimiento de una fábrica de chips en Tailandia, de plantas de montaje de frigoríficos en Marruecos y Argentina, una joint-venture para la producción de carrocerías de autobuses en China —junto con la compra de una fábrica de frigoríficos—, de fábricas de componentes eléctricos y para la automoción en el Reino Unido, Estados Unidos y México y, finalmente, de varios almacenes para la cadena de hipermercados Eroski en el sur de Francia. En cuanto a las adquisiciones, las cooperativas del grupo Mondragón también se han hecho con una empresa de componentes electromecánicos holandesa (Controls International), un fabricante de ascensores británico (Cable Lifts & Elevators), dos compañías de herramientas mecánicas francesas (SEI y Cima Robotique), algunas filiales de componentes para la automoción de Ford y Volkswagen en Argentina y Brasil y, por último, con una firma polaca de electrodomésticos. El grupo se plantea ahora abrir una cadena de montaje de electrodomésticos en Egipto, invertir en fábricas de componentes para la automoción mediante joint-ventures en el Reino Unido y Estados Unidos y adquirir todas las filiales de componentes para la automoción de Ford y Volkswagen en Argentina y Brasil. Una vez más, es importante destacar que Mondragón ha llevado a cabo esta expansión internacional para desarrollar todo su potencial y maximizar los beneficios procedentes de sus activos intangibles tecnológicos y de marketing. 6. Consecuencias económicas, financieras, políticas y sociológicas El auge de las multinacionales españolas tiene numerosas implicaciones, muchas de las cuales todavía estamos intentando comprender. Si bien es cierto que todos los países desarrollados pueden llegar a ser importantes inversores en el extranjero en un determinado momento (Dunning y Narula, 1994), en el caso de España, el incremento del volumen de la IED en el extranjero ha sido notablemente rápido. Posiblemente, la consecuencia más evidente es el aumento de la «interdependencia» de la economía española y la economía mundial (Guillén, 2001). Actualmente, España se caracteriza por realizar y recibir grandes flujos de IED, sin embargo, es importante tener en cuenta que aunque estos flujos son similares en términos de volumen, sin embargo, son muy diferentes en cuanto a su origen, destino y composición industrial. Los países que más invierten en España son los miembros de la UE, mientras que los principales receptores de las inversiones españolas son los países de Hispanoamérica. España recibe inversiones en los sectores industrial y de servicios, mientras que invierte mayoritariamente en distribución y servicios. Una segunda implicación importante del desarrollo de las multinacionales españolas ha sido la exposición creciente de la estructura financiera nacional a las crisis internacionales. Como muestra representativa de esto, por ejemplo, tenemos el derrumbe del índice Ibex de la Bolsa de Madrid cuando la economía argentina se fue a pique a principios del verano de 2001. Este episodio provocó que el Senado español dedicase sesiones al respecto, y que el Banco de España, como institución encargada de la supervisión financiera, empezase a preocuparse por la exposición de las empresas españolas a la volatilidad de los mercados hispanoamericanos. Las once compañías que aparecen en el Cuadro 1 representaban, aproximadamente, el 40 por 100 de la capitalización total del mercado en 2001. Dado que su grado de exposición a las economías his- HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 ICE 221 MAURO F. GUILLÉN RODRÍGUEZ panoamericanas es bastante elevado, se podría llegar a afirmar que la Bolsa de Madrid se ha convertido, prácticamente, en un mercado «emergente». Asimismo, la preocupación del Banco de España se justifica porque dos de las multinacionales más grandes del país eran precisamente los dos bancos más importantes. No obstante, no puedo dejar de señalar que los análisis de Kogut y Kulatilaka (1994) justifican los intentos de las multinacionales españolas de exponerse a distintos niveles de volatilidad en los mercados foráneos para obtener ventajas comparativas frente a las compañías que operan solamente en el mercado nacional. Las consecuencias políticas del auge de la inversión en el extranjero son, igualmente, dignas de mención. En primer lugar, España, como nación, es ahora mucho más relevante en el escenario internacional. Cuando un país hispanoamericano entra en crisis su equipo económico no sólo viaja a Washington, Nueva York y Londres, también visita Madrid. El gobierno español es sistemáticamente consultado por sus homólogos europeos e incluso por los Estados Unidos cuando se trata de buscar soluciones a los problemas financieros de Hispanoamérica. Evidentemente, esta mejora de la envergadura internacional ha traído consigo una serie de obligaciones. Así, el gobierno español ya no puede tomar medidas de política económica o establecer regulaciones sin ponderar su repercusión internacional. No olvidemos que España y la economía global son ahora «interdependientes». En segundo lugar, la expansión de las multinacionales españolas ha tenido consecuencias políticas en el ámbito nacional. Las multinacionales más importantes son ahora más influyentes localmente y, quizá también, menos dependientes del Gobierno, dado que una gran proporción de sus ingresos y ventas tienen lugar lejos de su área de influencia. Finalmente, aunque es difícil aportar pruebas concluyentes al respecto, parece cierto que algunas de estas grandes empresas han conseguido mermar el poder de los sindicatos debido a su mayor facilidad para reubicar sus fondos y realizar operaciones en otros países. 