Año: 18, Junio 1976 No. 368 DE CANTINFLAS EN EL MINISTRO Y YO HiIary Arathoon Mario Moreno, alias «Cantinflas», se ha anotado un éxito más con su reciente producción «El Ministro y yo», en la que sus dardos van dirigidos contra la burocracia Es curioso que casi al mismo tiempo haya aparecido en la revista «Visión» un artículo por el editorialista Alberto Lleras, intitulado «La Plaga», en el que dicho articulista la califica como la amenaza más grande que confronta la humanidad. Dice Lleras que para el año dos mil, estará dominado de tal manera el mundo por la burocracia que ya no podrá librarse de ella. Implica, dice Lleras, que para esa fecha un número muy grande de habitantes de la Tierra tendrá que trabajar para el grupo selecto de burócratas. Tendrán, dice Lleras, toda clase de prestaciones sociales, garantías, ventajas y prelaciones en los gastos públicos para ellos y sus familias, pero ningún estímulo para trabajar más que los de más por los intereses que les están encomendados, porque desde que entren a formar parte de la burocracia internacional, regional, nacional o municipal, tendrán derecho a jubilación prematura y a pensiones para ellos, sus viudas y sus hijos por cuenta de los contribuyentes. Nosotros nos atrevemos a dudar si todavía habrán contribuyentes para ese entonces, o si éstos ya habrán tirado la toalla, agotados por la penosa carga. Entre ser contribuyentes bajo esas condiciones o ser burócratas, yo creo que todos preferirán pasarse al lado de los beneficiados en vez de quedarse del lado de los oprimidos y los contribuyentes brillarán por su ausencia, por lo que es dudoso que los burócratas puedan gozar por largo tiempo de las prestaciones prometidas. Pero existe la probabilidad de que para ese entonces ya estemos todos uniformados y reglamentados y sin derecho a protesta como lo están en los países totalitarios. Pero el enfoque de Cantinflas no va dirigido contra las burocracias del futuro, si no contra la burocracia actual, la burocracia que llena las oficinas públicas y que muchas veces (aunque no siempre, pues entonces a dónde iríamos a parar) menosprecian al público y a los contribuyentes que asisten a sus oficinas para el pago de sus impuestos o cualquier otro menester. La película empieza con Cantinflas en el papel de un representante de la libre empresa aunque en las circunstancias más modestas. El total de sus haberes lo constituye una mesa, un banco y una máquina de escribir. En otras palabras uno de los llamados «Evangelistas», que en el escritorio público del Parque Isabel de Domínguez, en la ciudad de México, se dedica por una módica suma a la noble tarea de servir intérprete al sentir de sus semejantes y a preparar misivas ya sean amorosas o de cualquier otra índole para el público analfabeta de ese hermano país. No solo escribe cartas, sino también acompaña a sus clientes en sus obligadas visitas a las oficinas públicas para ayudarlos a hacer las gestiones necesarias según los requerimientos de cada cual y es aquí donde salen a relucir las vueltas de Herodes a Pilatos y de la Ceca a la Meca que la mayor parte de las veces se ve obligado a hacer el público, las más de las veces innecesariamente y que podrían obviarse si los empleados les dedicaran tan sólo un poquito más de atención. En cierta ocasión en que a favor de un su cliente, Cantinflas dirige una solicitud a un Ministro, traba conocimiento con éste y al descubrir que ambos tienen aficiones filatélicas, se desarrolla una amistad que más tarde le vale a Cantinflas la obtención de un puesto en el Ministerio. Cierto que en el peldaño más bajo del escalafón, pero siempre es un comienzo. Cantinflas se esmera por subir y su actitud hacendosa contrasta con la de los empleados habituales que han logrado entrar por nexos políticos o de cualquier otra índole. Sin embargo, toda su hacendosidad es en vano. Pero cuando sus superiores inmediatos descubren que tiene nexos de amistad con el Ministro, inmediatamente lo ascienden para ganar sus simpatías y al mismo tiempo congraciarse con su protector o sea el Ministro. Poco tiempo dura la preponderancia que Cantinflas logra alcanzar, porque no tarda el Ministro en ser trasladado a un puesto como embajador en Londres y al quedar Cantinflas sin el sostén que le proporcionaba su amistad, los mismos que por razones personales lo habían encumbrado creyendo en tal forma quedar bien con el superior, se encargan de malinformarlo y despedazarlo, reduciéndolo y rebajándolo nuevamente a su nivel original o sea el más bajo de la oficialidad ministerial y ensañándose en él para hacerle pagar los supuestos agravios que les había causado con su sorprendente y rápido ascenso, el cual había sido motivado no por intrigas de Cantinflas, sino por su supuesta intimidad con el Ministro. Descorazonado Cantinflas por el giro y cariz que habían tomado las cosas y no queriendo ser ya juguete de las intrigas palaciegas, prefiere volver a ser nuevamente su propio jefe y a reasumir su papel de «Evangelista» en el escritorio público del Parque Isabel de Domínguez. La película vale ser vista, tanto por los burócratas como por los que no lo son. Cantinflas no ha perdido nada de su comicidad. Sus críticas son punzantes, pero desgraciadamente, la mayor parte de las veces, justificadas. Desafortunadamente, como advierte Lleras en «La Plaga., el burócrata se reproduce apenas se organiza. Necesita siempre dos ayudantes y una secretaria y así van ingresando nuevos elementos a ese mundo fácil, seguro, que va desde la cuna hasta el sepulcro pasando por la precoz jubilación y podíamos agregar, acompañado de feriados oficiales a granel, amén de otras prerrogativas de las cuales nadie más disfruta. El trabajo del burócrata es generalmente improductivo y si lo realizara con un mínimo del personal que emplea la administración. El que así no suceda es simplemente por el hecho que la administración pública no conoce la necesidad. El Centro de Estudios Económico-Sociales, CEES, fue fundado en 1959. Es una entidad privada, cultural y académica , cuyos fines son sin afan de lucro, apoliticos y no religiosos. Con sus publicaciones contribuye al estudio de los problemas económicosociales y de sus soluciones, y a difundir la filosofia de la libertad. Apto. Postal 652, Guatemala, Guatemala correo electrónico: cees@cees.org.gt http://www.cees.org.gt Permitida su Reproducción educativos y citando la fuente. con fines