222 ICE HISTORIA EMPRESARIAL Enero 2004. N.º 812 Las repercusiones sociológicas del apogeo de las multinacionales españolas son quizá más curiosas. España solía ser un país replegado sobre sí mismo con pocas empresas de fuste internacional. En los últimos años esta situación ha cambiado radicalmente. Sin embargo, parece que gran parte de la opinión pública todavía asocia este fenómeno a unas cuantas empresas grandes, sin tener en cuenta las actividades de los cientos de PYME con inversiones más allá de las fronteras nacionales. Una segunda implicación lógica es el ascenso de una nueva generación de empresarios y ejecutivos compuesta en su mayoría por universitarios de las décadas de los cincuenta y sesenta, tanto en España como en el extranjero, que ha sabido conducir a sus compañías a los mercados internacionales. En definitiva, si durante los 20 últimos años la sociedad española en su conjunto ha experimentado un profundo cambio cultural, entonces la transformación de la elite empresarial nacional puede decirse que no tiene parangón. 7. Cuentas pendientes Todavía queda mucho por investigar sobre las causas y las consecuencias del auge de las empresas multinacionales españolas durante los últimos 20 años. Las implicaciones económicas, financieras, políticas y sociológicas mencionadas más arriba aguardan un estudio y una evaluación detallada. Concretamente, los tres ámbitos de investigación más relevantes en el futuro tendrán que ver con los efectos del incremento de la inversión en el extranjero en el comportamiento económico y financiero de las multinacionales, en la creación de empleo y en el desarrollo tecnológico. En el caso de las empresas españolas, ahora que se han extendido por todo el mundo, ¿están mejor preparadas para competir? ¿Es posible que su comportamiento bursátil sea a largo plazo mejor que el de las compañías que sólo actúan en el mercado nacional? ¿Se encuentran en mejor posición para crear puestos de trabajo de calidad en su país de origen? ¿Son ahora más proclives a invertir en tecnolo- LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS gía? Sin duda, estas preguntas necesitan de un análisis minucioso. Finalmente, uno de los aspectos más interesantes de la reciente internacionalización de las empresas españolas es el hecho de que las grandes compañías líderes de cada sector industrial raramente fueron las primeras, las más agresivas y las de mayor éxito a la hora de lograr el éxito en el extranjero. De este modo, la primera compañía vitivinícola que cruzó las fronteras nacionales fue Miguel Torres; en el caso de los vinos espumosos, Freixenet; en el sector alimentario, Nutrexpa y Viscofán; en confitería, Chupa-Chups; en el sector de los componentes para la automoción, Ficosa; en el de los electrodomésticos, Fagor; en el acerero, Acerinox; en el farmacéutico, Ferrer Internacional; en las revistas, Hola; en la banca, el Grupo Santander; en el transporte por carretera, ALSA; en construcciones y contratas, Ferrovial; en el sector del vestido, Cortefiel; y en el de material rodante ferroviario, Patentes TALGO. Ninguna de estas firmas era líder de su sector industrial en el momento en que comenzaron a internacionalizarse. No obstante, algunas de ellas crecieron tan rápidamente que acabaron superando a sus principales rivales nacionales gracias a sus operaciones y ventas a escala mundial. Como todas las reglas, ésta también tiene sus excepciones, es el caso, por ejemplo, de Telefónica, Repsol, Tabacalera o Pescanova. Sin embargo, esta «hipótesis del no favorito» merece una atención especial porque pone de manifiesto como, el acceso a los recursos extranjeros y la exposición a la competencia internacional pueden mejorar la competitividad de una empresa a largo plazo. El auge de la inversión española en el extranjero está íntimamente relacionado con la notable transformación y desarrollo económico del país durante las dos últimas décadas. Ninguna nación rica deja de tener multinacionales. Aunque las empresas españolas están todavía iniciando su proceso de internacionalización podemos esperar que el nuevo papel que el país juega ahora en el mundo y el éxito internacional de muchas de sus empresas, propicien una mejora de la competitividad y del bienestar, tanto en España, como en los países destinatarios de sus inversiones. Referencias bibliográficas [1] AGUILAR FERNÁNDEZ-HONTORIA, E. (1985): «Cinco años de liberalización de las inversiones directas españolas en el exterior, 1980-1984», Información Comercial Española. Revista de Economía, números 624-625 (agosto-septiembre), 51-70. [2] ANDERSEN CONSULTING (1994): Worldwide Manufacturing Competitiveness Study: The Second Lean Enterprise Report, Londres, Andersen Consulting. [3] ARCHIBUGI, D. y PIANTA, M. (1992): The Technological Specialization of Advanced Countries, Londres, Kluwer Academic Publishers. [4] BROUGHTON, A. y RIPERT, A. 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